La nota fue levantada en la sección Lecturas de ayer, con amplia repercusión en cuanto a comentarios.
Desde mi visión, el texto adolece del sesgo casi inevitable cuando se intenta ser sintético. Se simplifica, parcialmente.
La idea central es (el título lo anticipa) que en el año 2008 el poder aparentemente hegemónico de los Kirchner se resquebrajó (o comenzó a resquebrajarse) lo suficiente como para no recomponerse. Con más o menos énfasis, casi habría coincidencia generalizada en esto. Cosa que vino a demostrar la apariencia, e irrealidad, del “hegemonismo” denunciado (¿?) por la mayoría de los opositores, entre los cuales sinceramente no recuerdo si se encontraba Lozano.
Decía: como casi podríamos coincidir en esto, y como los kirchneristas gustamos de hacer concesiones a nuestros rivales a los fines de obtener “consensos”, lo damos por válido, y nos aprestamos a desarrollar un poco más algunos de los puntos que Lozano une con la intención de armar una línea argumental.
Habla, entonces, del final de un ciclo económico interno, en 2007, que hizo patentes los límites del modelo económico a la hora de revertir la tendencia tremendamente negativa en cuanto a indicadores sociales, desatada por el neoliberalismo (la tendencia se desató mientras el modelo neoliberal andaba bien, y se potenció con fuerza después de su colapso).
Bien, reconocer esta situación implica, por supuesto, aceptar que en el período 2003-2006 el comportamiento de los indicadores sociales aludidos (podemos precisar: desempleo, pobreza, indigencia, incluso Gini, que afecta a la tan mentada distribución), fue positivo, con una velocidad en las mejorías inesperada por los más optimistas de los astrólogos y mentalistas.
Hecho el reconocimiento, sí vale anunciar que a partir de 2007 el modelo dejó de proveer soluciones tan visibles a estos problemas, ralentizando mucho las mejoras (que no dejaron de existir en muchos casos, más allá de controversias en torno a los datos del INDEC sobre pobreza e indigencia, afectado por el efecto del IPC trucho). De hecho, podría decirse que el modelo tal como estaba, sin modificaciones, podía preverse que sería infructuoso para resolver los problemas del núcleo duro de pobreza.
Ahora bien, ¿qué alternativa planteaba predominantemente nuestra “oposición”? Enfriar la economía. Bajar el tipo de cambio, subir tasas de interés, desincentivar el consumo, reducir el gasto, crecer menos. Algo no muy distinto de lo que, por razones externas, está ocurriendo hoy. Y que, con lo rotundo de los hechos, nos está demostrando que no era algo indoloro.
Tampoco sé bien qué pensaba Lozano en aquel tiempo, si es que pensaba algo distinto.
En esta situación, es llamativo que no se recalque con fuerza la importancia de la estatización de los fondos que manejaban las AFJP. Es realmente estratégico, en cuanto a la dirección que puede brindarle a la inversión, que sea el Estado quien, con medios absolutamente transparentes, esté manejando esa masa de recursos y colocándolos en el mercado como forma de incentivar inversiones estratégicas, cosa que no habían hecho las AFJP.
En este punto, Lozano, a mi gusto, toma un argumento que esgrimieron los defensores de los holdings financieros que operaban con esos fondos hasta hace poco, para defenderse: me refiero a la alusión de que con dichos fondos no se pagarán jubilaciones, sino que se usarán para otros fines. Esto es falaz, en tanto mezcla temas que no se vinculan entre sí, sin el esfuerzo del análisis un poco más profundo.
Primera cuestión: la ley de movilidad jubilatoria establece que los haberes se actualicen dos veces al año, de acuerdo a un coeficiente en cuya confección participa el estado de las cuentas de la ANSeS. Por tanto, la mejora en los ingresos de la ANSeS redundará en un coeficiente más favorable a la actualización de jubilaciones.
Segunda cuestión: que la ANSeS licite fondos en el Mercado Abierto Electrónico, a una tasa del 11%, significa que cobrará ese interés al o los bancos que se adjudiquen los fondos. Se podrá decir que es una tasa de interés inferior a la de mercado. Es cierto. Lo cual contribuye, de acuerdo a la magnitud de las operaciones, a que esas tasas sean referencia a la hora de que se establezcan las tasas de mercado, por un lado. Y por el otro, mucho más importante, los fondos se adjudican a bancos que presentan líneas de crédito a emprendimientos generadores de empleo. Esto es: la ANSeS recibirá nuevos aportes por cada empleo generado por estos emprendimientos. Y esto también fortalece las cuentas de la ANSeS.
La diferencia cualitativa entre que esos fondos sean operados por las AFJP o por la ANSeS es tan evidente que no merece comentarios (y eso que no hice mención a las comisiones). Digo: no es necesario aclarar que las AFJP también “invertían” ese dinero (no en actividades estratégicas, eso sí, porque esa tarea no le corresponde a una entidad que quiere obtener ganancias, sino al Estado, ergo…este…bueh).
Finalmente, es casi seguro que Lozano no menciona las medidas de apuntalamiento del consumo de los sectores medios y medios altos con la finalidad de criticarlas, al menos si uno juzga a la luz de que no votó en contra de la eliminación de la tablita de “Machinea”.
Ahora resulta que los años 2003-2007 fueron años buenos. Lozano, antes de seguir haciendo los mismos análisis catastróficos que hizo durante esos años, debería pedir disculpas por haber faltado a la verdad,
despreciando la inteligencia de la gente.-
Obvio que las critica. Lozano es uno de los únicos dos diputados que votaron en disidencia parcial cuando se eliminó la tablita de Machinea (el otro es Raimundi). Entre los fundamentos de su disidencia parcial proponía eliminar las exenciones y aumentar la alícuota al 42% en los tramos más altos de ingreso.
¿Quién, Lozano?
Sí.
Agarramela con la mano.
Si no existe, no existe.
Perdón por el exabrupto.
Para criticar a una persona, hay que conocer que piensa, que propone y que hace. Si no tienen ni idea que propone Lozano, aprendan un poco, busquen sus propuestas; y se van a llevar una linda sorpresa.
Lean algo de lo que dice, capas se desasnan un poco.
Descalificaciones tan groseras (en el post anterior sobre este tema) a un tipo que después de todo no piensa tan distinto, nunca hubiera soñado encontrarlas.
Algo le esta pasando al kirchnerismo. Hay una iracundia cada vez más marcada. Incluso veo algunos que la estan repensando, y que pronto van a ser objeto de la misma violencia verbal.Diría que es un nivel de violencia verbal casi nuclear.
Aclaro que el Roberto de arriba no soy yo (el de Gloria Mundi) sino otro comentarista nuevo. No es que eso sea bueno o malo, pero en estos casos se suele agregar un elemento diferenciador con quien ya usaba el mismo nick. Si eso te resulta problemático cambio el mío y no pasa nada. Gracias.
En cuanto a Lozano, reproduzco lo que dije en el excelente post de DiegoF:
http://mundo-perverso.blogspot.com/2009/01/la-izquierda-en-la-pared-una-ventana.html
Diego: me gustaría poder decir que mi posición es la tuya. Pero lo de Lozano en la 125 fue muy grave. Demostró que no comprendía el valor estratégico de una vanguardia en relación a un movimiento popular contradctorio.
Era estar allí para que cuando se planteara un conflicto clasista (y tarde o temprano se plantea) y los ladrillos de bosta se desprendieran (como lo hicieron), el gobierno tuviera que recurrir a la izquierda y reorientarse.
Para eso los voté, pese a que un amigo (que los conoce mejor por haber militado con ellos) me advirtió que su narcisismo era superior a sus posibilidades históricas. Y tuvo razón; es muy triste.
No digo que no puedas darles una nueva oportunidad, pero ¿ellos están dispuestos a bajarse del caballo? Recuerdo que en la polémica posterior, Puricelli se obstinaba en decir algo así como «que se jodan por no haber adoptado nuestro proyecto». Como si las modificaciones a la 125 no fueran una adopción en la práctica (por no hablar de la megalómana actitud de «aramos, dijo el mosquito»). Parecen incapaces de querer al pueblo un poquito más de lo que se aman a sí mismos.
Por suerte vos tenés años por delante para llegar a ver una generación menos quemada que esta. Un abrazo.
Saludos a todos y gracias por comentar.
Algunas cositas.
Ana: siendo así, el proyecto de Lozano me parece mejor que el que salió. Pero reitero: no está en contra de eliminar la tablita, sino de complementar la eliminación de la tablita con dos medidas extra, cuya viabilidad es discutible (Lozano seguramente no se tomó el trabajo de evaluarla ya que sabía que tal proyecto no iba a prosperar, su presentación era simplemente testimonial).
Me refiero a cuestiones que ya hemos discutido por acá: la alícuota del 42% es muy difícil de imponer después de que en el debate sobre la 125 se machacó con la inconstitucionalidad de alícuotas mayores al 33%. Por supuesto que se podría buscar alguna otra vuelta, como las que suponía la tablita de Machinea para el cálculo de la base imponible, en lugar de aumentar la alícuota (los efectos serían los mismos). Este tema estaba en agenda del Gobierno antes del conflicto del campo, y diría que el mismo lo abortó.
Lo de las excenciones es un tema más complejo todavía. Las entidades financieras trasladarían los costos de un gravamen que afecte las ganancias generadas por sus productos a sus clientes. Pasó con la eliminación de la excención de ganancias a los fideicomisos financieros. Y es análogo a lo que sucede en la cadena de comercialización de granos con las retenciones: las termina pagando el productor y no el exportador. En medio de riesgo fuerte, a nivel mundial, de pérdida de depósitos, podría complicarse la situación.
El espíritu de las ideas lo comparto.
Un saludo.
Roberto (primero): es justo decir que en los comentarios al artículo hay varias quejas acerca de que nadie se pone a refutar argumentos de lo que expone Lozano. Aquí intenté criticar, en parte, su línea argumental, y salvo mínimas excepciones, creo que esos mismos quejosos no se tomaron siquiera el trabajo de leerlo.
Saludos.
Ezequiel: en primer lugar, no critico a Lozano, sino las ideas que publicó como columnista del diario Perfil.
Conectando con lo que dice el primer Roberto, tu comentario no es el mejor ejemplo de que el kirchnerismo es iracundo. La iracundia no respeta banderías políticas.
Si querés discutir acerca de lo que piensa Lozano, dale nomás, cuando quieras.
Saludos