14 de Marzo de 2015
Envió una carta al embajador de ese país advirtiendo sobre la posible inconstitucionalidad del entendimiento votado en el Congreso
El ministro de Planificación, Julio De Vido, la calificó como una «infamia» y la comparó con las acciones de Cavallo ante los organismos de crédito en contra de Alfonsín. El líder del PRO ejerció una virtual diplomacia paralela.
Sigilo – La carta fue enviada por el diputado Federico Pinedo, y se supone que no debía trascender públicamente.
La frase que pronunció la presidenta Cristina Fernández durante la visita a Buenos Aires de su par chino, Xi Jinping, sonó como una invitación a la madurez política hacia todos los sectores partidarios con posibilidades de gobernar el país. «La relación entre China y Argentina, que asume hoy un nuevo marco, es una política de Estado, ya no la política de un gobierno», sentenció aquel día de mediados de julio. A su lado la escuchaba el líder asiático, con un auricular casi invisible que transmitía la traducción simultánea. Pero la exhortación a la continuidad institucional de los acuerdos estratégicos parece haberse topado con un obstáculo: los movimientos sigilosos de uno de los postulantes de la oposición, el jefe del gobierno porteño, Mauricio Macri. Ayer se supo que, unos días antes de que comenzara el debate parlamentario en torno a los acuerdos con Beijing, el candidato del PRO había enviado una carta al embajador chino en la Argentina, Yang Wanming. Como en la esquela se deslizaban críticas al procedimiento con el que se suscribieron los convenios, e incluso se advertía que podía haber artículos «violatorios de la Constitución», el episodio desencadenó en una muy dura respuesta por parte del ministro de Planificación, Julio De Vido.
Viajero frecuente a la República Popular y representante clave de la Argentina en las rondas de negociaciones, De Vido advirtió que la discreta acción de Macri –un ensayo de boicot– podría afectar a todos los argentinos, no sólo al gobierno. «Es de una bajeza importante que apunta a perjudicar a los argentinos y a la Argentina. No a Cristina ni al gobierno. Todos tenemos que tomar nota de eso y expresar desde nuestro espacio qué es lo que sentimos ante una actitud de esa naturaleza. Además, creo que deberíamos analizar en profundidad qué intereses alentaron al jefe de gobierno de la Ciudad a escribir esa carta», subrayó el ministro en diálogo con Tiempo. En su réplica, De Vido comparó la actitud de Macri y sus colaboradores frente a China con el famoso boicot que realizó Domingo Cavallo en el último tramo del gobierno de Raúl Alfonsín, cuando se presentaba ante los organismos de crédito para evitar que la Argentina recibiera nuevos préstamos. «Es un émulo del ministro Cavallo a los organismos multilaterales, cuando Alfonsín era presidente», señaló.
La polémica carta enviada por Macri a la Embajada de China, según pudo saber este diario, fue llevada hasta la representación diplomática por el jefe del bloque del PRO en Diputados, Federico Pinedo, y su colega Pablo Tonelli (ver aparte). La intención del macrismo habría sido que permaneciera en secreto, pero ayer trascendió a partir de una nota publicada por el diario El Cronista. En el texto, Macri les transmitió a los chinos su «preocupación» porque los acuerdos bilaterales –aprobados por el Congreso con el voto del FPV y aliados– no habían conseguido «amplios consensos». El párrafo más fuerte, de acuerdo con lo que se difundió en las últimas horas, podría ser leído como una advertencia hacia el corto plazo (siempre que el PRO se imponga en las próximas elecciones). «Consideramos que las actuales conductas del gobierno argentino podrían ser violatorias de la Constitución y contrarias al más elemental principio de transparencia de la cosa pública», dice la misiva del macrismo.
Tras conocerse lo que había hecho Macri, el oficialismo concentró su respuesta en el perjuicio que podría significar para el país un eventual repliegue de las inversiones chinas. Además, en la Casa Rosada apelaban a los análisis geopolíticos y al diagnóstico de la actualidad económica para argumentar por qué consideraban que la acción del PRO podía considerarse grave. Irónicamente, el episodio de la carta también puso en evidencia las contradicciones y los «doble estándar» de la política argentina. Entre tantas acusaciones sobre la existencia de una presunta «diplomacia paralela» en el caso AMIA, imputaciones que todos los juristas de renombre desacreditaron por inconsistentes, ayer quedó claro que el macrismo (envalentonado por algunas encuestas) puso en marcha su propia «diplomacia paralela». «Está claro que quienes lo apoyan electoralmente (a Macri), como el ex ministro Cavallo, hicieron lo mismo, y no tengan ninguna duda de que lo influyeron para que escriba esa carta. Tenemos que transmitir esto a la sociedad y que la sociedad entienda que las otras propuestas (por el PRO) abonan en fórmulas y recetas conocidas, como el ajuste. Cuando ellos hablan y dicen de bajar impuestos y retenciones, no explican qué gastos van recortar. Nunca explican cuánto les van a sacar a los municipios, a las universidades o al presupuesto escolar», remarcó De Vido.
La carta promovida por Macri habría llegado a la Embajada de China a mediados de febrero. Unos 15 días después, en un hecho nuevo que parece formar parte de una estrategia más amplia, la jueza María José Sarmiento dio trámite a una medida cautelar que podría paralizar los acuerdos comerciales con Beijing. Los convenios con China, se sabe, implican un inédito impacto económico para la Argentina. Anoche, consultado por este diario, el empresario Gerardo Ferreyra, vicepresidente de Electroingeniería, que participa del grupo que ganó la licitación internacional para construir las represas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner, consideró que el boicot ensayado por el macrismo consiste en un «grave error político y también electoral». «Estos acuerdos con China son el resultado de la reinterpretación del nuevo orden internacional, y también del producto del surgimiento de nuevos bloques, como los BRICS. Tengamos en cuenta que Europa, por la crisis, no tiene nada para ofrecernos, salvo vendernos productos excedentes. Pero no puede cooperar o invertir en emprendimientos de infraestructura, que es lo que necesita Argentina. Tampoco Estados Unidos tiene nada para ofrecernos en ese sentido, salvo enviar a los buitres o a un embajador (NdR: por Noah Mamet) para vigilar los proyectos con China. El mundo muestra nuevas economías emergentes, que son China, Rusia, India y otros países», analizó Ferreyra. «
«no me sorprende»
El vicepresidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (ADIMRA) Juan Carlos Lascurain dijo no haberse sorprendido por la misiva del jefe de gobierno porteño Mauricio Macri. «No me sorprende para nada, la vez pasada Macri se preguntó para qué iba Argentina a desarrollar tecnología satelital si la podíamos comprar en el exterior, así que no me extraña nada de Macri», explicó el empresario, uno de los hombres fuertes de la Unión Industrial Argentina (UIA). «Yo supongo que esto obedece a alguna intención de generar incertidumbre, es decir, en lugar de realizar propuestas –hasta ahora no hizo ninguna– Macri trabaja sobre lo que trabajan los demás. No sé qué validez puede llegar a tener», afirmó el industrial.
Asidua denunciante ante los Estados Unidos
En octubre de 2014 la diputada Elisa Carrió se presentó ante los jueces federales Julián Ercolini y Sebastián Casanello para requerir a la justicia de los Estados Unidos, en especial el estado de Nevada, «que suministre toda la información disponible relacionada con los hechos investigados» en las causas que involucran al empresario Lázaro Báez. Ya en junio de 2013 la diputada había formalizado ante la justicia y el Congreso de Estados Unidos su denuncia por supuesto lavado de dinero contra los empresarios Lázaro Báez y Cristóbal López. Carrió tuvo una reunión de trabajo en la Comisión del Senado de los Estados Unidos que investiga el lavado de dinero y mantuvo un encuentro con funcionarios de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Washington.
Y en noviembre de 2009 la diputada había enviado una carta a las embajadas de Estados Unidos, de países de Europa y América Latina donde denunció una «inusitada escalada de violencia», que la dirigente opositora atribuyó al gobierno nacional, y aseguró que la «oposición tiene una pesada responsabilidad: la de ayudar a la presidenta a terminar su mandato».