Lo dijeron los familiares del chico de Florencio Varela que fue apresado el 7 de octubre en la seccional 7ª y 23 días después apareció muerto flotando en el río Paraná.
Cientos de rosarinos reclamaron justicia y el rápido esclarecimiento de la muerte de Franco Ezequiel Casco. (Foto: L.Vincenti)
La marcha la encabezaron los padres de Franco, Elsa Godoy y Ramón Casco. (Foto: L.Vincenti)
Por Claudio Berón / La Capital
«Desde su desaparición el martes 7 de octubre el gobierno provincial decidió no buscar a Franco Casco». «Como ocurrió con Luciano Arruga (en Buenos Aires) a Franco Casco lo mató la policía. Ni un pibe menos». Este es el principio y el fin del documento leído ayer, al caer la tarde, por un militante social en el fin de la marcha en la que cientos de rosarinos reclamaron justicia y el rápido esclarecimiento de la muerte de Franco Ezequiel Casco, el chico de 20 años que fue visto por última vez con vida en la seccional 7ª y cuyo cadáver fue hallado 23 días después flotando en el río Paraná.
Franco vivía junto a su familia en Florencio Varela, en el conurbano bonaerense. Estaba en pareja y tenía un hijo de 3 años llamado Thiago. La primera semana de octubre llegó al barrio Empalme Graneros para visitar a sus tíos y el día 6 decidió volver a su casa. Entonces enfiló para Rosario Norte junto a una tía. Pero no había viajes ese día y juntos volvieron a la casa. Poco después la mujer se fue y ya no volvió a ver a su sobrino, quien habría regresado hacia la estación.
En la 7ª. En los libros de la seccional 7ª quedó registrado que el joven ingresó por desacato y resistencia a la autoridad el martes 7 al mediodía y liberado esa misma noche después de que una médica policial de apellido Zelaya lo revisara y comprobara que «no se encontraba ubicado en tiempo y espacio» y que en un patrullero, tras la orden de un fiscal, trataran de llevarlo hasta la casa de sus familiares sin poder localizarla. En esas horas y en los días posteriores, lo único concreto para la familia y el Defensor General de la provincia, Gabriel Ganón, es que «se cometieron varias irregularidades» (ver aparte).
En ese marco, a las 17 de ayer una multitud se congregó frente a los Tribunales provinciales y caminó por calle Moreno hasta la plaza San Martín, frente a la sede de la Gobernación. Allí nadie los esperaba, como ocurrió en todo este mes donde no se escuchó ninguna voz oficial. Sólo había un grupo de militantes al lado de un pequeño escenario.
La marcha la encabezaron los padres de Franco, Elsa Godoy y Ramón Casco, quienes llegaron a Rosario cinco días después de que su hijo desapareciera y comenzaron a buscarlo en comisarías, hospitales, «por la calle, pegando fotos, preguntando a todo el mundo». Así fue hasta el 30 de octubre, día en que el cuerpo apareció en el agua en avanzado estado de descomposición.
Parte de los diez hermanos de Franco portaban ayer una pancarta con la leyenda «A Franco lo mató la policía». Malvina, Carina, Leonel, Víctor, Natalia, Maxi y Lucas, junto a sus padres, la sostenían mientras militantes de partidos políticos y de organizaciones de base llevaban grandes letras que unidas formaban la frase: «Todos lo sabíamos». Elsa prácticamente no habló y Ramón, de pocas palabras, le dijo a La Capital una y otra vez que Franco «ingresó vivo y salió muerto de la comisaría» de Cafferata al 300.
«Cuando llegué a la 7ª, el 13 de octubre, una mujer policía me dijo que el pibe había ingresado ahí el 6 a la noche bajo el nombre de Franco Godoy ( apellido de la madre) y resulta que después aparece en el libro que lo arrestaron el 7. Está todo armado», dijo Ramón, un albañil que se quedará en Rosario «hasta que todo se aclare y paguen los que deban pagar».
Puntos oscuros. Para Ramón todos son puntos oscuros, líneas difusas.»Me dijeron que hubo un tipo que denunció a mi hijo y a un amigo porque estaban en la calle haciendo lío. Pero esa denuncia de un tal Daniel nunca apareció y tampoco el pibe que estaba con mi hijo. Tenía partido el labio y le faltaban cuatro dientes, pero Franco tenía una buena dentadura. Lo mataron ellos», contó forzando las frases. Luego dudó de todo: «La médica que dice que lo vio, en serio no lo vio. Y los policías que declararon lo hicieron para armar la causa».
La marcha recorrió las calles al grito de «lo sabía, lo sabía, a Franco lo mató la policía». Estuvieron la CCC, Amsafé, la CTA, el MST, Movimiento Evita, Patria Grande, movimientos universitarios y de base entre los que resaltaban los chicos de Claudio «Pocho» Lepratti unidos en la agrupación «Bodegón Cultural». A ellos se sumaron concejales como María Fernanda Gigliani y Norma López, los diputados provinciales Gerardo Rico y Eduardo Toniolli, y los dirigentes políticos Sebastián Artola y Fernando Rosúa.
Fue Toniolli, titular de la Comisión de Derechos y Garantías de la Cámara baja, el que recordó que habían recibido a elsa Godoy par escuchar su denuncia y comprometer su apoyo en la lucha por justicia.
En el centro de la plaza San Martín, en un pequeño escenario, Malvina Casco dijo con la voz entrecortada: «El Estado y la policía se contradicen. El gobierno ni buscó a mi hermano. Responsabilizamos al Estado y al gobierno y queremos la condena de todos los responsables de la muerte de Franco».
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Cientos de rosarinos reclamaron justicia y el rápido esclarecimiento de la muerte de Franco Ezequiel Casco. (Foto: L.Vincenti)
La marcha la encabezaron los padres de Franco, Elsa Godoy y Ramón Casco. (Foto: L.Vincenti)
Por Claudio Berón / La Capital
«Desde su desaparición el martes 7 de octubre el gobierno provincial decidió no buscar a Franco Casco». «Como ocurrió con Luciano Arruga (en Buenos Aires) a Franco Casco lo mató la policía. Ni un pibe menos». Este es el principio y el fin del documento leído ayer, al caer la tarde, por un militante social en el fin de la marcha en la que cientos de rosarinos reclamaron justicia y el rápido esclarecimiento de la muerte de Franco Ezequiel Casco, el chico de 20 años que fue visto por última vez con vida en la seccional 7ª y cuyo cadáver fue hallado 23 días después flotando en el río Paraná.
Franco vivía junto a su familia en Florencio Varela, en el conurbano bonaerense. Estaba en pareja y tenía un hijo de 3 años llamado Thiago. La primera semana de octubre llegó al barrio Empalme Graneros para visitar a sus tíos y el día 6 decidió volver a su casa. Entonces enfiló para Rosario Norte junto a una tía. Pero no había viajes ese día y juntos volvieron a la casa. Poco después la mujer se fue y ya no volvió a ver a su sobrino, quien habría regresado hacia la estación.
En la 7ª. En los libros de la seccional 7ª quedó registrado que el joven ingresó por desacato y resistencia a la autoridad el martes 7 al mediodía y liberado esa misma noche después de que una médica policial de apellido Zelaya lo revisara y comprobara que «no se encontraba ubicado en tiempo y espacio» y que en un patrullero, tras la orden de un fiscal, trataran de llevarlo hasta la casa de sus familiares sin poder localizarla. En esas horas y en los días posteriores, lo único concreto para la familia y el Defensor General de la provincia, Gabriel Ganón, es que «se cometieron varias irregularidades» (ver aparte).
En ese marco, a las 17 de ayer una multitud se congregó frente a los Tribunales provinciales y caminó por calle Moreno hasta la plaza San Martín, frente a la sede de la Gobernación. Allí nadie los esperaba, como ocurrió en todo este mes donde no se escuchó ninguna voz oficial. Sólo había un grupo de militantes al lado de un pequeño escenario.
La marcha la encabezaron los padres de Franco, Elsa Godoy y Ramón Casco, quienes llegaron a Rosario cinco días después de que su hijo desapareciera y comenzaron a buscarlo en comisarías, hospitales, «por la calle, pegando fotos, preguntando a todo el mundo». Así fue hasta el 30 de octubre, día en que el cuerpo apareció en el agua en avanzado estado de descomposición.
Parte de los diez hermanos de Franco portaban ayer una pancarta con la leyenda «A Franco lo mató la policía». Malvina, Carina, Leonel, Víctor, Natalia, Maxi y Lucas, junto a sus padres, la sostenían mientras militantes de partidos políticos y de organizaciones de base llevaban grandes letras que unidas formaban la frase: «Todos lo sabíamos». Elsa prácticamente no habló y Ramón, de pocas palabras, le dijo a La Capital una y otra vez que Franco «ingresó vivo y salió muerto de la comisaría» de Cafferata al 300.
«Cuando llegué a la 7ª, el 13 de octubre, una mujer policía me dijo que el pibe había ingresado ahí el 6 a la noche bajo el nombre de Franco Godoy ( apellido de la madre) y resulta que después aparece en el libro que lo arrestaron el 7. Está todo armado», dijo Ramón, un albañil que se quedará en Rosario «hasta que todo se aclare y paguen los que deban pagar».
Puntos oscuros. Para Ramón todos son puntos oscuros, líneas difusas.»Me dijeron que hubo un tipo que denunció a mi hijo y a un amigo porque estaban en la calle haciendo lío. Pero esa denuncia de un tal Daniel nunca apareció y tampoco el pibe que estaba con mi hijo. Tenía partido el labio y le faltaban cuatro dientes, pero Franco tenía una buena dentadura. Lo mataron ellos», contó forzando las frases. Luego dudó de todo: «La médica que dice que lo vio, en serio no lo vio. Y los policías que declararon lo hicieron para armar la causa».
La marcha recorrió las calles al grito de «lo sabía, lo sabía, a Franco lo mató la policía». Estuvieron la CCC, Amsafé, la CTA, el MST, Movimiento Evita, Patria Grande, movimientos universitarios y de base entre los que resaltaban los chicos de Claudio «Pocho» Lepratti unidos en la agrupación «Bodegón Cultural». A ellos se sumaron concejales como María Fernanda Gigliani y Norma López, los diputados provinciales Gerardo Rico y Eduardo Toniolli, y los dirigentes políticos Sebastián Artola y Fernando Rosúa.
Fue Toniolli, titular de la Comisión de Derechos y Garantías de la Cámara baja, el que recordó que habían recibido a elsa Godoy par escuchar su denuncia y comprometer su apoyo en la lucha por justicia.
En el centro de la plaza San Martín, en un pequeño escenario, Malvina Casco dijo con la voz entrecortada: «El Estado y la policía se contradicen. El gobierno ni buscó a mi hermano. Responsabilizamos al Estado y al gobierno y queremos la condena de todos los responsables de la muerte de Franco».
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