Es un fuerte signo de la recesión que afecta al gigante sudamericano
La caída fue en el primer trimestre del año contra igual período de 2014. Todos los segmentos industriales cayeron. El peor es el automotriz. En un sólo mes se redujo 4,2%
Eleonora Gosman. San Pablo Corresponsal
Ayer, la publicación de las estadísticas productivas dejó a los brasileños con el alma en los pies. El Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE), equivalente serio del Indec de Argentina, reveló una caída de la producción industrial de 5,9% en el primer trimestre del año, comparado con igual período de 2014. Semejante retroceso no impidió, sin embargo, que el Partido de los Trabajadores hiciera una profesión de fe en el ajuste fiscal, mientras se aprestaba con su socio, el centro derechista Partido del Movimiento Democrático de Brasil votar en el Congreso las medidas que apuntalan un feroz recorte del gasto público.
No debe haber sido nada fácil para la base legislativa del PT levantar la mano a favor de leyes que restringen derechos de los trabajadores, como por ejemplo el acceso al seguro de desempleo y su duración. Esta y otras decisiones entierran la tradición industrial-desarrollista de la organización; y desmonta la filosofía económica dominante durante 12 años, que hacía de la distribución del ingreso un factor para ampliar consumo al tiempo que sacaba millones de personas de la pobreza.
Los datos de la producción industrial resultan sintomáticos. No hay ninguna rama del sector a la que le haya ido bien. En el primer trimestre de 2015, la fabricación de bienes de consumo se derrumbó 8,4% respecto del año pasado. En bienes de capital el desbarranque fue todavía mayor: 18%. Este indicador mide el retroceso en las inversiones y compromete, así, la producción futura. Para el economista Flavio Castelo Branco, gerente ejecutivo de la Confederación Nacional de la Industria, el ajuste fiscal asumido por Dilma Rousseff, con su ministro de Hacienda Joaquim Levy como adalid, “empujó el mal desempeño industrial. El paquete de medidas refuerza las dificultades del sector”.
Las horas trabajadas cayeron 1,1% en el primer trimestre del año contra el último de 2014. Pero lo que resulta abrumadora es la comparación con el período enero-marzo del año pasado: ese ítem se derrumba en 8,5%. Castelo Branco pronosticó un continuo retroceso de los ingresos medios del trabajador en 2015. El especialista indicó también que si bien la devaluación del real puede representar una ventaja competitiva, las empresas todavía no sintieron sus beneficios. El análisis del propio IBGE es nítido. André Macedo, coordinador de estadísticas del sector industrial, declaró: “La baja confianza del consumidor y la desaceleración de la demanda doméstica fueron determinantes como factor negativo. Desde septiembre de 2014, la trayectoria es clara en cuanto a la reducción del producto industrial”.
Los analistas apuntan otro elemento: si se compara marzo con febrero de este año, la diferencia es que el perfil negativo es ahora generalizado. El caso de bienes de capital es un ejemplo incontrastable: la producción cayó 4,4% en relación al mes anterior, lo que lleva a una acumulación negativa de 12,4% los últimos 12 meses. Pero también destacan el papel preponderante de la rama automotriz en ese colapso. Aquél que era uno de los rubros más dinámicos, ahora resulta un verdadero lastre: la fabricación de vehículos, en todos los segmentos, cayó en marzo 4,2%. Pero ese descenso viene desde hace tiempo. Según el IBGE, es el sexto mes consecutivo que las terminales acusan pérdidas. Consistente con la fuerte disminución del consumo, que afecta sobre todo a las clases medias y medias altas, equipos de informática y electrónico tuvo un derrape negativo de 8,1%; más que las bebidas (-4,9%) y algo superior a la indumentaria (-6,7%). Es llamativo el esfuerzo del PT por “vestir de seda” a las políticas recesivas de Levy. “No estamos quitando derechos a los trabajadores. Lo que queremos es perfeccionar el acceso a los beneficios” decía ayer en el Congreso el líder de ese partido en la Cámara, Sibá Machado. “Lo que nuestro gobierno está haciendo es para el bien de Brasil, de la economía y del equilibrio de las cuentas públicas”. Todo un epitafio. w
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No debe haber sido nada fácil para la base legislativa del PT levantar la mano a favor de leyes que restringen derechos de los trabajadores, como por ejemplo el acceso al seguro de desempleo y su duración. Esta y otras decisiones entierran la tradición industrial-desarrollista de la organización; y desmonta la filosofía económica dominante durante 12 años, que hacía de la distribución del ingreso un factor para ampliar consumo al tiempo que sacaba millones de personas de la pobreza.
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Los analistas apuntan otro elemento: si se compara marzo con febrero de este año, la diferencia es que el perfil negativo es ahora generalizado. El caso de bienes de capital es un ejemplo incontrastable: la producción cayó 4,4% en relación al mes anterior, lo que lleva a una acumulación negativa de 12,4% los últimos 12 meses. Pero también destacan el papel preponderante de la rama automotriz en ese colapso. Aquél que era uno de los rubros más dinámicos, ahora resulta un verdadero lastre: la fabricación de vehículos, en todos los segmentos, cayó en marzo 4,2%. Pero ese descenso viene desde hace tiempo. Según el IBGE, es el sexto mes consecutivo que las terminales acusan pérdidas. Consistente con la fuerte disminución del consumo, que afecta sobre todo a las clases medias y medias altas, equipos de informática y electrónico tuvo un derrape negativo de 8,1%; más que las bebidas (-4,9%) y algo superior a la indumentaria (-6,7%). Es llamativo el esfuerzo del PT por “vestir de seda” a las políticas recesivas de Levy. “No estamos quitando derechos a los trabajadores. Lo que queremos es perfeccionar el acceso a los beneficios” decía ayer en el Congreso el líder de ese partido en la Cámara, Sibá Machado. “Lo que nuestro gobierno está haciendo es para el bien de Brasil, de la economía y del equilibrio de las cuentas públicas”. Todo un epitafio. w
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