El derrumbe de los precios del petróleo se convirtió en una derrota. Cualquier esperanza en la industria de que habría un rebote en 2016 parece haber desaparecido, lo que provoca desesperación frente a una crisis que supera los cada vez más frenéticos esfuerzos por recortar costos.
Según la consultora del sector energético Wood Mackenzie, se puede esperar que este año reciban luz verde apenas la mitad de la docena de grandes proyectos. Las compañías petroleras que planeaban hace sólo unos meses «llegar al punto de equilibrio» con el barril de crudo a u$s 60 en los próximos años habiendo achicado sus presupuestos anteriores ahora deben volver a pensarlo: ¿una cifra más realista no sería u$s 50 o menos?
«Será un año brutal,» afirmó Angus Roger, de Wood Mac. «La mayoría de las compañías van a centrarse en sobrevivir en el corto plazo y recortar costos». «Habrá que volver a armar las carteras… En algún momento tendrán que tomar la difícil decisión de deshacerse de todo lo que no sea atractivo», agregó.
La decisión de BP esta semana de eliminar miles de puestos de empleo en su castigada unidad de exploración y producción, y la medida que tomó Petrobras de Brasil de reducir la inversión en decenas de miles de millones de dólares muestran que no habrá tregua.
Más bien, sostienen los analistas, con el petróleo a casi u$s 30 el barril, subirá la presión sobre los grupos energéticos globales para que apuntalen sus finanzas. Se vienen mayores recortes y otras demoras en el inicio de proyectos nuevos valuados en miles de millones de dólares.
«Las compañías tienen que ser prudentes frente a lo que está pasando», aseguró Daniel Yergin, vicepresidente de la consultora IHS y autor de la historia del petróleo, The Prize. «Es un período angustiante para la industria».
Yergin compara la actual caída, causada por un exceso de oferta estadounidense, menor demanda china y la decisión de la OPEP de no disminuir su producción, con la severa crisis de los años ochenta la última vez que el cartel liderado por Arabia Saudita abandonó su tradicional rol de fuerza estabilizadora en el mercado. El anticipado regreso de la producción iraní, si se levantan las sanciones, y la mayor solidez del dólar también influyeron sobre el crudo.
Reducir el gasto de capital es la primera respuesta y más fácil a la baja de los precios del petróleo. Postergando inversión, las compañías pueden compensar el impacto de los menores ingresos del flujo de caja y, esperan, mantener los pagos de dividendos a inversores, una de las razones por las que se mantienen sus acciones.
Otras palancas incluyen endeudarse más y recortar puestos de trabajo. La industria estima que se perdieron 65.000 empleos sólo en el Mar del Norte desde que los precios empezaron a caer. Desprenderse de mano de obra también puede ser costoso. El resultado más rápido se consigue simplemente demorando planes de crecimiento y esperando a que bajen los precios que cobran los proveedores.
Y eso es exactamente lo que la industria está haciendo. En un estudio, Wood Mac sostiene que se pospusieron 68 proyectos cuantiosos desde que los precios del crudo llegaron a su pico en 2014, lo que representa u$s 380.000 millones de gasto de capital, «un salto considerable» de los u$s 200.000 millones identificados en junio.
«Lo que comenzó a fines de 2014 como un recorte del gasto discrecional en proyectos de exploración y pre desarrollo se convirtió en una intervención quirúrgica general para eliminar todo el gasto de capital y operativo no esencial», asegura el texto.
En total, reservas por unos 27.000 millones de barriles de equivalente de petróleo, o 2,9 millones de barriles diarios de producción de líquidos, no verán la luz hasta principios de la próxima década, más tarde de lo previsto. Los tan costosos yacimientos en aguas profundas, en particular los ubicados en Angola, Nigeria y el Golfo de México que requieren una fuerte inversión anticipada, representan más de la mitad de la producción diferida. Angola representa una quinta parte del gasto demorado.
Canadá donde, por el exceso de oferta norteamericana y los precios bajos los proyectos en arenas bituminosas pasaron a ser no rentables representa reservas diferidas por más de 4 millones barriles de petróleo equivalente.
Sólo seis grandes proyectos recibieron luz verde en 2015. Dos de ellos de aguas profundas: West Nile Delta de BP en Egipto y Appomattox de Shell en el Golfo de México, que se estima alcanza el punto de equilibrio en u$s 50 el barril.
Según la consultora del sector energético Wood Mackenzie, se puede esperar que este año reciban luz verde apenas la mitad de la docena de grandes proyectos. Las compañías petroleras que planeaban hace sólo unos meses «llegar al punto de equilibrio» con el barril de crudo a u$s 60 en los próximos años habiendo achicado sus presupuestos anteriores ahora deben volver a pensarlo: ¿una cifra más realista no sería u$s 50 o menos?
«Será un año brutal,» afirmó Angus Roger, de Wood Mac. «La mayoría de las compañías van a centrarse en sobrevivir en el corto plazo y recortar costos». «Habrá que volver a armar las carteras… En algún momento tendrán que tomar la difícil decisión de deshacerse de todo lo que no sea atractivo», agregó.
La decisión de BP esta semana de eliminar miles de puestos de empleo en su castigada unidad de exploración y producción, y la medida que tomó Petrobras de Brasil de reducir la inversión en decenas de miles de millones de dólares muestran que no habrá tregua.
Más bien, sostienen los analistas, con el petróleo a casi u$s 30 el barril, subirá la presión sobre los grupos energéticos globales para que apuntalen sus finanzas. Se vienen mayores recortes y otras demoras en el inicio de proyectos nuevos valuados en miles de millones de dólares.
«Las compañías tienen que ser prudentes frente a lo que está pasando», aseguró Daniel Yergin, vicepresidente de la consultora IHS y autor de la historia del petróleo, The Prize. «Es un período angustiante para la industria».
Yergin compara la actual caída, causada por un exceso de oferta estadounidense, menor demanda china y la decisión de la OPEP de no disminuir su producción, con la severa crisis de los años ochenta la última vez que el cartel liderado por Arabia Saudita abandonó su tradicional rol de fuerza estabilizadora en el mercado. El anticipado regreso de la producción iraní, si se levantan las sanciones, y la mayor solidez del dólar también influyeron sobre el crudo.
Reducir el gasto de capital es la primera respuesta y más fácil a la baja de los precios del petróleo. Postergando inversión, las compañías pueden compensar el impacto de los menores ingresos del flujo de caja y, esperan, mantener los pagos de dividendos a inversores, una de las razones por las que se mantienen sus acciones.
Otras palancas incluyen endeudarse más y recortar puestos de trabajo. La industria estima que se perdieron 65.000 empleos sólo en el Mar del Norte desde que los precios empezaron a caer. Desprenderse de mano de obra también puede ser costoso. El resultado más rápido se consigue simplemente demorando planes de crecimiento y esperando a que bajen los precios que cobran los proveedores.
Y eso es exactamente lo que la industria está haciendo. En un estudio, Wood Mac sostiene que se pospusieron 68 proyectos cuantiosos desde que los precios del crudo llegaron a su pico en 2014, lo que representa u$s 380.000 millones de gasto de capital, «un salto considerable» de los u$s 200.000 millones identificados en junio.
«Lo que comenzó a fines de 2014 como un recorte del gasto discrecional en proyectos de exploración y pre desarrollo se convirtió en una intervención quirúrgica general para eliminar todo el gasto de capital y operativo no esencial», asegura el texto.
En total, reservas por unos 27.000 millones de barriles de equivalente de petróleo, o 2,9 millones de barriles diarios de producción de líquidos, no verán la luz hasta principios de la próxima década, más tarde de lo previsto. Los tan costosos yacimientos en aguas profundas, en particular los ubicados en Angola, Nigeria y el Golfo de México que requieren una fuerte inversión anticipada, representan más de la mitad de la producción diferida. Angola representa una quinta parte del gasto demorado.
Canadá donde, por el exceso de oferta norteamericana y los precios bajos los proyectos en arenas bituminosas pasaron a ser no rentables representa reservas diferidas por más de 4 millones barriles de petróleo equivalente.
Sólo seis grandes proyectos recibieron luz verde en 2015. Dos de ellos de aguas profundas: West Nile Delta de BP en Egipto y Appomattox de Shell en el Golfo de México, que se estima alcanza el punto de equilibrio en u$s 50 el barril.