Por Lorenzo M. Donohoe.
Afiliado al Frente Grande
Porque se elige como se entiende al kirchnerismo, como una alternativa que convoca a peronistas y a todas las fuerzas que se hermanan en la historia del campo nacional y popular, que constituyen un colectivo que reivindica la épica inclusiva del peronismo (ahora en un escenario globalizado y hegemonizado por el capital financiero que solo maximiza ganancias disminuyendo el costo del trabajo) y que se identifican sin distinciones con el modelo y la conducción de Cristina Kirchner, una propuesta que convoca a todas y a cada una de las fuerzas del campo nacional, que recuperó la confrontación como garantía del derecho de los humildes (Perón hablaba de los pasos necesarios para hacer una tortilla) que no cedió ante los medios hegemónicos, el capital financiero y sus buitres, la corporación de inteligencia, los poderes centrales y sus planes virreinales y fundamentalmente que recuperó el papel hegemónico de la participación popular o como lo entiende el Partido Justicialista (la herramienta electoral del movimiento citando nuevamente a Perón) una institucionalidad que ha acompañado sin fisuras al menemismo, no fueron rodriguezsaaístas porque debían ser duhaldistas, y así lo fueron, no fueron delasotistas porque encuestas esquivas no lo aconsejaban, no fueron reutemanistas solo por los miedos compulsivos del candidato del Pro, no dudaron en enfrentar a Nestor y Cristina en el 2005 y fue su triunfo que operó como mágico conversor al kirchnerismo, circunstancias que desde una ideología del poder puede considerarse meritoria, de allí su reivindicación del turismo político y de la práctica que legitima impugnar listas electorales completas, pero que desde la historia de los derechos del trabajador no aparece como tan exitosa, de allí su imposibilidad fáctica de erigirse como garantía de congruencia y/o defensa de la continuidad, fundamentalmente porque desde el PJ las únicas voces presidenciales que siempre, sin fisuras, gritaron “donde hay una necesidad hay un derecho” (ahora citando a Evita) fueron las de Néstor y Cristina que parafraseando a Cooke hicieron del kirchnerismo el hecho maldito del peronismo burgués.
Y así como Zannini expresa esa fusión de historias peronistas y kirchneristas, hoy en la Provincia esa bisagra, esa continuidad se expresa en Fernández y Sabbatella, está claro que estamos ante una disyuntiva de hierro, innegable, se equivocan las organizaciones sociales identificadas con el proyecto cuando eluden, disimulan o niegan esta discusión, cualquiera sea el argumento, la oportunidad o la conveniencia que esgriman para ello.