En plena campaña electoral de cara al ballotage del 22 de noviembre Cambiemos, sin bajarse de la ola amarilla del “a menos de 3 puntos y arrebato bonaerense”, se propuso una campaña propositiva de amor y buena onda, de palabras tan lindas como insípidas, de continuar diciendo que todo lo que estuvo en contra, todo lo que dijo que revertiría ahora lo va a continuar. Por eso pone a hablar en sus spots a la Gobernadora electa para exprimir todo lo que pueda su batacazo. Bien por ello.
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Pareciera que ahora el único cambio que quiere Macri es en cuanto a los modos y las formas ya que continúa reconociendo los logros del gobierno actual (aquellos que se dió cuenta que son respaldados por la mayoría de la población) e instalando que solo hay una visión, la suya, con su “todos queremos lo mismo”. Invisibilizando así los extractos sociales, la puja de poder, los diferentes interés dentro y fuera del país. Soslayando la complejidad que gobierna al mundo globalizado de hoy.
Entonces: “Ahora el Gobierno todo lo que hizo mal lo hizo bien y yo lo voy a continuar, solo que voy a ser más copado, más buena onda”. Al final mucho “cambio, cambio” pero la políticas más importantes lo movilizaron a retractarse y decir que estaban bien. ¿Si ahora está todo bien de qué cambio hablan?
A parte de las formas groseras de La Cámpora lo que sí dice en estos días que cambiará es “esta economía llena de cepos” a la cual “hay que expandirla” (dícese liberarla). Hay que liberar los cepos de la economía. O sea la receta neoliberal de siempre: liberación de exportaciones e importaciones, devaluación liberada al mercado, búsqueda de financiamiento en los organismos multilaterales de crédito a cambio de medidas de ajuste fiscal/social y de la subordinación de la economía nacional a los intereses de la banca financiera internacional, redireccionamiento de los acuerdos económicos con los países con economías complementarias hacia los países con economías dominantes y con ADN expansionista.
También le arrebató sin mayores precisiones que las recién mencionadas a Scioli el discurso del desarrollo. Macri va acomodándose, modificando su discurso cínicamente de forma constante, sin prestarle demasiada atención a lo dicho y hecho por el mismo hace 20 años, 5 años o 15 minutos. Actúa como si el tiempo transcurriera sin dejar huella. Sería algo así: “No vas a perder nada de eso que nos opusimos que tuvieras”. Perverso para este escriba, efectivo en cuanto al final que se pretende.
Así como lo hizo en el primer debate, donde absorbió cada propuesta de sus oponentes, copia a su contrincante de forma cínica. En estas horas dijo que no va a abrir las importaciones sin importarle que toda la vida apoyó y expresó ese tipo de medidas.
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Nobleza obliga el candidato oficialista también se mimetizó con el discurso opositor en cuanto al narcotráfico, el impuesto a las ganancias y la baja de las retenciones. Aunque en su ambigüedad congénita en los temas de agenda siempre pensó parecido a lo que imponen los medios de comunicación dominantes.
Además de este lógico arrimo a las propuestas de Massa para seducir a aquellos que no votaron ni por él ni por Macri, la estrategia de cara al ballotage es reafirmar su estilo de permanencia a un espacio político pero con identidad propia, manteniéndose leal pero lo suficientemente seguro y firme como para poder marcar las diferencias pero con el fin de superarlas. Volver a colocarse en el centro del diálogo, la previsibilidad y la moderación que ha sido corrido por estos tiempo por el candidato amarillo.
Como forma de penetrar en la estrategia del PRO recién mencionada, más allá de pifies, chicanas de más y comentarios de mala leche no le queda otra que hacer el esfuerzo de hacerle recordar a la sociedad quien es Macri, haciendo caer su máscara cínica, mostrando que dijo, que hizo, que votó, cuáles fueron sus posturas, sus acciones, cuáles fueron sus propuestas, cuáles son ahora, con quien se junta, cuál es su equipo.
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Esta estrategia de campaña, podríamos decir lógica y obvia, es catalogada por los medios hegemónicos (que si Macri es cínico, estos son el cinismo en persona) como campaña negativa. Aquellos encaminados hace más de 7 años en una campaña permanente y constante de desprestigio hacia el gobierno nacional, utilizando todos los medios éticos y no éticos, morales y amorales, con mala leche, con un ensañamiento pocas veces visto, demonizando personas, directamente mintiendo, manipulando, sesgando, tergiversando, descontextualizando, operando, exagerando. Estos medios ahora acusan al gobierno de hacer campaña negativa contra Macri. ¿Se puede ser tan hipócrita? ¿Por qué toman a la sociedad? La actitud de estos medios y sus periodistas ha alcanzado niveles de cinismo e hipocresía realmente desconcertantes. ¿Qué pretenden que haga Scioli? ¿Qué haga campaña por Macri? ¿Qué no se presente?
Ya sabemos que La Nación y Clarín si es blanco te pegan por blanco si sos negro te golpean por negro y su querés ser gris te pegan por gris. Porque lo que les importa es que defiendas los derechos de las mayorías y no los intereses corporativos. Eso es lo único que les importa.
La Nación, Clarín y Macri lloran por la grieta, acusan a los K por generar división, disputa, rencor porque lo que ellos quieren es mantener el status quo, no quieren que nada cambie, que todo siga igual, que las desigualdades continúen y que los que la tienen la sigan teniendo. Por mis pagos se les llama reaccionarios, conservadores.
Porque este gobierno vino a hacer un cambio en serio, que reforme los poderes arcaicos y se les otorguen más derechos y mayores ingresos a las clases siempre postergadas es que estos sirvientes de los intereses concentrados quieren destruirlo y no dejar nada. Acusan al gobierno de generar la división de los argentinos cuando ellos fueron los principales actores en instalar los K, los hiper K, los ultra K como si fuera mala palabra contra los anti K. Fueron los responsables centrales de generar el odio a través de su aparato propagandístico que concentra más de 80% de los medios, desinformando y mintiendo sobre cada cosa que hizo y no hizo el gobierno.
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Macri que se ubica como el garante del diálogo y la unidad de todos los argentinos se opuso sistemáticamente a cada medida, cada política y cada postura que tomó el gobierno nacional. Él como político siempre representó a un pequeño sector de la sociedad. Amplificándose por la protección mediática, el marketing político, la habilidad política (el macrismo hace política y con mucha habilidad), su kirchnerización y su nueva onda zen, más su fingida simpatía y humor, está en posición de ganar el balottage y acceder a la primera magistratura.
Parece que ahora Mauricio conoció la pobreza en la escenografía de sus spot de campañas. Ahora sí, no cuando se votaban todas las leyes de transferencias sociales hacia la población de bajos recursos. Macri desde su ideología hace política mostrándose apolítico y desideologizado “Yo quiero lo mismo que vos”. Es decir en definitiva es una cuestión de fe, de la credibilidad. ¿Le crees a Macri que de repente se iluminó y ahora esta despojado de todo y viene a ser el que nos lleve a todos juntos a la panacea, que dejó atrás su pensamiento retrogrado, reaccionario, conservador y neoliberal, y que busca la felicidad de todos con pobreza cero? Yo creo que no.
Pero nada se compara con la presencia mafiosa del periodismo dominante, aparato propagandístico del establishment que proteje a sus candidatos y destruye a sus oponentes. La democracia esta adulterada, sesgada por los medios de comunicación. Acordémonos como empezó el año con la mega operación que bordea a entidades tales como la Justicia Federal, la exSIDE, la CIA y el Mossad cuyo objetivo fue acusar a CFK de asesina y encubridora, a Aníbal Fernández lo trataron de narcotraficante y asesino a una semana de las PASO, a Máximo Kirchner le endosaron cuentas no declaradas y a Kicillof con 400000 pesos de sueldo por su cargo en YPF. Todo mentira. Se lo dicen al 80% de la audiencia y no se desmienten. Su presencia fraudulenta de por si adultera e intoxica la democracia ya que dominan y controlan el 80% de la información que utilizan al antojo de la corporación mediática.
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En otra ocasión ya he expresado las razones por las que fue Scioli el que prevaleció como candidato del FPV, por estilo, por personalidad, por capacidad, por convicción, por lealtad y por merecimiento. Muchos ven a Scioli y Macri muy cercanos. No lo son. En este momento y ya hace mucho tiempo, representan dos versiones de país antagónicas. Por fuera de lo discursivo, de las formas o el marketing concretamente representan la aplicación de unas políticas económicas u otras. Aquí ya desarrollamos las causas del estancamiento de la economía, que es lo que se debería hacer para alcanzar el desarrollo definitivo y quien puede hacerlo. El freno económico es causado por la restricción externa y la crisis internacional. La única forma de superar este freno luego de un crecimiento sostenido de más de 8 años es con la transformación de la matriz productiva y no con el ajuste de algunas variables de la económica que son consecuencia del crecimiento (inflación, déficit energético, emisión monetaria, desendeudamiento, subsidios) y no causas del freno.
Scioli tendrá la difícil tarea de afinar su discurso para lograr plasmar un programa que requiere un proceso de abstracción; a diferencia de Cambiemos que oculta su equipo económico ortodoxo y solo habla de cuestiones palpables de la realidad inmediata (para buscar el efecto social) pero mezclando causas con consecuencias, por lo que si modificas las consecuencias pensando que son las causas, no estas atacando el verdadero problema.
Pero la ventaja que tendrá es que su propuesta (acá) va más allá de un panfleto de campaña sino que hizo, en palabras de Claudio Scarletta, “un trabajo sistémico sobre las principales cadenas de valor y sectores económicos, con un libro adicional para las 38 económicas regionales del país”. Recorrió todo el país se reunió con todos los sectores y provincias. Hicieron un diagnóstico, acuerdo con los actores involucrados y medidas de mejoras en la oferta, medidas fiscales y financieras, creación de una banca del desarrollo y medidas de sostenimiento de la demanda para expandir la actividad que posibilite la ampliación de las inversiones.
Por lo tanto el FPV tiene que desmantelar el cinismo del candidato de los poderes fácticos concentrados, y hacer el esfuerzo para transmitir que lo que se viene no es ni cambio, ni continuidad sino una etapa superadora.