Apenas si los dejaron leer un comunicado donde sus abogados, a lo Lorenzetti, decretan que la causa es cosa juzgada.
Doble estrategia: tratar de descalificar al fiscal pampeano subrogante Leonel Gómez Barbella («fiscal K», «fiscal recién nombrado», «fiscal ilegal», «fiscal de Justicia Legítima»). Pero a la vez, riesgosa operación, porque hasta hace días atrás se edificaba la imagen de fiscales que se le animaban al gobierno, incorruptibles, valientes a tal punto de marchar para exigir justicia.
Este intento burdo de deslegitimar el accionar del funcionario judicial (que se nutre de las mejores tradiciones del #RelatoAntiK como oficialista vs. independientes; kirchneristas vs. profesionales; x k vs, sólo x; etc) contó con la colaboración de los falderos Perfil e Infobae (hoy se sumó desde la tapa el diario de De Narváez), siempre atentos a cuando Magnetto está en problemas para tratar de meter un negocio con Clarín o bien arrebatarle algún kiosquito maltrecho.
La otra parte de la estrategia fue taparle la boca a sus empleados. Acá no habla nadie. No se coloca el tema en los titulares rotativos de TN. Se pone bien abajo en la home del diario con el título estigmatizador. O directamente se tarda horas y horas en informar a las audiencias, como hizo La Nación. Y en la tapa hoy nada: apenas si La Nación lo puso chiquitito, abajo.
Uno se imagina cuánto espacio, relevancia, tiempo y altisonancia se desplegará cuando Bonadio se anime a pedir la indagatoria de Máximo K. Servirá de medida para comparar con lo de estas horas. Quizás a algún anti K rabioso (público meta de estas empresas comprometidas con la Justicia) pueda advertirlo.
Llevando el fenómeno psicológico de la proyección al máximo, se comportaron como lo que le endilgan al kirchnerismo: dividiendo a los argentinos (entre k y no k) y atacando a los disidentes (¿habrá periodistas del Grupo disidentes?); disciplinamiento vertical y silenciamiento de los temas comprometidos.
Ni las grandes figuras del Grupo se animaron a contradecir la orden bajada por los implicados. Dolía ver a supuestos profesionales del periodismo leer mansos y obedientes el comunicado redactado por los abogados de los acusados de cometer delitos de lesa humanidad junto a los genocidas de la Dictadura.
Cuánta independencia y objetividad declamada sofocada en cuestión de segundos por los negocios del patrón.
Mientras tanto, la Justicia ratifica que Clarín y La Nación eran los Goebbels de los dictadores, estigmatizando a aquellos que les comprometían los negocios y amenazando de muerte a los que no querían quebrarse.
La ratificación fue ayer.
El proceder mafioso ahora denunciado por la Justicia no tiene tiempo.