Murió Néstor Femenía, el niño qom de 7 años que padecía desnutrición y tuberculosis

Néstor vivía en condiciones de extrema pobreza, sufría diversas patologías y falta de alimentación. Perdió la vida tras varios meses en grave estado.
Néstor Femenía, un niño de la comunidad Qom de sólo 7 años, murió ayer , martes, día de los Reyes Magos tras una larga agonía generada por diversas patologías pero, principalmente, por su organismo extremadamente debilitado a causa de la desnutrición crónica. Néstor venía luchando a contrarreloj para sobrevivir desde octubre de 2014.
«Nosotros no vamos a ocultar nada: es un paciente desnutrido con una neumonía por tuberculosis. Por un lado estamos tratando su neumonía izquierda por su tuberculosis, por otro lado estamos asistiendo nutricionalmente a este niñito», detalló ese mes el médico del Servicio de Pediatría del hospital de Castelli y director de la Región Sanitaria, Walter Vargas González, mientras el pequeño qom sobrevivía.
Cuando se supo la triste noticia, González se lamentó: «Con Néstor teníamos un vínculo personal, para nosotros no es un número más».
Una historia de dolor
La abuela de Néstor seria la que lo contagió. Ella aparentemente se curó de tuberculosis. A Néstor le habían detectado que contrajo tuberculosis antes de que su caso saliera por los medios de comunicación. Desde el hospital de Bermejito transmitieron a los padres del niño qom que debían traerlo a dicho establecimiento sanitario. Por causas o razones históricas y actuales complejas, que componen un cuadro de notable disfuncionamiento del sistema público de El Impenetrable, Néstor no llegó al hospital sino únicamente al médico indígena. Cuando la tuberculosis se agudizó, lo llevaron al hospital de Bermejito.
Cuando ingresó estaba “re mal”, según los testimonios recogidos. Lo atendió la Dra. Miriam Benítez, quién forma parte del plantel de médicos desde hace muchos años y que integra el lote de responsables del “extermino continuo, sistemático y silencioso” que el Defensor del Pueblo de la Nación afirmó que se producía en El Impenetrable en el año 2007, cuando inició un juicio ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación contra los gobiernos de Argentina y de Chaco por violación de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, vigentes en la Argentina desde el año 2004.
La Dra. Miriam Benítez quiso derivar al niño qom a un centro de mayor complejidad y se encontró con una cerrada negativa del sistema. La Benítez, en vez de intervenir activamente para curar al niño, se mantuvo impasible tras el argumento de que “se hiciera la voluntad de los padres”, a pesar de los cuestionamientos que se le formulara en el hospital. O sea que repetía la misma conducta que se desplegaron en otros casos similares. No hicieron nada, aún sabiéndose que el niño qom se agravaría si no se lo atendía en ese momento.
Cuando se conoció el caso de Néstor por los medios de comunicación, rápidos de reflejos, desde Bermejito se lo derivó al hospital Güemes de Castelli, que es el más importante y de mayor complejidad de la zona sanitaria V. Se lo internó en tal establecimiento. Días después, por las mismas causas o razones históricas y actuales que fracturan la convivencia entre las comunidades indígenas y el mundo blanco, fundamentalmente en lo que es asistencia social y sanitaria, en las que prevalecen el doble estándar de atención y de discriminación que desembocó en un funcionamiento caótico y deshumanizado de la salud pública, los padres y Néstor “se escapan del hospital sin terminar el tratamiento” según argumenta el sistema, que permaneció imperturbable, teóricamente respetando la “voluntad de la familia”.
La vuelta del niño qom a su lugar pobre, sin comida nutritiva, sin ambiente sano, sin tratamiento contra la tuberculosis y sin la intervención del sistema socio-sanitario, inexorablemente derivó en un agravamiento de la tuberculosis y de la desnutrición que victimizó al niño.
Cuando Néstor cursó un estado de gravedad extrema, nuevamente desde el hospital de Bermejito se lo derivó al Güemes de Castelli. De allí “vuelven a escaparse”, sostiene el sistema, por lo que nuevamente se interrumpió el tratamiento contra la tuberculosis abierta y altamente nociva por el historial cursado por el niño qom; sin embargo, la documentación médica enviada al Pediátrico de Resistencia referencia que el tratamiento anti-tuberculosis fue seguido regular y puntillosamente.
Paradójicamente, en los hospitales de Bermejito y de Castelli se preguntan ¿por qué se escaparon y no se quedaron hasta terminar el tratamiento? Salvo una persona que entiende, que sabe que las comunidades indígenas tienen sus propias creencias sobre la salud humana y, especialmente, sobre las causas ancestrales de la tuberculosis y del Mal de Chagas, a lo que se suman los prejuicios de la medicina blanca, la discriminación y la inexistente atención primaria de la salud, lo cierto y concreto es que el sistema sanitario hace agua en el trabajo en terreno, que sobresale por su falta de compromiso, desorganización y deshumanización. Se agrega al cuadro de anti-salud la pésima implementación del sistema de asistencia social, a pesar de que los padres de Néstor perciben pensiones no contributivas y reciben caja alimentaria del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
El estado empeoraba
Cuando el niño qom Néstor Femenía ingresó el 19 de diciembre del año pasado al Hospital Pediátrico de la ciudad de Resistencia cursaba una aguda neumonía vinculada con la tuberculosis y con la desnutrición, de viejas datas, que acarrea a costa de su salud y vida.
El martes 30 de diciembre se le efectuó una punción para extraerle líquido que rodeaba el corazón del niño, que le provocaba una notable insuficiencia cardíaca, que determinó que fuera asistido por respirador artificial y química. A la punción le siguió el primer paro cardíaco, del que pudo salir.
El sábado 3 de enero se agravaron los marcadores del pibe, colocándolo en situación de colapso generalizado, a tal punto de que el 70 % de sus órganos vitales se encontraban invalidados, o sea que no funcionaban o lo hacían mínimamente producto de la asistencia química brindada en la unidad de terapia intensiva.
Ese día, aproximadamente a las 14 horas, Néstor hizo un shock refractario que desembocó en un segundo paro cardíaco. Salió del trance por la eficiente asistencia de las dos médicas de guardia de UTI. Le propinaron adrenalina y un largo proceso de reanimación, al cabo del cual Néstor sobrevivió. Fue tan grave el riesgo de vida que la médica de guardia, María Soledad Ramos, informó a la mamá de Néstor que era inminente su fallecimiento.
El final más temido
El analfabetismo, la pobreza y el hambre son los agentes causales de una enfermedad que sufre gran parte del pueblo qom. La desnutrición, con sus secuelas irreversibles, la mortalidad infantil, la desesperanza, el descreimiento y la marginalidad son los efectos directos. Estos son los síntomas principales de la tuberculosis, que es la más extendida pandemia de la historia, en la que la violencia social e institucional son sus signos más destacados.
Según detalla el Centro Nélson Mandela que sigue de cerca estos casos bajo una mirada especial sobre los derechos del niño aseguró en su informe que «Su nombre total es injusticia social. Sin embargo, esta injusticia no es mencionada en ningún tratado de medicina, como tampoco en la actual doctrina de seguridad social que ejecutan los gobiernos, a pesar de que Perón construyó la doctrina justicialista sobre la base de la justicia social, que doctrinariamente fue introducida en la Argentina en 1907, a través de la obra póstuma de Joaquín V. González, que tomó como fuente la doctrina social europea de la época. En definitiva, Néstor Femenía es un claro ejemplo de injusticia social».
Y continúa: «El niño qom, como muchos de los pibes de nuestro país, nació muerto porque la injusta sociedad en la que le tocó nacer así lo determinó mucho antes de su nacimiento. En un planeta que produce alimentos para 12 mil millones de personas, mientras los habitantes superan escasamente los 7 mil millones, paradójicamente cada 4 segundos muere un ser humano de hambre. De ellos, más del 50% son niños».
Las cifras son de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el planeta mueren de hambre 25 mil personas por día. Más de 12 mil quinientos son los Néstor Femenía. En el caso de este niño qom la tuberculosis es casi una trágica anécdota en su vida, al igual que los derrames en sus serosas, los paros cardíacos, la insuficiencia renal y hepática que cursa, como lo sería una infección respiratoria, una diarrea estival, una miocardiopatía chagásica.
La causa de muerte es uniforme a todos los Néstor Femenía. Su nombre es injusticia social porque si Néstor sobreviviera cabría preguntarse qué será de su vida o sobrevida, con las secuelas que inexorablemente le dejará la extrema desnutrición que presenta y las enfermedades que acumuló en vida, que hace que el 70 % de sus órganos vitales estén severamente afectados, además del posible daño cerebral que podrían haber provocado los paros cardíacos.
Ni hablar de las escasas chances de vida que tiene por el pronóstico negativo que cursa día a día. Al momento de entregar este documento a los medios de comunicación, a las 11:57 de hoy, el niño qom estaba inerte en UTI. Le suspendieron el goteo de leche porque rechazaba.
El riñón no funcionaba, ni impulsado por químicos. Cursaba un cuadro gravísimo. Los médicos de guardia de la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Pediátrico de Resistencia informaron al papá que había muerto el niño qom Néstor Femenía.
En el Acta de Defunción se registró el fallecimiento a las 13 horas y que el deceso se produjo por «Enfermedad». O sea que, además del calvario que atravesó este niño, su fallecimiento formará parte de las cifras negras de la salud porque su muerte no será registrada como derivación de la tuberculosis y de la severa desnutrición que cursara en vida.
La muerte de Néstor sintetiza y patentiza, con exactitud y objetividad, la profunda injusticia social instalada en la comunidad chaqueña. Repetimos que este fallecimiento nos interpela a todos y pone al descubierto como se gobierna en Chaco y en Argentina.
Este fallecimiento responsabiliza a los dos gobiernos dado que el programa de lucha contra la tuberculosis es vertical, o sea que compromete al gobierno nacional y a cada gobierno provincial, en distintos tramos o eslabones. Es lo mismo que ocurre con el programa del Chagas.

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