Sólo hay un país en el mundo que se autodefina como “plurinacional” en su nombre oficial: Bolivia. Otros como Ecuador o Rusia utilizan el término en su Constitución pero solo el país que preside Evo Morales va más allá al rebautizarse como ‘Estado Plurinacional de Bolivia’ a partir de su Constitución de 2009. Y si alguien en España conoce bien dicho proceso, ese es Íñigo Errejón. El secretario de Política de Podemos dedicó nada menos que su tesis doctoral a estudiar el proceso constituyente boliviano. Considerado el ‘cerebro’ del partido que encabeza Pablo Iglesias, Errejón es uno de los responsables de que la formación haya asumido como propio un concepto, el de la plurinacionalidad, tan polémico en España, con el objetivo de dar respuesta al conflicto territorial a partir del auge del soberanismo en Catalunya en 2012. Un término que, por otro lado, Podemos emplea para todo: plurinacional debe reconocerse el Estado, plurinacional es el nuevo grupo parlamentario del partido, Plurinacionalidad es el nombre de la secretaría del partido que encabeza la catalana Gemma Ubasart –buena amiga de Errejón- y el de Plurinacionalidad sería uno de los ministerios que proponen los morados.
No es casual esta conexión. Errejón se ha implicado personalmente en tratar de hallar soluciones para Catalunya que encajen bien en el proyecto que Podemos defiende para España. El número dos del partido conoce mejor que ningún otro dirigente estatal la situación catalana. Habla un correcto catalán fruto de sus clases puntuales en la Universitat de Girona y es el enlace principal entre la dirección y el mundo político e intelectual de Catalunya que simpatiza con el partido morado. Nadie duda de su papel en el reconocimiento al derecho a decidir de las nacionalidades o en la concepción plurinacional del Estado como parte del proceso constituyente para el conjunto de España que defiende su formación. Un proceso muy parecido al que vivió Bolivia entre 2003 y 2009 y que él conoce al dedillo.
Pero, ¿qué es la plurinacionalidad en Bolivia? A grandes rasgos, se trata de la fórmula que encontró el MAS, el partido de Evo Morales, para integrar la sustancial diversidad étnica existente en el país -cerca de cuarenta pueblos indígenas- y dar respuesta de esta manera a los activos movimientos autonomistas de las ricas regiones del este del país. Negro sobre blanco, el pluralismo cultural se reconoce desde el artículo primero de la Constitución, mientras que en el 2 se habla de “libre determinación” de estos pueblos, aunque “en el marco de la unidad del Estado”. El artículo 3 menciona a la “nación boliviana”, conformada por “las naciones y pueblos indígenas”, con lo que se alude a uno de los conceptos más manidos en España –y que también ha integrado Podemos- para tratar de abordar el conflicto territorial: la nación de naciones. Además, la Carta Magna boliviana reconoce más de 38 lenguas oficiales nombrándolas una a una, e incluso fija una composición ‘territorial’ de órganos como el Tribunal Constitucional.
Cabe destacar que Bolivia cuenta desde entonces con un complejo sistema territorial con distintos niveles de descentralización y no únicamente basado en criterios étnicos. De hecho, el organismo territorial base es la autonomía, curiosamente un término que se inspira directamente en el modelo español y con el que guarda ciertas similitudes. En este punto, aparece un elemento que también parece haber adoptado Podemos. Bolivia cuenta con un llamado ministerio de las Autonomías, encargado de “desarrollar y profundizar el proceso de descentralización de las entidades territoriales”. ¿Será éste el modelo del ministerio de Plurinacionalidad que anunció el pasado viernes Pablo Iglesias?
El conflicto regional en la tesis de Errejón
La tesis de Errejón, titulada La lucha por la hegemonía durante el primer gobierno del MAS en Bolivia (2006-2009): Un análisis discursivo y presentada en 2012, se dedica a analizar entre otros elementos todo el proceso sobre el conflicto regional ocurrido entonces. Sin embargo, el propio Errejón deja claro que no está tan interesado “en el diseño jurídico de la territorialidad del Estado”, sino “en la geografía política de la lucha por la hegemonía en Bolivia” o, dicho de otro modo, la habilidad con la que el MAS se hizo suyas las tensiones territoriales para apuntalar su poder político en todo el país. La tesis sitúa en el centro del conflicto la lucha entre el “discurso indígena plebeyo antineoliberal” que representaba Evo Morales y “el regionalismo conservador de oriente”, que fue, recuerda, la “casi única oposición” al presidente. Una curiosidad: en aquel momento, uno de los movimientos de centroderecha opositores a Morales respondía al nombre de Podemos.
Salvando las innumerables diferencias, el proceso de Morales y el que Podemos (el español) proyecta para España y Catalunya guarda algunas similitudes. En ambos casos, la plurinacionalidad es el instrumento para contrarrestar/integrar las reivindicaciones regionalistas/nacionalistas. Más de una vez, Podemos ha dejado claro que el reconocimiento del derecho a decidir y de la nación catalana trata de reconstruir la unidad desde la “fraternidad”. “Para nosotros, España es un país plurinacional, en el cual el pegamento debe ser el libre acuerdo y la seducción”, ha declarado el propio Errejón.
Pero aquí acaban los paralelismos. Volviendo a la tesis doctoral, el dirigente podemista deja claros, a partir de numerosas entrevistas sobre el terreno, los límites de la dimensión del término ‘plurinacional’ en Bolivia. Por ejemplo, y citando a un dirigente del partido de Morales: “La denominación “plurinacional” que adopta el Estado no refiere más que simbólicamente a un pacto constituyente entre diferentes naciones, sino más bien a la integración de las diferentes formas de ser boliviano de los pueblos indígenas”. Más allá de la palabra en sí, casi inédita en el constitucionalismo internacional, cada país debería adaptarla a su contexto.
En todo caso, el interés que Errejón ha ido desarrollando por las tensiones territoriales bien puede encontrar un origen en el proceso de dicha tesis. Para ampliar su visión del conflicto regional en Bolivia, el actual secretario de Política de Podemos se asesoró con un investigador especialista en nacionalismos europeos, el inglés John Agnew, al que visitó en Los Angeles (EE.UU.). En un artículo del diario El País , Agnew cuenta que Errejón inicialmente tenía ideas muy centralistas y contrarias al nacionalismo pero que el diálogo que mantuvieron contribuyó a darle una nueva perspectiva. “Tenía una visión de que los nacionalistas catalanes son como la Liga Norte italiana. (…) Seguro que aún piensa igual. Pero creo que se dio cuenta de que tener los poderes descentralizados a veces es mejor para gestionar las diferencias”, asegura Agnew. Ahora ya como político, Errejón trata de llevar a la práctica sus estudios de laboratorio.
No es casual esta conexión. Errejón se ha implicado personalmente en tratar de hallar soluciones para Catalunya que encajen bien en el proyecto que Podemos defiende para España. El número dos del partido conoce mejor que ningún otro dirigente estatal la situación catalana. Habla un correcto catalán fruto de sus clases puntuales en la Universitat de Girona y es el enlace principal entre la dirección y el mundo político e intelectual de Catalunya que simpatiza con el partido morado. Nadie duda de su papel en el reconocimiento al derecho a decidir de las nacionalidades o en la concepción plurinacional del Estado como parte del proceso constituyente para el conjunto de España que defiende su formación. Un proceso muy parecido al que vivió Bolivia entre 2003 y 2009 y que él conoce al dedillo.
Pero, ¿qué es la plurinacionalidad en Bolivia? A grandes rasgos, se trata de la fórmula que encontró el MAS, el partido de Evo Morales, para integrar la sustancial diversidad étnica existente en el país -cerca de cuarenta pueblos indígenas- y dar respuesta de esta manera a los activos movimientos autonomistas de las ricas regiones del este del país. Negro sobre blanco, el pluralismo cultural se reconoce desde el artículo primero de la Constitución, mientras que en el 2 se habla de “libre determinación” de estos pueblos, aunque “en el marco de la unidad del Estado”. El artículo 3 menciona a la “nación boliviana”, conformada por “las naciones y pueblos indígenas”, con lo que se alude a uno de los conceptos más manidos en España –y que también ha integrado Podemos- para tratar de abordar el conflicto territorial: la nación de naciones. Además, la Carta Magna boliviana reconoce más de 38 lenguas oficiales nombrándolas una a una, e incluso fija una composición ‘territorial’ de órganos como el Tribunal Constitucional.
Cabe destacar que Bolivia cuenta desde entonces con un complejo sistema territorial con distintos niveles de descentralización y no únicamente basado en criterios étnicos. De hecho, el organismo territorial base es la autonomía, curiosamente un término que se inspira directamente en el modelo español y con el que guarda ciertas similitudes. En este punto, aparece un elemento que también parece haber adoptado Podemos. Bolivia cuenta con un llamado ministerio de las Autonomías, encargado de “desarrollar y profundizar el proceso de descentralización de las entidades territoriales”. ¿Será éste el modelo del ministerio de Plurinacionalidad que anunció el pasado viernes Pablo Iglesias?
El conflicto regional en la tesis de Errejón
La tesis de Errejón, titulada La lucha por la hegemonía durante el primer gobierno del MAS en Bolivia (2006-2009): Un análisis discursivo y presentada en 2012, se dedica a analizar entre otros elementos todo el proceso sobre el conflicto regional ocurrido entonces. Sin embargo, el propio Errejón deja claro que no está tan interesado “en el diseño jurídico de la territorialidad del Estado”, sino “en la geografía política de la lucha por la hegemonía en Bolivia” o, dicho de otro modo, la habilidad con la que el MAS se hizo suyas las tensiones territoriales para apuntalar su poder político en todo el país. La tesis sitúa en el centro del conflicto la lucha entre el “discurso indígena plebeyo antineoliberal” que representaba Evo Morales y “el regionalismo conservador de oriente”, que fue, recuerda, la “casi única oposición” al presidente. Una curiosidad: en aquel momento, uno de los movimientos de centroderecha opositores a Morales respondía al nombre de Podemos.
Salvando las innumerables diferencias, el proceso de Morales y el que Podemos (el español) proyecta para España y Catalunya guarda algunas similitudes. En ambos casos, la plurinacionalidad es el instrumento para contrarrestar/integrar las reivindicaciones regionalistas/nacionalistas. Más de una vez, Podemos ha dejado claro que el reconocimiento del derecho a decidir y de la nación catalana trata de reconstruir la unidad desde la “fraternidad”. “Para nosotros, España es un país plurinacional, en el cual el pegamento debe ser el libre acuerdo y la seducción”, ha declarado el propio Errejón.
Pero aquí acaban los paralelismos. Volviendo a la tesis doctoral, el dirigente podemista deja claros, a partir de numerosas entrevistas sobre el terreno, los límites de la dimensión del término ‘plurinacional’ en Bolivia. Por ejemplo, y citando a un dirigente del partido de Morales: “La denominación “plurinacional” que adopta el Estado no refiere más que simbólicamente a un pacto constituyente entre diferentes naciones, sino más bien a la integración de las diferentes formas de ser boliviano de los pueblos indígenas”. Más allá de la palabra en sí, casi inédita en el constitucionalismo internacional, cada país debería adaptarla a su contexto.
En todo caso, el interés que Errejón ha ido desarrollando por las tensiones territoriales bien puede encontrar un origen en el proceso de dicha tesis. Para ampliar su visión del conflicto regional en Bolivia, el actual secretario de Política de Podemos se asesoró con un investigador especialista en nacionalismos europeos, el inglés John Agnew, al que visitó en Los Angeles (EE.UU.). En un artículo del diario El País , Agnew cuenta que Errejón inicialmente tenía ideas muy centralistas y contrarias al nacionalismo pero que el diálogo que mantuvieron contribuyó a darle una nueva perspectiva. “Tenía una visión de que los nacionalistas catalanes son como la Liga Norte italiana. (…) Seguro que aún piensa igual. Pero creo que se dio cuenta de que tener los poderes descentralizados a veces es mejor para gestionar las diferencias”, asegura Agnew. Ahora ya como político, Errejón trata de llevar a la práctica sus estudios de laboratorio.