MADRID.- La utopía de Podemos se resquebraja. El partido de los indignados quedó inmerso en su primera gran crisis interna cuando faltan tres semanas para las elecciones regionales y municipales en las que debe probar la verdadera fortaleza de su plan para cambiar de raíz la política española.
El estallido quedó a la luz el jueves con la renuncia de Juan Carlos Monedero, número tres de Podemos, uno de sus fundadores y su principal ideólogo. Dio un portazo sonoro: acusó a la cúpula del partido de haber perdido «la frescura» y de parecerse «a la casta» que se propuso reemplazar.
Fueron dardos directos a su «amigo» Pablo Iglesias, el líder del partido y candidato a la presidencia del gobierno de España, responsable de una estrategia que consistió, por un lado, en desterrar el espíritu asambleario de los inicios y centralizar el poder en un grupo reducido de dirigentes de su confianza, y por otro, en diluir el mensaje ideológico de izquierda radical para tranquilizar a los sectores económicos y sociales que temen su posible ascenso al poder.
La ruptura -matizada ayer en dos cartas públicas con palabras amables que se dedicaron Monedero e Iglesias- desnuda un debate que hervía desde hace tiempo en las bases. Sorprende a Podemos en un trance muy delicado, cuando las encuestas reflejan un estancamiento en su intención de voto (en torno del 20%), mientras otra fuerza emergente, Ciudadanos, empieza a disputarle la supremacía en el desafío a los partidos tradicionales.
Monedero e Iglesias son socios desde antes de que Podemos fuera siquiera un proyecto. Los dos son profesores de ciencias políticas en la Universidad Complutense, compartieron militancia en Izquierda Unida (IU) y montaron juntos hace cuatro años el programa de televisión comunitaria La Tuerka, que sería el germen del movimiento que sacudió en 2014 la política española.
La relación empezó a agrietarse al calor de las encuestas que colocaron a Podemos en el primer lugar de intención de voto, por encima del gobernante Partido Popular (PP) y del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El pragmatismo de Iglesias nunca convenció a Monedero, un hombre que exhibe orgulloso sus años como asesor personal de Hugo Chávez.
Esos lazos con el mundo bolivariano lo colocaron bajo todos los focos. Cuatro meses atrás se supo que Monedero había recibido un pago de 425.000 euros por parte de los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua poco antes de la fundación de Podemos.
Las sospechas de que se trató de un aporte ilegal a la campaña y las certezas de que había incurrido en faltas con la Hacienda Pública impactaron de lleno en la imagen de un partido que tiene como bandera la lucha contra la corrupción. Iglesias defendió a Monedero, pero éste sintió que lo dejaban librado a su suerte en medio de un bombardeo periodístico.
El jueves, antes de anunciar su renuncia, Monedero concedió una entrevista incendiaria en Radiocable, un medio alternativo de Internet: «Hay que recuperar la frescura que nos llevó a nacer. Tenemos que prestarle más atención a lo que nos dio origen que al lugar adonde queremos ir. Podemos quiere parecer que somos buenos chicos, que estamos aseaditos y que no vamos a dar problemas al poder, pero es todo lo contrario. Queremos dar muchos problemas al PP y a los que han hecho de España un país subdesarrollado».
Iglesias lamentó la salida de Monedero, aunque no hizo nada para retenerlo. Ayer le dedicó una carta afectuosa y dijo que seguirá trabajando «para ganar»..
El estallido quedó a la luz el jueves con la renuncia de Juan Carlos Monedero, número tres de Podemos, uno de sus fundadores y su principal ideólogo. Dio un portazo sonoro: acusó a la cúpula del partido de haber perdido «la frescura» y de parecerse «a la casta» que se propuso reemplazar.
Fueron dardos directos a su «amigo» Pablo Iglesias, el líder del partido y candidato a la presidencia del gobierno de España, responsable de una estrategia que consistió, por un lado, en desterrar el espíritu asambleario de los inicios y centralizar el poder en un grupo reducido de dirigentes de su confianza, y por otro, en diluir el mensaje ideológico de izquierda radical para tranquilizar a los sectores económicos y sociales que temen su posible ascenso al poder.
La ruptura -matizada ayer en dos cartas públicas con palabras amables que se dedicaron Monedero e Iglesias- desnuda un debate que hervía desde hace tiempo en las bases. Sorprende a Podemos en un trance muy delicado, cuando las encuestas reflejan un estancamiento en su intención de voto (en torno del 20%), mientras otra fuerza emergente, Ciudadanos, empieza a disputarle la supremacía en el desafío a los partidos tradicionales.
Monedero e Iglesias son socios desde antes de que Podemos fuera siquiera un proyecto. Los dos son profesores de ciencias políticas en la Universidad Complutense, compartieron militancia en Izquierda Unida (IU) y montaron juntos hace cuatro años el programa de televisión comunitaria La Tuerka, que sería el germen del movimiento que sacudió en 2014 la política española.
La relación empezó a agrietarse al calor de las encuestas que colocaron a Podemos en el primer lugar de intención de voto, por encima del gobernante Partido Popular (PP) y del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El pragmatismo de Iglesias nunca convenció a Monedero, un hombre que exhibe orgulloso sus años como asesor personal de Hugo Chávez.
Esos lazos con el mundo bolivariano lo colocaron bajo todos los focos. Cuatro meses atrás se supo que Monedero había recibido un pago de 425.000 euros por parte de los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua poco antes de la fundación de Podemos.
Las sospechas de que se trató de un aporte ilegal a la campaña y las certezas de que había incurrido en faltas con la Hacienda Pública impactaron de lleno en la imagen de un partido que tiene como bandera la lucha contra la corrupción. Iglesias defendió a Monedero, pero éste sintió que lo dejaban librado a su suerte en medio de un bombardeo periodístico.
El jueves, antes de anunciar su renuncia, Monedero concedió una entrevista incendiaria en Radiocable, un medio alternativo de Internet: «Hay que recuperar la frescura que nos llevó a nacer. Tenemos que prestarle más atención a lo que nos dio origen que al lugar adonde queremos ir. Podemos quiere parecer que somos buenos chicos, que estamos aseaditos y que no vamos a dar problemas al poder, pero es todo lo contrario. Queremos dar muchos problemas al PP y a los que han hecho de España un país subdesarrollado».
Iglesias lamentó la salida de Monedero, aunque no hizo nada para retenerlo. Ayer le dedicó una carta afectuosa y dijo que seguirá trabajando «para ganar»..
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