Macri intenta “abrirse” y buscar votos en los sectores populares

Mauricio Macri lo había sugerido la noche de las PASO en el búnker de Costa Salguero. Con elogios a sus aliados de la UCR y de la Coalición Cívica, pero también al peronismo, los liberales y hasta la izquierda, el jefe de Gobierno buscó enviar una señal de apertura, más inclusiva para seducir a los votantes de todo el arco político. En las últimas semanas, las declaraciones se convirtieron en guiños más concretos para seducir al electorado que no quiere votar al kirchnerismo. “Es una etapa más inclusiva”, confirman los responsables del discurso y la gestualidad de Macri.
El primero lo habían anticipado en la previa de las primarias los laderos del candidato presidencial: la marca Cambiemos reemplazaría a la del PRO. Desde esta semana, más que nunca Macri se apoya en sus socios radicales. Estuvo en Chaco con Oscar Aguad y en Entre Ríos con Julio Cobos, a quien volverá a ver esta semana en Mendoza. En el macrismo ya no corre la máxima de su asesor estrella Jaime Durán Barba, que rezaba que su líder bajaba en las encuestas cada vez que se mostraba cerca de dirigentes de otros espacios. La foto que compartió con Sergio Massa y Margarita Stolbizer para apoyar al candidato tucumano José Cano fue solo el principio. Cuarenta y ocho horas después, sumó el apoyo explícito de Graciela Ocaña, que junto a Martín Lousteau casi sepulta sus chances presidenciales en el balotaje porteño.
Además, el jefe de Gobierno pasó lentamente de los mano a mano con “vecinos” y los “timbreos” a imágenes en las que aparece rodeado de operarios en fábricas. Y de las visitas íntimas a casas familiares –que son el corazón de su campaña gráfica– a los encuentros en los que arenga a sus fiscales o los saludos con una pequeña multitud. Macri ya no es un personaje lateral de las fotos que distribuye: está en el centro de ellas, agitando los brazos.
El Macrimóvil –el motorhome que estrenó esta semana para volver a la campaña “terrestre” y recorrer las provincias– también aspira a cautivar a un sector más filoperonista y popular. “Más masivo”, corrigen en el PRO.
El martes en Chaco Macri repitió un discurso similar al de la noche del 9 de agosto y convocó a los “peronistas desencantados”. El riesgo de peronizarse demasiado es borronear las diferencias con Massa. Por eso –afirman– apelan al equilibrio para no desperfilarse.
Macri, que suele evitar las confrontaciones con Daniel Scioli, eligió en los últimos días el rival al que considera ideal para confrontar: Aníbal Fernández. El miércoles y el jueves eligió cruzar al candidato a gobernador del FPV, como antes había hecho con La Cámpora. A veces –reconocen sus portavoces– al candidato se le sale la cadena. “Comete sincericidios”, dicen para explicar algunas expresiones o cruces “inesperados” con Scioli.
Para seducir a los independientes, volvió a darle aire a su ministro de Educación Estaban Bullrich. “Mauricio habla mucho de economía”, afirman para justificar la ausencia de su equipo en la materia.
Marcos Peña, su jefe de campaña y principal responsable de la comunicación del partido, prefiere hablar siempre de “etapas”. Por decisión o necesidad, la mesa chica del PRO volverá a reunirse estos días para ordenar y renovar el discurso del candidato luego de una semana que empezó con las denuncias que involucraron al candidato a diputado Fernando Niembro por sus contratos con la Ciudad y terminó con la muerte un adolescente y dejó a dos heridos en Soldati por la caída de un balcón.

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