Nota: como en buena parte de Europa, el «centro» comienza a diluirse.
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EL MUNDO › EL CENTROIZQUIERDA GANO LAS ELECCIONES MUNICIPALES EN CINCO DE LOS SIETE DISTRITOS
En Liguria ganó el centroderecha por una división de la izquierda que se llevó una parte de los votos. La Liga Norte, conservadora y racista, por primera vez superó en votos al partido de Berlusconi.
Por Elena Llorente
Desde Roma
Si bien el “partido” electoral del domingo en Italia terminó 5 a 2, es decir cinco regiones de las que fueron a elecciones terminaron en manos del centroizquierda y dos del centroderecha, los resultados de Liguria darán que hablar. En la región de Génova, en efecto, después de diez años de gobierno progresista, ganó el candidato de Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, y esto ha provocado no pocas polémicas en el seno del Partido Democrático (PD) que está atravesando desde hace tiempo una seria crisis de consenso interno. En Liguria, en efecto, el centroderecha consiguió el 34 por ciento de los votos, el centroizquierda el 28 por ciento y el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), de Beppe Grillo, el 25 por ciento. Pero hubo una coalición de izquierda (Rete a sinistra), liderada por Luca Pastorino, un ex PD que quiso colocarse a la izquierda de su viejo partido y que se llevo casi el 10 por ciento de los votos, lo que impidió que el centroizquierda obtuviera el triunfo.
Pero a esto hay que agregar otros dos resultados sorprendentes: que el partido Liga Norte, conservador y racista, viejo aliado de Berlusconi, ha superado en votos a Forza Italia por primera vez. Y en segundo lugar que el M5S, que no ha ganado ninguna presidencia, ha conquistado elevados porcentajes de votantes como nunca había ocurrido en elecciones regionales. Esto quiere decir, en pocas palabras, que el disenso contra el gobierno de Matteo Renzi avanza, no sólo dentro del centroizquierda sino afuera. “La verdadera alternativa a Renzi somos nosotros –declaró sonriente el líder de la Liga Norte, Matteo Salvini–. Espero que Renzi se dé cuenta de que su política y la de su gobierno han sido bochadas. Estas elecciones, aunque regionales, tienen valor nacional por lo que dan a entender. El centroderecha se puede reconstruir. El líder ahora soy yo, y Berlusconi lo ha entendido.”
De su lado, una parte del PD se niega a asumir estos resultados como indicadores críticos del gobierno de Renzi. Pero para el líder de los disidentes, de la corriente llamada SinistraDem, Gianni Cuperlo, el resultado de la Liguria “impone una reflexión” . Va todavía más lejos en su análisis el disidente Pippo Civati, que anunció hace pocas semanas que abandonará el partido. “Pastorino ha demostrado que existe el espacio político para una propuesta de una verdadera izquierda.” Nichi Vendola, el ex presidente de la región Puglia y dirigente del SEL (Izquierda, Ecología y Libertad), habla de “un duro golpe para Renzi” y agrega: “Cuando el PD hace políticas de derecha no se entiende más y eso determina que la gente se pierda y huya del voto. La fascinación que derivaba de la presunta invencibilidad del joven premier, sale profundamente maltratada de esta competencia electoral”.
Stefano Fassina, otro militante PD muy crítico de Renzi, dijo en televisión que el PD ha perdido 600.000 votos respecto a las regionales de 2010 y más de la mitad de votos respecto de las europeas del 2014. “Espero que en las próximas horas se pueda discutir, se haga una análisis serio, se reconozcan los errores. Pastorino es una consecuencia de lo que pasa en el partido, no la causa, y ha interpretado una parte de los militantes del PD que se han ido”, indicó.
Mientras tanto Renzi, prácticamente de incógnito, desapareció del suelo italiano –algunos interpretaron que para no verse obligado a hacer declaraciones a la prensa– y fue de visita ayer a Afganistán para ver a las fuerzas militares italianas que allá se encuentran. El presidente del PD, Matteo Orfini, hizo otro tipo de comentarios sobre las elecciones. “Ahora tenemos las regiones del sur de Italia controladas por el centroizquierda. Este es un dato importante e innovador”, subrayó.
En Liguria ganó el centroderecha por una división de la izquierda que se llevó una parte de los votos. La Liga Norte, conservadora y racista, por primera vez superó en votos al partido de Berlusconi.
Por Elena Llorente
Desde Roma
Si bien el “partido” electoral del domingo en Italia terminó 5 a 2, es decir cinco regiones de las que fueron a elecciones terminaron en manos del centroizquierda y dos del centroderecha, los resultados de Liguria darán que hablar. En la región de Génova, en efecto, después de diez años de gobierno progresista, ganó el candidato de Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, y esto ha provocado no pocas polémicas en el seno del Partido Democrático (PD) que está atravesando desde hace tiempo una seria crisis de consenso interno. En Liguria, en efecto, el centroderecha consiguió el 34 por ciento de los votos, el centroizquierda el 28 por ciento y el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), de Beppe Grillo, el 25 por ciento. Pero hubo una coalición de izquierda (Rete a sinistra), liderada por Luca Pastorino, un ex PD que quiso colocarse a la izquierda de su viejo partido y que se llevo casi el 10 por ciento de los votos, lo que impidió que el centroizquierda obtuviera el triunfo.
Pero a esto hay que agregar otros dos resultados sorprendentes: que el partido Liga Norte, conservador y racista, viejo aliado de Berlusconi, ha superado en votos a Forza Italia por primera vez. Y en segundo lugar que el M5S, que no ha ganado ninguna presidencia, ha conquistado elevados porcentajes de votantes como nunca había ocurrido en elecciones regionales. Esto quiere decir, en pocas palabras, que el disenso contra el gobierno de Matteo Renzi avanza, no sólo dentro del centroizquierda sino afuera. “La verdadera alternativa a Renzi somos nosotros –declaró sonriente el líder de la Liga Norte, Matteo Salvini–. Espero que Renzi se dé cuenta de que su política y la de su gobierno han sido bochadas. Estas elecciones, aunque regionales, tienen valor nacional por lo que dan a entender. El centroderecha se puede reconstruir. El líder ahora soy yo, y Berlusconi lo ha entendido.”
De su lado, una parte del PD se niega a asumir estos resultados como indicadores críticos del gobierno de Renzi. Pero para el líder de los disidentes, de la corriente llamada SinistraDem, Gianni Cuperlo, el resultado de la Liguria “impone una reflexión” . Va todavía más lejos en su análisis el disidente Pippo Civati, que anunció hace pocas semanas que abandonará el partido. “Pastorino ha demostrado que existe el espacio político para una propuesta de una verdadera izquierda.” Nichi Vendola, el ex presidente de la región Puglia y dirigente del SEL (Izquierda, Ecología y Libertad), habla de “un duro golpe para Renzi” y agrega: “Cuando el PD hace políticas de derecha no se entiende más y eso determina que la gente se pierda y huya del voto. La fascinación que derivaba de la presunta invencibilidad del joven premier, sale profundamente maltratada de esta competencia electoral”.
Stefano Fassina, otro militante PD muy crítico de Renzi, dijo en televisión que el PD ha perdido 600.000 votos respecto a las regionales de 2010 y más de la mitad de votos respecto de las europeas del 2014. “Espero que en las próximas horas se pueda discutir, se haga una análisis serio, se reconozcan los errores. Pastorino es una consecuencia de lo que pasa en el partido, no la causa, y ha interpretado una parte de los militantes del PD que se han ido”, indicó.
Mientras tanto Renzi, prácticamente de incógnito, desapareció del suelo italiano –algunos interpretaron que para no verse obligado a hacer declaraciones a la prensa– y fue de visita ayer a Afganistán para ver a las fuerzas militares italianas que allá se encuentran. El presidente del PD, Matteo Orfini, hizo otro tipo de comentarios sobre las elecciones. “Ahora tenemos las regiones del sur de Italia controladas por el centroizquierda. Este es un dato importante e innovador”, subrayó.