El Papa, polémico: «En la libertad de expresión hay límites»

Viernes 16 de enero de 2015 | Publicado en edición impresa
Ataque en el corazón de Europa / El debate después de los atentados
En el vuelo entre Sri Lanka y Filipinas, volvió a condenar la matanza en Charlie Hebdo; pero sorprendió a todos al decir que si alguien insulta a su madre podría responder «con un puñetazo»
El Papa, durante su primer día en Manila, tras arribar ayer de Sri Lanka y donde permanecerá hasta el 19 de enero. Foto: EFE
MANILA.- «Matar en nombre de Dios es una aberración. Pero tampoco se puede provocar ni insultar la fe de los demás, no se puede. Y si alguien dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo.»
Lo dijo ayer el Papa durante una conferencia de prensa de 50 minutos durante el vuelo de avión que desde Sri Lanka lo trajo a Filipinas, al responder una pregunta sobre el atentado al semanario satírico francés Charlie Hebdo. Aunque ya había condenado con firmeza lo ocurrido en París la semana pasada, las frases de Francisco enseguida dieron la vuelta al mundo y crearon polémica, hasta tal punto que el Vaticano tuvo que salir más tarde a aclarar la expresión.
Todo empezó cuando el grupo francófono del vuelo papal recordó, primero, que en una misa en Sri Lanka anteayer, Jorge Bergoglio había dicho que la libertad religiosa es un derecho humano fundamental y luego le preguntó hasta qué punto puede llegar la libertad de expresión, otro derecho humano fundamental.
«¿Usted es francés? Vayamos a París, hablemos claro. No se puede esconder la verdad», contestó Francisco, que no tuvo pelos en la lengua.
De hecho, después de reiterar que «matar en nombre de Dios es una aberración», aseguró que la libertad de expresión es un «derecho humano fundamental» (como el de libertad religiosa), pero ésta -dijo- tiene un límite: no ofender, no insultar, especialmente a las religiones.
«No se pude provocar, no se puede insultar la fe de los demás, no se le puede tomar el pelo a la fe, no se puede. Estas personas provocan y luego algo sucede. En la libertad de expresión, hay límites», afirmó el Pontífice.
«Es verdad que no se puede reaccionar violentamente», también apuntó, pero consideró «normal» que pudiera haber una respuesta ante ciertas provocaciones, algo que explicó a través de un ejemplo concreto. «Si el doctor Gasbarri [Alberto, responsable de la organización de los viajes pontificios, que estaba en ese momento justamente a su lado], dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo… ¡Es normal!», exclamó. La frase provocó risas a 10.000 metros de altura. Y al mismo tiempo dio pie a polémicas, ya que, fuera de contexto, puede ser interpretada como una justificación al ataque al semanario satírico francés.
Ese debate sobre los límites de la libertad de expresión y sobre la necesidad de respetar las creencias religiosas crece cada vez más en Francia, a medida que baja el estupor por los ataques terroristas que dejaron 20 muertos.
Consultado por la cadena CNN, el vocero vaticano Thomas Rosica dijo más tarde que las palabras sobre Gasbarri fueron expresadas «de manera coloquial», según su conocido estilo espontáneo, y que «no deben tomarse literalmente ni distorsionadas ni manipuladas».
Pero la frase ya estaba librada a su suerte. «El claro mensaje de lo que dijo es que nadie se puede burlar de ninguna religión. Y que si alguien te insulta, incluso sobre cosas no religiosas como tu madre, tenés el derecho a usar la violencia como respuesta», escribió el periodista británico Piers Morgan en el Daily Mail. «Ocho días después de los ataques, ya estamos en un contragolpe sobre el contenido de la publicación», dijo, por su parte, Matt Taibbi en la Rolling Stone, por citar dos ejemplos.
El Papa también sorprendió al evocar palabras de su predecesor, Benedicto XVI, en el famoso discurso de Ratisbona de septiembre de 2006, cuando habló de una «mentalidad pospositivista que lleva a creer que las religiones o las expresiones religiosas son una suerte de subculturas, que son toleradas, pero que son poca cosa, no son parte de la cultura ilustrada». «Y ésta es un herencia de la Ilustración. Hay mucha gente que habla mal de otras religiones o de las religiones, les toma el pelo, digamos que juguetea con las religiones de los otros. Y éstos provocan y puede pasar lo que le podría pasar al doctor Gasbarri si dice algo en contra de mi mamá», agregó.
Cuando insistió en que «no se puede matar en nombre de la propia religión», recordó, haciendo autocrítica, que también los católicos cometieron en la historia ese terrible pecado. «¿Cuántas guerras de religión tuvimos?», preguntó, al poner como ejemplo la Noche de San Bartolomé, es decir, el asesinato en masa de hugonotes (protestantes franceses) por parte de católicos, durante la guerra de religión de Francia del siglo XVI.
«Pero la Iglesia creció mucho en esto con el Concilio Vaticano II. Sí, hay tiempos oscuros en la historia de la Iglesia y hay que decirlo sin vergüenza. Estamos en un camino de conversión continua entre pecado y gracia. Y la interreligiosidad de hoy es una gracia», indicó.
Como en otras ocasiones, más allá de dos días intensos en Sri Lanka, Francisco ostentó gran forma durante los 50 minutos que se mantuvo de pie, pese a algunas turbulencias, y respondió a ocho preguntas.
Durante el extenso ping-pong, jamás dejó de lado su sentido del humor. Ante una pregunta sobre si no temía por su seguridad, vistas las alertas de posibles atentados, contestó: «¿Si tengo miedo? Usted sabe que yo tengo un defecto: una buena dosis de inconsciencia. Soy inconsciente en estas cosas. Algunas veces me pregunté: «¿Si me pasara esto?». Y le dije al Señor: «Sólo te pido una gracia, que no me duela», porque no soy valiente frente al dolor, soy muy, muy temeroso».
«Sé que estoy en las manos de Dios -agregó-, pero también sé que se toman medidas de seguridad prudentes, pero seguras.»
Admitió que sí le preocupaba que pudiera pasarles algo a los fieles en caso de un atentado durante algún evento multitudinario. «De esto hablé con la seguridad vaticana», reconoció, sin perder, de todos modos, serenidad. Aseguró, de hecho, que ante estas amenazas la mejor forma de responder «es con mansedumbre». «Siempre el mejor modo es ser manso, humilde, como el pan, sin hacer agresiones», dijo.
Ante otra pregunta sobre los atacantes suicidas, aseguró que «detrás de cada atentado suicida hay algo de desequilibrio humano, no sé si mental, sino humano, hay algo que no va»..
Blackout de celulares para proteger al Papa
«Celosas por garantizar la seguridad del líder de la Iglesia Católica, las autoridades filipinas activaron un espectacular dispositivo que incluyó el movimiento de recursos humanos y tecnológicos.
Apenas el papa Francisco piso ayer el aeropuerto internacional de Manila, los servicios de seguridad filipinos pusieron en marcha un apagón de líneas telefónicas celulares, que se mantuvo durante varias horas.
Los principales afectados por el blackout -destinado a prevenir la activación de dispositivos explosivos de manera remota o la eventual coordinación de un ataque terrorista- fueron los medios de prensa, que demoraron sus reportes sobre los movimientos del Papa.
El gobierno de Benigno Aquino dispuso la movilización de 50.000 policías y militares para custodiar a Francisco.
Del editor: qué significa. Bastante llamativa es la apelación del Papa al «puñetazo». Ese «golpe» puede tener analogías de diferentes dimensiones como, por ejemplo, un atentado.

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