EL PAIS › ESPARCIERON LAS CENIZAS DE JOHN W. COOKE EN EL RIO DE LA PLATA
“Sus banderas están vivas”
El acto en el Parque de la Memoria estuvo organizado por el vicegobernador Mariotto y amigos de Cooke como Carlos Lafforgue y Carlos Muñoz. Cooke había pedido que sus cenizas se arrojaran como símbolo de sus ideales revolucionarios.
“Una figura emblemática del peronismo, un intelectual, un hombre comprometido que falleció muy joven pero dejó un legado de reflexión y acción política que se convirtió en un ‘deber ser’ para todos los peronistas. Cumplimos su última voluntad, pero no con un ánimo necrológico, sino para desplegar las banderas de Cooke que están bien vivas”, afirmó el vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto. Fue ayer durante el acto realizado en el Parque de la Memoria, cuando un grupo de funcionarios y militantes arrojó al Río de la Plata las cenizas del histórico referente del peronismo revolucionario y delegado personal de Juan Domingo Perón en Argentina.
La ceremonia se concretó a mediodía y fue organizada por su amigo Carlos Lafforgue, director ejecutivo del Archivo Nacional por la Memoria, junto a Pedro Catella, hijo de su última compañera, Alicia Eguren, y al sobreviviente de la ESMA Carlos Muñoz. También participaron el presidente de la Cámara de Diputados y precandidato presidencial, Julián Domínguez, el legislador porteño y también precandidato Jorge Taiana, el titular de la Biblioteca Nacional Horacio González, el dirigente de MILES Luis D’Elía, además de militantes de las agrupaciones Proyecto Nacional y de la Corriente Martín Fierro.
Domínguez destacó que “la vocación revolucionaria del peronismo sostiene que el revolucionario nunca pierde su razón de ser, y esto significa que las cenizas de Cooke siguen iluminando el camino del pueblo argentino”. En tanto, Muñoz remarcó que “es una reparación histórica, una deuda que teníamos con el Bebe Cooke todos los que militábamos en el peronismo revolucionario”.
Durante el acto se leyó un escrito de Lafforgue, quien destacó de Cooke su “capacidad intelectual y su lealtad al general Perón”, y de-seó que “al arrojar sus cenizas en este río contenedor de la memoria, se reencuentre con Alicia y tantos otros compañeros”. Por su parte, Catella, que vive en México y viajó para participar de la ceremonia, destacó “la lucha consecuente, ese trazo de una sola pieza del Bebe y mamá que no fueron en vano, la presencia de esta juventud, de estas tres generaciones de peronistas es el testimonio más elocuente de que ellos ganaron, estos chicos de 18 o 20 años están rescatando una memoria, y son ellos quienes van a continuar”.
Cooke –autor del célebre libro Peronismo y Revolución, diputado nacional por el justicialismo y representante personal de Perón durante el exilio– falleció víctima de un cáncer de pulmón el 19 de septiembre de 1968, y en su testamento le pidió a Eguren que, de no ser posible la donación íntegra de sus órganos, sus restos sean cremados. Pero específicamente indicó que “las cenizas no se conserven ni se depositen: dispérsalas poéticamente al viento, tíralas al mar (…) en la medida en que he dedicado mi vida a los ideales revolucionarios de la libertad humana, me perpetuaré en la obra de los que continúen esa militancia”.
La urna con sus cenizas había permanecido en custodia de Eguren, hasta que fue secuestrada y desaparecida en 1977 durante la dictadura, y posteriormente fue protegida por uno de sus compañeros de militancia.
Ya en democracia, y por iniciativa del ex secretario de Derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde, los restos de Cooke fueron depositados en la cripta que la familia Abal Medina tiene en el cementerio de la Recoleta. Fue así que en presencia del entonces secretario de Gestión Pública Juan Manuel Abal Medina, actual embajador ante el Mercosur y la Aladi, del secretario de Inteligencia Héctor Icazuriaga y el propio Duhalde, la urna quedó en esa bóveda, junto a los restos de Fernando Abal Medina.
Sin embargo, no era ése el destino que hubiera querido Cooke. Al menos una parte de su póstumo deseo fue cumplido ayer por sus amigos y compañeros de militancia, en la Costanera Norte porteña, a la vista de cientos de militantes de distintas organizaciones sociales peronistas.