El endeudamiento privado de los Brics amenaza a la economía global
PARÍS.- Hasta los más optimistas se han visto obligados a temperar sus pronósticos: la desaceleración de China y el fin del boom de las materias primas desde mediados de 2014 han complicado seriamente la vida económica de los países emergentes, transformándolos en epicentro de una inminente tempestad: el estallido de sus gigantescas deudas privadas.
En su informe anual, el asegurador de crédito francés Coface subraya que las políticas monetarias ultraexpansionistas aplicadas estos últimos años en los países industrializados -que siguen vigentes en la zona euro- incitaron a endeudarse tanto a los países emergentes como a sus empresas. Sin embargo, «si bien el endeudamiento público fue generalmente limitado, no sucedió lo mismo con el sector privado», anota. A juicio de sus responsables, ése es, en realidad, el verdadero problema que amenaza la economía mundial.
De 2004 a 2014, ese endeudamiento se multiplicó por 4,5 en valor absoluto. En partes del PBI, progresó 26 puntos en el mismo período. Esa cifra promedio esconde, sin embargo, enormes disparidades. Las empresas chinas son, de lejos, las más endeudadas (más del 160% del PBI). Les siguen las sociedades turcas, brasileñas, rusas y malasias.
A comienzos de 2015, Coface era uno de los organismos más eufóricos. En su evaluación anual de «riesgos país» había decidido mejorar la clasificación de 19 de ellos y retrogradar a nueve. Contrariamente a las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la institución apostaba por un aumento de 3,1% del PBI mundial.
Pero eso era antes. Este año, la respetada institución utiliza el mismo tono alarmista que el FMI y el Banco Mundial: su hipótesis de crecimiento mundial cayó al 2,5% para 2015 y prevé apenas un magro aumento de 0,2 puntos para 2016, a pesar de precio bajo del petróleo.
«Desde hace cinco años, nos encontramos en una situación de crecimiento mundial sostenidamente más débil que antes de la crisis», reconoce Julien Marcilly, jefe economista del grupo. «La volatilidad financiera, ya considerable, se amplifica», agrega.
El principal problema reside, según Coface, en los países emergentes. En los últimos cinco años, la progresión del PBI se redujo a la mitad en los llamados Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que representan el 70% del crecimiento mundial, según el FMI.
La desaceleración de China, segunda economía mundial, y el fin del boom de las materias primas desde hace un año y medio afectan considerablemente las economías de los países exportadores, atrasan la necesaria diversificación de sus economías, reducen sus ingresos presupuestarios y obligan a los Estados a endeudarse, en momentos en que las condiciones financieras se endurecen con el aumento de las tasas de interés norteamericanas como telón de fondo.
Fin de la bonanza
En otras palabras, los años fastos de la recuperación y las tasas de crecimiento de dos dígitos han quedado atrás. Los Brics -acrónimo inventado en 2001 por el banco de inversiones Goldman Sachs para designar los países con fuerte crecimiento- son el mejor ejemplo.
Para Coface las perspectivas permanecerán «muy insatisfactorias» en Brasil y Rusia, dos países marcados por una severa recesión. China, por el contrario, consigue administrar con más o menos habilidad el aterrizaje de su economía, mientras Sudáfrica se paraliza.
El crecimiento del país africano debería permanecer «atónico, muy lejos de los niveles de antes de la crisis, en un contexto de cortes de electricidad, aumento de tasas de interés, aumento de déficits públicos y balanza corriente, de depreciación del rand y la inestabilidad política», dice el informe.»
En ese sombrío cuadro, sólo el crecimiento indio, superior al 7%, recuerda el optimismo de comienzos de la década pasada.
La amplitud de esa lóbrega tendencia fue confirmada la semana pasada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que, en su informe anual, afirmó que «el sensible aumento del número de desempleados en 2015 proviene esencialmente de los países emergentes y en desarrollo».
Según la organización con sede en Ginebra, es en América latina, Asia y los países árabes exportadores de petróleo donde hay que buscar el millón de personas suplementarias que perdieron su trabajo en 2015.
«La reducción del precio de materias primas, en particular de la energía, fragilizó a numerosos países emergentes, como Brasil, la Argentina y Rusia, mientras que otras naciones africanas perdían aliento arrastradas por China», precisó el informe.
PARÍS.- Hasta los más optimistas se han visto obligados a temperar sus pronósticos: la desaceleración de China y el fin del boom de las materias primas desde mediados de 2014 han complicado seriamente la vida económica de los países emergentes, transformándolos en epicentro de una inminente tempestad: el estallido de sus gigantescas deudas privadas.
En su informe anual, el asegurador de crédito francés Coface subraya que las políticas monetarias ultraexpansionistas aplicadas estos últimos años en los países industrializados -que siguen vigentes en la zona euro- incitaron a endeudarse tanto a los países emergentes como a sus empresas. Sin embargo, «si bien el endeudamiento público fue generalmente limitado, no sucedió lo mismo con el sector privado», anota. A juicio de sus responsables, ése es, en realidad, el verdadero problema que amenaza la economía mundial.
De 2004 a 2014, ese endeudamiento se multiplicó por 4,5 en valor absoluto. En partes del PBI, progresó 26 puntos en el mismo período. Esa cifra promedio esconde, sin embargo, enormes disparidades. Las empresas chinas son, de lejos, las más endeudadas (más del 160% del PBI). Les siguen las sociedades turcas, brasileñas, rusas y malasias.
A comienzos de 2015, Coface era uno de los organismos más eufóricos. En su evaluación anual de «riesgos país» había decidido mejorar la clasificación de 19 de ellos y retrogradar a nueve. Contrariamente a las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la institución apostaba por un aumento de 3,1% del PBI mundial.
Pero eso era antes. Este año, la respetada institución utiliza el mismo tono alarmista que el FMI y el Banco Mundial: su hipótesis de crecimiento mundial cayó al 2,5% para 2015 y prevé apenas un magro aumento de 0,2 puntos para 2016, a pesar de precio bajo del petróleo.
«Desde hace cinco años, nos encontramos en una situación de crecimiento mundial sostenidamente más débil que antes de la crisis», reconoce Julien Marcilly, jefe economista del grupo. «La volatilidad financiera, ya considerable, se amplifica», agrega.
El principal problema reside, según Coface, en los países emergentes. En los últimos cinco años, la progresión del PBI se redujo a la mitad en los llamados Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que representan el 70% del crecimiento mundial, según el FMI.
La desaceleración de China, segunda economía mundial, y el fin del boom de las materias primas desde hace un año y medio afectan considerablemente las economías de los países exportadores, atrasan la necesaria diversificación de sus economías, reducen sus ingresos presupuestarios y obligan a los Estados a endeudarse, en momentos en que las condiciones financieras se endurecen con el aumento de las tasas de interés norteamericanas como telón de fondo.
Fin de la bonanza
En otras palabras, los años fastos de la recuperación y las tasas de crecimiento de dos dígitos han quedado atrás. Los Brics -acrónimo inventado en 2001 por el banco de inversiones Goldman Sachs para designar los países con fuerte crecimiento- son el mejor ejemplo.
Para Coface las perspectivas permanecerán «muy insatisfactorias» en Brasil y Rusia, dos países marcados por una severa recesión. China, por el contrario, consigue administrar con más o menos habilidad el aterrizaje de su economía, mientras Sudáfrica se paraliza.
El crecimiento del país africano debería permanecer «atónico, muy lejos de los niveles de antes de la crisis, en un contexto de cortes de electricidad, aumento de tasas de interés, aumento de déficits públicos y balanza corriente, de depreciación del rand y la inestabilidad política», dice el informe.»
En ese sombrío cuadro, sólo el crecimiento indio, superior al 7%, recuerda el optimismo de comienzos de la década pasada.
La amplitud de esa lóbrega tendencia fue confirmada la semana pasada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que, en su informe anual, afirmó que «el sensible aumento del número de desempleados en 2015 proviene esencialmente de los países emergentes y en desarrollo».
Según la organización con sede en Ginebra, es en América latina, Asia y los países árabes exportadores de petróleo donde hay que buscar el millón de personas suplementarias que perdieron su trabajo en 2015.
«La reducción del precio de materias primas, en particular de la energía, fragilizó a numerosos países emergentes, como Brasil, la Argentina y Rusia, mientras que otras naciones africanas perdían aliento arrastradas por China», precisó el informe.
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