SANTIAGO, Chile
Michelle Bachelet fue una vez una de las gobernantes más populares en el mundo.
Terremotos, protestas e incluso la crisis económica global no consiguieron mellar el alto índice de popularidad de la presidenta chilena, que llegó a 84% al final de su término del 2006-2010. La pediatra, que fue además la primera mujer ministra de defensa en Chile, era vista como una carismática figura materna.
Pero hoy, el respaldo a Bachelet ha caído a 22% y sondeos muestran que la mayoría de los chilenos piensan que el país, ampliamente admirado por su crecimiento y la estabilidad de sus instituciones, ha tomado un giro negativo.
Una desaceleración económica empeorada por el desplome de los precios del cobre, la principal exportación chilena, exaspera a muchos. Líderes empresariales argumentan que las reformas implementadas por Bachelet para combatir la desigualdad social son demasiado ambiciosas en medio del poco crecimiento. Miles de manifestantes estudiantiles dicen que sus reformas de la educación son insuficientes.
Un escándalo de corrupción que involucra a la familia de Bachelet se ha vuelto el mayor lastre a para su popularidad. Fiscales investigan si su hijo Sebastián Dávalos y la esposa de éste recibieron acceso privilegiado a un préstamo para adquirir tierras que más adelante vendieron con ganancias.
Dávalos se vio forzado a renunciar como jefe de la fundación caritativa del gobierno y Bachelet, de 63 años, fue criticada por su lenta respuesta. Bachelet reconoció más adelante «dolorosos momentos» como madre y presidenta.
Ella ha sido perjudicada por una creciente desconfianza en los políticos y la elite empresarial del país en general luego de una serie de escándalos de finanzas de campañas involucrando a prominentes compañías y partidos opositores.
Durante su primer término, Bachelet fue elogiada por guiar a Chile a través de la crisis financiera global. Aunque el crecimiento se tambaleó y el desempleo creció, la presidenta usó reservas gubernamentales para ayudar a los pobres.
«Ella estaba en la mente de la gente como una especie de hada madrina», dijo Marta Lagos, directora de la encuestadora MORI. Pero hoy, «ella pasó de una tierra fértil al lado oscuro de la luna».
La economía de Chile, el mayor productor de cobre en el mundo, creció a 1,9% en el 2014, su tasa más baja en cinco años, afectada por declinantes inversiones y bajos gastos del consumidor. Eso sucedió mientras Bachelet promovía planes para recaudar 8.200 millones de dólares en impuestos corporativos para financiar su reforma de la educación.
Desde que asumió la presidencia por segunda vez en marzo del 2014, Bachelet ha tenido que lidiar además con desastres naturales que la han obligado a restarle atención a su agenda de reformas: una sequía en el sur, inundaciones en el norte, un terremoto y dos erupciones volcánicas.
Una reciente huelga de maestros de siete semanas aumentó la sensación de que su presidencia se ha descarrilado.
«Voté por Bachelet porque me gustó su gobierno anterior», dijo Roberto Rebolledo, de 50 años y dueño de un estante de periódicos en el centro de Santiago. «Pero ha hecho muy mal las cosas».
Bachelet, que tiene el apoyo de la mayoría en el Congreso, dice que no le preocupan los sondeos y que está concentrada en un programa de gastos de 15.000 millones de dólares para reducir las inequidades sociales en Chile. El plan incluye reformar el sistema de educación y mejorar la salud pública.
Bachelet ha tenido algunos éxitos, incluyendo la reciente aprobación de las uniones civiles entre parejas homosexuales. Tiene además chances de suavizar la prohibición de abortos en Chile, entre los pocos países en el mundo que prohíben el procedimiento en todas las circunstancias.
Pero su importante propuesta para hacer la educación universitaria gratis es considerada demasiado grande y compleja por muchos. Y algunos estudiantes claramente no están contentos.
«Las medidas que anunció para ser elegida se van achicando cada vez más», dijo Javiera Villalón, una estudiante secundaria de 17 años en una protesta reciente. «Entonces es mentirle a la ciudadanía».
Pese a un año muy malo, partidarios dicen que sería erróneo descontar a una mujer que ha perseverado en medio de problemas.
Su padre, el general de la Fuerza Aérea Alberto Bachelet, murió en 1974 tras ser torturado en prisión por oponerse al golpe militar del general Augusto Pinochet que derrocó al presidente Salvador Allende.
La propia Bachelet fue encarcelada en 1975 y más adelante se fue al exilio. Tras regresar a Chile, ayudó a hijos de víctimas de la dictadura y trabajó para restaurar la credibilidad de las fuerzas armadas.
Bachelet «me inspira porque es una persona que pasó tantas cosas, lo de su padre, su sufrimiento. Fue una mujer muy valiente, con mucho coraje», dijo Mónica Carcamo, una vendedora callejera de 61 años. «Las estadísticas se van a dar la vuelta porque ella es una persona íntegra».
Michelle Bachelet fue una vez una de las gobernantes más populares en el mundo.
Terremotos, protestas e incluso la crisis económica global no consiguieron mellar el alto índice de popularidad de la presidenta chilena, que llegó a 84% al final de su término del 2006-2010. La pediatra, que fue además la primera mujer ministra de defensa en Chile, era vista como una carismática figura materna.
Pero hoy, el respaldo a Bachelet ha caído a 22% y sondeos muestran que la mayoría de los chilenos piensan que el país, ampliamente admirado por su crecimiento y la estabilidad de sus instituciones, ha tomado un giro negativo.
Una desaceleración económica empeorada por el desplome de los precios del cobre, la principal exportación chilena, exaspera a muchos. Líderes empresariales argumentan que las reformas implementadas por Bachelet para combatir la desigualdad social son demasiado ambiciosas en medio del poco crecimiento. Miles de manifestantes estudiantiles dicen que sus reformas de la educación son insuficientes.
Un escándalo de corrupción que involucra a la familia de Bachelet se ha vuelto el mayor lastre a para su popularidad. Fiscales investigan si su hijo Sebastián Dávalos y la esposa de éste recibieron acceso privilegiado a un préstamo para adquirir tierras que más adelante vendieron con ganancias.
Dávalos se vio forzado a renunciar como jefe de la fundación caritativa del gobierno y Bachelet, de 63 años, fue criticada por su lenta respuesta. Bachelet reconoció más adelante «dolorosos momentos» como madre y presidenta.
Ella ha sido perjudicada por una creciente desconfianza en los políticos y la elite empresarial del país en general luego de una serie de escándalos de finanzas de campañas involucrando a prominentes compañías y partidos opositores.
Durante su primer término, Bachelet fue elogiada por guiar a Chile a través de la crisis financiera global. Aunque el crecimiento se tambaleó y el desempleo creció, la presidenta usó reservas gubernamentales para ayudar a los pobres.
«Ella estaba en la mente de la gente como una especie de hada madrina», dijo Marta Lagos, directora de la encuestadora MORI. Pero hoy, «ella pasó de una tierra fértil al lado oscuro de la luna».
La economía de Chile, el mayor productor de cobre en el mundo, creció a 1,9% en el 2014, su tasa más baja en cinco años, afectada por declinantes inversiones y bajos gastos del consumidor. Eso sucedió mientras Bachelet promovía planes para recaudar 8.200 millones de dólares en impuestos corporativos para financiar su reforma de la educación.
Desde que asumió la presidencia por segunda vez en marzo del 2014, Bachelet ha tenido que lidiar además con desastres naturales que la han obligado a restarle atención a su agenda de reformas: una sequía en el sur, inundaciones en el norte, un terremoto y dos erupciones volcánicas.
Una reciente huelga de maestros de siete semanas aumentó la sensación de que su presidencia se ha descarrilado.
«Voté por Bachelet porque me gustó su gobierno anterior», dijo Roberto Rebolledo, de 50 años y dueño de un estante de periódicos en el centro de Santiago. «Pero ha hecho muy mal las cosas».
Bachelet, que tiene el apoyo de la mayoría en el Congreso, dice que no le preocupan los sondeos y que está concentrada en un programa de gastos de 15.000 millones de dólares para reducir las inequidades sociales en Chile. El plan incluye reformar el sistema de educación y mejorar la salud pública.
Bachelet ha tenido algunos éxitos, incluyendo la reciente aprobación de las uniones civiles entre parejas homosexuales. Tiene además chances de suavizar la prohibición de abortos en Chile, entre los pocos países en el mundo que prohíben el procedimiento en todas las circunstancias.
Pero su importante propuesta para hacer la educación universitaria gratis es considerada demasiado grande y compleja por muchos. Y algunos estudiantes claramente no están contentos.
«Las medidas que anunció para ser elegida se van achicando cada vez más», dijo Javiera Villalón, una estudiante secundaria de 17 años en una protesta reciente. «Entonces es mentirle a la ciudadanía».
Pese a un año muy malo, partidarios dicen que sería erróneo descontar a una mujer que ha perseverado en medio de problemas.
Su padre, el general de la Fuerza Aérea Alberto Bachelet, murió en 1974 tras ser torturado en prisión por oponerse al golpe militar del general Augusto Pinochet que derrocó al presidente Salvador Allende.
La propia Bachelet fue encarcelada en 1975 y más adelante se fue al exilio. Tras regresar a Chile, ayudó a hijos de víctimas de la dictadura y trabajó para restaurar la credibilidad de las fuerzas armadas.
Bachelet «me inspira porque es una persona que pasó tantas cosas, lo de su padre, su sufrimiento. Fue una mujer muy valiente, con mucho coraje», dijo Mónica Carcamo, una vendedora callejera de 61 años. «Las estadísticas se van a dar la vuelta porque ella es una persona íntegra».