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Brasil
Joaquim Levy, a cargo de Economía, cuestionó la efectividad de la presidenta en la toma de decisiones
RÍO DE JANEIRO.- El hombre clave del gobierno de Dilma Rousseff quedó envuelto en una innecesaria polémica que genera más incertidumbre sobre el rumbo de Brasil.
En una conversación privada, el ministro de Economía, Joaquim Levy, cuestionó la efectividad de la propia presidenta en la toma de decisiones, pero al hacerse públicos sus comentarios provocaron fuertes cimbronazos en la arena política.
«Creo que hay un deseo genuino de la presidenta de arreglar las cosas, a veces no de la manera más fácil, no de la manera más efectiva, pero existe un deseo genuino», fue la frase pronunciada por Levy en un encuentro a puertas cerradas, el martes pasado, con ex alumnos de su alma máter estadounidense, la Universidad de Chicago, y cuyo audio fue revelado anteanoche por el diario Folha de S. Paulo en su edición online.
La repercusión de las palabras del ministro fue inmediata; todos los medios se hicieron eco de la «crítica» a la mandataria, que enfrenta un complicado escenario político, en medio de enfrentamientos del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) con su principal socio en la alianza de gobierno, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), y con una crisis de popularidad debido a la negativa coyuntura económica y al escándalo de corrupción en Petrobras, que han llevado su respaldo popular a apenas el 13%, según las últimas encuestas. El mismo Levy emitió al final de la noche un comunicado lamentando la «interpretación» que se le dio a su declaración.
«Aquellos que tienen la honra de ser ministros saben que la orientación política del gobierno es genuina, reconocen que el cumplimiento de sus deberes exigen acciones difíciles, incluso la presidenta, Dilma Rousseff, y ellos tiene la humildad de reconocer que no todas las medidas tomadas tienen la efectividad esperada», señaló el funcionario.
Aclaró que sus comentarios fueron sacados de contexto, que no pretendía criticar a Dilma, y que el objetivo de su conversación había sido destacar la «importancia de ejecutar rápidamente» las medidas de ajuste fiscal que él propuso para que Brasil retome un camino de crecimiento económico.
Levy, un ex banquero de perfil neoliberal, fue nombrado ministro de Economía en enero, con la misión de llevar adelante un ambicioso programa de recortes en las cuestas públicas para garantizar este año un superávit primario del 1,2% del PIB. El plan de ajuste ha sido muy resistido tanto por sectores del PT como por el PMDB, partido que ha hecho de la iniciativa uno de los principales frentes de oposición al gobierno en el Congreso. El propio Levy -apodado «Manos de tijera»- ha dedicado las últimas semanas a intentar convencer a los legisladores de la base aliada de la necesidad del paquete de recortes.
Levy ya había protagonizado otras pequeñas polémicas con la conducción del gobierno, cuando el mes pasado criticó las exoneraciones de las nóminas salariales y las reglas de seguro de desempleo establecidas por su antecesor en el Ministerio de Economía, Guido Mantega. En ese entonces, Rousseff calificó de «infelices» los comentarios de Levy y dio una vuelta de página al asunto.
Ahora, la presidenta prefirió sencillamente no responder, y ordenó a sus asesores más cercanos tampoco referirse al tema..
Brasil
Joaquim Levy, a cargo de Economía, cuestionó la efectividad de la presidenta en la toma de decisiones
RÍO DE JANEIRO.- El hombre clave del gobierno de Dilma Rousseff quedó envuelto en una innecesaria polémica que genera más incertidumbre sobre el rumbo de Brasil.
En una conversación privada, el ministro de Economía, Joaquim Levy, cuestionó la efectividad de la propia presidenta en la toma de decisiones, pero al hacerse públicos sus comentarios provocaron fuertes cimbronazos en la arena política.
«Creo que hay un deseo genuino de la presidenta de arreglar las cosas, a veces no de la manera más fácil, no de la manera más efectiva, pero existe un deseo genuino», fue la frase pronunciada por Levy en un encuentro a puertas cerradas, el martes pasado, con ex alumnos de su alma máter estadounidense, la Universidad de Chicago, y cuyo audio fue revelado anteanoche por el diario Folha de S. Paulo en su edición online.
La repercusión de las palabras del ministro fue inmediata; todos los medios se hicieron eco de la «crítica» a la mandataria, que enfrenta un complicado escenario político, en medio de enfrentamientos del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) con su principal socio en la alianza de gobierno, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), y con una crisis de popularidad debido a la negativa coyuntura económica y al escándalo de corrupción en Petrobras, que han llevado su respaldo popular a apenas el 13%, según las últimas encuestas. El mismo Levy emitió al final de la noche un comunicado lamentando la «interpretación» que se le dio a su declaración.
«Aquellos que tienen la honra de ser ministros saben que la orientación política del gobierno es genuina, reconocen que el cumplimiento de sus deberes exigen acciones difíciles, incluso la presidenta, Dilma Rousseff, y ellos tiene la humildad de reconocer que no todas las medidas tomadas tienen la efectividad esperada», señaló el funcionario.
Aclaró que sus comentarios fueron sacados de contexto, que no pretendía criticar a Dilma, y que el objetivo de su conversación había sido destacar la «importancia de ejecutar rápidamente» las medidas de ajuste fiscal que él propuso para que Brasil retome un camino de crecimiento económico.
Levy, un ex banquero de perfil neoliberal, fue nombrado ministro de Economía en enero, con la misión de llevar adelante un ambicioso programa de recortes en las cuestas públicas para garantizar este año un superávit primario del 1,2% del PIB. El plan de ajuste ha sido muy resistido tanto por sectores del PT como por el PMDB, partido que ha hecho de la iniciativa uno de los principales frentes de oposición al gobierno en el Congreso. El propio Levy -apodado «Manos de tijera»- ha dedicado las últimas semanas a intentar convencer a los legisladores de la base aliada de la necesidad del paquete de recortes.
Levy ya había protagonizado otras pequeñas polémicas con la conducción del gobierno, cuando el mes pasado criticó las exoneraciones de las nóminas salariales y las reglas de seguro de desempleo establecidas por su antecesor en el Ministerio de Economía, Guido Mantega. En ese entonces, Rousseff calificó de «infelices» los comentarios de Levy y dio una vuelta de página al asunto.
Ahora, la presidenta prefirió sencillamente no responder, y ordenó a sus asesores más cercanos tampoco referirse al tema..
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