En una entrevista con El Cronista, el titular del BCRA afirmó que se avanzó en la estabilidad financiera y que la política monetaria ahora se orientará a dinamizar la economía. Las cinco definiciones clave.
El presidente del Banco Central (BCRA), Alejandro Vanoli, estimó que el año próximo podrá discutirse la demorada remisión de utilidades de empresas al exterior, con negociaciones caso por caso. En una entrevista con El Cronista, Vanoli dijo que el BCRA revirtió las expectativas de devaluación e inestabilidad financiera y que ahora se orientará a impulsar el crecimiento, con las reservas por encima de los u$s 33.000 millones.
Hay consenso en que el tipo de cambio se estabilizó y se frenaron las tensiones devaluatorias, pero el mismo consenso ve un dólar más caro después de diciembre. ¿Es posible imaginar una suba del dólar desde diciembre?
Gran parte de la respuesta la tendrá el nuevo gobierno, con el que tendré que coordinar, cualquiera sea, la política cambiaria. Dicho eso, creo que hay un consenso que se ha ganado en estos tiempos, incluso entre los candidatos de la oposición, de que la devaluación de la moneda no es un camino adecuado en Argentina para ganar competitividad, porque tiene costos sociales y pocas ventajas. Estamos tratando de dar certidumbre.
Las expectativas cambiarias se van a seguir acomodando a la baja sobre la base de la recuperación. En campaña, algunos candidatos plantean las cosas de una manera, pero me parece que en el Gobierno van a cuidar la estabilidad cambiaria.
¿Cómo impacta esto en la liquidación de divisas del agro?
Algún grado de incertidumbre o de ruido sobre la política cambiaria futura y sobre la política de retenciones alimentó una especulación de retención (de cosecha). Parte de la menor liquidación tiene que ver con menores precios también. El año pasado a quienes retuvieron no les fue bien por la caída en el precio de los commodities. Hay un riesgo. Y no es tan lineal que en el futuro haya una devaluación.
Se calcula que existe un stock de utilidades sin girar al exterior de entre u$s 11.000 y 13.000 millones y los importadores cuentan deudas por u$s 3500 millones. ¿Cómo se administrará eso?
Tuvimos una prioridad en octubre, que fue la estabilidad financiera. A comienzos del año pasado, muchos hablaban de reservas en los u$s 20.000 millones y movimientos bruscos en el tipo de cambio. Respecto al comercio exterior, el año pasado hubo algunos problemas, pero los fuimos normalizando razonablemente con los sectores. Los importadores piden mayores pagos, pero en general reconocen que no hay problemas.
Hemos acordado subas en todos los cronogramas. En el sector automotriz, más de 100% respecto de octubre; en Tierra del Fuego, también valores cercanos al 100%. Y, respecto a las utilidades, nosotros hemos generado tanto en las entidades financieras como en otras empresas que en este contexto había que hacer un esfuerzo por reinvertir utilidades. Hacia adelante, iremos discutiendo con las distintas empresas, como se ha hecho en el pasado. Apostamos no sólo a la reinversión de utilidades, sino a que muchas empresas vuelvan a traer líneas de créditos del exterior, que en estos años no han traído.
Según las empresas, uno de los obstáculos para la inversión es la restricción para girar utilidades, con esta carga de hasta u$s 13.000 millones acumulados que estiman las consultoras. ¿Lo comparte?
No avalo ese número, el stock es menor. Más allá de eso, si el Gobierno hubiera permitido que libremente las utilidades se hubieran remitido al exterior, hubiera habido una crisis. Creo que hay que ir administrando y negociando en cada caso los giros de utilidades en función de las posibilidades. Y, en muchos casos, entiendo que a partir del año que viene va a ser posible discutir esto sobre la base de distintos esquemas que hagan que las reservas internacionales del país no bajen. De nada serviría a las propias empresas que el BCRA habilite una vía de salida que conspire contra la estabilidad. Se va a poder secuenciar razonablemente entre el Gobierno, el BCRA y las empresas un esquema que permita ir estimulando las inversiones en el país, permitiendo que se gire una parte de las utilidades. En los últimos meses se dieron un conjunto de factores externos e internos que en algún momento se va a revertir y va a facilitar esa discusión.
¿Se puede salir del cepo en un día o en cien?
Yo soy partidario del gradualismo. No me parecen viables las soluciones de shock y ya se ha empezado en este año y medio con un proceso de flexibilización de las restricciones, con el dólar ahorro, los pagos de importaciones y que puede alcanzar a otros rubros. Estamos viviendo una situación en la que todos los países, desarrollados y emergentes, estamos muy preocupados por la volatilidad cambiaria internacional. Están las circunstancias propias de Argentina en un año electoral. Hay discusiones ideológicas sobre la apertura, pero me parece que el ritmo (de apertura) lo va a determinar no tanto el voluntarismo de los candidatos, sino la realidad de la economía mundial y la de la Argentina.
¿Tiene una meta de reservas para fin de año?
Hubo un momento en el que el nivel de las reservas era muy determinante, cuando todas las expectativas eran de pérdida de reservas. De aquí en adelante es más importante abastecer las importaciones y permitir el crecimiento de la economía que una meta de reservas. Esto es lo que determina el mandato múltiple (de la Carta Orgánica).
En ese sentido, bajaron las tasas de las Lebac para dinamizar la actividad. ¿Continuará esa tendencia en lo que queda del año?
Están en un nivel en el que nos sentimos cómodos. Nosotros bajamos aproximadamente 300 puntos básicos las tasas de interés que reflejaron una baja en las expectativas de devaluación y las tasas de futuros han bajado paralelamente. Más adelante veremos la evolución del nivel de actividad y de los precios para decidir qué hacer con la política monetaria. Pero creemos que llegamos en un punto de equilibrio de las tasas de interés. Nosotros acomodamos todo el corredor de tasas, subimos la tasa de pases, acomodamos la tasa de Lebac y futuros y estamos en una combinación tal que permite una recuperación del crecimiento y, digamos, una baja de aproximadamente 12 puntos de la inflación, se mida como se mida.
¿Cómo se ve después del 10 de diciembre? (N. de la R.: tiene mandato hasta 2019)
Cumpliendo con mi mandato y con la Carta orgánica, que marca estabilidad monetaria, estabilidad financiera, crecimiento e inclusión social. Una de las demandas más importantes de todos los sectores ha sido la de la calidad institucional, y en ese sentido, yo creo que, gane quien gane, se va a respetar la autonomía del BCRA.
¿Podría presidir el BCRA con un gobierno más ortodoxo, como sería el de Macri, por ejemplo?
¿Por qué no? Yo creo que va a haber una continuidad de un proyecto político. Pero si los argentinos deciden un cambio, que haya convivencia. Si hubiera en el BCRA un presidente cercano al sector financiero y a la ortodoxia y un gobierno progresista, estaría lleno de editoriales diciendo que hay que respetar la independencia del BCRA. Supongo que, a la inversa, debería haber el mismo principio.
Fue muy criticado por incorporar al BCRA a su hijo y a su pareja. ¿Considera que fue un error?
No, porque soy el presidente del BCRA que por primera vez en once años abrió concursos en el Banco. Y, por otro lado, mi hijo entró con la categoría más baja, como asistente, con el sueldo mínimo, y está contratado, no en planta permanente. Me siento plenamente tranquilo de elegirlo no por familiar, sino porque está capacitado. Y mi mujer trabajó quince años en un banco privado y se incorporó con la misma categoría y con los mismos temas en los que trabajó en el banco privado. Entendí que la designación era justa e idónea y que va a servir a la institución.
El presidente del Banco Central (BCRA), Alejandro Vanoli, estimó que el año próximo podrá discutirse la demorada remisión de utilidades de empresas al exterior, con negociaciones caso por caso. En una entrevista con El Cronista, Vanoli dijo que el BCRA revirtió las expectativas de devaluación e inestabilidad financiera y que ahora se orientará a impulsar el crecimiento, con las reservas por encima de los u$s 33.000 millones.
Hay consenso en que el tipo de cambio se estabilizó y se frenaron las tensiones devaluatorias, pero el mismo consenso ve un dólar más caro después de diciembre. ¿Es posible imaginar una suba del dólar desde diciembre?
Gran parte de la respuesta la tendrá el nuevo gobierno, con el que tendré que coordinar, cualquiera sea, la política cambiaria. Dicho eso, creo que hay un consenso que se ha ganado en estos tiempos, incluso entre los candidatos de la oposición, de que la devaluación de la moneda no es un camino adecuado en Argentina para ganar competitividad, porque tiene costos sociales y pocas ventajas. Estamos tratando de dar certidumbre.
Las expectativas cambiarias se van a seguir acomodando a la baja sobre la base de la recuperación. En campaña, algunos candidatos plantean las cosas de una manera, pero me parece que en el Gobierno van a cuidar la estabilidad cambiaria.
¿Cómo impacta esto en la liquidación de divisas del agro?
Algún grado de incertidumbre o de ruido sobre la política cambiaria futura y sobre la política de retenciones alimentó una especulación de retención (de cosecha). Parte de la menor liquidación tiene que ver con menores precios también. El año pasado a quienes retuvieron no les fue bien por la caída en el precio de los commodities. Hay un riesgo. Y no es tan lineal que en el futuro haya una devaluación.
Se calcula que existe un stock de utilidades sin girar al exterior de entre u$s 11.000 y 13.000 millones y los importadores cuentan deudas por u$s 3500 millones. ¿Cómo se administrará eso?
Tuvimos una prioridad en octubre, que fue la estabilidad financiera. A comienzos del año pasado, muchos hablaban de reservas en los u$s 20.000 millones y movimientos bruscos en el tipo de cambio. Respecto al comercio exterior, el año pasado hubo algunos problemas, pero los fuimos normalizando razonablemente con los sectores. Los importadores piden mayores pagos, pero en general reconocen que no hay problemas.
Hemos acordado subas en todos los cronogramas. En el sector automotriz, más de 100% respecto de octubre; en Tierra del Fuego, también valores cercanos al 100%. Y, respecto a las utilidades, nosotros hemos generado tanto en las entidades financieras como en otras empresas que en este contexto había que hacer un esfuerzo por reinvertir utilidades. Hacia adelante, iremos discutiendo con las distintas empresas, como se ha hecho en el pasado. Apostamos no sólo a la reinversión de utilidades, sino a que muchas empresas vuelvan a traer líneas de créditos del exterior, que en estos años no han traído.
Según las empresas, uno de los obstáculos para la inversión es la restricción para girar utilidades, con esta carga de hasta u$s 13.000 millones acumulados que estiman las consultoras. ¿Lo comparte?
No avalo ese número, el stock es menor. Más allá de eso, si el Gobierno hubiera permitido que libremente las utilidades se hubieran remitido al exterior, hubiera habido una crisis. Creo que hay que ir administrando y negociando en cada caso los giros de utilidades en función de las posibilidades. Y, en muchos casos, entiendo que a partir del año que viene va a ser posible discutir esto sobre la base de distintos esquemas que hagan que las reservas internacionales del país no bajen. De nada serviría a las propias empresas que el BCRA habilite una vía de salida que conspire contra la estabilidad. Se va a poder secuenciar razonablemente entre el Gobierno, el BCRA y las empresas un esquema que permita ir estimulando las inversiones en el país, permitiendo que se gire una parte de las utilidades. En los últimos meses se dieron un conjunto de factores externos e internos que en algún momento se va a revertir y va a facilitar esa discusión.
¿Se puede salir del cepo en un día o en cien?
Yo soy partidario del gradualismo. No me parecen viables las soluciones de shock y ya se ha empezado en este año y medio con un proceso de flexibilización de las restricciones, con el dólar ahorro, los pagos de importaciones y que puede alcanzar a otros rubros. Estamos viviendo una situación en la que todos los países, desarrollados y emergentes, estamos muy preocupados por la volatilidad cambiaria internacional. Están las circunstancias propias de Argentina en un año electoral. Hay discusiones ideológicas sobre la apertura, pero me parece que el ritmo (de apertura) lo va a determinar no tanto el voluntarismo de los candidatos, sino la realidad de la economía mundial y la de la Argentina.
¿Tiene una meta de reservas para fin de año?
Hubo un momento en el que el nivel de las reservas era muy determinante, cuando todas las expectativas eran de pérdida de reservas. De aquí en adelante es más importante abastecer las importaciones y permitir el crecimiento de la economía que una meta de reservas. Esto es lo que determina el mandato múltiple (de la Carta Orgánica).
En ese sentido, bajaron las tasas de las Lebac para dinamizar la actividad. ¿Continuará esa tendencia en lo que queda del año?
Están en un nivel en el que nos sentimos cómodos. Nosotros bajamos aproximadamente 300 puntos básicos las tasas de interés que reflejaron una baja en las expectativas de devaluación y las tasas de futuros han bajado paralelamente. Más adelante veremos la evolución del nivel de actividad y de los precios para decidir qué hacer con la política monetaria. Pero creemos que llegamos en un punto de equilibrio de las tasas de interés. Nosotros acomodamos todo el corredor de tasas, subimos la tasa de pases, acomodamos la tasa de Lebac y futuros y estamos en una combinación tal que permite una recuperación del crecimiento y, digamos, una baja de aproximadamente 12 puntos de la inflación, se mida como se mida.
¿Cómo se ve después del 10 de diciembre? (N. de la R.: tiene mandato hasta 2019)
Cumpliendo con mi mandato y con la Carta orgánica, que marca estabilidad monetaria, estabilidad financiera, crecimiento e inclusión social. Una de las demandas más importantes de todos los sectores ha sido la de la calidad institucional, y en ese sentido, yo creo que, gane quien gane, se va a respetar la autonomía del BCRA.
¿Podría presidir el BCRA con un gobierno más ortodoxo, como sería el de Macri, por ejemplo?
¿Por qué no? Yo creo que va a haber una continuidad de un proyecto político. Pero si los argentinos deciden un cambio, que haya convivencia. Si hubiera en el BCRA un presidente cercano al sector financiero y a la ortodoxia y un gobierno progresista, estaría lleno de editoriales diciendo que hay que respetar la independencia del BCRA. Supongo que, a la inversa, debería haber el mismo principio.
Fue muy criticado por incorporar al BCRA a su hijo y a su pareja. ¿Considera que fue un error?
No, porque soy el presidente del BCRA que por primera vez en once años abrió concursos en el Banco. Y, por otro lado, mi hijo entró con la categoría más baja, como asistente, con el sueldo mínimo, y está contratado, no en planta permanente. Me siento plenamente tranquilo de elegirlo no por familiar, sino porque está capacitado. Y mi mujer trabajó quince años en un banco privado y se incorporó con la misma categoría y con los mismos temas en los que trabajó en el banco privado. Entendí que la designación era justa e idónea y que va a servir a la institución.