El recrudecimiento de huelgas fabriles, paros sindicales y aún ocupaciones de fábrica en la Argentina de hoy, es consecuencia de la crisis industrial, el ajuste, la inflación y la perspectiva de crisis provinciales. El movimiento obrero dice presente en una crisis donde las medidas adoptadas por el Banco Central tasas de interés altísimas están acentuando la recesión, en tanto se acumulan nuevas contradicciones. El pretendido rescate financiero internacional cuesta cada día más como lo demuestran los onerosos acuerdos con Repsol y el Club de París y los acreedores reclaman tarifazos, levantamiento del cepo y por lo tanto nueva devaluación del peso.
El conflicto de Gestamp es apenas la punta de un iceberg. Muy cerca de la estampadora española, otro grupo internacional autopartista, Cables Lear, suspende por tiempo indeterminado al 60% de personal luego de 180 retiros voluntarios y jubilaciones adelantadas. La semana anterior la UOM de Córdoba fue al paro general porque 150 empresas del ramo solicitaron recursos preventivos de crisis y sus cuerpos de delegados ya reclaman un paro de 48hs. Hay un desplome del mercado automotriz.
Gestamp detonó una crisis política entre Cristina y Scioli que puso de manifiesto la endeblez del régimen político. A 48hs de empujar al gobierno bonaerense a decretar la conciliación obligatoria lo mandaron a revocarla, violando la autonomía provincial y anulando un mecanismo de arbitraje del estado que sufrirá en el futuro el síndrome del pastor mentiroso. Se agravarán las tendencias ya presentes en el movimiento obrero a desconocer esas conciliaciones como ocurrió en las huelgas salariales.
Pero el movimiento obrero protagoniza esta nueva ola de luchas en varios frentes. Está en marcha una segunda generación de paritarias luego de las grandes huelgas generales docentes Chubut, Buenos Aires, Salta que corrieron los topes salariales imaginados por el Gobierno y la Unión Industrial en marzo. Alimentación, camioneros, ferroviarios, UTA, neumáticos, reclaman entre el 35% y el 40% de aumento, ante el hecho de que la inflación pasada abril-abril está en ese orden. Hay un fuerte conflicto salarial siderúrgico y también en la rama del aluminio.
Los metalúrgicos de Aluar, como los obreros del neumático y petroleros, indican que enfrentan dos paritarias: la escala salarial y el impuesto a las ganancias, porque el aumento en discusión es inmediatamente absorbido, lo que constituye una fuente adicional de conflicto. Hemos sido criticados procazmente por Pignanelli por no trabajar en el Congreso, pero llevamos cuatro sesiones especiales boicoteadas por el FPV y los legisladores de origen sindical aliados al mecánico, para tratar, justamente, la anulación de este impuesto sobre salarios convencionales. Digamos de paso que en las dos últimas, a iniciativa del Partido Obrero incorporamos el tema despidos y suspensiones ante la grave crisis.
La respuesta de Pignanelli, con el lenguaje de Pedraza, da cuenta del crecimiento de la izquierda en el conjunto del movimiento obrero como consecuencia del agotamiento de la vieja burocracia sindical. Se opera una transición en los sindicatos de las cinco centrales hacia una nueva dirección, basada en las nuevas generaciones, indisociable de la crisis del peronismo. El kirchnerismo no ha construido nada, se vale de la vieja dirigencia pejotista, empresarial, corrupta, que apela a barras bravas, sostenida por el estado a través de la ley sindical del unicato.
Pignanelli ha puesto reciente mente a votación en VW nosotros o el Partido Obrero, pero el debate es quién paga la crisis y los trabajadores no están dispuestos a ser el pato de la boda, en eso reside nuestra fuerza.
El conflicto de Gestamp es apenas la punta de un iceberg. Muy cerca de la estampadora española, otro grupo internacional autopartista, Cables Lear, suspende por tiempo indeterminado al 60% de personal luego de 180 retiros voluntarios y jubilaciones adelantadas. La semana anterior la UOM de Córdoba fue al paro general porque 150 empresas del ramo solicitaron recursos preventivos de crisis y sus cuerpos de delegados ya reclaman un paro de 48hs. Hay un desplome del mercado automotriz.
Gestamp detonó una crisis política entre Cristina y Scioli que puso de manifiesto la endeblez del régimen político. A 48hs de empujar al gobierno bonaerense a decretar la conciliación obligatoria lo mandaron a revocarla, violando la autonomía provincial y anulando un mecanismo de arbitraje del estado que sufrirá en el futuro el síndrome del pastor mentiroso. Se agravarán las tendencias ya presentes en el movimiento obrero a desconocer esas conciliaciones como ocurrió en las huelgas salariales.
Pero el movimiento obrero protagoniza esta nueva ola de luchas en varios frentes. Está en marcha una segunda generación de paritarias luego de las grandes huelgas generales docentes Chubut, Buenos Aires, Salta que corrieron los topes salariales imaginados por el Gobierno y la Unión Industrial en marzo. Alimentación, camioneros, ferroviarios, UTA, neumáticos, reclaman entre el 35% y el 40% de aumento, ante el hecho de que la inflación pasada abril-abril está en ese orden. Hay un fuerte conflicto salarial siderúrgico y también en la rama del aluminio.
Los metalúrgicos de Aluar, como los obreros del neumático y petroleros, indican que enfrentan dos paritarias: la escala salarial y el impuesto a las ganancias, porque el aumento en discusión es inmediatamente absorbido, lo que constituye una fuente adicional de conflicto. Hemos sido criticados procazmente por Pignanelli por no trabajar en el Congreso, pero llevamos cuatro sesiones especiales boicoteadas por el FPV y los legisladores de origen sindical aliados al mecánico, para tratar, justamente, la anulación de este impuesto sobre salarios convencionales. Digamos de paso que en las dos últimas, a iniciativa del Partido Obrero incorporamos el tema despidos y suspensiones ante la grave crisis.
La respuesta de Pignanelli, con el lenguaje de Pedraza, da cuenta del crecimiento de la izquierda en el conjunto del movimiento obrero como consecuencia del agotamiento de la vieja burocracia sindical. Se opera una transición en los sindicatos de las cinco centrales hacia una nueva dirección, basada en las nuevas generaciones, indisociable de la crisis del peronismo. El kirchnerismo no ha construido nada, se vale de la vieja dirigencia pejotista, empresarial, corrupta, que apela a barras bravas, sostenida por el estado a través de la ley sindical del unicato.
Pignanelli ha puesto reciente mente a votación en VW nosotros o el Partido Obrero, pero el debate es quién paga la crisis y los trabajadores no están dispuestos a ser el pato de la boda, en eso reside nuestra fuerza.