La última vez que se vieron le adelantó que ya tenía lista la denuncia contra Cristina Kirchner y sus funcionarios. “¿Quién no tiene riesgos?”, respondió el fiscal ante la consulta sobre si temía por su vida y la de su familia. Aquel café de diciembre sería el último que compartirían. En diálogo con PERFIL, Gustavo Perednik, amigo íntimo de Alberto Nisman, no dudó en hablar de asesinato y aseguró que el fiscal se refería al agente de inteligencia Stiuso “como uno de los hombres más inteligentes de la Argentina”.
—¿La última vez que se vieron le adelantó que iba a presentar la denuncia contra CFK?
—Sí, la frase fue “confía en mí que éstos van a ir presos”, en referencia a Cristina Kirchner y a los demás mencionados en la denuncia. No me habló de fechas, pero decía que estaba esperando el momento adecuado. Le preocupaba sobre qué juez podría recaer la denuncia.
—¿Cuándo se enteró de que Nisman trabajaba sobre esta acusación?
—Me lo dijo en junio del año pasado, no entró en detalles, pero estaba claro a dónde apuntaba. En ese momento no lo sabía casi nadie, incluso me pidió absoluto resguardo ya que se trataba de un intento oficial de librar a los terroristas iraníes de la causa AMIA.
—¿Nisman temía sobre la posible repercusión de su acusación?
—Sí, pero más miedo tenía yo. Le aclaré que se estaba metiendo en algo peigroso. “¿Quién no tiene riesgos en la vida?”, me contestó.
—Si para usted esto es un asesinato, ¿quién podría ser responsable?
—No voy a decir cosas que no puedo probar, aunque tengo nombres de quienes pudieron haber participado. En Argentina hay grupos que trabajan impunemente con el apoyo del Gobierno y tal vez se sintieron amenazados por la denuncia.
—¿Puede que alguno de los mencionados en el escrito haya participado de su muerte?
—No lo sé, pero Esteche es un mafioso, una persona que va a una manifestación de chicos desarmados y los golpea con garrotes. Tiene un prontuario de bestia. D’Elía es otro mafioso, un antisemita de pura sepa. De Khalil no tengo nada para decir. No puedo afirmar que estos hombres lo mataron; sin embargo, son grupos violentos que actúan en la sociedad con el silencio cómplice de las autoridades.
—¿El fiscal recibió amenazas últimamente?
—Sí, era algo rutinario. Un llamado, una grabación en el contestador con frases como “te voy a degollar”, o un correo algo violento, pero nunca le dio demasiada importancia.
—¿Qué pensaba Nisman del jefe de la ex SIDE Antonio “Jaime” Stiuso?
—Alberto le tenía admiración y lo describía como el típico espía de las películas, y siempre decía que es uno de los tipos más inteligentes de Argentina, con capacidad para entrar a un lugar y darse cuenta de todo. Nisman se mostraba sorprendido ante la rápidez y certeza con la que Stiuso conseguía la información que él mismo le requería. Se tenían un gran respeto.
—¿Cómo impactó la noticia en su ex mujer, Sandra Arroyo Salgado, sus hijas y madre?
—Es un golpe durísimo. No me animo a llamar a la madre, es de bajo perfil e imagino que no quiere hablar. En cuanto a su familia, sé que entre ellos desde siempre había cierto temor por la gravedad de los casos que investigaba Alberto Nisman.
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—¿La última vez que se vieron le adelantó que iba a presentar la denuncia contra CFK?
—Sí, la frase fue “confía en mí que éstos van a ir presos”, en referencia a Cristina Kirchner y a los demás mencionados en la denuncia. No me habló de fechas, pero decía que estaba esperando el momento adecuado. Le preocupaba sobre qué juez podría recaer la denuncia.
—¿Cuándo se enteró de que Nisman trabajaba sobre esta acusación?
—Me lo dijo en junio del año pasado, no entró en detalles, pero estaba claro a dónde apuntaba. En ese momento no lo sabía casi nadie, incluso me pidió absoluto resguardo ya que se trataba de un intento oficial de librar a los terroristas iraníes de la causa AMIA.
—¿Nisman temía sobre la posible repercusión de su acusación?
—Sí, pero más miedo tenía yo. Le aclaré que se estaba metiendo en algo peigroso. “¿Quién no tiene riesgos en la vida?”, me contestó.
—Si para usted esto es un asesinato, ¿quién podría ser responsable?
—No voy a decir cosas que no puedo probar, aunque tengo nombres de quienes pudieron haber participado. En Argentina hay grupos que trabajan impunemente con el apoyo del Gobierno y tal vez se sintieron amenazados por la denuncia.
—¿Puede que alguno de los mencionados en el escrito haya participado de su muerte?
—No lo sé, pero Esteche es un mafioso, una persona que va a una manifestación de chicos desarmados y los golpea con garrotes. Tiene un prontuario de bestia. D’Elía es otro mafioso, un antisemita de pura sepa. De Khalil no tengo nada para decir. No puedo afirmar que estos hombres lo mataron; sin embargo, son grupos violentos que actúan en la sociedad con el silencio cómplice de las autoridades.
—¿El fiscal recibió amenazas últimamente?
—Sí, era algo rutinario. Un llamado, una grabación en el contestador con frases como “te voy a degollar”, o un correo algo violento, pero nunca le dio demasiada importancia.
—¿Qué pensaba Nisman del jefe de la ex SIDE Antonio “Jaime” Stiuso?
—Alberto le tenía admiración y lo describía como el típico espía de las películas, y siempre decía que es uno de los tipos más inteligentes de Argentina, con capacidad para entrar a un lugar y darse cuenta de todo. Nisman se mostraba sorprendido ante la rápidez y certeza con la que Stiuso conseguía la información que él mismo le requería. Se tenían un gran respeto.
—¿Cómo impactó la noticia en su ex mujer, Sandra Arroyo Salgado, sus hijas y madre?
—Es un golpe durísimo. No me animo a llamar a la madre, es de bajo perfil e imagino que no quiere hablar. En cuanto a su familia, sé que entre ellos desde siempre había cierto temor por la gravedad de los casos que investigaba Alberto Nisman.
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