Por Ailín Bullentini
La politóloga María Esperanza Casullo consideró que el gobierno de Cambiemos cometió un error al declarar vía decreto la emergencia en seguridad y no someter la cuestión al debate legislativo. “La capacidad de acumular apoyos y movilizar lealtades transmite fortaleza. Decir ‘tengo que decretar eso porque no puedo conseguir los votos’ es una admisión de debilidad”, evaluó. En su análisis, el pluralismo “muy importante” que suscribe la reacción del Acuerdo por una Seguridad Democrática es otra señal de alarma para el Ejecutivo. “La medida no tiene un elector claro. ¿Por qué no esperar?”, se preguntó.
–¿Por qué la instalación de la emergencia en seguridad vía decreto provocó la reacción de las organizaciones?
–Sin dudas, hubo un alerta a partir de lo que viene siendo una nueva política de seguridad interior de este nuevo gobierno. Esta política es rechazada por las organizaciones que forman el Acuerdo por una Seguridad Democrática que, entiendo, coincide en que es necesaria una nueva política en temas de seguridad y paz ciudadana. Es decir, que el tema no está resuelto ni mucho menos. Pero no creemos que las líneas insinuadas en ese decreto sean la manera.
–¿Considera que las líneas planteadas en el decreto cruzan límites que tienen que ver con protección de derechos?
–Me preocupa la activación posible de las fuerzas armadas para temas relacionados con la seguridad interior. La historia argentina muestra que cuando las FF.AA. intervinieron en seguridad interior terminaron no haciendo bien ni la seguridad interior ni la exterior. Las FF.AA., por definición, están preparadas para luchar contra un enemigo exterior. No contra un enemigo que incluye a los propios ciudadanos. Es importante enfatizar que en muchos casos “redirigir” a las FF.AA. en estas nuevas misiones termina debilitando su función específica que es la defensa de la integridad del Estado frente a un enemigo exterior.
–En cuanto a diseño de política de Estado, ¿cómo evalúa que la emergencia y lo que implica que se haya impuesto por decreto sin previa consulta a las otras fuerzas políticas o al sector civil?
–Bueno, no entiendo por qué esta política no se envió al Congreso. Sin duda hay sectores amplios que la habrían apoyado: el massismo, por ejemplo. También sectores del mismo PJ, los socios radicales del Noroeste. No se entiende la urgencia. Sin ninguna duda, la penetración del narcotráfico es un problema, pero resulta difícil pensar que sea un problema tanto mayor al que era, digamos, hace dos meses. Y esta política no tiene hasta ahora un electorado claro, grupo social importante que la apoye, que la reclame. Uno puede estar de acuerdo o no sobre la eliminación de las retenciones, pero no cabe duda de que un sector crucial de la propia base de Cambiemos la reclamaba y la apoya. ¿Cuál es la base de demanda y apoyo de esta medida? Si mirás los firmantes de la carta del Acuerdo por una Seguridad Democrática verás un pluralismo muy importante que va de Beatriz Sarlo a Hermes Binner, Victoria Donda. Esta es una medida sorpresiva y resistida por su forma y líneas que la integran, pero no hay algo que amerite ver una emergencia mayor a la que había en seis meses. Ni tampoco es una demanda a viva voz de un sector más allá de la opinión pública que, sabemos, pone a la inseguridad como una preocupación central. Discutirla en el Congreso le habría dado otra legitimidad. Esto es un riesgo para el gobierno.
–¿Cómo ese debate podría haber significado una mejor medida?
–En principio, porque eso da la posibilidad de acercar acuerdos, buscar apoyos, pulir aspectos de la ley. La capacidad de acumular apoyos y movilizar lealtades transmite fortaleza. Decir “tengo que decretar eso porque no puedo conseguir los votos” es una admisión de debilidad, no de fortaleza. La política en una de sus dimensiones recorta un “nosotros” y un “ellos” en este tema. Hay un riesgo de que queden más apoyos del lado de “ellos” que del gobierno. Como dije, si mirás los firmantes del comunicado del acuerdo verás que es un abanico muy plural que en este punto está del lado del “ellos”, no del gobierno. Procesar estas discusiones en el Congreso, creo, hubiera dado otra legitimidad.
La politóloga María Esperanza Casullo consideró que el gobierno de Cambiemos cometió un error al declarar vía decreto la emergencia en seguridad y no someter la cuestión al debate legislativo. “La capacidad de acumular apoyos y movilizar lealtades transmite fortaleza. Decir ‘tengo que decretar eso porque no puedo conseguir los votos’ es una admisión de debilidad”, evaluó. En su análisis, el pluralismo “muy importante” que suscribe la reacción del Acuerdo por una Seguridad Democrática es otra señal de alarma para el Ejecutivo. “La medida no tiene un elector claro. ¿Por qué no esperar?”, se preguntó.
–¿Por qué la instalación de la emergencia en seguridad vía decreto provocó la reacción de las organizaciones?
–Sin dudas, hubo un alerta a partir de lo que viene siendo una nueva política de seguridad interior de este nuevo gobierno. Esta política es rechazada por las organizaciones que forman el Acuerdo por una Seguridad Democrática que, entiendo, coincide en que es necesaria una nueva política en temas de seguridad y paz ciudadana. Es decir, que el tema no está resuelto ni mucho menos. Pero no creemos que las líneas insinuadas en ese decreto sean la manera.
–¿Considera que las líneas planteadas en el decreto cruzan límites que tienen que ver con protección de derechos?
–Me preocupa la activación posible de las fuerzas armadas para temas relacionados con la seguridad interior. La historia argentina muestra que cuando las FF.AA. intervinieron en seguridad interior terminaron no haciendo bien ni la seguridad interior ni la exterior. Las FF.AA., por definición, están preparadas para luchar contra un enemigo exterior. No contra un enemigo que incluye a los propios ciudadanos. Es importante enfatizar que en muchos casos “redirigir” a las FF.AA. en estas nuevas misiones termina debilitando su función específica que es la defensa de la integridad del Estado frente a un enemigo exterior.
–En cuanto a diseño de política de Estado, ¿cómo evalúa que la emergencia y lo que implica que se haya impuesto por decreto sin previa consulta a las otras fuerzas políticas o al sector civil?
–Bueno, no entiendo por qué esta política no se envió al Congreso. Sin duda hay sectores amplios que la habrían apoyado: el massismo, por ejemplo. También sectores del mismo PJ, los socios radicales del Noroeste. No se entiende la urgencia. Sin ninguna duda, la penetración del narcotráfico es un problema, pero resulta difícil pensar que sea un problema tanto mayor al que era, digamos, hace dos meses. Y esta política no tiene hasta ahora un electorado claro, grupo social importante que la apoye, que la reclame. Uno puede estar de acuerdo o no sobre la eliminación de las retenciones, pero no cabe duda de que un sector crucial de la propia base de Cambiemos la reclamaba y la apoya. ¿Cuál es la base de demanda y apoyo de esta medida? Si mirás los firmantes de la carta del Acuerdo por una Seguridad Democrática verás un pluralismo muy importante que va de Beatriz Sarlo a Hermes Binner, Victoria Donda. Esta es una medida sorpresiva y resistida por su forma y líneas que la integran, pero no hay algo que amerite ver una emergencia mayor a la que había en seis meses. Ni tampoco es una demanda a viva voz de un sector más allá de la opinión pública que, sabemos, pone a la inseguridad como una preocupación central. Discutirla en el Congreso le habría dado otra legitimidad. Esto es un riesgo para el gobierno.
–¿Cómo ese debate podría haber significado una mejor medida?
–En principio, porque eso da la posibilidad de acercar acuerdos, buscar apoyos, pulir aspectos de la ley. La capacidad de acumular apoyos y movilizar lealtades transmite fortaleza. Decir “tengo que decretar eso porque no puedo conseguir los votos” es una admisión de debilidad, no de fortaleza. La política en una de sus dimensiones recorta un “nosotros” y un “ellos” en este tema. Hay un riesgo de que queden más apoyos del lado de “ellos” que del gobierno. Como dije, si mirás los firmantes del comunicado del acuerdo verás que es un abanico muy plural que en este punto está del lado del “ellos”, no del gobierno. Procesar estas discusiones en el Congreso, creo, hubiera dado otra legitimidad.
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