OPINIÓN
Un día antes de que la presidenta Cristina Fernández viajara a la reunión de los BRICS en Brasil y luego de que los países que conforman ese espacio anunciaran la creación de una serie de organismos financieros alternativos a los que controla EE UU –como el FMI y el Banco Mundial–, los fondos buitre publicaron una solicitada en diversos medios del exterior indicando que el gobierno argentino prefiere «entregar Vaca Muerta a China y Rusia» en lugar de satisfacer sus demandas.
Andrés Asiain
En la misma se hacen eco de la opinión de un lobbista de grupos petroleros y financieros norteamericanos, para señalar que si Argentina no paga a los buitres lo establecido por la sentencia del juez Griesa, no recibirá las inversiones externas necesarias para la explotación de las reservas de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta. Según el citado Bernard Weinstein, quien también integra el George W Bush Institute y es director asociado del Instituto SMU-COX, el desarrollo de Vaca Muerta requiere inversiones por U$S 250 mil millones, de los cuáles la norteamericana Chevron se comprometió a invertir unos U$S 15 mil millones (lleva invertidos U$S 1600 millones). Sin embargo, el lobbista advierte que de no pagarse todo lo exigido por los buitres, Chevron podría dar marcha atrás con su planes de inversiones y «otros inversores internacionales podrían también tomar esa actitud o bien exigir términos más favorables para invertir». Lo que no indica la solicitada es que el cumplimiento de la sentencia Griesa genera en forma casi automática, demandas similares por parte de los demás holdouts con jurisdicción en Nueva York, que exigirían pagos por entre U$S 7500 según las propias estimaciones de los fondos buitre. Esa cifra equivale a una cuarta parte de las actuales reservas del BCRA, por lo que su pago en efectivo se vuelve imposible. La alternativa sería pagar en bonos, que a una probable tasa de descuento del 8%, exigiría emitir deuda a diez años por cerca de U$S 16 mil millones, una cifra que «casualmente» coincide con los compromisos de inversiones asumidos por Chevron. Adicionalmente, si Argentina cumple lo exigido por los buitres a través de la sentencia Griesa, corre el riesgo de que los acreedores que aceptaron una quita y cobrar en cuotas en los canjes 2005 y 2010, inicien demandas judiciales para cobrar lo mismo que los buitres, amparados en la cláusula RUFO que contienen sus bonos. Se calculan que las potenciales demandas en ese caso podrían alcanzar los U$S 120 mil millones. Dado que esa cifra excede cualquier posibilidad de pago en efectivo, para cumplir con esas potenciales demandas se deberían emitir bonos a diez años por unos U$S 260 mil millones de dólares, un valor similar al que se requeriría para explotar la totalidad de Vaca Muerta.
La jugada parece ser clara, mediante el fallo Griesa y posteriores fallos similares, los grupos financieros y petroleros norteamericanos buscan inflar artificialmente la deuda argentina hasta una cifra que, de mínima, equivale a las inversiones comprometidas por Chevron y, de máxima, a la totalidad de Vaca Muerta. Si Argentina cae en la trampa terminaría entregando la segunda reserva de gas no convencional del mundo. Ese activo, que debería asegurar la soberanía energética sería así apropiado en forma gratuita por grupos económicos norteamericanos.
Un día antes de que la presidenta Cristina Fernández viajara a la reunión de los BRICS en Brasil y luego de que los países que conforman ese espacio anunciaran la creación de una serie de organismos financieros alternativos a los que controla EE UU –como el FMI y el Banco Mundial–, los fondos buitre publicaron una solicitada en diversos medios del exterior indicando que el gobierno argentino prefiere «entregar Vaca Muerta a China y Rusia» en lugar de satisfacer sus demandas.
Andrés Asiain
En la misma se hacen eco de la opinión de un lobbista de grupos petroleros y financieros norteamericanos, para señalar que si Argentina no paga a los buitres lo establecido por la sentencia del juez Griesa, no recibirá las inversiones externas necesarias para la explotación de las reservas de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta. Según el citado Bernard Weinstein, quien también integra el George W Bush Institute y es director asociado del Instituto SMU-COX, el desarrollo de Vaca Muerta requiere inversiones por U$S 250 mil millones, de los cuáles la norteamericana Chevron se comprometió a invertir unos U$S 15 mil millones (lleva invertidos U$S 1600 millones). Sin embargo, el lobbista advierte que de no pagarse todo lo exigido por los buitres, Chevron podría dar marcha atrás con su planes de inversiones y «otros inversores internacionales podrían también tomar esa actitud o bien exigir términos más favorables para invertir». Lo que no indica la solicitada es que el cumplimiento de la sentencia Griesa genera en forma casi automática, demandas similares por parte de los demás holdouts con jurisdicción en Nueva York, que exigirían pagos por entre U$S 7500 según las propias estimaciones de los fondos buitre. Esa cifra equivale a una cuarta parte de las actuales reservas del BCRA, por lo que su pago en efectivo se vuelve imposible. La alternativa sería pagar en bonos, que a una probable tasa de descuento del 8%, exigiría emitir deuda a diez años por cerca de U$S 16 mil millones, una cifra que «casualmente» coincide con los compromisos de inversiones asumidos por Chevron. Adicionalmente, si Argentina cumple lo exigido por los buitres a través de la sentencia Griesa, corre el riesgo de que los acreedores que aceptaron una quita y cobrar en cuotas en los canjes 2005 y 2010, inicien demandas judiciales para cobrar lo mismo que los buitres, amparados en la cláusula RUFO que contienen sus bonos. Se calculan que las potenciales demandas en ese caso podrían alcanzar los U$S 120 mil millones. Dado que esa cifra excede cualquier posibilidad de pago en efectivo, para cumplir con esas potenciales demandas se deberían emitir bonos a diez años por unos U$S 260 mil millones de dólares, un valor similar al que se requeriría para explotar la totalidad de Vaca Muerta.
La jugada parece ser clara, mediante el fallo Griesa y posteriores fallos similares, los grupos financieros y petroleros norteamericanos buscan inflar artificialmente la deuda argentina hasta una cifra que, de mínima, equivale a las inversiones comprometidas por Chevron y, de máxima, a la totalidad de Vaca Muerta. Si Argentina cae en la trampa terminaría entregando la segunda reserva de gas no convencional del mundo. Ese activo, que debería asegurar la soberanía energética sería así apropiado en forma gratuita por grupos económicos norteamericanos.