¿Qué le aconseja a Scioli?
-Una agenda agresiva para aumentar la inversión a largo plazo, la pública y la privada, para generar innovación, más productividad y que eso se traduzca en salarios más altos. Argentina necesita empleo de mayor productividad, que el PBI por habitante aumente. La productividad es hija de la inversión, Argentina con una inversión del 18% no crece, necesita 30% de inversión en términos de PBI para crecer y alcanzar un ingreso per cápita como el de Corea del Sur que duplica al nuestro.
-¿Su modelo es Corea? Le van a reprochar que quiere trabajadores esclavizados …
-En Corea la gente no trabaja el doble ni está esclavizada. Trabaja con herramientas que generan mayor productividad.
-Usted habló de “macrocidio”, ¿lo está acusando a Kicillof de crimen económico?
-No acuso. Macrocidio es porque se rompió con el equilibrio de las variables macroeconómicas. Lo que era un tipo de cambio todavía en 2010 competitivo ha dejado de ser por varios motivos. Por un lado la caída en el mundo del precio de las materias primas entre 20 a 30%, sin contar el petróleo. Y en los últimos tres años tuvimos un dólar atrasado combinado con el movimiento del dólar en las economías vecinas.
-¿El próximo gobierno tendrá que devaluar?
-El tipo de cambio se compone de varias cuestiones. Se lo mide contra el dólar, contra las monedas de los países con los que Argentina negocia y se puede mover por vía fiscal sin necesidad de generar una devaluación demasiado brusca. Hoy las economías regionales, pagan 5% en promedio de retenciones. Algunas tienen reembolso pero lo cobran un año después. La Organización Mundial de Comercio permite reembolsos de hasta 12%, sin que sea considerado competencia desleal. Además, el tipo de cambio de equilibrio de un país no es el mismo cuando el país accede al crédito internacional, tiene dólares que pueden ingresar por fuera de la balanza comercial cuando hace falta. Es lo que hacen Brasil, Chile, Uruguay y de esa manera evitan la devaluación necesaria cuando hay atraso cambiario.
-Entonces es partidario de una devaluación suave …
-En el mundo de hoy el comercio internacional crece al 2,5% contra 2006 cuando crecía al 6,5%. Una devaluación fuerte no tiene respuesta inmediata en el crecimiento de las exportaciones y en la Argentina provoca un salto en el precio de los productos de exportación que componen la canasta popular provocando un shock inflacionario que hace caer el salario real de la población y genera una recesión. En escala reducida es lo que se vivió en enero de 2014, que fue un fogonazo inflacionario y generó recesión suave hasta octubre de 2014, ya en noviembre y diciembre la economía se estabilizó y en diciembre empezó una suave recuperación.
La suerte de corto plazo de una economía como la Argentina está atada a la evolución del consumo. Y eso se llama plata en el bolsillo de la gente.
-¿Qué recomienda hacer con el cepo?
-Hay que bajar la brecha del dólar contado con liquidación y el comercial. Y eso se logra con acceso pleno y bajo costo al mercado internacional de capitales. No para endeudar al país sino para inversión en infraestructura. Una brecha como la actual es alta, en el arranque no debería superar 20 a 25% del oficial.
-¿Y con los bonistas?
-El país tiene que negociar y no se tiene que rendir. La negociación debe ser dura, es ridícula la tasa de intereses punitorios que aplica la justicia de Nueva York del 9% anual que explica la mitad del fallo de NML, cuando no debería superar el 3% anual. Recalculando con ese 3% anual, el fallo valdría 25% menos. No veo que sea conveniente para el país una negociación con una quita inferior al 40%.
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-¿Su modelo es Corea? Le van a reprochar que quiere trabajadores esclavizados …
-En Corea la gente no trabaja el doble ni está esclavizada. Trabaja con herramientas que generan mayor productividad.
-Usted habló de “macrocidio”, ¿lo está acusando a Kicillof de crimen económico?
-No acuso. Macrocidio es porque se rompió con el equilibrio de las variables macroeconómicas. Lo que era un tipo de cambio todavía en 2010 competitivo ha dejado de ser por varios motivos. Por un lado la caída en el mundo del precio de las materias primas entre 20 a 30%, sin contar el petróleo. Y en los últimos tres años tuvimos un dólar atrasado combinado con el movimiento del dólar en las economías vecinas.
-¿El próximo gobierno tendrá que devaluar?
-El tipo de cambio se compone de varias cuestiones. Se lo mide contra el dólar, contra las monedas de los países con los que Argentina negocia y se puede mover por vía fiscal sin necesidad de generar una devaluación demasiado brusca. Hoy las economías regionales, pagan 5% en promedio de retenciones. Algunas tienen reembolso pero lo cobran un año después. La Organización Mundial de Comercio permite reembolsos de hasta 12%, sin que sea considerado competencia desleal. Además, el tipo de cambio de equilibrio de un país no es el mismo cuando el país accede al crédito internacional, tiene dólares que pueden ingresar por fuera de la balanza comercial cuando hace falta. Es lo que hacen Brasil, Chile, Uruguay y de esa manera evitan la devaluación necesaria cuando hay atraso cambiario.
-Entonces es partidario de una devaluación suave …
-En el mundo de hoy el comercio internacional crece al 2,5% contra 2006 cuando crecía al 6,5%. Una devaluación fuerte no tiene respuesta inmediata en el crecimiento de las exportaciones y en la Argentina provoca un salto en el precio de los productos de exportación que componen la canasta popular provocando un shock inflacionario que hace caer el salario real de la población y genera una recesión. En escala reducida es lo que se vivió en enero de 2014, que fue un fogonazo inflacionario y generó recesión suave hasta octubre de 2014, ya en noviembre y diciembre la economía se estabilizó y en diciembre empezó una suave recuperación.
La suerte de corto plazo de una economía como la Argentina está atada a la evolución del consumo. Y eso se llama plata en el bolsillo de la gente.
-¿Qué recomienda hacer con el cepo?
-Hay que bajar la brecha del dólar contado con liquidación y el comercial. Y eso se logra con acceso pleno y bajo costo al mercado internacional de capitales. No para endeudar al país sino para inversión en infraestructura. Una brecha como la actual es alta, en el arranque no debería superar 20 a 25% del oficial.
-¿Y con los bonistas?
-El país tiene que negociar y no se tiene que rendir. La negociación debe ser dura, es ridícula la tasa de intereses punitorios que aplica la justicia de Nueva York del 9% anual que explica la mitad del fallo de NML, cuando no debería superar el 3% anual. Recalculando con ese 3% anual, el fallo valdría 25% menos. No veo que sea conveniente para el país una negociación con una quita inferior al 40%.
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