El cepo fracasó. Durante 2015 la Argentina no sólo duplicó su déficit de cuenta corriente -lo que ratifica que, además de no atraer divisas, las ahuyentó-, sino que los argentinos sacaron casi 8000 millones de dólares del sistema a pesar de las restricciones cambiarias impuestas por el kirchnerismo en el poder.
Según el informe de la balanza de pagos que publicó ayer el Indec -que retornó este mes a la difusión de datos oficiales luego del apagón estadístico- la denominada formación de activos externos del sector privado no financiero (dato que sirve como indicador de las divisas que van a parar al colchón) mostró un egreso de 7905 millones de dólares, es decir, 158% más que los 3065 millones de 2014. La fuga asciende a 81.962 millones si se consideran los dos gobiernos de Cristina Kirchner y a 30.583 millones si se cuenta desde que rige el cepo cambiario.
Es un número similar al que registró el año pasado la venta de dólar ahorro. Según el economista del Centro de Estudios Económicos del Sur Amílcar Collante, ese montó alcanzó en 2015 los 6716 millones de dólares. Casi el 90% de los que compraban divisas a través de esta modalidad que impuso Axel Kicillof durante su gestión elegían sacar los dólares de los bancos. Otros optaron, en tanto, por usar el denominado contado con liquidación (un mecanismo financiero de compra y venta de bonos) para remitir divisas al exterior.
Pero ése no fue el dato más preocupante para los especialistas consultados ayer por LA NACION. El país pasó de tener un déficit en la cuenta corriente -que refleja el flujo de entrada y salida de divisas- de US$ 8075 millones en 2014 a US$ 15.934 millones durante el año pasado. Esto quiere decir que, para las cuentas de este año, el país arranca con un piso de financiamiento requerido de casi US$ 16.000 millones, un 2,7% del PBI, según Ecolatina. Es una pesada herencia en un contexto en el que el país no tiene acceso al mercado de deuda -está cerca de cerrar un acuerdo con los holdouts en los próximos días-, las exportaciones a Brasil (principal socio comercial) se derrumbaron en el primer bimestre del año y cuando las reservas escasean en el Banco Central (BCRA).
Justamente, según los datos oficiales del Indec, las reservas internacionales del BCRA cayeron 4781 millones durante el año pasado. Pero el retroceso fue mucho más pronunciado en el último trimestre del año: 7694 millones de dólares. Se compensó con el swap chino.
La deuda externa se incrementó durante 2015 en US$ 11.811 millones (a 157.792 millones), en comparación con 2014. El incremento de ese pasivo que respondió al sector público no financiero y Banco Central (US$ 3113 millones) fue por la toma de créditos por US$ 7384 millones de organismos internacional compensado por la cancelación de títulos públicos por US$ 4411 millones. En tanto, el sector privado no financiero contribuyó en US$ 7003 millones al incremento de la deuda. Los especialistas computan, en gran parte, ese pasivo al cepo a los importadores que tenían que endeudarse con sus proveedores por la imposibilidad de acceder a divisas para comprar insumos. El sector financiero sin BCRA aumentó su deuda en US$ 1694 millones.
«El hecho de haber perdido el saldo comercial empeora notablemente la cuenta corriente, porque tanto la cuenta de servicios reales como la de rentas son estructuralmente deficitarias», explicó Martín Polo, economista jefe de Analytica. «Esta situación obliga a buscar financiamiento o a ajustar la economía para recuperar el superávit comercial. En general, las exportaciones tardan en recuperarse y se frenan las importaciones. Esto congeló la economía», agregó.
La otra opción es financiar ese déficit con reservas internacionales y eso es lo que hizo la administración kirchnerista, sin acceso a los mercados desde 2010. «Fue una apertura heterodoxa. Lo que llamamos reinversión forzosa de utilidades, créditos comerciales obligados, por deuda de importadores a proveedores y los swap de China», estimó el especialista.
Es en ese sentido que los expertos estiman que es preciso cerrar el conflicto con los holdouts para estabilizar el mercado de capitales. «La otra opción es un blanqueo de capitales para atraer el medio PBI en dólares que los argentinos tienen en el exterior pero eso nunca funcionó», agregó Polo.
Dentro de la cuenta corriente, esgrimió Ecolatina, el saldo comercial (diferencia entre exportaciones e importaciones) fue el que más cayó. Pasó de un superávit de US$ 3100 millones en 2014 al déficit de US$ 3035 millones del año pasado. La merma obedeció fundamentalmente a la caída de las ventas al exterior que el Indec ocultó y que aparece como deuda en la balanza de pagos.
El resultado negativo de la cuenta corriente fue compensado por el ingreso de capitales por US$ 14.300 millones ($ 7550 millones del swap de China). Una parte importante del ingreso en inversiones extranjeras directas, dijeron en Ecolatina, responden a «la imposibilidad de las empresas de girar dividendos al exterior».
El sector público no financiero, en tanto, arrojó un egreso neto de US$ 3661 millones en 2015, principalmente por el pago del Boden 2015.
«Al subestimar el saldo comercial, se subestimó la salida de capitales», criticó Ramiro Castiñeira, economista jefe de Econométrica. «El atraso cambiario y el déficit energético hicieron desaparecer el superávit comercial. El gobierno anterior financió con reservas el déficit comercial, de turismo y el dólar ahorro. Así se evaporaron. Fue populismo financiado con reservas», cerró.
Según el informe de la balanza de pagos que publicó ayer el Indec -que retornó este mes a la difusión de datos oficiales luego del apagón estadístico- la denominada formación de activos externos del sector privado no financiero (dato que sirve como indicador de las divisas que van a parar al colchón) mostró un egreso de 7905 millones de dólares, es decir, 158% más que los 3065 millones de 2014. La fuga asciende a 81.962 millones si se consideran los dos gobiernos de Cristina Kirchner y a 30.583 millones si se cuenta desde que rige el cepo cambiario.
Es un número similar al que registró el año pasado la venta de dólar ahorro. Según el economista del Centro de Estudios Económicos del Sur Amílcar Collante, ese montó alcanzó en 2015 los 6716 millones de dólares. Casi el 90% de los que compraban divisas a través de esta modalidad que impuso Axel Kicillof durante su gestión elegían sacar los dólares de los bancos. Otros optaron, en tanto, por usar el denominado contado con liquidación (un mecanismo financiero de compra y venta de bonos) para remitir divisas al exterior.
Pero ése no fue el dato más preocupante para los especialistas consultados ayer por LA NACION. El país pasó de tener un déficit en la cuenta corriente -que refleja el flujo de entrada y salida de divisas- de US$ 8075 millones en 2014 a US$ 15.934 millones durante el año pasado. Esto quiere decir que, para las cuentas de este año, el país arranca con un piso de financiamiento requerido de casi US$ 16.000 millones, un 2,7% del PBI, según Ecolatina. Es una pesada herencia en un contexto en el que el país no tiene acceso al mercado de deuda -está cerca de cerrar un acuerdo con los holdouts en los próximos días-, las exportaciones a Brasil (principal socio comercial) se derrumbaron en el primer bimestre del año y cuando las reservas escasean en el Banco Central (BCRA).
Justamente, según los datos oficiales del Indec, las reservas internacionales del BCRA cayeron 4781 millones durante el año pasado. Pero el retroceso fue mucho más pronunciado en el último trimestre del año: 7694 millones de dólares. Se compensó con el swap chino.
La deuda externa se incrementó durante 2015 en US$ 11.811 millones (a 157.792 millones), en comparación con 2014. El incremento de ese pasivo que respondió al sector público no financiero y Banco Central (US$ 3113 millones) fue por la toma de créditos por US$ 7384 millones de organismos internacional compensado por la cancelación de títulos públicos por US$ 4411 millones. En tanto, el sector privado no financiero contribuyó en US$ 7003 millones al incremento de la deuda. Los especialistas computan, en gran parte, ese pasivo al cepo a los importadores que tenían que endeudarse con sus proveedores por la imposibilidad de acceder a divisas para comprar insumos. El sector financiero sin BCRA aumentó su deuda en US$ 1694 millones.
«El hecho de haber perdido el saldo comercial empeora notablemente la cuenta corriente, porque tanto la cuenta de servicios reales como la de rentas son estructuralmente deficitarias», explicó Martín Polo, economista jefe de Analytica. «Esta situación obliga a buscar financiamiento o a ajustar la economía para recuperar el superávit comercial. En general, las exportaciones tardan en recuperarse y se frenan las importaciones. Esto congeló la economía», agregó.
La otra opción es financiar ese déficit con reservas internacionales y eso es lo que hizo la administración kirchnerista, sin acceso a los mercados desde 2010. «Fue una apertura heterodoxa. Lo que llamamos reinversión forzosa de utilidades, créditos comerciales obligados, por deuda de importadores a proveedores y los swap de China», estimó el especialista.
Es en ese sentido que los expertos estiman que es preciso cerrar el conflicto con los holdouts para estabilizar el mercado de capitales. «La otra opción es un blanqueo de capitales para atraer el medio PBI en dólares que los argentinos tienen en el exterior pero eso nunca funcionó», agregó Polo.
Dentro de la cuenta corriente, esgrimió Ecolatina, el saldo comercial (diferencia entre exportaciones e importaciones) fue el que más cayó. Pasó de un superávit de US$ 3100 millones en 2014 al déficit de US$ 3035 millones del año pasado. La merma obedeció fundamentalmente a la caída de las ventas al exterior que el Indec ocultó y que aparece como deuda en la balanza de pagos.
El resultado negativo de la cuenta corriente fue compensado por el ingreso de capitales por US$ 14.300 millones ($ 7550 millones del swap de China). Una parte importante del ingreso en inversiones extranjeras directas, dijeron en Ecolatina, responden a «la imposibilidad de las empresas de girar dividendos al exterior».
El sector público no financiero, en tanto, arrojó un egreso neto de US$ 3661 millones en 2015, principalmente por el pago del Boden 2015.
«Al subestimar el saldo comercial, se subestimó la salida de capitales», criticó Ramiro Castiñeira, economista jefe de Econométrica. «El atraso cambiario y el déficit energético hicieron desaparecer el superávit comercial. El gobierno anterior financió con reservas el déficit comercial, de turismo y el dólar ahorro. Así se evaporaron. Fue populismo financiado con reservas», cerró.