Si había alguna duda de que la relación de Rusia con la Argentina era similar o mayor que la que Cristina Kirchner tiene con otros países ayer quedaron despejadas todo tipo de incertidumbres: una fuerte presencia del Gobierno se observó en la embajada que lidera Víctor Koronelli para los festejos por el día nacional de la Federación de Rusia.
En un hecho inusual para los festejos diplomáticos, donde los funcionarios de la Casa Rosada mayormente brillan por su ausencia, el embajador Koronelli recibió los saludos en persona de los ministros de Planificación, Julio De Vido; de Justicia, Julio Alak, y de Turismo, Enrique Meyer. También dieron el presente el vicecanciller Eduardo Zuain junto con el jefe de Gabinete de la Secretaría de Política Exterior, Claudio Rozencwaig; la secretaria de Política Exterior de la Cancillería, Carolina Pérez Colman; Santiago Villalba, que es director de Europa del Este de la Cancillería, y Roberto Deluise, secretario de Relaciones Internacionales del Ministerio de Defensa.
¿Los motivos de tanta presencia oficialista en la embajada de Rusia? La respuesta la dio el propio embajador Koronelli cuando en su discurso expresó que «la consonancia de los enfoques políticos de nuestros países completa la cooperación en el ámbito económico: la Argentina sigue siendo uno de los principales socios económicos de Rusia en América latina», dijo en medio de los aplausos de los funcionarios del Gobierno.
De Vido y Alak coincidieron ayer en sostener que Rusia es «un país amigo y un socio muy importante para la Argentina». De Vido estuvo el año pasado en Moscú en busca de inversores rusos para la represa de Chihuido I, en Neuquén. Allí se prevé una inversión de US$ 2103 millones.
La presencia de estos ministros llamó la atención a embajadores extranjeros y diplomáticos de la Cancillería, ya que salvo en contadas excepciones es poco frecuente ver a un funcionario de la Casa Rosada en la fiesta nacional de una delegación extranjera.
«Desde ahora, si queremos que vengan los ministros argentinos debemos imitar a Rusia en todo», dijo con ironía un embajador europeo ante su par latinoamericano.
El apoyo que dio Cristina Kirchner a Vladimir Putin por el conflicto con Ucrania, los agradecimientos -por vía telefónica- de ese gesto por parte del presidente ruso y la invitación del canciller Serguei Lavrov para que la Argentina participe de la cumbre de los Brics en Brasil no fueron en vano. Para Rusia, la Argentina se convirtió en un «socio estratégico geopolítico» en la región. Éste no es un eufemismo diplomático. Es mucho más que eso. El comercio entre Rusia y la Argentina creció 30%. Pasó de US$ 1989 millones en 2012 a US$ 2583 millones en 2013. Además, Rusia tiene una larga lista de proyectos de inversión en el país para el corto y largo plazo.
Entre los planes de inversión de Rusia en la Argentina figura la posibilidad de que la gigante estatal rusa Rosatom avance con proyectos de energía nuclear en la planta de Atucha. También está prevista la incursión rusa en yacimientos mineros de Mendoza y San Juan; en la construcción de las represas hidroeléctricas Cepernic y Néstor Kirchner; la venta de camiones y trolebuses rusos a la Argentina, y el eventual equipamiento de barcos militares rusos para el Ministerio de Defensa.
Claro que ayer no sólo hubo funcionarios oficialistas en la vieja casona de la Recoleta de la embajada de Rusia. También había referentes de la oposición, como el titular de la Auditoría General, Leandro Despouy; los radicales Hipólito Solari Yrigoyen y Pablo Garzonio; el subsecretario de Relaciones Internacionales de Mauricio Macri, Fulvio Pompeo; el ministro de Obras Públicas porteño, Daniel Chain, y diputados de la ciudad, como los macristas Enzo Pagani y Francisco Quintana, entre otros..
En un hecho inusual para los festejos diplomáticos, donde los funcionarios de la Casa Rosada mayormente brillan por su ausencia, el embajador Koronelli recibió los saludos en persona de los ministros de Planificación, Julio De Vido; de Justicia, Julio Alak, y de Turismo, Enrique Meyer. También dieron el presente el vicecanciller Eduardo Zuain junto con el jefe de Gabinete de la Secretaría de Política Exterior, Claudio Rozencwaig; la secretaria de Política Exterior de la Cancillería, Carolina Pérez Colman; Santiago Villalba, que es director de Europa del Este de la Cancillería, y Roberto Deluise, secretario de Relaciones Internacionales del Ministerio de Defensa.
¿Los motivos de tanta presencia oficialista en la embajada de Rusia? La respuesta la dio el propio embajador Koronelli cuando en su discurso expresó que «la consonancia de los enfoques políticos de nuestros países completa la cooperación en el ámbito económico: la Argentina sigue siendo uno de los principales socios económicos de Rusia en América latina», dijo en medio de los aplausos de los funcionarios del Gobierno.
De Vido y Alak coincidieron ayer en sostener que Rusia es «un país amigo y un socio muy importante para la Argentina». De Vido estuvo el año pasado en Moscú en busca de inversores rusos para la represa de Chihuido I, en Neuquén. Allí se prevé una inversión de US$ 2103 millones.
La presencia de estos ministros llamó la atención a embajadores extranjeros y diplomáticos de la Cancillería, ya que salvo en contadas excepciones es poco frecuente ver a un funcionario de la Casa Rosada en la fiesta nacional de una delegación extranjera.
«Desde ahora, si queremos que vengan los ministros argentinos debemos imitar a Rusia en todo», dijo con ironía un embajador europeo ante su par latinoamericano.
El apoyo que dio Cristina Kirchner a Vladimir Putin por el conflicto con Ucrania, los agradecimientos -por vía telefónica- de ese gesto por parte del presidente ruso y la invitación del canciller Serguei Lavrov para que la Argentina participe de la cumbre de los Brics en Brasil no fueron en vano. Para Rusia, la Argentina se convirtió en un «socio estratégico geopolítico» en la región. Éste no es un eufemismo diplomático. Es mucho más que eso. El comercio entre Rusia y la Argentina creció 30%. Pasó de US$ 1989 millones en 2012 a US$ 2583 millones en 2013. Además, Rusia tiene una larga lista de proyectos de inversión en el país para el corto y largo plazo.
Entre los planes de inversión de Rusia en la Argentina figura la posibilidad de que la gigante estatal rusa Rosatom avance con proyectos de energía nuclear en la planta de Atucha. También está prevista la incursión rusa en yacimientos mineros de Mendoza y San Juan; en la construcción de las represas hidroeléctricas Cepernic y Néstor Kirchner; la venta de camiones y trolebuses rusos a la Argentina, y el eventual equipamiento de barcos militares rusos para el Ministerio de Defensa.
Claro que ayer no sólo hubo funcionarios oficialistas en la vieja casona de la Recoleta de la embajada de Rusia. También había referentes de la oposición, como el titular de la Auditoría General, Leandro Despouy; los radicales Hipólito Solari Yrigoyen y Pablo Garzonio; el subsecretario de Relaciones Internacionales de Mauricio Macri, Fulvio Pompeo; el ministro de Obras Públicas porteño, Daniel Chain, y diputados de la ciudad, como los macristas Enzo Pagani y Francisco Quintana, entre otros..
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