Familia. Su hija Antonia es un personaje habitual de las fotos. presidencia ivan petrella En Cultura, hace nexos con provincias y otro países. Juan gentile Subsecretario, prensa institucional del Gobierno. A. Rozitchner Se encarga de pensar los discursos. julieta herrero Trabaja en los discursos de Macri y en los viajes. | Foto: Cedoc
El plan comunicacional es alejar a Mauricio Macri de todo lo que suene a conflicto, rosca, pasado o ideología. Y el objetivo ideal es que las apariciones públicas del presidente sean centralmente de dos tipos: emocionales (bailes, fotos con su hija Antonia o con chicos joviales de la Villa 31) o vinculadas a anuncios sobre la “agenda del futuro”, como el cambio climático, las nuevas tecnologías y la ecología. Es decir, el reverso del estereotipo kirchnerista.
La semana pasada, en medio de un aluvión de anuncios por parte de sus ministros, Macri se limitó a promocionar la ley de protección de humedales. Y el viernes pasado, para satisfacción plena del equipo liderado por Marcos Peña, Macri hizo carambola y unió los dos ítems favoritos de sus asesores: paseó de la mano de su hija en la bucólica Purmamarca, en Jujuy, y anunció inversiones para la generación de energía solar. De paso, se mostró junto a su aliado radical, Gerardo Morales, y sus aliados peronistas, Sergio Massa y el gobernador Juan Manuel Urtubey.
El discurso positivo, hoy consolidado a casi dos meses de gobierno, es una continuación de la (exitosa) estrategia de campaña. Antes de que tomara un ritmo más frenético, Macri participaba de las reuniones que una vez por semana se realizaban en el quinto piso de “Balcarce”, como los macristas llamaban al edificio ubicado en Belgrano y Balcarce, especie de búnker a lo google del PRO.
Ahí ensayaba para la entrevista que Mirtha Legrand le haría al día siguiente, y practicaba tonos, silencios y sonrisas, en función de lo que le marcaban sus asesores. Personas mucho más jóvenes que él, como Julieta Herrero o Federico Suárez (hoy, la directora de Discurso Nacional y el secretario de Comunicación bonaerense) le cuestionaban errores o muletillas.
“Esta intensidad de trabajo sobre mi persona sólo la resisto porque ustedes al menos me dejan ser yo”, dijo Macri en una de esas sesiones, según relata el libro Cambiemos, escrito por Hernán Iglesias Illia, actual subsecretario de Comunicación. Diario de campaña escrito desde adentro, el libro revela que un post de Facebook de Macri con el perro Balcarce tuvo más likes que la presentación del acuerdo con Ernesto Sanz. Ese dato resume el eje conceptual elegido para ganar la elección. Para administrar un país con cierto éxito, los macristas saben que no será suficiente.
El plan comunicacional es alejar a Mauricio Macri de todo lo que suene a conflicto, rosca, pasado o ideología. Y el objetivo ideal es que las apariciones públicas del presidente sean centralmente de dos tipos: emocionales (bailes, fotos con su hija Antonia o con chicos joviales de la Villa 31) o vinculadas a anuncios sobre la “agenda del futuro”, como el cambio climático, las nuevas tecnologías y la ecología. Es decir, el reverso del estereotipo kirchnerista.
La semana pasada, en medio de un aluvión de anuncios por parte de sus ministros, Macri se limitó a promocionar la ley de protección de humedales. Y el viernes pasado, para satisfacción plena del equipo liderado por Marcos Peña, Macri hizo carambola y unió los dos ítems favoritos de sus asesores: paseó de la mano de su hija en la bucólica Purmamarca, en Jujuy, y anunció inversiones para la generación de energía solar. De paso, se mostró junto a su aliado radical, Gerardo Morales, y sus aliados peronistas, Sergio Massa y el gobernador Juan Manuel Urtubey.
El discurso positivo, hoy consolidado a casi dos meses de gobierno, es una continuación de la (exitosa) estrategia de campaña. Antes de que tomara un ritmo más frenético, Macri participaba de las reuniones que una vez por semana se realizaban en el quinto piso de “Balcarce”, como los macristas llamaban al edificio ubicado en Belgrano y Balcarce, especie de búnker a lo google del PRO.
Ahí ensayaba para la entrevista que Mirtha Legrand le haría al día siguiente, y practicaba tonos, silencios y sonrisas, en función de lo que le marcaban sus asesores. Personas mucho más jóvenes que él, como Julieta Herrero o Federico Suárez (hoy, la directora de Discurso Nacional y el secretario de Comunicación bonaerense) le cuestionaban errores o muletillas.
“Esta intensidad de trabajo sobre mi persona sólo la resisto porque ustedes al menos me dejan ser yo”, dijo Macri en una de esas sesiones, según relata el libro Cambiemos, escrito por Hernán Iglesias Illia, actual subsecretario de Comunicación. Diario de campaña escrito desde adentro, el libro revela que un post de Facebook de Macri con el perro Balcarce tuvo más likes que la presentación del acuerdo con Ernesto Sanz. Ese dato resume el eje conceptual elegido para ganar la elección. Para administrar un país con cierto éxito, los macristas saben que no será suficiente.