La historia del trabajo es la historia de los débiles y de los poderosos. Ya lo decía Juan Perón con su máxima: «para el peronismo hay una sola clase de hombres: los que trabajan». Así está concebido nuestro Derecho Laboral, que tiene como función la protección del trabajador y la tutela de sus derechos. Sin embargo, en la Ciudad PRO rigen otros principios.
El gobierno de la Ciudad debió haber inspeccionado el taller textil de la calle Páez y definir que se incumplían las más básicas normas de higiene y seguridad.
El incendio del Taller textil de la calle Páez, que se llevó la vida de Rodrigo y Rolando, deja al descubierto las definiciones del macrismo. En febrero de 2014, en una columna del diario La Nación, Macri valoraba a las pequeñas empresas de este rubro como el «motor productivo de nuestra economía», omitiendo la precarización laboral detrás del «boom» de esta industria. En el 2009, la Legislatura aprueba la «Emergencia Laboral» en el rubro textil. Sin embargo, a seis años de su promulgación, nunca fue reglamentada. La Dirección de Protección del Trabajo (DGPT) es el ejemplo más cabal de esta línea de conducta.
La presidenta de la Auditoría de la Ciudad, Cecilia Segura, y el auditor Eduardo Epszteyn han comprobado deficiencias flagrantes. En un informe publicado este año, han indicado que la Dirección cuenta sólo con el 42% del personal de inspección necesario, lo que generó que en el año 2013 se llevaron a cabo un 25% menos de las inspecciones programadas.Esta Dirección tarda, en promedio, 331 días para elaborar un Informe Técnico.
El gobierno de la Ciudad debió haber inspeccionado el taller textil de la calle Páez y definir que se incumplían las más básicas normas de higiene y seguridad. Debieron también definir si, eventualmente, había una situación de trata de personas en el lugar y –en ese caso– dar intervención a la PROTEX (Procuraduría de Trata y Explotación). Nada de ello se hizo. No fue casualidad, no se trata de un hecho aislado: es una política. Cuando hay intereses económicos en juego, para el macrismo hay una sola clase de hombres: los poderosos.
El gobierno de la Ciudad debió haber inspeccionado el taller textil de la calle Páez y definir que se incumplían las más básicas normas de higiene y seguridad.
El incendio del Taller textil de la calle Páez, que se llevó la vida de Rodrigo y Rolando, deja al descubierto las definiciones del macrismo. En febrero de 2014, en una columna del diario La Nación, Macri valoraba a las pequeñas empresas de este rubro como el «motor productivo de nuestra economía», omitiendo la precarización laboral detrás del «boom» de esta industria. En el 2009, la Legislatura aprueba la «Emergencia Laboral» en el rubro textil. Sin embargo, a seis años de su promulgación, nunca fue reglamentada. La Dirección de Protección del Trabajo (DGPT) es el ejemplo más cabal de esta línea de conducta.
La presidenta de la Auditoría de la Ciudad, Cecilia Segura, y el auditor Eduardo Epszteyn han comprobado deficiencias flagrantes. En un informe publicado este año, han indicado que la Dirección cuenta sólo con el 42% del personal de inspección necesario, lo que generó que en el año 2013 se llevaron a cabo un 25% menos de las inspecciones programadas.Esta Dirección tarda, en promedio, 331 días para elaborar un Informe Técnico.
El gobierno de la Ciudad debió haber inspeccionado el taller textil de la calle Páez y definir que se incumplían las más básicas normas de higiene y seguridad. Debieron también definir si, eventualmente, había una situación de trata de personas en el lugar y –en ese caso– dar intervención a la PROTEX (Procuraduría de Trata y Explotación). Nada de ello se hizo. No fue casualidad, no se trata de un hecho aislado: es una política. Cuando hay intereses económicos en juego, para el macrismo hay una sola clase de hombres: los poderosos.