El Gobierno dilata la convocatoria a empresarios y sindicalistas

Por la inflación, posterga el llamado al diálogo social, que inicialmente estaba previsto para la semana próxima; habría encuentros con ambos sectores, pero por separado; fuerte advertencia de Moyano
Mauricio Macri, ayer, tras realizarse unos estudios médicos, en la Fundación Favaloro.Foto:DyN
La semana que viene deberían estar sonando los teléfonos de los empresarios y sindicalistas, pero por el momento el gobierno de Mauricio Macri mantiene congelada la convocatoria a una mesa de diálogo conjunta, prometida desde el inicio de la gestión.
La idea de que se hiciera a mediados de enero comenzó a desinflarse en Balcarce 50 y hasta ahora no hay fecha para un encuentro tripartito. El Presidente no quiere reuniones multitudinarias y prefiere comenzar con mesas sectoriales, para estirar los tiempos de negociación y evitar así el impacto en las paritarias de la fuerte suba de la inflación en los últimos meses del año y en los primeros días tras su desembarco en la Casa Rosada.
En Balcarce 50 explicaron la demora en la necesidad de calibrar los pedidos de unos y otros. «No esperen la foto todos juntos», alertó esta semana un ministro con despacho en la Casa Rosada para bajar las expectativas sobre una foto de alto impacto político.
No habrá una gran mesa de discusión, como la última que hizo Cristina Kirchner en Río Gallegos, cuando tras la derrota electoral de 2013 pidió juntarse con «los verdaderos dueños de la pelota» y citó a los principales representantes empresariales y gremiales a un encuentro.
Macri pretende hacer reuniones por separado e incluso por sectores productivos. Tampoco está en carpeta la firma de ningún tipo de compromiso a cumplir por todos los actores, sino más bien convocatorias esporádicas para debatir lo que ya es materia de debate de manera extraoficial: un acuerdo de precios y salarios, resistido por ambas partes.
Hugo Moyano le puso ayer los puntos al nuevo gobierno ante la sola idea de que el macrismo especule con despidos a la hora de debatir subas salariales. «Que no quieran meter miedo, vamos a pedir el salario que corresponda. No nos van a extorsionar con decir que se van a perder puestos de trabajo», advirtió en declaraciones a radio Del Plata. Fue una respuesta al ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, que había pedido a los gremios que moderaran sus reclamos para evitar despidos. «Cada sindicato sabrá dónde le aprieta el zapato y hasta qué punto puede arriesgar salarios a cambio de empleos», fue la frase que irritó a Moyano. Prat-Gay la dijo el miércoles 30, antes de fin de año, en una entrevista con el programa Animales sueltos, pero como el canal América la repitió el domingo, se retomó la discusión. Las palabras de Moyano surgieron un día después de que estuvo en la Casa Rosada, pero no por temas gremiales, sino por el futuro del Fútbol para Todos. Tampoco lo recibió el Presidente, sino su secretario general, Fernando De Andreis.
Fuera de agenda, los contactos existen, sobre todo desde el Ministerio de Trabajo, que comanda Jorge Triaca. Ante la falta de acuerdos básicos y con índices de inflación altos tras el impacto en los precios de la devaluación del peso, el Gobierno prefiere ahora no apurar las reuniones formales.
«Lo que vamos a intentar es un acuerdo de precios y salarios, de eso no hay dudas. Pero vamos a agregar algunos puntos para seducir a los gremios», prometieron en la Casa Rosada. Excluyen del acuerdo la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, algo con lo que todavía el Gobierno no avanzó pero para los gremios es un tema que no debería incluirse como concesión. Fue una promesa de Macri durante la campaña.
Ningún funcionario está dispuesto a ponerle en público un número a la suba salarial promedio. Lo ideal para Macri sería un 25 por ciento. Los sindicatos ya hablan de un aumento por encima del 30. Ayer, el ruralista Gerónimo Venegas sostuvo que debería rondar un 28. Lo dijo tras reunirse en la Casa Rosada con el ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda, Rogelio Frigerio.
El acuerdo es tema de debate constante en el equipo económico del Presidente, que ayer tuvo su primer almuerzo de seguimiento de políticas, que se repetirá todos los miércoles cada 15 días.
Como condimento, tampoco hay un índice oficial de inflación que guíe la negociación. Con la asunción del nuevo director del Indec, Jorge Todesca, no se publicarán los datos por tres meses, hasta que se normalice el desguace de la época de Guillermo Moreno. La idea del Presidente es que se tome como base el índice que elabora la ciudad de Buenos Aires, según relató a LA NACION un ministro. Tampoco se difundirá el promedio de las consultoras privadas, llamado «índice Congreso», que presentaba todos los meses la oposición al kirchnerismo, ahora en el oficialismo.
Como están los tiempos, los primeros encuentros podrían comenzar en la última semana del mes o recién en febrero, a la vuelta del viaje que Macri emprenderá para asistir al Foro Económico de Davos.
Tanto los empresarios como los representantes de los trabajadores todavía no recibieron señales concretas.

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