Desde la asunción de Vanoli, el poder de policía financiero del Banco Central, más compras de dólar ahorro por u$s 2.800 millones, provocaron baja del blue a $ 12,49
El poder de policía financiero del Banco Central no se detiene: desde la asunción de Alejandro Vanoli, en octubre pasado, las multas a bancos y casas de cambio treparon a $ 450 millones. La consecuencia fue una baja en el dólar blue, de
$ 16 a $ 12,49, cotización a la que cerró ayer.
Las inspecciones paralizaron a muchos de los jugadores que tenían una doble ventanilla en sus financieras: una formal y otra informal. Ahora, prefirieron retirarse del mercado paralelo antes que tener eventuales problemas con el regulador.
Claro que las ventas récord de dólar ahorro también sirvieron para contener al billete: u$s 2.800 millones desde la asunción de Vanoli hasta ahora. Gran parte de esa cifra se revendió luego en el blue, haciendo gala del «puré», como se conoce en la jerga al uso de la bicicleta financiera para tener un sueldito extra, lo que ayudó a calmar al billete.
En cuanto a las multas, si bien ninguna está firme, ya que en la mayoría de los casos son apeladas, el BCRA dispuso que los bancos y casas de cambio deben considerarlas como pérdidas en sus balances, medida que los afecta patrimonialmente y, en especial, al giro de dividendos. A fines del mes pasado, el Central multó en $ 6,4 millones a la casa de cambio marplatense García Navarro, Ramaglio y Cía, a quien ya había sancionado a fines del año pasado con otros $ 10 millones. La multa fue por obstaculizar la inspección, ya que argumentaron que no tenían cajas de seguridad, cuando en realidad en el tesoro existía una bóveda.
Según revelan en el sector, había financieras que tenían cajas de seguridad en negro: «Así era hasta que en 2013 el Banco Central comenzó a darse cuenta que algunas casas de cambio ofrecían el tema sin regulación y se pudrió todo. Las cuevas en algún lugar tienen que depositar la plata para poder trabajarla. Y esos dólares no los pueden estar llevando y trayendo a la caja de un banco todos los días. Desde 2014 ayuda mucho el tercerizado de cofres de seguridad, que además operan mucho mejor que las financieras, porque cierran más tarde, lo cual permite trabajar mejor el tema cambiario», admiten las fuentes, en estricto off the récord.
Los grandes cambistas suelen mover dinero con los camiones de caudales, en donde no se le presta tanta atención a qué es lo que se lleva, sino a las dimensiones, altura, ancho y peso.
De todas formas, los conocedores de la operatoria admiten que, por los estrictos controles del regulador, el grueso del capital trabajo del cambista está hoy mucho más inseguro que años atrás, salvo que tengan en su oficina un fortín, que obviamente los hay.
En el Banco Central todavía descansan 80.000 expedientes que datan de años previos prontos a salir a la luz. Esto recién comienza. Prometen que habrá más inspecciones a agentes bursátiles y bancos, que podrían derivar en nuevas suspensiones y multas millonarias. Todo para frenar al dólar blue y al liqui. Saben que las órdenes de las multas por lo general no vienen por parte de Vanoli, sino del Superintendente de Entidades Financieras, Germán Feldman, hombre de Axel, quien suele presentar un power point en una exposición sobre el caso al directorio del BCRA.
En su mayoría, los sumarios financieros son por incumplimiento de los recaudos en la prevención de lavado de dinero relacionados con el principio de conozca a su cliente, mediante falta de confección de legajos con documentación que sustente declaraciones juradas acerca del origen y licitud de los fondos.
Según describen los principales actores de la City, es una forma de amedrentar al mercado para que las grandes manos se abstengan de operar y, de esta forma, no se realicen transacciones de magnitud y así evitar que suba el dólar paralelo.
Almacenero barrial
Ante este nuevo escenario, el cuevero de hoy se parece al viejo almacenero de barrio: anota todas las operaciones en un cuaderno. Pero más de uno escribe todo en lápiz en lugar de hacerlo con birome, porque sabe que de esa forma no constituye una prueba fidedigna ante un eventual allanamiento. Por temor a las inspecciones, las financieras que venden dólares pueden llegar a cambiar mensualmente de oficina, de líneas telefónicas y se llevan siempre las computadoras portátiles a sus casas.
Muchas se mudan a pocas cuadras, dentro del microcentro, ya que deben estar bien ubicados, por una cuestión logística. Dicen que Dios está en todas partes, pero atiende en el microcentro. Estas mudanzas permanentes le ocasionan un mayor gasto a los cueveros, que para no perder margen de ganancia lo trasladan a precio. Esto provocó que se haya duplicado el spread que hay entre el valor de compra y el de venta. Esa cifra, que antes era de $ 0,02 por unidad, ahora se ubica en $ 0,05.
El poder de policía financiero del Banco Central no se detiene: desde la asunción de Alejandro Vanoli, en octubre pasado, las multas a bancos y casas de cambio treparon a $ 450 millones. La consecuencia fue una baja en el dólar blue, de
$ 16 a $ 12,49, cotización a la que cerró ayer.
Las inspecciones paralizaron a muchos de los jugadores que tenían una doble ventanilla en sus financieras: una formal y otra informal. Ahora, prefirieron retirarse del mercado paralelo antes que tener eventuales problemas con el regulador.
Claro que las ventas récord de dólar ahorro también sirvieron para contener al billete: u$s 2.800 millones desde la asunción de Vanoli hasta ahora. Gran parte de esa cifra se revendió luego en el blue, haciendo gala del «puré», como se conoce en la jerga al uso de la bicicleta financiera para tener un sueldito extra, lo que ayudó a calmar al billete.
En cuanto a las multas, si bien ninguna está firme, ya que en la mayoría de los casos son apeladas, el BCRA dispuso que los bancos y casas de cambio deben considerarlas como pérdidas en sus balances, medida que los afecta patrimonialmente y, en especial, al giro de dividendos. A fines del mes pasado, el Central multó en $ 6,4 millones a la casa de cambio marplatense García Navarro, Ramaglio y Cía, a quien ya había sancionado a fines del año pasado con otros $ 10 millones. La multa fue por obstaculizar la inspección, ya que argumentaron que no tenían cajas de seguridad, cuando en realidad en el tesoro existía una bóveda.
Según revelan en el sector, había financieras que tenían cajas de seguridad en negro: «Así era hasta que en 2013 el Banco Central comenzó a darse cuenta que algunas casas de cambio ofrecían el tema sin regulación y se pudrió todo. Las cuevas en algún lugar tienen que depositar la plata para poder trabajarla. Y esos dólares no los pueden estar llevando y trayendo a la caja de un banco todos los días. Desde 2014 ayuda mucho el tercerizado de cofres de seguridad, que además operan mucho mejor que las financieras, porque cierran más tarde, lo cual permite trabajar mejor el tema cambiario», admiten las fuentes, en estricto off the récord.
Los grandes cambistas suelen mover dinero con los camiones de caudales, en donde no se le presta tanta atención a qué es lo que se lleva, sino a las dimensiones, altura, ancho y peso.
De todas formas, los conocedores de la operatoria admiten que, por los estrictos controles del regulador, el grueso del capital trabajo del cambista está hoy mucho más inseguro que años atrás, salvo que tengan en su oficina un fortín, que obviamente los hay.
En el Banco Central todavía descansan 80.000 expedientes que datan de años previos prontos a salir a la luz. Esto recién comienza. Prometen que habrá más inspecciones a agentes bursátiles y bancos, que podrían derivar en nuevas suspensiones y multas millonarias. Todo para frenar al dólar blue y al liqui. Saben que las órdenes de las multas por lo general no vienen por parte de Vanoli, sino del Superintendente de Entidades Financieras, Germán Feldman, hombre de Axel, quien suele presentar un power point en una exposición sobre el caso al directorio del BCRA.
En su mayoría, los sumarios financieros son por incumplimiento de los recaudos en la prevención de lavado de dinero relacionados con el principio de conozca a su cliente, mediante falta de confección de legajos con documentación que sustente declaraciones juradas acerca del origen y licitud de los fondos.
Según describen los principales actores de la City, es una forma de amedrentar al mercado para que las grandes manos se abstengan de operar y, de esta forma, no se realicen transacciones de magnitud y así evitar que suba el dólar paralelo.
Almacenero barrial
Ante este nuevo escenario, el cuevero de hoy se parece al viejo almacenero de barrio: anota todas las operaciones en un cuaderno. Pero más de uno escribe todo en lápiz en lugar de hacerlo con birome, porque sabe que de esa forma no constituye una prueba fidedigna ante un eventual allanamiento. Por temor a las inspecciones, las financieras que venden dólares pueden llegar a cambiar mensualmente de oficina, de líneas telefónicas y se llevan siempre las computadoras portátiles a sus casas.
Muchas se mudan a pocas cuadras, dentro del microcentro, ya que deben estar bien ubicados, por una cuestión logística. Dicen que Dios está en todas partes, pero atiende en el microcentro. Estas mudanzas permanentes le ocasionan un mayor gasto a los cueveros, que para no perder margen de ganancia lo trasladan a precio. Esto provocó que se haya duplicado el spread que hay entre el valor de compra y el de venta. Esa cifra, que antes era de $ 0,02 por unidad, ahora se ubica en $ 0,05.