El mundo económico acusó fuerte el impacto de las noticias políticas de las últimas horas. Mauricio Macri quedó lejos de descollar en Santa Fe y Cristina Kirchner impuso a Carlos Zaninni como candidato a vicepresidente en la fórmula con Daniel Scioli. Las primeras reacciones en los mercados financieros fueron claramente negativas. En tanto se profundiza la preocupación entre inversores, empresarios y banqueros respecto de cómo seguirá administrándose el modelo político y económico en el país con el futuro gobierno después de diciembre.
La cuestión no empezó con la noticia de Zannini. Ya en los últimos 60 días había ganado espacio en la opinión del empresariado la teoría de la recuperación de Cristina, el efecto consumo y lluvia de pesos en los sectores medios y bajos del padrón electoral, y el fastidio con Mauricio Macri por su determinación de no acordar con Sergio Massa. Los bonos argentinos ya venían perdiendo terreno de los máximos observados en marzo/abril, donde la estrella de Macri brillaba entonces más que la de Scioli.
El anuncio de Zannini, claro, vino a reponer las más horrendas pesadillas para los hombres de negocios. Desalentados con el quedo de Macri en Santa Fe, ahora muchos creen que al ex presidente de Boca no le alcanzará para ganarle a todo el aparato de Cristina con Scioli. Dan entonces por hecho que finalmente ganará el gobernador de Buenos Aires, y que, para peor, no podrá poner en práctica su proyecto de amigar a la Argentina con el mundo de las inversiones. «Sigue Cristina, sigue Milani, sigue Gils Carbó, sigue Axel y sigue Vanoli», se deprimen.
Los optimistas no desaparecieron, pero ahora son minoría. Suponen que si fuera cierto que más de 65% de la gente quiere un cambio, las chances de Macri en las elecciones ahora suben lejos de caer por el efecto Zannini. Y aún si ganara Scioli, los desequilibrios monetarios y fiscales son tan impresionantes que obligarían a tener que administrar algún tipo de ajuste que no debería excluir, a priori, retomar un camino para resolver el conflicto de la deuda en Nueva York. Claro que al aparecer hoy Scioli tan condicionado, crecen las opiniones pesimistas, suponiendo que el modelo Cristina Kiciloff es ahora para siempre: sin crédito internacional, con más cepo, más controles, más impuestos, más inflación y peores condiciones para la propiedad y la inversión en la Argentina. «Otra vez nos van a contar que Scioli va a girar a la racionalidad. Con quién? Con Zannini y Axel?», sentenciaban anoche en la city.
Tampoco un eventual triunfo de Macri tranquiliza demasiado ahora al mundo económico. El efecto Zannini también revela el fortalecimiento político interno de los sectores más de izquierda y anti mercados del elenco del Gobierno. Todo indica que las listas de diputados y senadores estarán integradas por quienes representan a los más ultras del modelo. Tal vez con la propia Cristina a la cabeza, como jefa de la Cámara de Diputados, asegurando buena parte del control de ambas cámaras. Para condicionar a Scioli o para condicionar, más fácil al propio Macri si se impone en las elecciones. Un poder Parlamentario que condiciona al Ejecutivo, con el apoyo del poder judicial también bastante colonizado. Lo anticipó el diputado Carlos Kunkel en una reciente entrevista al diario La Nación, donde vaticinó una etapa «más institucional» para el futuro proceso. Con Cristina fuera del Poder Ejecutivo, ahora todo el poder a la Constitución.
Para el establishmnent económico y financiero, las dudas frente a Macri son dobles. Si podrá ganar, y en ese caso, cómo hará para gobernar frente a la herencia económica y política que deberá enfrentar. Desde ayer, la opción Scioli se torna más compleja. Porque si el candidato del oficialismo no logra imponer ideas más racionales para enfrentar la crisis económica, léase acordar con los acreedores para reabrir el crédito, mantener el plan Kiciloff de gasto público y Estado cada vez más grande supone tener que financiarlo con más ataques contra la propiedad. Porque en ningún caso, ni para Macri ni para Scioli, estaría disponible la posibilidad de sincerar de shock los precios de la economía y ajustar el déficit a la Argentina, es decir con una fuertísima devaluación.
Ya ocurrió en 2007, cuando Cristina ganó elevando fuerte el gasto y la emisión. Luego vino el ataque al campo y, como no prosperó, la estatización de las AFJP. Luego también Cristina ganó en 2011 extremando el desequilibrio macro para lograr el 54% de los votos. Ajustó con el cepo, expropiando el comercio exterior y con la estatización de YPF. ¿Cuál será el plan de Zannini y Kiciloff para el gobierno de Daniel Scioli?
Un slogan que reitera Mauricio Macri, más cómodo ahora con la polarización de los dos modelos, es que no hay que tener miedo a un gobierno no peronista. Deberá reiterarlo mucho. Sus votantes, entre los cuales figuran muchos inversores y hombres de negocios, en las últimas horas seguían temblando.
La cuestión no empezó con la noticia de Zannini. Ya en los últimos 60 días había ganado espacio en la opinión del empresariado la teoría de la recuperación de Cristina, el efecto consumo y lluvia de pesos en los sectores medios y bajos del padrón electoral, y el fastidio con Mauricio Macri por su determinación de no acordar con Sergio Massa. Los bonos argentinos ya venían perdiendo terreno de los máximos observados en marzo/abril, donde la estrella de Macri brillaba entonces más que la de Scioli.
El anuncio de Zannini, claro, vino a reponer las más horrendas pesadillas para los hombres de negocios. Desalentados con el quedo de Macri en Santa Fe, ahora muchos creen que al ex presidente de Boca no le alcanzará para ganarle a todo el aparato de Cristina con Scioli. Dan entonces por hecho que finalmente ganará el gobernador de Buenos Aires, y que, para peor, no podrá poner en práctica su proyecto de amigar a la Argentina con el mundo de las inversiones. «Sigue Cristina, sigue Milani, sigue Gils Carbó, sigue Axel y sigue Vanoli», se deprimen.
Los optimistas no desaparecieron, pero ahora son minoría. Suponen que si fuera cierto que más de 65% de la gente quiere un cambio, las chances de Macri en las elecciones ahora suben lejos de caer por el efecto Zannini. Y aún si ganara Scioli, los desequilibrios monetarios y fiscales son tan impresionantes que obligarían a tener que administrar algún tipo de ajuste que no debería excluir, a priori, retomar un camino para resolver el conflicto de la deuda en Nueva York. Claro que al aparecer hoy Scioli tan condicionado, crecen las opiniones pesimistas, suponiendo que el modelo Cristina Kiciloff es ahora para siempre: sin crédito internacional, con más cepo, más controles, más impuestos, más inflación y peores condiciones para la propiedad y la inversión en la Argentina. «Otra vez nos van a contar que Scioli va a girar a la racionalidad. Con quién? Con Zannini y Axel?», sentenciaban anoche en la city.
Tampoco un eventual triunfo de Macri tranquiliza demasiado ahora al mundo económico. El efecto Zannini también revela el fortalecimiento político interno de los sectores más de izquierda y anti mercados del elenco del Gobierno. Todo indica que las listas de diputados y senadores estarán integradas por quienes representan a los más ultras del modelo. Tal vez con la propia Cristina a la cabeza, como jefa de la Cámara de Diputados, asegurando buena parte del control de ambas cámaras. Para condicionar a Scioli o para condicionar, más fácil al propio Macri si se impone en las elecciones. Un poder Parlamentario que condiciona al Ejecutivo, con el apoyo del poder judicial también bastante colonizado. Lo anticipó el diputado Carlos Kunkel en una reciente entrevista al diario La Nación, donde vaticinó una etapa «más institucional» para el futuro proceso. Con Cristina fuera del Poder Ejecutivo, ahora todo el poder a la Constitución.
Para el establishmnent económico y financiero, las dudas frente a Macri son dobles. Si podrá ganar, y en ese caso, cómo hará para gobernar frente a la herencia económica y política que deberá enfrentar. Desde ayer, la opción Scioli se torna más compleja. Porque si el candidato del oficialismo no logra imponer ideas más racionales para enfrentar la crisis económica, léase acordar con los acreedores para reabrir el crédito, mantener el plan Kiciloff de gasto público y Estado cada vez más grande supone tener que financiarlo con más ataques contra la propiedad. Porque en ningún caso, ni para Macri ni para Scioli, estaría disponible la posibilidad de sincerar de shock los precios de la economía y ajustar el déficit a la Argentina, es decir con una fuertísima devaluación.
Ya ocurrió en 2007, cuando Cristina ganó elevando fuerte el gasto y la emisión. Luego vino el ataque al campo y, como no prosperó, la estatización de las AFJP. Luego también Cristina ganó en 2011 extremando el desequilibrio macro para lograr el 54% de los votos. Ajustó con el cepo, expropiando el comercio exterior y con la estatización de YPF. ¿Cuál será el plan de Zannini y Kiciloff para el gobierno de Daniel Scioli?
Un slogan que reitera Mauricio Macri, más cómodo ahora con la polarización de los dos modelos, es que no hay que tener miedo a un gobierno no peronista. Deberá reiterarlo mucho. Sus votantes, entre los cuales figuran muchos inversores y hombres de negocios, en las últimas horas seguían temblando.
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