El ministro de Educación se queja de recibir «palos porque bogas y palos porque no bogas». Pero en esta entrevista lanza sus propios misiles. Advierte a la derecha que «va a pasar por una gran crisis» y a los sostenedores que lucran que deben «hacer la pérdida». Y mientras mira y escucha a los estudiantes marchar bajo su ventana, dice sentirse parte de su «grito libertario por una educación desmercantilizada».© Pablo Sanhueza
«Durante 17 años aquí se gobernó sobre la base del miedo, y Allende, de manera señera, dijo “más tarde o más temprano se abrirán las anchas alamedas por donde pasa el hombre libre”. Y mira tú lo que está ocurriendo»
«Es bueno que la oposición y también muchos sostenedores que han trabajado legítimamente con las reglas del juego actuales, buscando un negocio con la educación, hagan la pérdida. Nosotros estamos subiendo nuestro umbral civilizatorio (…) Aceptemos que la mercantilización de la educación en Chile se terminó»
Es día de marcha y una oficina en el séptimo piso de �Alameda 1371 tiene una perfecta vista panorámica de lo que ocurre.
Es el despacho del ministro de Educación. De pie junto a uno de sus amplios ventanales, Nicolás Eyzaguirre es testigo privilegiado de la pequeña multitud que comienza a reunirse en la Alameda. Por las ventanas abiertas se cuela el sonido de los bombos, de los gritos. El ministro esboza una sonrisa. Los estudiantes se hacen escuchar. Literalmente.
-¿Qué hace un ministro de Educación mientras los estudiantes marchan bajo su ventana?-Toma nota (se ríe). Toma nota de lo que están diciendo los estudiantes. Son un actor muy importante y hay que saber lo que están planteando.
-¿Se asoma a mirar también?-Sí, me asomo un poquitito, por curiosidad. Se escucha, pero yo, la verdad, tengo tanto trabajo que me concentro en lo que estoy haciendo, aunque haya bombos y… (hace una pausa y vuelve a sonreír) aunque miro un poco.
-¿Y empatiza? Si usted estuviera en la universidad o en el colegio, ¿estaría allá abajo, en la calle?-Creo que sí, porque uno puede, al final, tener desacuerdos respecto de las fórmulas, pero el grito libertario por una educación desmercantilizada sin duda que tiene un espíritu correcto.
-¿Usted se siente parte de ese “grito libertario”?-Sí, porque lo que tenemos en Chile es una completa anomalía. Y es bueno que la oposición y también muchos sostenedores que han trabajado legítimamente con las reglas del juego actuales, buscando un negocio con la educación, hagan la pérdida. Nosotros estamos subiendo nuestro umbral civilizatorio. Las economías desarrolladas han llegado a la conclusión de que la educación no puede estar regida por reglas mercantiles.
-¿Es poco civilizado el sistema educacional chileno?-Es un experimento ideológico que viene de Milton Friedman, de quienes creían que esto se podía tratar como si fuera un bien de consumo, y que no ha resultado en ninguna parte del mundo. -Si lo que tenemos hoy es un experimento ideológico, ¿lo que está haciendo usted también es un experimento ideológico, pero en sentido inverso?
-No, para nada. Nosotros estamos respetando un esquema de educación superplural, con diversidad de proyectos educativos, mucho menos estatal que en la mayoría de las economías desarrolladas. Pero desmercantilizado. Entonces, yo diría que es muy razonable. Hago un llamado solidario a toda la sociedad, y también a la oposición, a que aceptemos que la mercantilización de la educación en Chile se terminó. Si no lo logro cambiar yo, será la próxima o el próximo, o el siguiente, porque el país ya tomó una definición. Por tanto, tratemos de establecer reglas del juego plurales en un sistema que va a cambiar.
LA FÁBRICA DE «PATOS MALOS»-Y cuando la oposición dice que se va a matar a la educación particular subvencionada, ¿qué le parece?
-Yo creo que la derecha va a pasar por una crisis muy grande, muy prolongada, que no es buena para el país. Si la derecha sigue atada atávicamente a conceptos que están 50 años atrasados, y que se manifiestan en tratar de mantener el statu quo infundiendo miedo, van a quedar aislados. Durante 17 años aquí se gobernó sobre la base del miedo, y Allende, de manera señera, dijo “más tarde o más temprano se abrirán las anchas alamedas por donde pasa el hombre libre”. Y mira tú lo que está ocurriendo.
-¿Se están abriendo?-Pero completa, totalmente. Exactamente lo que estamos hablando es que pasan los estudiantes libres por las anchas alamedas.
-Protestando contra la reforma del gobierno…-Lo que sea, lo que sea. La libertad no es para que se apoye a uno o a otro. Es para que la libertad permita que los ciudadanos elijan lo que quieren. Es lo contrario del miedo, que es “no elijas, porque te puede traer consecuencias funestas”. Entonces, cuando infunden miedo diciendo a las familias: “Le van a estatizar la educación”, o “van a llevar a sus niños a un colegio público forzadamente”, o “con el fin de la selección van a meter en la sala de clases de sus hijos a patos malos”… Eso es infundir miedo, miedo y miedo, sin asidero alguno. Se forman “patos malos” cuando tú discriminas a los niños. Ésa es la fábrica de “patos malos”: una educación segregada y discriminadora. Para eliminar ese problema hay que integrar, no segregar.
-¿Entonces con el actual sistema la educación pública está generando “patos malos”?-Lo que ocurre es que descreman por la capacidad de pago de las familias, por el capital cultural, por si los niños se ven rebeldes o más fáciles de educar. Y todos los que no eligen quedan relegados al baile de los que sobran; como la única parte donde no se discrimina es en la educación pública, los excluidos se concentran ahí, y eso genera mucho resentimiento, mucha rabia. Y, al final del día, ésos son los que se encapuchan y tiran piedras y después potencialmente son caldo de cultivo para las bandas de narcotraficantes. Un país no es simplemente hacer un saludo a la bandera, es incluir a todos sus hijos.
-Hablaba de “infundir miedo”. ¿La Iglesia Católica también lo está haciendo? -Yo creo que la Iglesia Católica está un poco asustada. No todos, porque hay muchos que son muy partidarios de lo que estamos haciendo. Hay tensiones, miedos, porque piensan que en la medida que el financiamiento viene de las familias, ellos tienen más libertad para su proyecto educativo. El problema es que esto discrimina a los que no pueden pagar.
-Hasta ahora no ha logrado convencer ni a la Iglesia Católica ni a los sostenedores. Pero tampoco a los estudiantes ni a los profesores.-Claro. Están los que dicen: “Ustedes están consagrando el modelo neoliberal vía voucher”, y otros dicen: “Están estatizando y liquidando la educación particular”. Esto refleja el problema de fondo, que son las profundas desconfianzas. Efectivamente una parte importante de esta búsqueda enloquecida del mercado está dada por el lucro. Porque si yo quiero lucrar, voy a seguir al mercado para tener más alumnos y más ganancias. Si los colegios son sin fines de lucro, la competencia por captar alumnos disminuye. Pero todavía existe, en la medida que el financiamiento es únicamente por demanda. Entonces, la nueva ley que vendrá, de educación pública, va a mezclar subsidios a la oferta con subsidios por matrícula.
-Y ese subsidio a la oferta, ¿será igual para una escuela del Estado y para un particular subvencionado, o puede ser mayor para la educación pública? -En las mismas condiciones debieran tender a ser relativamente análogos los financiamientos, pero no necesariamente idénticos, porque, por ejemplo, para nosotros la carrera profesional docente es muy importante. Si la red pública respeta esa carrera, eso hace que entren mejores alumnos a Pedagogía, pero puede significarle un sobrecosto, y por lo tanto no los puedes tratar igual que al particular subvencionado.
-Por lo tanto, esa ley de educación pública ¿incluirá financiamiento diferenciado, para permitir a la educación pública cubrir estos costos?-Exactamente. Una mezcla de financiamiento a la oferta con financiamiento a la matrícula.
-Los colegios particulares subvencionados van a reclamar que ése es un trato discriminatorio contra ellos. -Bueno, pero no hay ningún problema en que, como sucede en Holanda, en Bélgica o en Ontario, si esos colegios se quieren integrar a la red pública, con deberes y derechos, pueden tener las mismas condiciones. Depende de a qué reglas estén dispuestos a someterse.
-¿Se les va a ofrecer eso?-Tenemos que… (duda y se frena). Caí en una cosa que no debí haber caído, que es hablar sobre lo que todavía no hemos presentado. Te estoy dando los principios. La cirugía fina no la hemos concluido todavía, por lo tanto no quiero levantar fantasmas y el tema, por ejemplo, de la famosa inmobiliaria es un combate contra un fantasma.
MONITOREO DEL MARKETING-Esa expresión, la inmobiliaria, la acuñó el presidente de la DC, Ignacio Walker. �Él hizo una crítica muy dura. -Creo que es una falta de información. Yo puedo haber fallado en proveerle la información: lo intenté, debo decirlo, y varias veces.
-¿A Walker?-Claro. Pero bueno, posiblemente no fui suficientemente claro. Es una falacia que vamos a gastar más plata en infraestructura. Hoy se financia con la subvención, y se paga más caro todavía, porque los colegios que tienen lucro, por el capital que han puesto, están cobrando 10% o 12%. Por nuestro proyecto cobran 4%. Por lo tanto, el gasto de infraestructura financiado con subvención baja, no sube.-¿Cómo se explica entonces lo que dijo Walker? ¿Hay una crítica tal vez más de fondo?
-No lo sé. No voy a presumir intención: yo tengo el mayor respeto por Ignacio y estoy seguro que nos vamos a entender. Puede haber habido disonancia cognitiva: que yo no expliqué bien o él no comprendió bien, o las dos cosas.No se gasta más plata en infraestructura. Sí se va a transparentar. El Estado está ofreciendo la posibilidad -que, dicho sea de paso, yo esperaba que tuviera más resistencia por la izquierda- de comprarles la infraestructura. ¿Y eso por qué? Porque si las nuevas reglas del juego no son atractivas para los que hoy lucran, podemos tener una dramática contracción de la oferta. Éste es un estímulo para que permanezcan en el sector.
-Los sostenedores acusan que los obligan a comprar la infraestructura. Y que hay muchos colegios que no pueden hacerlo y por lo tanto van a cerrar. -Eso es inexacto. Y si es necesario precisar eso más en el proyecto de ley, lo haremos. Lo que decimos es que al cabo de 12 años tienen que ser dueños de los activos esenciales. No dueños del colegio el primer día, ni dueños de todo después de 12 años. Si un colegio no es capaz al cabo de doce años de adquirir para la fundación ni siquiera los activos esenciales… bueno, no es un colegio que esté teniendo mucha preferencia por parte de las familias.
-Hablando de preferencias de la familia, en la educación hay mucha asimetría de información… -Y es precisamente por eso, como lo sabe cualquiera que haya estudiado economía un poco más en serio, que el libre juego de la oferta y la demanda no funciona. ¿Qué opinarían los partidarios de la libertad, entre comillas, si tú dijeras: “¿Por qué no tenemos libre oferta y demanda para los remedios con receta médica?”. No: si tienen efectos colaterales, alguien que no sea el consumidor, que no conoce bien el contenido del remedio, debe certificar que este remedio no le hace mal. Bueno, cuando hay asimetría de información, hay que regular.
-¿Entonces, cuando los apoderados son libres para elegir, no toman las mejores decisiones para la educación de sus hijos?-Cuando tú dices que quieres educación mixta, con distintos proyectos, estás respetando la libertad de los padres de elegir. No hay ninguna contradicción entre darles ese derecho y entregarles la mejor información para que su elección sea adecuada. Y las mejores condiciones. Cuando tienes copago, el que no puede pagar no puede elegir; cuando tienes selección, el que no queda seleccionado no puede elegir. Nuestro proyecto da más posibilidad de elegir a los padres. Cuando tú seleccionas a los estudiantes, obtienes mejores puntajes e incluso mejor convivencia escolar, no porque seas un mejor colegio, sino porque has seleccionado para lograr esos resultados. Entonces, las familias pueden creer que al poner al niño en ese colegio va a aprender más, pero eso no es efectivo. Es una técnica de marketing, para resultar atractivo.
-¿Y eso se va a regular? -Se va a monitorear. Y si hay un exceso de publicidad, será una alerta de que algo está pasando, y habría que preguntarse por qué. La palabra sería monitoreo, para que no me levantes otro fantasma.
LA GRAN FALACIA
En el mismo momento en que Eyzaguirre conversa en su despacho con Qué Pasa, la subsecretaria de Educación presenta los resultados de las últimas pruebas Simce. La ausencia del ministro no es casual: se intenta bajar el perfil a los resultados, que en años anteriores se entregaban con una visita ministerial a los mejor evaluados y un publicitado ranking de colegios.
-Ministro, usted ha enfatizado que es falso que los colegios subvencionados tengan mayor calidad que los municipales. Pero, ¿cómo define calidad para poder asegurar eso? ¿Sólo por los resultados del Simce corregidos por nivel socioeconómico?-Efectivamente, con la única forma que podemos medirlo ahora, que todos sabemos que es superincompleta, es con el Simce. Si tuviéramos un indicador más integral de calidad, posiblemente sería aun más desfavorable para los particulares subvencionados. Pero si tomamos la única medida común que podemos establecer, toda la investigación empírica dice que los puntajes se explican por el capital cultural de las familias. Punto. No si eres particular subvencionado o si eres municipal. ¡Si el gran problema de Chile es la segregación! No el tipo de dependencia.
-Los padres se han movido de la educación municipal a la particular subvencionada. Tal vez están viendo otros parámetros que ellos consideran de calidad: formación, convivencia, ¿hay algo de los subvencionados que la educación pública debería imitar?-Hay una falacia cuando se dice que los padres eligen los colegios subvencionados. Despacito por las piedras. Hay comunas de rápido crecimiento, como Alto Hospicio o La Florida, en que los colegios municipales no instalan nuevas facilidades. Eso no significa que haya preferencia de las familias, sino que los particulares son más rápidos para reaccionar a esa demanda. Si tú ves comunas demográficamente más estables, no se observa un traslado masivo. Entonces, cuidadito: miremos un poco más los datos antes de hacer afirmaciones de ese tipo.-Los estudiantes y los profesores se quejan de que se debería haber comenzado por los proyectos de fortalecimiento de la educación pública. ¿Fue un error partir por lucro, copago y selección?
-¿Qué hubiera pasado si hubiéramos partido por la educación pública? Nos habrían dicho: “¿Pero cómo es posible?, le están sacando el bulto al tema del lucro”. O sea, palos porque bogas, palos porque no bogas. Discutir todo al mismo tiempo es imposible. Por tanto, dennos el beneficio de la duda, de que estamos planteando primero la desmercantilización, pero luego vamos a hablar de la nueva educación pública y del Plan Nacional Docente. Si tú no desmercantilizas, vas a tener educación de calidad para algunos, no para todos. No para el baile de los que sobran.
«PENSABA QUE DESPUÉS DE HACIENDA NO HABÍA NADA PEOR»-Usted ha repetido varias veces que hay desconfianza. ¿Cuánto de ella se debe a que usted fue una figura clave en la Concertación, que profundizó el sistema al que ahora califica de mercantilista? ¿Cuándo vio la luz?
-¿Lo dices por Saulo?
-Sí.-Tú sabes que don Carlos Peña, a quien le tengo mucho respeto, y leo, y aprendo mucho de él, me calificó como Saulo. Así que “vio la luz” creo que viene de ahí, ¿no?
-Viene de ahí, efectivamente. De la Biblia.-Yo escribí en 2005 un trabajo con Mario Marcel, Marcelo Tokman y Jorge Rodríguez, donde criticábamos ya lo que llamábamos el “cuasi mercado”. En mi presentación al Congreso del presupuesto de ese año, también hay un capítulo dedicado a la crítica al “cuasi mercado”. En 2006, antes de la revolución pingüina, di una entrevista donde me referí muy críticamente a la segregación. Por tanto, no vi la luz: hace mucho tiempo que vengo convencido, pero cada día tiene su afán. -Y si usted ya pensaba eso cuando era ministro de Hacienda, ¿por qué implementó el Crédito con Aval del Estado?
– Recuerda que estábamos terminando la Jornada Escolar Completa y ampliando la oferta de educación inicial, ambas eran carísimas. Por tanto, no había ninguna posibilidad de extender la gratuidad a la educación universitaria: no daban los pesos. En ese momento habían surgido algunas universidades privadas, los CFT y los IP. Y las familias, para poder enviar a sus hijos ahí, estaban endeudándose a tasas del 15% con la banca. Entonces, pusimos un aval del Estado que permitía acceso a tasas más bajas, con la condición de una acreditación que garantizara que esos recursos fueran a universidades de calidad. Pero la Comisión de Acreditación salió completamente aguada del Congreso, y se permitió la expansión de matrícula de carreras de poca calidad. Los jóvenes se endeudaron en esas carreras sin mercado laboral.
-Finalmente el CAE “mercantilizó” todavía más el mercado.-No, no lo mercantilizó. El problema no es el acceso al financiamiento, sino que ese financiamiento debiera haberse usado sólo en proyectos de calidad.
-Pero aun si el proyecto de acreditación hubiera sido mejor, ¿entregarles a los bancos el financiamiento no es el símbolo máximo de la mercantilización del sistema?-No. Tú tienes dos alternativas: o das crédito directamente y te transformas en un banco que otorga y cobra, o lo externalizas. Si las fórmulas financieras fueron más o menos correctas, esto ocurrió con posterioridad a que yo terminé. -¿Qué es más difícil: ser ministro de Hacienda o en lo que está ahora?
-Yo no diría que es por el puesto, sino por la coyuntura que te toca. Yo pensaba que después de ser ministro de Hacienda no había nada peor, pero no sé. En este momento ser ministro de Educación es bastante difícil.
-Hay un trabajo más difícil que ser ministro de Educación.-¿Cuál?
-Ser Presidente de la República.-Sin duda.
-¿Lo ha pensado?-Imagínate: es como que tú estás en medio de la tormenta, con toda tu familia arriba de un auto, perdido en la noche, y te digan: “¿Usted ha pensado qué es lo que va a hacer mañana?”. ¡Déjeme tratar de llegar a algún lado!
Se hace un silencio. El ventanal sigue abierto. El ruido de la protesta de siete pisos más abajo llena la oficina. Afuera no hay noche ni tormenta: es un día frío, pero soleado, con una Alameda repleta de miles de estudiantes.
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«Durante 17 años aquí se gobernó sobre la base del miedo, y Allende, de manera señera, dijo “más tarde o más temprano se abrirán las anchas alamedas por donde pasa el hombre libre”. Y mira tú lo que está ocurriendo»
«Es bueno que la oposición y también muchos sostenedores que han trabajado legítimamente con las reglas del juego actuales, buscando un negocio con la educación, hagan la pérdida. Nosotros estamos subiendo nuestro umbral civilizatorio (…) Aceptemos que la mercantilización de la educación en Chile se terminó»
Es día de marcha y una oficina en el séptimo piso de �Alameda 1371 tiene una perfecta vista panorámica de lo que ocurre.
Es el despacho del ministro de Educación. De pie junto a uno de sus amplios ventanales, Nicolás Eyzaguirre es testigo privilegiado de la pequeña multitud que comienza a reunirse en la Alameda. Por las ventanas abiertas se cuela el sonido de los bombos, de los gritos. El ministro esboza una sonrisa. Los estudiantes se hacen escuchar. Literalmente.
-¿Qué hace un ministro de Educación mientras los estudiantes marchan bajo su ventana?-Toma nota (se ríe). Toma nota de lo que están diciendo los estudiantes. Son un actor muy importante y hay que saber lo que están planteando.
-¿Se asoma a mirar también?-Sí, me asomo un poquitito, por curiosidad. Se escucha, pero yo, la verdad, tengo tanto trabajo que me concentro en lo que estoy haciendo, aunque haya bombos y… (hace una pausa y vuelve a sonreír) aunque miro un poco.
-¿Y empatiza? Si usted estuviera en la universidad o en el colegio, ¿estaría allá abajo, en la calle?-Creo que sí, porque uno puede, al final, tener desacuerdos respecto de las fórmulas, pero el grito libertario por una educación desmercantilizada sin duda que tiene un espíritu correcto.
-¿Usted se siente parte de ese “grito libertario”?-Sí, porque lo que tenemos en Chile es una completa anomalía. Y es bueno que la oposición y también muchos sostenedores que han trabajado legítimamente con las reglas del juego actuales, buscando un negocio con la educación, hagan la pérdida. Nosotros estamos subiendo nuestro umbral civilizatorio. Las economías desarrolladas han llegado a la conclusión de que la educación no puede estar regida por reglas mercantiles.
-¿Es poco civilizado el sistema educacional chileno?-Es un experimento ideológico que viene de Milton Friedman, de quienes creían que esto se podía tratar como si fuera un bien de consumo, y que no ha resultado en ninguna parte del mundo. -Si lo que tenemos hoy es un experimento ideológico, ¿lo que está haciendo usted también es un experimento ideológico, pero en sentido inverso?
-No, para nada. Nosotros estamos respetando un esquema de educación superplural, con diversidad de proyectos educativos, mucho menos estatal que en la mayoría de las economías desarrolladas. Pero desmercantilizado. Entonces, yo diría que es muy razonable. Hago un llamado solidario a toda la sociedad, y también a la oposición, a que aceptemos que la mercantilización de la educación en Chile se terminó. Si no lo logro cambiar yo, será la próxima o el próximo, o el siguiente, porque el país ya tomó una definición. Por tanto, tratemos de establecer reglas del juego plurales en un sistema que va a cambiar.
LA FÁBRICA DE «PATOS MALOS»-Y cuando la oposición dice que se va a matar a la educación particular subvencionada, ¿qué le parece?
-Yo creo que la derecha va a pasar por una crisis muy grande, muy prolongada, que no es buena para el país. Si la derecha sigue atada atávicamente a conceptos que están 50 años atrasados, y que se manifiestan en tratar de mantener el statu quo infundiendo miedo, van a quedar aislados. Durante 17 años aquí se gobernó sobre la base del miedo, y Allende, de manera señera, dijo “más tarde o más temprano se abrirán las anchas alamedas por donde pasa el hombre libre”. Y mira tú lo que está ocurriendo.
-¿Se están abriendo?-Pero completa, totalmente. Exactamente lo que estamos hablando es que pasan los estudiantes libres por las anchas alamedas.
-Protestando contra la reforma del gobierno…-Lo que sea, lo que sea. La libertad no es para que se apoye a uno o a otro. Es para que la libertad permita que los ciudadanos elijan lo que quieren. Es lo contrario del miedo, que es “no elijas, porque te puede traer consecuencias funestas”. Entonces, cuando infunden miedo diciendo a las familias: “Le van a estatizar la educación”, o “van a llevar a sus niños a un colegio público forzadamente”, o “con el fin de la selección van a meter en la sala de clases de sus hijos a patos malos”… Eso es infundir miedo, miedo y miedo, sin asidero alguno. Se forman “patos malos” cuando tú discriminas a los niños. Ésa es la fábrica de “patos malos”: una educación segregada y discriminadora. Para eliminar ese problema hay que integrar, no segregar.
-¿Entonces con el actual sistema la educación pública está generando “patos malos”?-Lo que ocurre es que descreman por la capacidad de pago de las familias, por el capital cultural, por si los niños se ven rebeldes o más fáciles de educar. Y todos los que no eligen quedan relegados al baile de los que sobran; como la única parte donde no se discrimina es en la educación pública, los excluidos se concentran ahí, y eso genera mucho resentimiento, mucha rabia. Y, al final del día, ésos son los que se encapuchan y tiran piedras y después potencialmente son caldo de cultivo para las bandas de narcotraficantes. Un país no es simplemente hacer un saludo a la bandera, es incluir a todos sus hijos.
-Hablaba de “infundir miedo”. ¿La Iglesia Católica también lo está haciendo? -Yo creo que la Iglesia Católica está un poco asustada. No todos, porque hay muchos que son muy partidarios de lo que estamos haciendo. Hay tensiones, miedos, porque piensan que en la medida que el financiamiento viene de las familias, ellos tienen más libertad para su proyecto educativo. El problema es que esto discrimina a los que no pueden pagar.
-Hasta ahora no ha logrado convencer ni a la Iglesia Católica ni a los sostenedores. Pero tampoco a los estudiantes ni a los profesores.-Claro. Están los que dicen: “Ustedes están consagrando el modelo neoliberal vía voucher”, y otros dicen: “Están estatizando y liquidando la educación particular”. Esto refleja el problema de fondo, que son las profundas desconfianzas. Efectivamente una parte importante de esta búsqueda enloquecida del mercado está dada por el lucro. Porque si yo quiero lucrar, voy a seguir al mercado para tener más alumnos y más ganancias. Si los colegios son sin fines de lucro, la competencia por captar alumnos disminuye. Pero todavía existe, en la medida que el financiamiento es únicamente por demanda. Entonces, la nueva ley que vendrá, de educación pública, va a mezclar subsidios a la oferta con subsidios por matrícula.
-Y ese subsidio a la oferta, ¿será igual para una escuela del Estado y para un particular subvencionado, o puede ser mayor para la educación pública? -En las mismas condiciones debieran tender a ser relativamente análogos los financiamientos, pero no necesariamente idénticos, porque, por ejemplo, para nosotros la carrera profesional docente es muy importante. Si la red pública respeta esa carrera, eso hace que entren mejores alumnos a Pedagogía, pero puede significarle un sobrecosto, y por lo tanto no los puedes tratar igual que al particular subvencionado.
-Por lo tanto, esa ley de educación pública ¿incluirá financiamiento diferenciado, para permitir a la educación pública cubrir estos costos?-Exactamente. Una mezcla de financiamiento a la oferta con financiamiento a la matrícula.
-Los colegios particulares subvencionados van a reclamar que ése es un trato discriminatorio contra ellos. -Bueno, pero no hay ningún problema en que, como sucede en Holanda, en Bélgica o en Ontario, si esos colegios se quieren integrar a la red pública, con deberes y derechos, pueden tener las mismas condiciones. Depende de a qué reglas estén dispuestos a someterse.
-¿Se les va a ofrecer eso?-Tenemos que… (duda y se frena). Caí en una cosa que no debí haber caído, que es hablar sobre lo que todavía no hemos presentado. Te estoy dando los principios. La cirugía fina no la hemos concluido todavía, por lo tanto no quiero levantar fantasmas y el tema, por ejemplo, de la famosa inmobiliaria es un combate contra un fantasma.
MONITOREO DEL MARKETING-Esa expresión, la inmobiliaria, la acuñó el presidente de la DC, Ignacio Walker. �Él hizo una crítica muy dura. -Creo que es una falta de información. Yo puedo haber fallado en proveerle la información: lo intenté, debo decirlo, y varias veces.
-¿A Walker?-Claro. Pero bueno, posiblemente no fui suficientemente claro. Es una falacia que vamos a gastar más plata en infraestructura. Hoy se financia con la subvención, y se paga más caro todavía, porque los colegios que tienen lucro, por el capital que han puesto, están cobrando 10% o 12%. Por nuestro proyecto cobran 4%. Por lo tanto, el gasto de infraestructura financiado con subvención baja, no sube.-¿Cómo se explica entonces lo que dijo Walker? ¿Hay una crítica tal vez más de fondo?
-No lo sé. No voy a presumir intención: yo tengo el mayor respeto por Ignacio y estoy seguro que nos vamos a entender. Puede haber habido disonancia cognitiva: que yo no expliqué bien o él no comprendió bien, o las dos cosas.No se gasta más plata en infraestructura. Sí se va a transparentar. El Estado está ofreciendo la posibilidad -que, dicho sea de paso, yo esperaba que tuviera más resistencia por la izquierda- de comprarles la infraestructura. ¿Y eso por qué? Porque si las nuevas reglas del juego no son atractivas para los que hoy lucran, podemos tener una dramática contracción de la oferta. Éste es un estímulo para que permanezcan en el sector.
-Los sostenedores acusan que los obligan a comprar la infraestructura. Y que hay muchos colegios que no pueden hacerlo y por lo tanto van a cerrar. -Eso es inexacto. Y si es necesario precisar eso más en el proyecto de ley, lo haremos. Lo que decimos es que al cabo de 12 años tienen que ser dueños de los activos esenciales. No dueños del colegio el primer día, ni dueños de todo después de 12 años. Si un colegio no es capaz al cabo de doce años de adquirir para la fundación ni siquiera los activos esenciales… bueno, no es un colegio que esté teniendo mucha preferencia por parte de las familias.
-Hablando de preferencias de la familia, en la educación hay mucha asimetría de información… -Y es precisamente por eso, como lo sabe cualquiera que haya estudiado economía un poco más en serio, que el libre juego de la oferta y la demanda no funciona. ¿Qué opinarían los partidarios de la libertad, entre comillas, si tú dijeras: “¿Por qué no tenemos libre oferta y demanda para los remedios con receta médica?”. No: si tienen efectos colaterales, alguien que no sea el consumidor, que no conoce bien el contenido del remedio, debe certificar que este remedio no le hace mal. Bueno, cuando hay asimetría de información, hay que regular.
-¿Entonces, cuando los apoderados son libres para elegir, no toman las mejores decisiones para la educación de sus hijos?-Cuando tú dices que quieres educación mixta, con distintos proyectos, estás respetando la libertad de los padres de elegir. No hay ninguna contradicción entre darles ese derecho y entregarles la mejor información para que su elección sea adecuada. Y las mejores condiciones. Cuando tienes copago, el que no puede pagar no puede elegir; cuando tienes selección, el que no queda seleccionado no puede elegir. Nuestro proyecto da más posibilidad de elegir a los padres. Cuando tú seleccionas a los estudiantes, obtienes mejores puntajes e incluso mejor convivencia escolar, no porque seas un mejor colegio, sino porque has seleccionado para lograr esos resultados. Entonces, las familias pueden creer que al poner al niño en ese colegio va a aprender más, pero eso no es efectivo. Es una técnica de marketing, para resultar atractivo.
-¿Y eso se va a regular? -Se va a monitorear. Y si hay un exceso de publicidad, será una alerta de que algo está pasando, y habría que preguntarse por qué. La palabra sería monitoreo, para que no me levantes otro fantasma.
LA GRAN FALACIA
En el mismo momento en que Eyzaguirre conversa en su despacho con Qué Pasa, la subsecretaria de Educación presenta los resultados de las últimas pruebas Simce. La ausencia del ministro no es casual: se intenta bajar el perfil a los resultados, que en años anteriores se entregaban con una visita ministerial a los mejor evaluados y un publicitado ranking de colegios.
-Ministro, usted ha enfatizado que es falso que los colegios subvencionados tengan mayor calidad que los municipales. Pero, ¿cómo define calidad para poder asegurar eso? ¿Sólo por los resultados del Simce corregidos por nivel socioeconómico?-Efectivamente, con la única forma que podemos medirlo ahora, que todos sabemos que es superincompleta, es con el Simce. Si tuviéramos un indicador más integral de calidad, posiblemente sería aun más desfavorable para los particulares subvencionados. Pero si tomamos la única medida común que podemos establecer, toda la investigación empírica dice que los puntajes se explican por el capital cultural de las familias. Punto. No si eres particular subvencionado o si eres municipal. ¡Si el gran problema de Chile es la segregación! No el tipo de dependencia.
-Los padres se han movido de la educación municipal a la particular subvencionada. Tal vez están viendo otros parámetros que ellos consideran de calidad: formación, convivencia, ¿hay algo de los subvencionados que la educación pública debería imitar?-Hay una falacia cuando se dice que los padres eligen los colegios subvencionados. Despacito por las piedras. Hay comunas de rápido crecimiento, como Alto Hospicio o La Florida, en que los colegios municipales no instalan nuevas facilidades. Eso no significa que haya preferencia de las familias, sino que los particulares son más rápidos para reaccionar a esa demanda. Si tú ves comunas demográficamente más estables, no se observa un traslado masivo. Entonces, cuidadito: miremos un poco más los datos antes de hacer afirmaciones de ese tipo.-Los estudiantes y los profesores se quejan de que se debería haber comenzado por los proyectos de fortalecimiento de la educación pública. ¿Fue un error partir por lucro, copago y selección?
-¿Qué hubiera pasado si hubiéramos partido por la educación pública? Nos habrían dicho: “¿Pero cómo es posible?, le están sacando el bulto al tema del lucro”. O sea, palos porque bogas, palos porque no bogas. Discutir todo al mismo tiempo es imposible. Por tanto, dennos el beneficio de la duda, de que estamos planteando primero la desmercantilización, pero luego vamos a hablar de la nueva educación pública y del Plan Nacional Docente. Si tú no desmercantilizas, vas a tener educación de calidad para algunos, no para todos. No para el baile de los que sobran.
«PENSABA QUE DESPUÉS DE HACIENDA NO HABÍA NADA PEOR»-Usted ha repetido varias veces que hay desconfianza. ¿Cuánto de ella se debe a que usted fue una figura clave en la Concertación, que profundizó el sistema al que ahora califica de mercantilista? ¿Cuándo vio la luz?
-¿Lo dices por Saulo?
-Sí.-Tú sabes que don Carlos Peña, a quien le tengo mucho respeto, y leo, y aprendo mucho de él, me calificó como Saulo. Así que “vio la luz” creo que viene de ahí, ¿no?
-Viene de ahí, efectivamente. De la Biblia.-Yo escribí en 2005 un trabajo con Mario Marcel, Marcelo Tokman y Jorge Rodríguez, donde criticábamos ya lo que llamábamos el “cuasi mercado”. En mi presentación al Congreso del presupuesto de ese año, también hay un capítulo dedicado a la crítica al “cuasi mercado”. En 2006, antes de la revolución pingüina, di una entrevista donde me referí muy críticamente a la segregación. Por tanto, no vi la luz: hace mucho tiempo que vengo convencido, pero cada día tiene su afán. -Y si usted ya pensaba eso cuando era ministro de Hacienda, ¿por qué implementó el Crédito con Aval del Estado?
– Recuerda que estábamos terminando la Jornada Escolar Completa y ampliando la oferta de educación inicial, ambas eran carísimas. Por tanto, no había ninguna posibilidad de extender la gratuidad a la educación universitaria: no daban los pesos. En ese momento habían surgido algunas universidades privadas, los CFT y los IP. Y las familias, para poder enviar a sus hijos ahí, estaban endeudándose a tasas del 15% con la banca. Entonces, pusimos un aval del Estado que permitía acceso a tasas más bajas, con la condición de una acreditación que garantizara que esos recursos fueran a universidades de calidad. Pero la Comisión de Acreditación salió completamente aguada del Congreso, y se permitió la expansión de matrícula de carreras de poca calidad. Los jóvenes se endeudaron en esas carreras sin mercado laboral.
-Finalmente el CAE “mercantilizó” todavía más el mercado.-No, no lo mercantilizó. El problema no es el acceso al financiamiento, sino que ese financiamiento debiera haberse usado sólo en proyectos de calidad.
-Pero aun si el proyecto de acreditación hubiera sido mejor, ¿entregarles a los bancos el financiamiento no es el símbolo máximo de la mercantilización del sistema?-No. Tú tienes dos alternativas: o das crédito directamente y te transformas en un banco que otorga y cobra, o lo externalizas. Si las fórmulas financieras fueron más o menos correctas, esto ocurrió con posterioridad a que yo terminé. -¿Qué es más difícil: ser ministro de Hacienda o en lo que está ahora?
-Yo no diría que es por el puesto, sino por la coyuntura que te toca. Yo pensaba que después de ser ministro de Hacienda no había nada peor, pero no sé. En este momento ser ministro de Educación es bastante difícil.
-Hay un trabajo más difícil que ser ministro de Educación.-¿Cuál?
-Ser Presidente de la República.-Sin duda.
-¿Lo ha pensado?-Imagínate: es como que tú estás en medio de la tormenta, con toda tu familia arriba de un auto, perdido en la noche, y te digan: “¿Usted ha pensado qué es lo que va a hacer mañana?”. ¡Déjeme tratar de llegar a algún lado!
Se hace un silencio. El ventanal sigue abierto. El ruido de la protesta de siete pisos más abajo llena la oficina. Afuera no hay noche ni tormenta: es un día frío, pero soleado, con una Alameda repleta de miles de estudiantes.
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