Philip Kitzberger es uno de los mayores expertos latinoamericanos en comunicación y política. Politólogo y doctor en Filosofía, este investigador del Conicet y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella firmó junto a otros colegas un documento que expresa la preocupación de un amplio sector de la academia por los decretos del gobierno nacional que disolvieron el Afsca y el Aftic para formar el Enacom y derogaron la ley de servicios de comunicación audiovisual, conocida popularmente como Ley de Medios.
En diálogo con Infonews, Kitzberger repasó el proceso de discusión y sanción de la norma aprobada en 2009 y analizó los motivos que llevaron al presidente Mauricio Macri a dar marcha atrás con ese proceso de reformas. Además, trazó una comparación entre las políticas de medios de Argentina y Brasil.
Infonews: ¿Cómo fue el proceso que llevó a sancionar la Ley de Medios en Argentina?
Philip Kitzberger: Fue una de las leyes más discutidas de la historia. Después uno podrá discutir si la ley es buena o mala, si necesita modificaciones o no… Seguramente un sector tan dinámico como el de los medios hace que sea difícil regular a un sector que está cambiando de forma impredecible momento a momento. Pero la ley fue ampliamente discutida y fue producto de un proceso deliberativo que no se engendra en los despachos gubernamentales. Hay una cosa de descalificar a la ley, de decir que no hubo nada. Luego hubo otra instancia de discusión, que fueron las audiencias en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El proceso de judicialización redundó en una decisión de la Corte que tiene carácter histórico.
Infonews: ¿Cómo ve que toda esa discusión que involucró a los tres poderes del Estado –el Ejecutivo al proponer la ley, el Legislativo al aprobarla y el Judicial al declarar su constitucionalidad- haya sido borrada de un plumazo con una serie de decretos presidenciales?
Philip Kitzberger: En primer lugar, me parece preocupante y grave desde mi punto de vista personal y normativo. Me parece una pena que algo que fue tan trabajoso y que sentó una construcción institucional que afirma que la libertad de expresión requiere de un deber activo y positivo de parte del Estado de poner ciertos límites a la concentración y de establecer ciertas pautas para la construcción del escenario de los medios sea destruido. Otra cuestión que hay que analizar es por qué esto pudo pasar tan pronto y tan fácil, con tan poco costo para el gobierno. Incluso, le da rédito ante sectores de la opinión pública.
Infonews: ¿A qué cree que se debe ese bajo costo que pagó Macri por estas medidas?
Philip Kitzberger: Ahí hay que ser muy crítico de la implementación de la ley. La norma es un avance importante, pero la implementación fue muy selectiva, parcial, perezosa en muchas cosas. Y a nivel del discurso público, la ley fue percibida como un instrumento del gobierno para imponerse ante el Grupo Clarín. En el momento de discusión y sanción de la ley se planteaba el tema de qué era lo que se estaba discutiendo. El gobierno decía: “Necesitamos una ley de la democracia que le ponga límite a los monopolios mediáticos”, y del otro lado decían: “Esto es una ley mordaza, un instrumento del gobierno para acallar al periodismo independiente”. En el momento de sanción de la ley, la lectura que propuso el gobierno tuvo cierta fuerza pero, con el correr del tiempo y el proceso de implementación, fue ganando peso en sectores de la opinión la idea de que su único objetivo era desguazar al Grupo Clarín. Y ahí hay una responsabilidad del gobierno anterior y las autoridades de aplicación, puntualmente de Cristina de no tener la voluntad política de apoyar una adecuación para todos los grupos por igual.
Infonews: Eso hubiera contribuido el cambio fuera más estable, ¿no?
Philip Kitzberger: Exactamente. Y los cuestionamientos que se hacen no hubieran tenido lugar. Es fácil decirlo: desde el gobierno anterior pueden decir que cuando aparecen los apremios del día a día, imponerles reglas a todos los medios no es algo fácil. Creo que esos apremios primaron sobre la decisión de darle lugar a la ley como una construcción institucional que fuera más allá de las necesidades políticas del gobierno. Eso deslegitimó a la ley y le dio espacio al actual gobierno de Macri para poder borrarlo de un plumazo. Marcos Peña dijo que esto había sido una guerra contra el periodismo y ellos la habían terminado.
Infonews: ¿Cómo se podría retomar una discusión amplia, y que involucre a muchos sectores, sobre la regulación de la propiedad de los medios?
Philip Kitzberger: Es una pregunta difícil, porque los medios no son un tema que movilice a la opinión pública de forma muy clara. La idea de que la regulación o la institucionalidad mediática son importantes en términos de libertad de expresión y calidad democrática no es algo transparente. La paritaria docente afecta a mucha gente; poner eso en la agenda es más fácil. El tema medios, sobre todo después del cansancio que hay por la forma en que estuvo puesta durante el tapete tanto tiempo, va a ser muy difícil que le importe a alguien más allá de los expertos, activistas involucrados y algunos intelectuales. Los medios además no tienen ningún interés en que se discuta su propio rol. No soy especialmente optimista sobre la posibilidad de que la discusión pueda ser retomada en el corto plazo.
Comparación entre Argentina y Brasil
En un artículo publicado este año en el Journal of Latin American Studies editado por Cambridge University Press, Kitzberger trazó una comparación entre los gobiernos kirchneristas en Argentina y los del PT en Brasil en torno a su relación conflictiva con los grandes grupos de medios. Haciendo un estudio pormenorizado de los casos, pudo ver cómo, ante conflictos similares, los respectivos gobiernos hicieron distintas lecturas de la situación y, en consecuencia, adoptaron decisiones divergentes. “Lo que comparo es cómo, en escenarios parecidos, de relativa debilidad y salida de una crisis política y económica muy fuerte, Néstor Kirchner y Lula Da Silva, que se definían como progresistas, aparecieron en un mapa donde había un fuerte actor dominante de los medios: O`Globo en Brasil y el Grupo Clarín en Argentina. Y ambos tuvieron inicialmente estrategias de entendimiento pragmático con estos grupos, que se manifestó en decisiones que favorecen los intereses corporativos de ellos –desde la prolongación de las licencias a la autorización de la fusión de Multicanal con Cablevisión”, remarcó el académico. Y agregó: “En paralelo, tanto Clarín como O`Globo estaban fuertemente endeudados en dólares a las salidas de las crisis de los respectivos esquemas de convertibilidad cambiaria y eso los colocaba en una situación de relativa debilidad, con lo cual también convergieron en una estrategia de entendimiento mutuo. Por lo tanto, a pesar de que pueda haber preferencias ideológicas encontradas entre grupos y gobiernos, en una primera etapa hubo escenarios de acomodación pragmática entre los grupos. Esto se mantuvo hasta ciertos momentos de crisis: en Argentina, el conflicto del campo, y en Brasil, la crisis del mensalão en 2005 y 2006”.
Infonews: ¿Qué dinámica se abrió a partir de esos quiebres?
Philip Kitzberger: A partir de ahí, los grupos de medios decidieron dejar de prestarse a un juego de acomodación y se pusieron hostiles y agresivos en las coberturas a esos gobiernos, y los gobiernos reaccionaron teniendo que volver a barajar y reacomodando sus estrategias. En ese artículo, trato de explicar por qué en un caso, el de Argentina, esa crisis del primer entendimiento dio lugar a una estrategia de confrontación completa, una guerra contra el Grupo Clarín, y en el otro caso, pese a ese escenario inicial similar, se dio un reacomodamiento en una posición más crítica y tensa que no llegó a ser de ruptura. Después, analizo las estrategias hacia los medios dominantes: hay muchas interpretaciones dando vueltas en la literatura académica, que dicen: “Bueno, Kirchner es populista, como Correa, como Chávez, por eso confronta con los medios. En cambio, Lula es un socialdemócrata”. Esa categorización entre populistas y moderados me parece cuestionable. Porque no es que estos actores tienen una identidad política previa y eso marca sus preferencias hacia los medios y los hace más o menos hostiles, más o menos confrontativos. Son factores del contexto político-institucional lo que los hace reaccionar de una u otra forma y ciertas percepciones acerca también de cuál es el rol de los medios en términos de afectar sus posibles supervivencias como gobiernos.
Infonews: ¿Cuáles fueron las diferencias entre Lula y Néstor Kirchner en este tema?
Philip Kitzberger: Para Lula, era un costo confrontar no teniendo una mayoría disciplinada en el Congreso, siendo un gobierno encabezado por un partido de izquierda pero en coalición con partidos como el PMDB, más pragmáticos y cuyos miembros tienen intereses en los medios de comunicación. Tiene que ver con un fenómeno que en Brasil se llama “el coronialismo mediático”: desde la época de Sarney, muchos miembros de las elites políticas, sobre todo a nivel estadual, son licenciatarios de medios de comunicación locales que están ligados a grandes medios nacionales, especialmente la Globo. Son socios de negocios: y esto atraviesa a todos los partidos menos a los de izquierda. Si vas a confrontar con un grupo de medios y no contás ni siquiera con una mayoría legislativa porque tus aliados son socios políticos-económicos de los grupos a los que vas a afectar, tenés un impedimento. Hay una serie de factores institucionales que hacen que la confrontación sea más costosa para un gobierno en Brasil. Y hay otro factor, que es la percepción de los actores sobre el rol de los medios. En este caso, la comparación entre Argentina y Brasil era muy interesante, porque la memoria de 2001, la debilidad de los partidos y la percepción de que los medios son muy poderosos ya de por sí condicionó de alguna manera las percepciones de las elites políticas, en el sentido de que con los medios en contra se hace difícil gobernar….
Infonews: Ahí aparece la famosa frase de que ningún gobierno “resiste cuatro tapas negativas de Clarín”.
Philip Kitzberger: Es un mito que es indicador de una percepción. Ese mito también existe en Brasil: entre los políticos de allá, hay un saber compartido de que pelearse con la Globo tiene un costo grande. Luego de la crisis del mensalão en Brasil y del conflicto del campo en Argentina, hubo procesos electorales. Durante la crisis, los grandes medios apostaban a que era el fin de Lula. Iba a haber elecciones en 2006 y sin embargo, en un clima de escándalo político y el PT dañado, las encuestas mostraron que, si bien había perdido muchos votantes de los sectores urbanos medios, ganaban en el nordeste. Entonces la percepción fue: Globo nos ataca, nos quiere bajar y sin embargo ganamos las elecciones. ¿Para qué vamos a entablar una guerra que no vamos a poder ganar, que nos va a dar un montón de enemigos si igual podemos gobernar y sobrevivir políticamente sin confrontar con Globo?
Infonews: ¿Qué pasó en Argentina?
Philip Kitzberger: En Argentina la secuencia fue distinta. Crisis del campo, elecciones legislativas de 2009. En diciembre de 2008, sabiendo que va a entrar en campaña electoral, Néstor se reúne con Magnetto e intenta arreglar una tregua ¿Pero qué es lo que pasa? El Grupo Clarín y Magnetto en particular –y esto lo reconstruí leyendo los trabajos de Martín Sivak- perciben que el tiempo del kirchnerismo terminó y deciden darle a fondo. Esto significa que el kirchnerismo llegó a las elecciones con el Grupo Clarín totalmente en contra y el resultado fue desfavorable. La lectura del gobierno fue que si tenés a los grandes medios en contra, peligra tu supervivencia. Por ende es ellos o nosotros. Así es cómo en agosto de 2009 se relanzó el proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual y relanzó la guerra que había estado en pausa. Ahí hay una atribución causal: así como el núcleo de Lula percibía que podía sobrevivir con Globo en contra y que no valía la pena entrar en una guerra costosa, el núcleo íntimo del kirchnerismo hizo una atribución causal contraria.
Infonews: En términos de actores políticos, ¿se puede decir que los medios tuvieron un rol más o tan importante como los partidos?
Philip Kitzberger: Sí, efectivamente me parece que la voz cantante, la que establecía la agenda en ese momento, eran los medios. Eso tiene también que ver con la estructura política de Argentina: si sos oposición y no tenés el Ejecutivo, la capacidad de instalar tu voz pública es débil.
En diálogo con Infonews, Kitzberger repasó el proceso de discusión y sanción de la norma aprobada en 2009 y analizó los motivos que llevaron al presidente Mauricio Macri a dar marcha atrás con ese proceso de reformas. Además, trazó una comparación entre las políticas de medios de Argentina y Brasil.
Infonews: ¿Cómo fue el proceso que llevó a sancionar la Ley de Medios en Argentina?
Philip Kitzberger: Fue una de las leyes más discutidas de la historia. Después uno podrá discutir si la ley es buena o mala, si necesita modificaciones o no… Seguramente un sector tan dinámico como el de los medios hace que sea difícil regular a un sector que está cambiando de forma impredecible momento a momento. Pero la ley fue ampliamente discutida y fue producto de un proceso deliberativo que no se engendra en los despachos gubernamentales. Hay una cosa de descalificar a la ley, de decir que no hubo nada. Luego hubo otra instancia de discusión, que fueron las audiencias en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El proceso de judicialización redundó en una decisión de la Corte que tiene carácter histórico.
Infonews: ¿Cómo ve que toda esa discusión que involucró a los tres poderes del Estado –el Ejecutivo al proponer la ley, el Legislativo al aprobarla y el Judicial al declarar su constitucionalidad- haya sido borrada de un plumazo con una serie de decretos presidenciales?
Philip Kitzberger: En primer lugar, me parece preocupante y grave desde mi punto de vista personal y normativo. Me parece una pena que algo que fue tan trabajoso y que sentó una construcción institucional que afirma que la libertad de expresión requiere de un deber activo y positivo de parte del Estado de poner ciertos límites a la concentración y de establecer ciertas pautas para la construcción del escenario de los medios sea destruido. Otra cuestión que hay que analizar es por qué esto pudo pasar tan pronto y tan fácil, con tan poco costo para el gobierno. Incluso, le da rédito ante sectores de la opinión pública.
Infonews: ¿A qué cree que se debe ese bajo costo que pagó Macri por estas medidas?
Philip Kitzberger: Ahí hay que ser muy crítico de la implementación de la ley. La norma es un avance importante, pero la implementación fue muy selectiva, parcial, perezosa en muchas cosas. Y a nivel del discurso público, la ley fue percibida como un instrumento del gobierno para imponerse ante el Grupo Clarín. En el momento de discusión y sanción de la ley se planteaba el tema de qué era lo que se estaba discutiendo. El gobierno decía: “Necesitamos una ley de la democracia que le ponga límite a los monopolios mediáticos”, y del otro lado decían: “Esto es una ley mordaza, un instrumento del gobierno para acallar al periodismo independiente”. En el momento de sanción de la ley, la lectura que propuso el gobierno tuvo cierta fuerza pero, con el correr del tiempo y el proceso de implementación, fue ganando peso en sectores de la opinión la idea de que su único objetivo era desguazar al Grupo Clarín. Y ahí hay una responsabilidad del gobierno anterior y las autoridades de aplicación, puntualmente de Cristina de no tener la voluntad política de apoyar una adecuación para todos los grupos por igual.
Infonews: Eso hubiera contribuido el cambio fuera más estable, ¿no?
Philip Kitzberger: Exactamente. Y los cuestionamientos que se hacen no hubieran tenido lugar. Es fácil decirlo: desde el gobierno anterior pueden decir que cuando aparecen los apremios del día a día, imponerles reglas a todos los medios no es algo fácil. Creo que esos apremios primaron sobre la decisión de darle lugar a la ley como una construcción institucional que fuera más allá de las necesidades políticas del gobierno. Eso deslegitimó a la ley y le dio espacio al actual gobierno de Macri para poder borrarlo de un plumazo. Marcos Peña dijo que esto había sido una guerra contra el periodismo y ellos la habían terminado.
Infonews: ¿Cómo se podría retomar una discusión amplia, y que involucre a muchos sectores, sobre la regulación de la propiedad de los medios?
Philip Kitzberger: Es una pregunta difícil, porque los medios no son un tema que movilice a la opinión pública de forma muy clara. La idea de que la regulación o la institucionalidad mediática son importantes en términos de libertad de expresión y calidad democrática no es algo transparente. La paritaria docente afecta a mucha gente; poner eso en la agenda es más fácil. El tema medios, sobre todo después del cansancio que hay por la forma en que estuvo puesta durante el tapete tanto tiempo, va a ser muy difícil que le importe a alguien más allá de los expertos, activistas involucrados y algunos intelectuales. Los medios además no tienen ningún interés en que se discuta su propio rol. No soy especialmente optimista sobre la posibilidad de que la discusión pueda ser retomada en el corto plazo.
Comparación entre Argentina y Brasil
En un artículo publicado este año en el Journal of Latin American Studies editado por Cambridge University Press, Kitzberger trazó una comparación entre los gobiernos kirchneristas en Argentina y los del PT en Brasil en torno a su relación conflictiva con los grandes grupos de medios. Haciendo un estudio pormenorizado de los casos, pudo ver cómo, ante conflictos similares, los respectivos gobiernos hicieron distintas lecturas de la situación y, en consecuencia, adoptaron decisiones divergentes. “Lo que comparo es cómo, en escenarios parecidos, de relativa debilidad y salida de una crisis política y económica muy fuerte, Néstor Kirchner y Lula Da Silva, que se definían como progresistas, aparecieron en un mapa donde había un fuerte actor dominante de los medios: O`Globo en Brasil y el Grupo Clarín en Argentina. Y ambos tuvieron inicialmente estrategias de entendimiento pragmático con estos grupos, que se manifestó en decisiones que favorecen los intereses corporativos de ellos –desde la prolongación de las licencias a la autorización de la fusión de Multicanal con Cablevisión”, remarcó el académico. Y agregó: “En paralelo, tanto Clarín como O`Globo estaban fuertemente endeudados en dólares a las salidas de las crisis de los respectivos esquemas de convertibilidad cambiaria y eso los colocaba en una situación de relativa debilidad, con lo cual también convergieron en una estrategia de entendimiento mutuo. Por lo tanto, a pesar de que pueda haber preferencias ideológicas encontradas entre grupos y gobiernos, en una primera etapa hubo escenarios de acomodación pragmática entre los grupos. Esto se mantuvo hasta ciertos momentos de crisis: en Argentina, el conflicto del campo, y en Brasil, la crisis del mensalão en 2005 y 2006”.
Infonews: ¿Qué dinámica se abrió a partir de esos quiebres?
Philip Kitzberger: A partir de ahí, los grupos de medios decidieron dejar de prestarse a un juego de acomodación y se pusieron hostiles y agresivos en las coberturas a esos gobiernos, y los gobiernos reaccionaron teniendo que volver a barajar y reacomodando sus estrategias. En ese artículo, trato de explicar por qué en un caso, el de Argentina, esa crisis del primer entendimiento dio lugar a una estrategia de confrontación completa, una guerra contra el Grupo Clarín, y en el otro caso, pese a ese escenario inicial similar, se dio un reacomodamiento en una posición más crítica y tensa que no llegó a ser de ruptura. Después, analizo las estrategias hacia los medios dominantes: hay muchas interpretaciones dando vueltas en la literatura académica, que dicen: “Bueno, Kirchner es populista, como Correa, como Chávez, por eso confronta con los medios. En cambio, Lula es un socialdemócrata”. Esa categorización entre populistas y moderados me parece cuestionable. Porque no es que estos actores tienen una identidad política previa y eso marca sus preferencias hacia los medios y los hace más o menos hostiles, más o menos confrontativos. Son factores del contexto político-institucional lo que los hace reaccionar de una u otra forma y ciertas percepciones acerca también de cuál es el rol de los medios en términos de afectar sus posibles supervivencias como gobiernos.
Infonews: ¿Cuáles fueron las diferencias entre Lula y Néstor Kirchner en este tema?
Philip Kitzberger: Para Lula, era un costo confrontar no teniendo una mayoría disciplinada en el Congreso, siendo un gobierno encabezado por un partido de izquierda pero en coalición con partidos como el PMDB, más pragmáticos y cuyos miembros tienen intereses en los medios de comunicación. Tiene que ver con un fenómeno que en Brasil se llama “el coronialismo mediático”: desde la época de Sarney, muchos miembros de las elites políticas, sobre todo a nivel estadual, son licenciatarios de medios de comunicación locales que están ligados a grandes medios nacionales, especialmente la Globo. Son socios de negocios: y esto atraviesa a todos los partidos menos a los de izquierda. Si vas a confrontar con un grupo de medios y no contás ni siquiera con una mayoría legislativa porque tus aliados son socios políticos-económicos de los grupos a los que vas a afectar, tenés un impedimento. Hay una serie de factores institucionales que hacen que la confrontación sea más costosa para un gobierno en Brasil. Y hay otro factor, que es la percepción de los actores sobre el rol de los medios. En este caso, la comparación entre Argentina y Brasil era muy interesante, porque la memoria de 2001, la debilidad de los partidos y la percepción de que los medios son muy poderosos ya de por sí condicionó de alguna manera las percepciones de las elites políticas, en el sentido de que con los medios en contra se hace difícil gobernar….
Infonews: Ahí aparece la famosa frase de que ningún gobierno “resiste cuatro tapas negativas de Clarín”.
Philip Kitzberger: Es un mito que es indicador de una percepción. Ese mito también existe en Brasil: entre los políticos de allá, hay un saber compartido de que pelearse con la Globo tiene un costo grande. Luego de la crisis del mensalão en Brasil y del conflicto del campo en Argentina, hubo procesos electorales. Durante la crisis, los grandes medios apostaban a que era el fin de Lula. Iba a haber elecciones en 2006 y sin embargo, en un clima de escándalo político y el PT dañado, las encuestas mostraron que, si bien había perdido muchos votantes de los sectores urbanos medios, ganaban en el nordeste. Entonces la percepción fue: Globo nos ataca, nos quiere bajar y sin embargo ganamos las elecciones. ¿Para qué vamos a entablar una guerra que no vamos a poder ganar, que nos va a dar un montón de enemigos si igual podemos gobernar y sobrevivir políticamente sin confrontar con Globo?
Infonews: ¿Qué pasó en Argentina?
Philip Kitzberger: En Argentina la secuencia fue distinta. Crisis del campo, elecciones legislativas de 2009. En diciembre de 2008, sabiendo que va a entrar en campaña electoral, Néstor se reúne con Magnetto e intenta arreglar una tregua ¿Pero qué es lo que pasa? El Grupo Clarín y Magnetto en particular –y esto lo reconstruí leyendo los trabajos de Martín Sivak- perciben que el tiempo del kirchnerismo terminó y deciden darle a fondo. Esto significa que el kirchnerismo llegó a las elecciones con el Grupo Clarín totalmente en contra y el resultado fue desfavorable. La lectura del gobierno fue que si tenés a los grandes medios en contra, peligra tu supervivencia. Por ende es ellos o nosotros. Así es cómo en agosto de 2009 se relanzó el proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual y relanzó la guerra que había estado en pausa. Ahí hay una atribución causal: así como el núcleo de Lula percibía que podía sobrevivir con Globo en contra y que no valía la pena entrar en una guerra costosa, el núcleo íntimo del kirchnerismo hizo una atribución causal contraria.
Infonews: En términos de actores políticos, ¿se puede decir que los medios tuvieron un rol más o tan importante como los partidos?
Philip Kitzberger: Sí, efectivamente me parece que la voz cantante, la que establecía la agenda en ese momento, eran los medios. Eso tiene también que ver con la estructura política de Argentina: si sos oposición y no tenés el Ejecutivo, la capacidad de instalar tu voz pública es débil.