11:43 › BRASIL
En cadena nacional, la presidenta Dilma Rousseff defendió el plan económico diseñado por el ministro Joaquim Levy, reconoció que el ciudadano brasileño «tiene todo el derecho de irritarse y preocuparse» y explicó que el gobierno federal intentó «absorber la carga negativa hasta donde pudo y ahora tenemos que repartir parte de ese esfuerzo con todos los sectores de la sociedad». «Esta situación es pasajera», prometió.
«Usted tiene todo el derecho de irritarse y preocuparse. Pero le pido paciencia y comprensión porque esta situación es pasajera», le transmitió la presidenta a la población por cadena nacional de radio y televisión en un mensaje con motivo del Día Internacional de la Mujer.
La mandataria aseguró que el país tiene «todas las condiciones de vencer estos problemas temporales, y esta victoria será aún más rápida si todos nos unimos en esta lucha».
La jefa de Estado atribuyó los problemas económicos a la crisis financiera internacional que comenzó en 2008 y la sequía que afecta a vastas regiones del país. «Entre muchos efectos graves, esta sequía ha traído aumentos temporarios en el costo de la energía y de algunos alimentos. Todo esto, yo sé, se ve reflejado en su vida», señaló.
Respecto de la crisis internacional, sostuvo que su gobierno buscó «absorber la carga negativa hasta donde podíamos y ahora tenemos que repartir parte de ese esfuerzo con todos los sectores de la sociedad».
Además de dirigirse a la población, la presidenta exhortó al Congreso a aprobar el conjunto de medidas de ajuste fiscal que propone su equipo económico liderado por el tecnócrata neoliberal Levy, para lograr revertir este año el déficit primario registrado en 2014.
«Les pido que nos unamos y que confíen en la conducción de este proceso por el gobierno, por el Congreso», solicitó. El pedido tuvo como principales destinatarios a los presidentes de la Cámara Baja, Eduardo Cunha, y del Senado, Renan Calheiros, incluidos en el escándalo de la petrolera estatal, quienes responsabilizaron al oficialismo por la acusación, la cual rechazaron.
Esa fue la única aproximación en su discurso respecto del escándalo de desvío de fondos en Petrobras, en el cual hay 54 políticos investigados -incluidos los presidentes de ambas cámaras, figuras del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y el expresidente Fernando Collor de Melo. Tampoco se refirió a las dos marchas, a su favor y en contra, previstas para el viernes y domingo próximos.
Rousseff sostuvo que se comenzó «cortando los gastos sin afectar fuertemente las inversiones prioritarias y los programas sociales» y que se revisaron «ciertas distorsiones en algunos beneficios, preservando los derechos sagrados de los trabajadores».
La presidenta resaltó que tal como se hizo «siempre», las nuevas medidas económicas se pondrán en práctica «protegiendo de forma especial a las clases trabajadoras, a las clases medias y a los sectores más vulnerables».
«Tenemos compromisos profundos con el futuro del país y vamos a continuar cumpliendo, de forma imbatible, esos compromisos», subrayó.
Y agregó que «más importante que la duración de estas medidas será la larga duración de sus resultados y de sus beneficios, que deben ser perennes en el combate a la inflación y en la garantía de empleo, y que deben ser permanentes en la mejora de la salud, la educación y de la seguridad pública».
«Las medidas serán soportables porque además de que somos un gobierno que se preocupa con la población, tenemos hoy un pueblo más fuerte que nunca», concluyó.