Periodista
A menos de un año del cambio de Presidente, hay un triple empate. Por eso la competencia electoral 2015 será para alquilar balcones. Y el papel de gran electora que protagonizará Cristina Fernández hará la disputa todavía más apasionante. Según dos de las encuestadoras que menos se equivocan, están empatando con entre un 20 y un 25% de los votos Mauricio Macri, Daniel Scioli y Sergio Massa. O Scioli, Massa y Macri. O Massa, Macri y Scioli. O el orden que le quiera poner el lector. La cuestión es que el margen de error técnico puede cambiar la posición de uno y de otro. Y la otra cuestión importante es que Scioli se mantiene en los mismos niveles de siempre, que Massa bajó desde que ganó las últimas elecciones pero detuvo su caída y que Macri es el único que crece, pero su aumento en la intención de votos es con cuentagotas. ¿Eso significa que el jefe de gobierno de la Ciudad está cerca de ganar las elecciones? No. Solo indica lo que pasa hoy, y no mucho más. Como se sabe, en la Argentina, las elecciones presidenciales se ganan o se pierden por el ánimo imperante de tres o cuatro semanas antes de la fecha de los comicios. Y el ánimo imperante, en la Argentina, siempre tiene que ver con la situación económica del momento. Enseguida, detrás del ánimo económico puede venir, la indignación por los hechos de corrupción. Pero siempre es la economía, estúpido lo que termina condicionando el resultado. Por eso tanto Macri como Massa descuentan que el gobierno no solo va a apoyar y al mismo tiempo condicionar a Scioli. También va a volcar miles de millones de pesos para aumentar la asignación por hijo, las jubilaciones y todos los subsidios y planes sociales justo antes de las PASO y de la primera vuelta electoral. Y va a respaldar al ministro Florencio Randazzo para hacérsela más difícil al gobernador de la provincia. Diagnosticó el analista Rosendo Fraga: «Para mi, el final de mandato de Cristina Fernández tiene poco que ver con el de cualquier gobierno desde 1983. Se está yendo ejerciendo el poder a pleno y apostando a que el candidato del Frente para la Victoria gane en primera vuelta. Por supuesto que no es nada sencillo, pero yo no lo descastaría tan rápido». Para ganar en primera vuelta, el postulante del oficialismo tiene que obtener el 40% más uno de los votos, y con una diferencia sobre el segundo de más de 10 puntos. Fraga supone que la chequera y el aparato del Estado pueden dejar, eventualmente, a Scioli, por encima de los 30 puntos y no demasiado lejos de los 40. «Eso depende la campaña que haga el candidato del oficialismo y también de la que hagan Macri y Massa», me dijo. Pero para las PASO faltan ocho meses y todavía puede pasar de todo. Se espera, por ejemplo, una arremetida de los candidatos de Cristina que todavía no remontan, como Sergio Urribarri, Julián Domínguez y el flamante secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández. También una fuerte y masiva campaña del gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, para sumarse a la conversación de la disputa por la presidencia. Se aguarda un encuentro a solas entre Macri y la senadora Gabriela Michetti para terminar de definir con qué candidatos irá PRO a la Ciudad y quien será el compañero de fórmula del actual jefe de gobierno. Resta saber cómo van a jugar el senador Ernesto Sanz y el diputado nacional Julio Cobos dentro del radicalismo y en el seno de UNEN. Falta determinar qué papel van a aceptar en la escena de 2015 Hermes Binner, Fernando Pino Solanas y Margarita Stolbizer. Y, en especial, está pendiente el próximo paso de la diputada nacional Elisa Carrió. Macri ya se ha pronunciado frente a los integrantes de la mesa chica. Cerca sí, adentro no. ¿Eso qué significa? Que valora el apoyo mediático de Lilita pero no la quiere dentro de ninguna entente electoral. El jefe de gobierno ahora está más convencido que nunca de lo que vienen pregonando su secretario general, Marcos Peña, y su asesor electoral, el ecuatoriano Jaime Durán Barba. Eso es: que los ciudadanos valoran más la coherencia que la alianza oportunista o de momento. Es por eso que todavía Macri tiene la esperanza de convencer a Michetti para que sea su compañera de fórmula. No hace mucho, la senadora, dijo: «Mi vocación y mi deseo es ser jefa de gobierno de la Ciudad. Solo aceptaría acompañar en la fórmula a Mauricio si me prueban que mi candidatura a la vicepresidencia podría ser determinante para ganar 2015». ¿Tiene el expresidente de Boca las encuestas de las que habla Michetti? Parece que sí. Habría, por lo menos, un estudio que aseguraría que una fórmula Mauricio & Gabriela obtendría más votos que la de Macri y Sanz. Pero lo que no le gusta al ingeniero es el ruido que está provocando la postura de Michetti. Como tampoco le gustó a Massa el ruido que generó y sigue generando las versiones sobre el supuesto pase de Martín Insaurralde del Frente para la Victoria al Frente Renovador. Como la competencia electoral está que arde, y la amenaza de investigar a fondo las cuentas de la Presidenta sigue latente, se espera un año que viene lleno de carpetazos cruzados. Es probable que Cristina Fernández haya desplazado a Jaime Stiusso de la Secretaría de Inteligencia para intentar ponerle fin a las extorsiones y los aprietes. La primera pregunta que habría que hacerse es porqué tardó tanto en hacerlo. ¿Fue por pura vocación democrática o porque había dejado de prestarle los invalorables servicios que antes le daba a ella y al gobierno? Y la segunda es: ¿Supone que con el apartamiento del espía también se caerá la causa Hotesur? Si es así, la Presidenta tiene un serio problema con la información de inteligencia que recibe. El juez Claudio Bonadio no va a sol tar esa causa mientras los jueces sigan amenazados con perder sus atribuciones a manos de fiscales cristinistas.
A menos de un año del cambio de Presidente, hay un triple empate. Por eso la competencia electoral 2015 será para alquilar balcones. Y el papel de gran electora que protagonizará Cristina Fernández hará la disputa todavía más apasionante. Según dos de las encuestadoras que menos se equivocan, están empatando con entre un 20 y un 25% de los votos Mauricio Macri, Daniel Scioli y Sergio Massa. O Scioli, Massa y Macri. O Massa, Macri y Scioli. O el orden que le quiera poner el lector. La cuestión es que el margen de error técnico puede cambiar la posición de uno y de otro. Y la otra cuestión importante es que Scioli se mantiene en los mismos niveles de siempre, que Massa bajó desde que ganó las últimas elecciones pero detuvo su caída y que Macri es el único que crece, pero su aumento en la intención de votos es con cuentagotas. ¿Eso significa que el jefe de gobierno de la Ciudad está cerca de ganar las elecciones? No. Solo indica lo que pasa hoy, y no mucho más. Como se sabe, en la Argentina, las elecciones presidenciales se ganan o se pierden por el ánimo imperante de tres o cuatro semanas antes de la fecha de los comicios. Y el ánimo imperante, en la Argentina, siempre tiene que ver con la situación económica del momento. Enseguida, detrás del ánimo económico puede venir, la indignación por los hechos de corrupción. Pero siempre es la economía, estúpido lo que termina condicionando el resultado. Por eso tanto Macri como Massa descuentan que el gobierno no solo va a apoyar y al mismo tiempo condicionar a Scioli. También va a volcar miles de millones de pesos para aumentar la asignación por hijo, las jubilaciones y todos los subsidios y planes sociales justo antes de las PASO y de la primera vuelta electoral. Y va a respaldar al ministro Florencio Randazzo para hacérsela más difícil al gobernador de la provincia. Diagnosticó el analista Rosendo Fraga: «Para mi, el final de mandato de Cristina Fernández tiene poco que ver con el de cualquier gobierno desde 1983. Se está yendo ejerciendo el poder a pleno y apostando a que el candidato del Frente para la Victoria gane en primera vuelta. Por supuesto que no es nada sencillo, pero yo no lo descastaría tan rápido». Para ganar en primera vuelta, el postulante del oficialismo tiene que obtener el 40% más uno de los votos, y con una diferencia sobre el segundo de más de 10 puntos. Fraga supone que la chequera y el aparato del Estado pueden dejar, eventualmente, a Scioli, por encima de los 30 puntos y no demasiado lejos de los 40. «Eso depende la campaña que haga el candidato del oficialismo y también de la que hagan Macri y Massa», me dijo. Pero para las PASO faltan ocho meses y todavía puede pasar de todo. Se espera, por ejemplo, una arremetida de los candidatos de Cristina que todavía no remontan, como Sergio Urribarri, Julián Domínguez y el flamante secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández. También una fuerte y masiva campaña del gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, para sumarse a la conversación de la disputa por la presidencia. Se aguarda un encuentro a solas entre Macri y la senadora Gabriela Michetti para terminar de definir con qué candidatos irá PRO a la Ciudad y quien será el compañero de fórmula del actual jefe de gobierno. Resta saber cómo van a jugar el senador Ernesto Sanz y el diputado nacional Julio Cobos dentro del radicalismo y en el seno de UNEN. Falta determinar qué papel van a aceptar en la escena de 2015 Hermes Binner, Fernando Pino Solanas y Margarita Stolbizer. Y, en especial, está pendiente el próximo paso de la diputada nacional Elisa Carrió. Macri ya se ha pronunciado frente a los integrantes de la mesa chica. Cerca sí, adentro no. ¿Eso qué significa? Que valora el apoyo mediático de Lilita pero no la quiere dentro de ninguna entente electoral. El jefe de gobierno ahora está más convencido que nunca de lo que vienen pregonando su secretario general, Marcos Peña, y su asesor electoral, el ecuatoriano Jaime Durán Barba. Eso es: que los ciudadanos valoran más la coherencia que la alianza oportunista o de momento. Es por eso que todavía Macri tiene la esperanza de convencer a Michetti para que sea su compañera de fórmula. No hace mucho, la senadora, dijo: «Mi vocación y mi deseo es ser jefa de gobierno de la Ciudad. Solo aceptaría acompañar en la fórmula a Mauricio si me prueban que mi candidatura a la vicepresidencia podría ser determinante para ganar 2015». ¿Tiene el expresidente de Boca las encuestas de las que habla Michetti? Parece que sí. Habría, por lo menos, un estudio que aseguraría que una fórmula Mauricio & Gabriela obtendría más votos que la de Macri y Sanz. Pero lo que no le gusta al ingeniero es el ruido que está provocando la postura de Michetti. Como tampoco le gustó a Massa el ruido que generó y sigue generando las versiones sobre el supuesto pase de Martín Insaurralde del Frente para la Victoria al Frente Renovador. Como la competencia electoral está que arde, y la amenaza de investigar a fondo las cuentas de la Presidenta sigue latente, se espera un año que viene lleno de carpetazos cruzados. Es probable que Cristina Fernández haya desplazado a Jaime Stiusso de la Secretaría de Inteligencia para intentar ponerle fin a las extorsiones y los aprietes. La primera pregunta que habría que hacerse es porqué tardó tanto en hacerlo. ¿Fue por pura vocación democrática o porque había dejado de prestarle los invalorables servicios que antes le daba a ella y al gobierno? Y la segunda es: ¿Supone que con el apartamiento del espía también se caerá la causa Hotesur? Si es así, la Presidenta tiene un serio problema con la información de inteligencia que recibe. El juez Claudio Bonadio no va a sol tar esa causa mientras los jueces sigan amenazados con perder sus atribuciones a manos de fiscales cristinistas.
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