Este post fue escrito por Ruben Guzzetti analista internacional del Instituto Argentino de Estudios Geopolíticos (IADEG)
Hace 23 años Ucrania nacía como país independiente, luego de la implosión de la ex URSS.
Lo hacia de la mano de una mafia empresarial corrupta, depredatoria e inescrupulosa, devenida en dirigencia politica catastrófica.
A la caida del poder central Soviético estos sectores implementaron políticas neoliberales que sembraron el territorio de pobreza y desesperación en el pueblo.
Julia Timoshenko, ex primera ministra del gobierno de Yanukovich, varios años presa por malversación de fondos públicos y otros delitos económicos, liberada por el actual gobierno neonazi del rey del chocolate Poroshenko, es solo un símbolo, de una descomposición en estado avanzado..
Así, desde Pavlo Lazarenko, primer ministro ( 1996 – 1997 ), fugado del país, detenido en EE UU y condenado por blanqueo de dinero, fraude y extorsión, hasta el actual gobierno de corte neoliberal y neofascista lo que predomina en Ucrania es la fragilidad institucional y la inviabilidad de un estado sustentable.
En Ucrania, país con una vasta pradera cultivable y desarrollo industrial importante en la región sudeste, convivieron sectores de distintos orígenes y culturas.
Desde 1569 a 1795 la población Polaca Lituana se diferenciaba de la Rusa. Luego entre 1795 y 1917 las disputas entre el imperio Austriaco y el Ruso alimentó las diferencias.
Se fue conformando un pais con dos culturas diferenciadas, una más cercana a lo que es hoy la Unión Europea y otra más afin a Rusia, logrando una convivencia aceptable cuando existía un poderoso poder central.
La debilidad actual cae como anillo al dedo a la nueva estrategia del imperio norteamericano.
Desde 2006 los distintos gobiernos ucranianos fueron tentados para ingresar a la unión europea y a la OTAN.
Como todos sabemos los imperios se vuelven más agresivos en su etapa de decadencia. No es novedad tampoco los objetivos perseguidos por el nuevo -viejo plan de dominación mundial de la derecha internacional:
1) Cercar a China, dificultándole su acceso a materias primas y energía, detener su crecimiento, y como opción de máxima generarle trastornos sociales y políticos internos..
2) Entorpecer o quebrar la alianza estratégica Ruso-China.
3) Desmembrar a Rusia e instalar un gobierno títere en Moscú.
4) Generar múltiples conflictos. Partir estados opositores o no confiables caso Irak o Siria en varias nuevos estados donde todos peleen contra todos. No involucrarse directamente en ninguna disputa, sí financiarlos, y luego aparecer como componedor permitiendo a sus multinacionales depredar y quedarse con los recursos de los pueblos.
En este marco general, en abril de este año, la política de EE UU y la Unión Europea, a favor de la división interna de una sociedad vulnerable, lograron instalar un gobierno neonazi en Ucrania, previo golpe de estado.
Jugaron con la esperanza de una parte de un pueblo desesperado que aspiraba a mejorar su situación con la incorporación del país a la UE.
Obligan a Putin a recuperar Crimea en una acción rápida. Ésto alienta a sectores pro rusos del este (Donetsk y Luhansk), y se entabla una guerra civil entre el poder central de Kiev y los separatistas.
Surgen amenazas y sanciones económicas de EE UU y la UE a Rusia. Putin se defiende abriendo nuevos mercados en América Latina, concreta un acuerdo multimillonario con China por aprovisionamiento de gas durante 30 años (400 mil millones de dólares) y avanza con la sociedad euroasiática entre Rusia Bielorrusia y Kazajistán.
DILEMAS
Para Putin, si abiertamente abastece a los rebeldes corre el riesgo de involucrarse en una guerra con la OTAN que lo pondría en una situación muy difícil, con final incierto. Si se desentiende del problema tendría a las fuerzas de la OTAN a las puertas de Moscú.
Para la UE, si Rusia se ve acosada podría suspender el aprovisionamiento de gas a la región y se cortarían poderosos flujos comerciales que profundizaría su crisis. Rusia es el 5to importador de alimentos del mundo, y gran parte de ese aporte lo hacen los países de la UE.
Para EE UU, corre contra reloj, más temprano que tarde la decadencia que sufre en el aspecto económico-financiero se reflejará en lo científico- militar y estará en peores condiciones de echar mano a las ventajas comparativas que hoy todavía tiene. Además corre el riesgo de tensar demasiado la cuerda y entrar en contradicciones más profundas con sus aliados históricos de la UE.
El 26 de agosto se reunirán los presidentes Putin y Poroshenko. Es de esperar que agoten todas las instancias para encontrar una solución pacifica al conflicto, claro está que conociendo tanto la visión política e ideológica del presidente de Ucrania como los objetivos de sus socios occidentales, la salida no será un tramite sencillo.
UNA EXPERIENCIA A TENER EN CUENTA
Nuestros pueblos latinoamericanos deben tomar nota del proceso Ucraniano. Si queremos consolidar nuestra región como zona de paz deberemos estar atentos, avanzar en la UNIDAD regional y no dejar fisuras cerrando conflictos abiertos como el Colombiano. Tejiendo múltiples lazos de hermandad y solidaridad.
Clausurar todas las posibles excusas para que el poder imperial no pueda desarrollar su estrategia de guerra en nuestros territorios como única salida a su crisis terminal.