cepo
El problema del cepo se presenta como el más acuciante en términos macro: para los tres candidatos es el factor por el que la economía no logra volver a crecer ni generar empleo. El Gobierno lo impuso a fines de 2011 para acotar la fuga de divisas, pero nunca pudo salir de su laberinto.
Con matices, los tres principales candidatos y sus asesores económicos creen que habría que levantarlo en etapas, dividiendo la deuda pasada (posiblemente con el pago de un bono) y liberando hacia adelante el stock. Aquí es donde juegan las mayores diferencias, al menos retóricas. El diputado de Pro Federico Sturzenegger dijo que «la falta de dólares es producto del cepo; si no se puede salir, difícil que entre nada». Pro no teme que haya un «efecto estampida» de salida de dólares si se libera rápido esta traba. En el macrismo creen que es posible trabajar en un bono para los dividendos que devengue una tasa de interés de Libor más el 3% adicional.
En cambio para el sciolismo, para levantar el cepo en forma completa primero hay que arreglar con los holdouts, según indicó una fuente del gabinete bonaerense. «Primero se necesitan los dólares». En términos de etapas, otro asesor de Scioli explicó que «primero hay que levantar el cepo a las utilidades y después a los dividendos». El primero que lanzó la piedra desde ese espacio fue el ex presidente del Banco Central Mario Blejer, al mencionar la necesidad de dividir entre el flujo y el stock; lo primero, aclara, es contabilizar bien la deuda, que el sector privado estima en unos 10.000 millones de dólares. La otra clave que algunos economistas le han escuchado a Blejer como llave para abrir el cepo es subir con fuerza las tasas de interés en pesos de modo de asegurarse de que, abierta la compuerta, no haya una fuga masiva al dólar.
En tanto el massismo mantiene su receta de levantarlo en 100 días, comenzando por las Pyme «para que importen piezas para que la economía vuelva a crecer», según el economista Ricardo Delgado. Este espacio no está en desacuerdo con mantener algunos controles, como la compra de dólares para los minoristas a través de la AFIP, pero a través de un mecanismo más transparente.
holdouts
Pese a que el Gobierno realizó dos canjes para salir del default, no pudo solucionar este problema ni volver a los mercados internacionales. Los tres candidatos también coinciden en la necesidad de recuperar esta vía de financiamiento y, aunque ninguno ha dado pistas sobre cómo negociar con los bonistas que siguen en default, fue Mauricio Macri el más explícito en afirmar que hay que encontrar una solución, lo cual le valió una fuerte crítica del oficialismo. Sin embargo, todos persiguen el mismo objetivo: dólares para que la economía crezca el año que viene,
El presidente del Banco Provincia, Gustavo Maragoni, ya aclaró que «las deudas hay que honrarlas» y una fuente del gabinete bonaerense dijo a LA NACION que «se va a solucionar el año próximo, porque es la llave para atraer los dólares a la economía». Bein planteó como deseable una quita del 30 al 40% para los holdouts.
De todos modos, en el sciolismo no quieren que los fondos buitre sean los que manejen los tiempos de la negociación y desearían que, si primara la racionalidad política, alguien del gobierno kirchnerista viajara para dar una primera señal de concordia luego de un evental triunfo del candidato del Frente para la Victoria. «Uno ahora puede escuchar a los holdouts, pero no tiene mandato para negociar; lo ideal es que el Gobierno colabore», comentó algo fastidiado un colaborador del gobernador bonaerense.
En tanto, el macrismo trabaja con una quita para los holdouts -más allá de que Macri habló en un primer momento de cumplir a rajatabla con la sentencia del juez Thomas Griesa para que el país «logre inversión, crecimiento económico y en el empleo», según Sturzenegger. El diputado no se dejó chicanear por el FPV: «Ojalá Macri hubiera negociado con el Club de París y no este gobierno, que no cuestionó ni los intereses punitorios».
Para el massismo, la cuestión «es relevante pero no central para que lluevan los dólares; los primeros que deben volver son los ahorros de los argentinos, como pasó entre 2003 y 2005», apuntó Delgado. Como sus colegas, también indicó que hay que arreglar con todos los holdouts y no sólo que tienen una sentencia firme.
dólar
Frente a las fuertes devaluaciones de sus socios comerciales y de los países vecinos, el Gobierno dejó apreciar el tipo de cambio, en un contexto de inflación y brecha cambiaria. Los candidatos y sus asesores coinciden en que es necesario remediar esta situación de atraso cambiario, sobre todo por el perjuicio generado sobre las economías regionales, aunque difieren en las dosis para remediarlo.
El diputado Sturzenegger está convencido, a diferencia de la mayoría de sus colegas, de que el shock de confianza generado por un gobierno de Macri llevaría a que el tipo de cambio en lugar de devaluarse más, se apreciaría, por lo que no hay que preocuparse por ningún traspaso adicional a la inflación.
«La reunificación cambiaria se logra, obviamente, liberando las restricciones a la compra venta de divisas…con los cambios de eficiencia en el sistema económico se puede hacer una transición hacia un esquema de flotación administrada en la paridad cambiaria», expresó. El propio Macri dijo hace poco tiempo que el valor del dólar debe ser fijado por el mercado.
Pero para el massismo, se debe mantener la flotación administrada, posiblemente en un valor más alto que el actual, «de modo de poder pensar en unificar el mercado cambiario el año que viene», según Delgado. El ex ministro de Economía Roberto Lavagna, rechazó en forma tajante la idea de liberar el valor del dólar.
En tanto, desde el sciolismo, esta semana Miguel Bein reiteró la idea de que una devaluación nominal sólo alimentaría la inflación y se «comería» el efecto positivo de cualquier mejora real en la competitividad, por lo que sugirió avanzar por la vía fiscal, es decir, retocar las retenciones y los subsidios a las tarifas de los servicios públicos. Desde el gabinete bonaerense agregaron que, más que en una corrección general, hay que pensar en tipos de cambios diferenciales a través de menores trabas para el precio a los combustibles y en el esquema al financiamiento de la AFIP, entre otras cuestiones microeconómicas. En este tema, los candidatos no quieren verbalizar las expectactivas de una fuerte devaluación que predomina entre los agentes del mercado.
inflación
La inflación durante el kirchnerismo ha sido uno de esos fenómenos curiosos, alentados por un lado como una forma de incentivar el consumo, pero, a la vez, negada en su verdadera dimensión, sobre todo desde la manipulación de las estadísticas del Indec a principios de 2007.
Todos los candidatos creen que hay que reducirla de un nivel que estiman en un 24% a un 27% a un dígito en un plazo de dos a tres años, aunque los detalles a veces se pierden sobre las vías para lograrlo.
Desde el macrismo, el presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio, indicó a LA NACION que «la inflación no tiene una sola causa, pero en el caso de nuestro país se da principalmente por la emisión monetaria, que ya supera el 40%, con una demanda de pesos de la sociedad cada vez menor».
Ante este panorama, opinó, «hay que dejar de financiar con la emisión el derroche fiscal, la corrupción, y el gasto regresivo en subsidios a los ricos; así vamos a poder salir del club del 1% de los países del mundo que tienen problemas inflacionarios».
El massista Ricardo Delgado dijo que «la inflación se baja con una regla trimestral hasta llegar a un dígito dentro de dos años, mediante un acuerdo de concertación social tripartito entre Estado, empresarios y sindicatos, mediante un shock de inversión».
Además, enfatizó que «es clave romper con las expectativas después de ocho años de inflación crónica y, para lograrlo, también es fundamental contar con un nuevo Indec con control parlamentario».
Desde el sciolismo, el estudio Bein estima que la inflación será del 24% este año y aclara que el año que viene dependerá de tres variables sensibles: el manejo del tipo de cambio, de las paritarias y de las tarifas. En uno de sus informes recientes, Bein sostuvo que se necesitan tres años para reducir los precios a un dígito.
En cuanto al Indec, en el gabinete bonaerense consideran que los nuevos índices lanzados a principios de este año representan un avance respecto de lo que venía ocurriendo desde 2007, pero opinaron que hay que darle más participación a las provincias para que los nuevos IPC y PBI tengan mayor legitimidad.
déficit fiscal
Si hay un contraste nítido en la política económica kirchnerista es en materia fiscal. En 2004 el Gobierno había logrado un superávit primario del 4% y este año apunta, según los analistas, a tener un déficit de similar magnitud, mientras que el rojo financiero terminaría arriba del 6% del PBI.
Al respecto, Delgado sostuvo que «el déficit fiscal se reduce poniendo el crecimiento del gasto en el mismo nivel que los ingresos».
En este contexto, acotó, en materia tributaria «se pueden bajar impuestos en las retenciones regionales, algo en la soja y, a la vez, crear el impuesto a la renta financiera», para compensar la caída de la recaudación.
En materia de gastos, «es necesario unificar los planes sociales y también las partidas en el área del Ministerio de Planificación Federal, con lo cual se ahorraría mucho dinero; pero sobre el resto del presupuesto hay que reconocer que el 65% del gasto es inelástico porque son jubilaciones y salarios», indicó el consultor.
Desde el sciolismo, recordaron que el candidato es «un maniático del control de los números», aunque aclararon que,como en la provincia de Buenos Aires, la intención es recuperar el equilibrio fiscal en forma gradual. Como saben que un incremento de la presión tributaria no es muy factible a nivel nacional -a diferencia de lo que ocurrió en territorio bonaerense- trabajan en la idea de reformar algunos impuestos -posiblemente ganancias- para recuperar dos de los cuatro puntos del déficit fiscal. «La idea es ampliar la base de ingresos», deslizó la fuente del gabinete bonaerense.
Los otros dos puntos se lograrían retomando la iniciativa congelada del kirchnerismo de rebajar los subsidios en las tarifas públicas residenciales, explicó la fuente del sciolismo.
Por su parte, Sturzenegger afirmó que «lo que se llama déficit en gran medida no lo es, sino que simplemente se financia con ese impuesto tan perverso que se denomina inflación; pero la inflacion no es deuda, y lo que se financia por esta via no es deficit».
Por lo tanto, «lo que imperioso es que a medida que el crecimento economico genere mas recursos se vaya, muy rapidamente, dejando de lado este mecanismo de financiacion»..
El problema del cepo se presenta como el más acuciante en términos macro: para los tres candidatos es el factor por el que la economía no logra volver a crecer ni generar empleo. El Gobierno lo impuso a fines de 2011 para acotar la fuga de divisas, pero nunca pudo salir de su laberinto.
Con matices, los tres principales candidatos y sus asesores económicos creen que habría que levantarlo en etapas, dividiendo la deuda pasada (posiblemente con el pago de un bono) y liberando hacia adelante el stock. Aquí es donde juegan las mayores diferencias, al menos retóricas. El diputado de Pro Federico Sturzenegger dijo que «la falta de dólares es producto del cepo; si no se puede salir, difícil que entre nada». Pro no teme que haya un «efecto estampida» de salida de dólares si se libera rápido esta traba. En el macrismo creen que es posible trabajar en un bono para los dividendos que devengue una tasa de interés de Libor más el 3% adicional.
En cambio para el sciolismo, para levantar el cepo en forma completa primero hay que arreglar con los holdouts, según indicó una fuente del gabinete bonaerense. «Primero se necesitan los dólares». En términos de etapas, otro asesor de Scioli explicó que «primero hay que levantar el cepo a las utilidades y después a los dividendos». El primero que lanzó la piedra desde ese espacio fue el ex presidente del Banco Central Mario Blejer, al mencionar la necesidad de dividir entre el flujo y el stock; lo primero, aclara, es contabilizar bien la deuda, que el sector privado estima en unos 10.000 millones de dólares. La otra clave que algunos economistas le han escuchado a Blejer como llave para abrir el cepo es subir con fuerza las tasas de interés en pesos de modo de asegurarse de que, abierta la compuerta, no haya una fuga masiva al dólar.
En tanto el massismo mantiene su receta de levantarlo en 100 días, comenzando por las Pyme «para que importen piezas para que la economía vuelva a crecer», según el economista Ricardo Delgado. Este espacio no está en desacuerdo con mantener algunos controles, como la compra de dólares para los minoristas a través de la AFIP, pero a través de un mecanismo más transparente.
holdouts
Pese a que el Gobierno realizó dos canjes para salir del default, no pudo solucionar este problema ni volver a los mercados internacionales. Los tres candidatos también coinciden en la necesidad de recuperar esta vía de financiamiento y, aunque ninguno ha dado pistas sobre cómo negociar con los bonistas que siguen en default, fue Mauricio Macri el más explícito en afirmar que hay que encontrar una solución, lo cual le valió una fuerte crítica del oficialismo. Sin embargo, todos persiguen el mismo objetivo: dólares para que la economía crezca el año que viene,
El presidente del Banco Provincia, Gustavo Maragoni, ya aclaró que «las deudas hay que honrarlas» y una fuente del gabinete bonaerense dijo a LA NACION que «se va a solucionar el año próximo, porque es la llave para atraer los dólares a la economía». Bein planteó como deseable una quita del 30 al 40% para los holdouts.
De todos modos, en el sciolismo no quieren que los fondos buitre sean los que manejen los tiempos de la negociación y desearían que, si primara la racionalidad política, alguien del gobierno kirchnerista viajara para dar una primera señal de concordia luego de un evental triunfo del candidato del Frente para la Victoria. «Uno ahora puede escuchar a los holdouts, pero no tiene mandato para negociar; lo ideal es que el Gobierno colabore», comentó algo fastidiado un colaborador del gobernador bonaerense.
En tanto, el macrismo trabaja con una quita para los holdouts -más allá de que Macri habló en un primer momento de cumplir a rajatabla con la sentencia del juez Thomas Griesa para que el país «logre inversión, crecimiento económico y en el empleo», según Sturzenegger. El diputado no se dejó chicanear por el FPV: «Ojalá Macri hubiera negociado con el Club de París y no este gobierno, que no cuestionó ni los intereses punitorios».
Para el massismo, la cuestión «es relevante pero no central para que lluevan los dólares; los primeros que deben volver son los ahorros de los argentinos, como pasó entre 2003 y 2005», apuntó Delgado. Como sus colegas, también indicó que hay que arreglar con todos los holdouts y no sólo que tienen una sentencia firme.
dólar
Frente a las fuertes devaluaciones de sus socios comerciales y de los países vecinos, el Gobierno dejó apreciar el tipo de cambio, en un contexto de inflación y brecha cambiaria. Los candidatos y sus asesores coinciden en que es necesario remediar esta situación de atraso cambiario, sobre todo por el perjuicio generado sobre las economías regionales, aunque difieren en las dosis para remediarlo.
El diputado Sturzenegger está convencido, a diferencia de la mayoría de sus colegas, de que el shock de confianza generado por un gobierno de Macri llevaría a que el tipo de cambio en lugar de devaluarse más, se apreciaría, por lo que no hay que preocuparse por ningún traspaso adicional a la inflación.
«La reunificación cambiaria se logra, obviamente, liberando las restricciones a la compra venta de divisas…con los cambios de eficiencia en el sistema económico se puede hacer una transición hacia un esquema de flotación administrada en la paridad cambiaria», expresó. El propio Macri dijo hace poco tiempo que el valor del dólar debe ser fijado por el mercado.
Pero para el massismo, se debe mantener la flotación administrada, posiblemente en un valor más alto que el actual, «de modo de poder pensar en unificar el mercado cambiario el año que viene», según Delgado. El ex ministro de Economía Roberto Lavagna, rechazó en forma tajante la idea de liberar el valor del dólar.
En tanto, desde el sciolismo, esta semana Miguel Bein reiteró la idea de que una devaluación nominal sólo alimentaría la inflación y se «comería» el efecto positivo de cualquier mejora real en la competitividad, por lo que sugirió avanzar por la vía fiscal, es decir, retocar las retenciones y los subsidios a las tarifas de los servicios públicos. Desde el gabinete bonaerense agregaron que, más que en una corrección general, hay que pensar en tipos de cambios diferenciales a través de menores trabas para el precio a los combustibles y en el esquema al financiamiento de la AFIP, entre otras cuestiones microeconómicas. En este tema, los candidatos no quieren verbalizar las expectactivas de una fuerte devaluación que predomina entre los agentes del mercado.
inflación
La inflación durante el kirchnerismo ha sido uno de esos fenómenos curiosos, alentados por un lado como una forma de incentivar el consumo, pero, a la vez, negada en su verdadera dimensión, sobre todo desde la manipulación de las estadísticas del Indec a principios de 2007.
Todos los candidatos creen que hay que reducirla de un nivel que estiman en un 24% a un 27% a un dígito en un plazo de dos a tres años, aunque los detalles a veces se pierden sobre las vías para lograrlo.
Desde el macrismo, el presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio, indicó a LA NACION que «la inflación no tiene una sola causa, pero en el caso de nuestro país se da principalmente por la emisión monetaria, que ya supera el 40%, con una demanda de pesos de la sociedad cada vez menor».
Ante este panorama, opinó, «hay que dejar de financiar con la emisión el derroche fiscal, la corrupción, y el gasto regresivo en subsidios a los ricos; así vamos a poder salir del club del 1% de los países del mundo que tienen problemas inflacionarios».
El massista Ricardo Delgado dijo que «la inflación se baja con una regla trimestral hasta llegar a un dígito dentro de dos años, mediante un acuerdo de concertación social tripartito entre Estado, empresarios y sindicatos, mediante un shock de inversión».
Además, enfatizó que «es clave romper con las expectativas después de ocho años de inflación crónica y, para lograrlo, también es fundamental contar con un nuevo Indec con control parlamentario».
Desde el sciolismo, el estudio Bein estima que la inflación será del 24% este año y aclara que el año que viene dependerá de tres variables sensibles: el manejo del tipo de cambio, de las paritarias y de las tarifas. En uno de sus informes recientes, Bein sostuvo que se necesitan tres años para reducir los precios a un dígito.
En cuanto al Indec, en el gabinete bonaerense consideran que los nuevos índices lanzados a principios de este año representan un avance respecto de lo que venía ocurriendo desde 2007, pero opinaron que hay que darle más participación a las provincias para que los nuevos IPC y PBI tengan mayor legitimidad.
déficit fiscal
Si hay un contraste nítido en la política económica kirchnerista es en materia fiscal. En 2004 el Gobierno había logrado un superávit primario del 4% y este año apunta, según los analistas, a tener un déficit de similar magnitud, mientras que el rojo financiero terminaría arriba del 6% del PBI.
Al respecto, Delgado sostuvo que «el déficit fiscal se reduce poniendo el crecimiento del gasto en el mismo nivel que los ingresos».
En este contexto, acotó, en materia tributaria «se pueden bajar impuestos en las retenciones regionales, algo en la soja y, a la vez, crear el impuesto a la renta financiera», para compensar la caída de la recaudación.
En materia de gastos, «es necesario unificar los planes sociales y también las partidas en el área del Ministerio de Planificación Federal, con lo cual se ahorraría mucho dinero; pero sobre el resto del presupuesto hay que reconocer que el 65% del gasto es inelástico porque son jubilaciones y salarios», indicó el consultor.
Desde el sciolismo, recordaron que el candidato es «un maniático del control de los números», aunque aclararon que,como en la provincia de Buenos Aires, la intención es recuperar el equilibrio fiscal en forma gradual. Como saben que un incremento de la presión tributaria no es muy factible a nivel nacional -a diferencia de lo que ocurrió en territorio bonaerense- trabajan en la idea de reformar algunos impuestos -posiblemente ganancias- para recuperar dos de los cuatro puntos del déficit fiscal. «La idea es ampliar la base de ingresos», deslizó la fuente del gabinete bonaerense.
Los otros dos puntos se lograrían retomando la iniciativa congelada del kirchnerismo de rebajar los subsidios en las tarifas públicas residenciales, explicó la fuente del sciolismo.
Por su parte, Sturzenegger afirmó que «lo que se llama déficit en gran medida no lo es, sino que simplemente se financia con ese impuesto tan perverso que se denomina inflación; pero la inflacion no es deuda, y lo que se financia por esta via no es deficit».
Por lo tanto, «lo que imperioso es que a medida que el crecimento economico genere mas recursos se vaya, muy rapidamente, dejando de lado este mecanismo de financiacion»..
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