El periodismo frente a dos espejos: el de los propios periodistas y el de las audiencias. Así podría resumirse una encuesta melliza realizada recientemente por Management & Fit, que arroja resultados llamativos: el público valora mejor y es menos crítico sobre el papel del periodismo en la sociedad argentina que los propios profesionales de la comunicación y, además, exige más crudeza cuando se informa sobre hechos de consecuencias potencialmente graves, como la eventual quiebra de un banco o los episodios de saqueo como los que ocurrieron a fin del año pasado.
Para el 54,6% de los ciudadanos comunes, la actividad periodística en general es buena o muy buena; el 30,6% cree que es regular, y el 10,9% la considera mala o muy mala. Entre los periodistas, el 41,1% considera que es buena o muy buena; el 47,7% la ve regular y el 9,5%, mala o muy mala. El 67,3% del público dice que no se siente representado por ningún periodista en particular, algo que comparte el 51,4% de los propios periodistas.
El relevamiento también arroja datos sobre el poder del periodismo para influir en las decisiones de los individuos: entre los ciudadanos, el 45,7% cree que los medios no tienen poder para provocar la renuncia de un presidente, y el 45,9% opina que sí lo tienen; entre los periodistas, el 35,5% cree que no y el 26% considera que sí (un 27,9% no sabe o no contesta).
Entre los profesionales de la comunicación, los más propensos a pensar que sí tienen los medios de comunicación poder para provocar la renuncia de un primer mandatario son los que trabajan en televisión (52%), mientras que entre los que lo hacen en diarios o revistas prevalece la idea de que no se tiene ese nivel de influencia (55,6%).
¿Y tienen los medios de comunicación en la Argentina poder para facilitar el acceso a la presidencia de un precandidato?, se preguntó. El 51,8% de los periodistas y el 60,2% de los ciudadanos creen que sí; el 32,6% de estos últimos cree que no, igual que el 15,4% de los comunicadores, entre los cuales el 27,3% dice que no sabe o no contesta.
Sobre la mala relación que el periodismo en general tuvo en la última década con el kirchnerismo gobernante, el 42,8% de los ciudadanos cree que el principal responsable de esos conflictos fue el Gobierno; sólo el 16,3% responsabiliza a los periodistas, y el 32,2% cree que ambos son responsables. En cambio, sólo el 37,8% de los periodistas responsabiliza al Gobierno por la pelea; el 25,6% reparte culpas entre ambos lados; el 6,5% se autoinculpa, y el 30% prefiere no responder.
¿Cree usted que un periodista debería publicar información sobre saqueos aun con el riesgo de provocar un efecto contagio sobre esos hechos?, consultó la investigación. Sí, dice el 51% de los periodistas y no el 28,6%. Entre los ciudadanos, el sí llega al 65,5% y el no al 26,5%.
Y si un periodista tuviera información capaz de provocar el cierre de un banco o la caída de un gobierno, ¿considera usted que debería publicar esta información?, se consultó. El 56,4% de los periodistas cree que sí, y entre los ciudadanos ese porcentaje trepa hasta el 74%. Entre quienes dicen que debería ignorarse ese tipo de información aparece el 14,8% de los ciudadanos y sólo el 1,9% de los periodistas (entre los cuales el 28,2% no responde).
¿Cree usted que los periodistas que trabajaron durante los años de la dictadura militar fueron en alguna medida cómplices?, consultó la investigación. Entre los periodistas, el 62,5% respondió que sólo algunos; el 7,6% dijo que la mayoría, y el 28,8% no respondió. Entre los ciudadanos, el 37% dijo que sólo algunos; el 21,5% dijo que ninguno; el 21,9% no supo qué decir o no respondió, y el 19,6% atribuyó responsabilidad a la mayoría.
El estudio también consultó sobre quiénes son los periodistas más influyentes de los últimos 40 años, segmentados en dos períodos, antes y después de 1990. Aquí se abrieron parcialmente las aguas entre periodistas (cuyas opciones fueron más dispersas) y los ciudadanos (cuyas referencias estuvieron concentradas en menos nombres).
Antes de los 90, los más influyentes para los periodistas fueron Rodolfo Walsh, Bernardo Neustadt y Jacobo Timerman; después de los 90, Jorge Lanata, Horacio Verbitsky y María O’Donnell. En tanto, para los ciudadanos, hasta los 90, el podio lo ocupan Juan Alberto Badía, Jorge Guinzburg y José Luis Cabezas. Y después de los 90, Jorge Lanata (de manera indiscutida con el 52,7% de las referencias), Magdalena Ruiz Guiñazú y Santo Biasatti (aunque prácticamente al mismo nivel que Marcelo Tinelli).
Entre los mencionados tanto por periodistas como por ciudadanos comunes aparecen varios recordados integrantes de la Redacción de LA NACION, como Germán Sopeña y Bartolomé de Vedia, y también actuales integrantes como Carlos Pagni, Joaquín Morales Solá, Hugo Alconada Mon, Jorge Fernández Díaz, Mariano Grondona, José Claudio Escribano (integrante del directorio de SA La Nación y ex subdirector) y Héctor D’Amico (director de Comunicaciones Corporativas y ex secretario general de Redacción).
El relevamiento, dirigido por Mariel Fornoni, fue encargado por La Cornisa Producciones, la empresa del periodista Luis Majul, en el contexto de la producción de un programa de TV, un libro y una muestra que estará lista para la primavera: De Walsh a Lanata (40 años de periodismo argentino). Abarcó 1200 casos de ciudadanos comunes y 700 casos de periodistas, y se realizó en febrero y marzo pasados en todo el país de manera telefónica entre los primeros y online entre los segundos..