Ahora que somos todos expertos en narcotráfico, luego de devorar los 113 capítulos del Patrón del Mal, aprendimos que a lo único que le tuvo miedo uno de los tipos más peligrosos y poderosos del mundo fue a los jueces norteamericanos. Algo en común entre Cristina y Pablo Emilio, el patrón.
Si Griesa fuese argentino todo sería más fácil. O se lo compra o se lo enjuicia (otra del patrón: “plata o plomo”). Suspensión y juicio político como a Campagnoli, o anillo de 250 mil dólares y sobres todos los meses en concepto de retribución por militancia nacional y popular.
Pero Griesa no es argentino y Cristina no puede tolerarlo. Se evidencia en el cambio constante de discurso oficial entre pagar y no pagar, negociar o no y los ridículos y torpes insultos al juez en la solicitada en el Wall Street Journal, como si faltara algo para torpedar las posibles negociaciones.
El país no puede caer en jaque por 1.3 mil millones de dólares. Que los holdouts pidan lo que quieran, que ganen o pierdan, pero no podemos desangrarnos por una deuda tan chica. Si eso fuese cierto, mejor vendamos el país a Bill Gates o a Facebook que para ellos eso es un vuelto. De hecho, seguramente nos gobernarían bastante mejor.
Si esa ínfima cantidad de plata para nosotros es un problema, empecemos a mirar por dentro, acusemos a nuestros buitres, persigámoslos judicialmente que acá si tenemos jurisdicción. Para el relato oficial el problema de los buitres es por sus rentas extraordinarias.
Hablemos de rentas extraordinarias con las tierras compradas por monedas y vendidas por millones por Nestor y Cristina en el sur. Hablemos de sus compras de dólares. De los hoteles vacíos con habitaciones pagadas por las empresas de Lázaro y por Aerolíneas Argentinas, como si no tuviese ya suficientes causas de sobreprecios.
Hablemos de los sueños compartidos que se llevaron cientos de millones en nombre de los derechos humanos. Veamos los gastos de la vicepresidencia. De estatizaciones y renegociaciones de deudas. Si a Cristina tanto le molestan las rentas extraordinarias que publique cuánto se gasta por mes en La Cámpora y en el periodismo para mantener el relato que ya solo ella cree.
Es cierto que la causa de los buitres es un problema de rentas extraordinarias. Si tantos vivos del gobierno nacional no hubieren tenido estas rentas extraordinarias sin control, sin explicación y sin un juez con coraje para investigarlos, los dólares nos sobrarían para pagar los 1.3 mil millones.
El problema definitivamente es de rentas extraordinarias. Pero en este caso, los buitres fueron argentinos, y en gran medida, los votamos nosotros.