El presidente Mauricio Macri, el 16/06/2016 en el Foro Económico Mundial para América Latina en Medellín, Colombia. DPA
Esta vez no hubo lamentos ni quejas en el Gobierno por el hecho de que una noticia local tapara la visita de Estado del Presidente -la primera de su gestión- a Colombia, donde selló su acercamiento definitivo a la Alianza del Pacífico y anunció inversiones por más de 4 mil millones de dólares. La explicación es simple: Mauricio Macri cree que la detención del ex secretario de Obras Públicas José López representa el fin del kirchnerismo como alternativa política. “En realidad, ya pensaba eso, pero esto lo confirmó. Ahora depende de nosotros”, relató uno de los hombres que le sigue los pasos al Presidente. No los preocupa que un eventual ocaso kirchnerista reunifique al peronismo detrás de una sola figura.
La detención del alto funcionario de Néstor y Cristina Kirchner se coló incluso en el almuerzo que mantuvieron el jueves Macri y el presidente anfitrión Juan Manuel Santos junto a CEOs de varias empresas. “Se analizó más como un punto de inflexión que como una crónica policial”, reveló a Clarín uno de los testigos.
Los ministros y asesores que permanecieron en Medellín, donde Macri participó del Foro Económico Mundial para América Latina, seguían perplejos y no ocultaban su satisfacción. Estaban impactados todavía por el vuelco de algunos de los famosos que suelen defender públicamente a Cristina Kirchner. “Fue muy fuerte la reacción de´voceros´ como Diego Brancatelli o Pablo Echarri, que ya recularon. Estaban convencidos de que las denuncias eran un verso”, contaban. Creen que esa distancia se replicará entre buena parte de los votantes duros que conservaba el kirchnerismo y que en el Ejecutivo calculaban cercano al 25%.
Desde la Casa Rosada no hubo por ahora órdenes sobre la línea discursiva que el Gobierno mantendrá sobre el caso. Miembros de la comitiva relataron que, al llegar a Medellín, Esteban Bullrich se disculpó con Macri por haber declarado con ironía en un caso tan sensible. “Acá no hubo magia, hubo curro”, había dicho el ministro de Educación. El Presidente lo tranquilizó, relajado. Consultado por Clarín, Bullrich fue más moderado. “Acá se vio el curro, pero tenemos que ser capaces de separar la paja del trigo; a los corruptos de los no corruptos. Será tarea de los jueces”, señaló.
Sin embargo, voces del oficialismo eligieron referirse al caso como un engranaje de corrupción sistémica y no como un caso aislado. “Lo de López muestra que había un sistema de corrupción», sentenció el ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile. El propio Macri había sugerido lo mismo antes de regresar a la Argentina. “Tiene que ver con una mala forma de hacer política. Dejamos atrás a aquellos que han interpretado la política como una forma de saqueo”, había dicho el Presidente. Una idea que ganaba terreno entre los funcionarios presentes en Colombia es que la detención de López es solo la punta del iceberg y que habrá más detenidos. “Tenía billetes qataríes porque hubo negociados en Energía”, explicaban.
La otra sensación que ganaba terreno en el macrismo era el alivio. “Tomamos decisiones difíciles para sincerar la economía y esto nos da oxígeno”, reconocían.
Esta vez no hubo lamentos ni quejas en el Gobierno por el hecho de que una noticia local tapara la visita de Estado del Presidente -la primera de su gestión- a Colombia, donde selló su acercamiento definitivo a la Alianza del Pacífico y anunció inversiones por más de 4 mil millones de dólares. La explicación es simple: Mauricio Macri cree que la detención del ex secretario de Obras Públicas José López representa el fin del kirchnerismo como alternativa política. “En realidad, ya pensaba eso, pero esto lo confirmó. Ahora depende de nosotros”, relató uno de los hombres que le sigue los pasos al Presidente. No los preocupa que un eventual ocaso kirchnerista reunifique al peronismo detrás de una sola figura.
La detención del alto funcionario de Néstor y Cristina Kirchner se coló incluso en el almuerzo que mantuvieron el jueves Macri y el presidente anfitrión Juan Manuel Santos junto a CEOs de varias empresas. “Se analizó más como un punto de inflexión que como una crónica policial”, reveló a Clarín uno de los testigos.
Los ministros y asesores que permanecieron en Medellín, donde Macri participó del Foro Económico Mundial para América Latina, seguían perplejos y no ocultaban su satisfacción. Estaban impactados todavía por el vuelco de algunos de los famosos que suelen defender públicamente a Cristina Kirchner. “Fue muy fuerte la reacción de´voceros´ como Diego Brancatelli o Pablo Echarri, que ya recularon. Estaban convencidos de que las denuncias eran un verso”, contaban. Creen que esa distancia se replicará entre buena parte de los votantes duros que conservaba el kirchnerismo y que en el Ejecutivo calculaban cercano al 25%.
Desde la Casa Rosada no hubo por ahora órdenes sobre la línea discursiva que el Gobierno mantendrá sobre el caso. Miembros de la comitiva relataron que, al llegar a Medellín, Esteban Bullrich se disculpó con Macri por haber declarado con ironía en un caso tan sensible. “Acá no hubo magia, hubo curro”, había dicho el ministro de Educación. El Presidente lo tranquilizó, relajado. Consultado por Clarín, Bullrich fue más moderado. “Acá se vio el curro, pero tenemos que ser capaces de separar la paja del trigo; a los corruptos de los no corruptos. Será tarea de los jueces”, señaló.
Sin embargo, voces del oficialismo eligieron referirse al caso como un engranaje de corrupción sistémica y no como un caso aislado. “Lo de López muestra que había un sistema de corrupción», sentenció el ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile. El propio Macri había sugerido lo mismo antes de regresar a la Argentina. “Tiene que ver con una mala forma de hacer política. Dejamos atrás a aquellos que han interpretado la política como una forma de saqueo”, había dicho el Presidente. Una idea que ganaba terreno entre los funcionarios presentes en Colombia es que la detención de López es solo la punta del iceberg y que habrá más detenidos. “Tenía billetes qataríes porque hubo negociados en Energía”, explicaban.
La otra sensación que ganaba terreno en el macrismo era el alivio. “Tomamos decisiones difíciles para sincerar la economía y esto nos da oxígeno”, reconocían.