«No está sucediendo nada extraordinario en la Argentina. Lo que está sucediendo es simplemente normal, con la salvedad de que la normalidad en la Argentina puede resultar extraordinaria. Si uno dice que tiene previsto pagar lo que adeuda, que defenderá el principio de legalidad, que levantará las banderas de la libertad o que cree en la división de poderes que caracteriza a una república, podría tomarse como una cuestión normal», aseguró el presidente del Banco Central Federico Sturzenegger, en la Conferencia del Institute of International Finance (IIF) realizada en el marco de la reunión del G-20 en Shangai, China.
«Esto nos lleva a la cuestión de las medidas tomadas por el nuevo gobierno. Nuestro enfoque debe ser gradual en el ámbito fiscal y más agresivo, en el cambiario y el monetario.
En realidad, cuatro días después de hacernos cargo del BCRA, levantamos la mayoría de los controles de cambio. Eso requirió coraje, pero la transición fue extraordinariamente ordenada. Recuerden que no hubo déficit en cuenta corriente y los argentinos concentramos dólares en exceso. A medida que transcurrían las semanas, las empresas comenzaron a reducir sus deudas atrasadas por pagos de importaciones y a transferir dividendos, emprendiendo el camino hacia la normalización», explicó.
«El Banco Central también liberó las tasas de interés permitiendo a los bancos atraer depositantes para que permanezcan en el sistema. Como resultado, hubo un incremento sustancial de depósitos. Inmediatamente después de liberar el tipo de cambio, contrajimos la liquidez, reduciendo la tasa de crecimiento de la base monetaria de 40% a alrededor de 25% dos meses más tarde. Esto no fue gratis, pero permitió contener los efectos del exceso de emisión monetaria que el gobierno anterior había generado. Sin embargo, como resultado del aumento en la emisión monetaria junto con la unificación del tipo de cambio, se incrementó transitoriamente la tasa de inflación. Esperamos que la contracción monetaria pueda disminuir rápidamente la inflación, un proceso que venimos evidenciando a lo largo de este mes», aseveró.
«Esto nos lleva a la cuestión de las medidas tomadas por el nuevo gobierno. Nuestro enfoque debe ser gradual en el ámbito fiscal y más agresivo, en el cambiario y el monetario.
En realidad, cuatro días después de hacernos cargo del BCRA, levantamos la mayoría de los controles de cambio. Eso requirió coraje, pero la transición fue extraordinariamente ordenada. Recuerden que no hubo déficit en cuenta corriente y los argentinos concentramos dólares en exceso. A medida que transcurrían las semanas, las empresas comenzaron a reducir sus deudas atrasadas por pagos de importaciones y a transferir dividendos, emprendiendo el camino hacia la normalización», explicó.
«El Banco Central también liberó las tasas de interés permitiendo a los bancos atraer depositantes para que permanezcan en el sistema. Como resultado, hubo un incremento sustancial de depósitos. Inmediatamente después de liberar el tipo de cambio, contrajimos la liquidez, reduciendo la tasa de crecimiento de la base monetaria de 40% a alrededor de 25% dos meses más tarde. Esto no fue gratis, pero permitió contener los efectos del exceso de emisión monetaria que el gobierno anterior había generado. Sin embargo, como resultado del aumento en la emisión monetaria junto con la unificación del tipo de cambio, se incrementó transitoriamente la tasa de inflación. Esperamos que la contracción monetaria pueda disminuir rápidamente la inflación, un proceso que venimos evidenciando a lo largo de este mes», aseveró.