Foto: Archivo
La Argentina no podrá volver a crecer con fuerza si no adopta una reforma fiscal que incluya reducciones del gasto público y de la carga tributaria, según el economista para América latina de la calificadora de riesgo Standard & Poor’s, Joaquín Cottani. El analista, que fue subsecretario de Financiamiento en los 90 y luego se desempeñó en varias firmas de Wall Street, afirmó en diálogo con LA NACION desde Nueva York que el problema con los holdouts debe ser solucionado por medio de una negociación, ya que no podrá saldarse, más allá de la decisión que adopte la Corte Suprema de EE.UU. la próxima semana. Por otro lado, dijo que el acuerdo con el Club de París ayudará a empresas y provincias a refinanciar sus deudas.
-Este año la región crecerá poco, pero los términos de intercambio siguen siendo favorables, ¿no?
-Este año será muy parecido a 2013, con algunas mejoras en México, que creció poco en el año pasado, aunque no llegue al 3,5% que se propuso, sino al 2,7%, y Brasil también tendrá una tasa menor a la potencial. En cuanto a los términos de intercambio, siguen igual los precios de las materias primas, porque cualquier rebalanceo en Asia es un tema de mediano plazo y no se espera una caída fuerte.
-¿Para cuándo espera una suba sustancial de las tasas de interés internacionales?
-El consenso es que a mediados del año próximo comiencen a subir. Pero en Estados Unidos el crecimiento del empleo está siendo lento después de la crisis; la sorpresa está en que, después de una recesión prolongada, no se verificó un alza fuerte en la cantidad de empleo.
-Un crecimiento económico bajo en Brasil es una mala noticia para la Argentina…
-Habrá crecimiento, pero por debajo del potencial porque la década pasada aumentó mucho la mano de obra, pero no tanto la inversión, en términos de capital o progreso tecnológico. Ese proceso se acabó porque la tasa de desempleo es muy baja y el empleo dejó de crecer en los últimos meses. Hacia el futuro está por verse cuál será el motor del crecimiento en esos dos países para que vuelvan a crecer no ya al 7% anual, sino 3 o 4 por ciento si no suben su productividad.
-¿La Argentina está en un proceso similar?
-Sí, hubo un proceso muy parecido: en 2002 el desempleo era muy alto y eso se absorbió; más del 50% del crecimiento se debió a la incorporación de nuevos trabajadores, pero con escaso capital, dado que la inversión creció poco. Aun si la economía, por el lado de la demanda pudiera repuntar, uno no puede esperar una gran adición al crecimiento, ya que eso depende de las condiciones de negocios y de la tecnología por la vía de la inversión externa, sobre todo en el sector agropecuario.
-Pero ¿puede haber una situación de crisis?
-No es una crisis en términos fiscales o financieros destructiva, sino más bien una situación de agotamiento de la capacidad de producir en forma eficiente mientras no haya una reforma fiscal: hay que bajar el gasto público y eliminar los subsidios no ligados a sectores de bajos recursos. Luego habrá que bajar impuestos, porque esta alta presión fiscal genera restricciones al crecimiento. El problema más importante no es la capacidad de financiar los déficits, un tema que se arregla amigándose con el mundo y abriendo la frontera a los organismos de crédito, sino bajando el tamaño del gasto público, que aumentó 13 puntos porcentuales y que hay que reducirlo a la mitad, porque si no será difícil bajar la inflación. Si hiciera ese proceso, tendría la mayor chance de recuperar el sendero de crecimiento.
-¿O sea que bajar la inflación depende de una cuestión fiscal?
-Sí, y lamentablemente eso derivará en un atraso de los salarios, las jubilaciones y la inversión pública.
-¿Ayudará el acuerdo alcanzado con el Club de París?
-Salvo el tema de los holdouts, que afecta al gobierno nacional en cuanto quiere colocar deuda con ley extranjera, el arreglo del Club ayudará a renovar la deuda a las provincias y a las empresas; más allá de eso, no habrá apetito por endeudarse o prestar por la brecha cambiaria. Y ése es el otro problema por resolver, pero sólo se solucionará si se eliminan las distorsiones en los subsidios y seguramente será el próximo desafío del próximo gobierno. Lo peor que puede pasar es que este ajuste se haga en forma desordenada.
-¿Qué perspectivas le asigna al caso en la Corte de EE.UU.?
-El problema tiene que resolverse negociando con los holdouts; pensar que lo va a resolver la Corte Suprema parece una ilusión. Habrá que encontrar la forma de cerrar este capítulo.
-Porque parece haber apetito de inversores extranjeros…
-Sí, porque hay apetito para renovar la deuda existente por sus altos rendimientos..
La Argentina no podrá volver a crecer con fuerza si no adopta una reforma fiscal que incluya reducciones del gasto público y de la carga tributaria, según el economista para América latina de la calificadora de riesgo Standard & Poor’s, Joaquín Cottani. El analista, que fue subsecretario de Financiamiento en los 90 y luego se desempeñó en varias firmas de Wall Street, afirmó en diálogo con LA NACION desde Nueva York que el problema con los holdouts debe ser solucionado por medio de una negociación, ya que no podrá saldarse, más allá de la decisión que adopte la Corte Suprema de EE.UU. la próxima semana. Por otro lado, dijo que el acuerdo con el Club de París ayudará a empresas y provincias a refinanciar sus deudas.
-Este año la región crecerá poco, pero los términos de intercambio siguen siendo favorables, ¿no?
-Este año será muy parecido a 2013, con algunas mejoras en México, que creció poco en el año pasado, aunque no llegue al 3,5% que se propuso, sino al 2,7%, y Brasil también tendrá una tasa menor a la potencial. En cuanto a los términos de intercambio, siguen igual los precios de las materias primas, porque cualquier rebalanceo en Asia es un tema de mediano plazo y no se espera una caída fuerte.
-¿Para cuándo espera una suba sustancial de las tasas de interés internacionales?
-El consenso es que a mediados del año próximo comiencen a subir. Pero en Estados Unidos el crecimiento del empleo está siendo lento después de la crisis; la sorpresa está en que, después de una recesión prolongada, no se verificó un alza fuerte en la cantidad de empleo.
-Un crecimiento económico bajo en Brasil es una mala noticia para la Argentina…
-Habrá crecimiento, pero por debajo del potencial porque la década pasada aumentó mucho la mano de obra, pero no tanto la inversión, en términos de capital o progreso tecnológico. Ese proceso se acabó porque la tasa de desempleo es muy baja y el empleo dejó de crecer en los últimos meses. Hacia el futuro está por verse cuál será el motor del crecimiento en esos dos países para que vuelvan a crecer no ya al 7% anual, sino 3 o 4 por ciento si no suben su productividad.
-¿La Argentina está en un proceso similar?
-Sí, hubo un proceso muy parecido: en 2002 el desempleo era muy alto y eso se absorbió; más del 50% del crecimiento se debió a la incorporación de nuevos trabajadores, pero con escaso capital, dado que la inversión creció poco. Aun si la economía, por el lado de la demanda pudiera repuntar, uno no puede esperar una gran adición al crecimiento, ya que eso depende de las condiciones de negocios y de la tecnología por la vía de la inversión externa, sobre todo en el sector agropecuario.
-Pero ¿puede haber una situación de crisis?
-No es una crisis en términos fiscales o financieros destructiva, sino más bien una situación de agotamiento de la capacidad de producir en forma eficiente mientras no haya una reforma fiscal: hay que bajar el gasto público y eliminar los subsidios no ligados a sectores de bajos recursos. Luego habrá que bajar impuestos, porque esta alta presión fiscal genera restricciones al crecimiento. El problema más importante no es la capacidad de financiar los déficits, un tema que se arregla amigándose con el mundo y abriendo la frontera a los organismos de crédito, sino bajando el tamaño del gasto público, que aumentó 13 puntos porcentuales y que hay que reducirlo a la mitad, porque si no será difícil bajar la inflación. Si hiciera ese proceso, tendría la mayor chance de recuperar el sendero de crecimiento.
-¿O sea que bajar la inflación depende de una cuestión fiscal?
-Sí, y lamentablemente eso derivará en un atraso de los salarios, las jubilaciones y la inversión pública.
-¿Ayudará el acuerdo alcanzado con el Club de París?
-Salvo el tema de los holdouts, que afecta al gobierno nacional en cuanto quiere colocar deuda con ley extranjera, el arreglo del Club ayudará a renovar la deuda a las provincias y a las empresas; más allá de eso, no habrá apetito por endeudarse o prestar por la brecha cambiaria. Y ése es el otro problema por resolver, pero sólo se solucionará si se eliminan las distorsiones en los subsidios y seguramente será el próximo desafío del próximo gobierno. Lo peor que puede pasar es que este ajuste se haga en forma desordenada.
-¿Qué perspectivas le asigna al caso en la Corte de EE.UU.?
-El problema tiene que resolverse negociando con los holdouts; pensar que lo va a resolver la Corte Suprema parece una ilusión. Habrá que encontrar la forma de cerrar este capítulo.
-Porque parece haber apetito de inversores extranjeros…
-Sí, porque hay apetito para renovar la deuda existente por sus altos rendimientos..