Foto: Archivo
«Fin de semana gigante», «Gran feria de descuentos», «Precios Imposibles». Todos los fines de semana, los diarios se llenan de páginas enteras y en las radios se multiplican los avisos de las principales cadenas de supermercados anunciando promociones y descuentos muy agresivos. Sin embargo, y a pesar de estas acciones, que en las cadenas aseguran que implican un sacrificio en sus niveles de rentabilidad, el consumo sigue sin repuntar.
De acuerdo con el relevamiento de la consultora Scentia, en junio las ventas de alimentos y bebidas y el resto de los artículos de la canasta básica registraron la cuarta caída consecutiva del año, con un retroceso interanual del 6,4% en unidades, y en el sector aseguran que si bien la baja no se profundizó, todavía no hay ninguna señal clara del mercado que indique un cambio en la tendencia.
«No pasa nada y la verdad es que si no caen más las ventas es porque todas las cadenas le estamos echando mucha nafta al mercado, a través de las promociones y descuentos», se sinceró el director de uno de los grandes supermercados.
En el sector admiten que estas acciones perdieron algo de fuerza en la medida en que se repiten todos los fines de semana y que son replicadas por todas las grandes cadenas. Incluso algunos jugadores como Walmart, que tradicionalmente siempre se había mostrado más reacio a trabajar con ofertas y priorizaba su política de «todos los días precios bajos» ahora viraron a las promos. «La gente viene, pero solo se lleva los artículos en oferta», reconocieron en otra cadena líder.
La necesidad de apelar a los descuentos para despertar a la demanda también llevó a los supermercados a hacer más agresivos a la hora de ofrecer sus promociones. «Hoy, el piso para cualquier descuento tiene que ser del 40% para empezar a mover la aguja», admiten en una cadena.
Además de ser más agresivas en el porcentaje de descuento, la otra gran novedad en materia de acciones promocionales es que los descuentos están abandonando el esquema de 3×2 (es decir, tres productos al precio de dos, lo que implica un descuento del 33% por unidad), 4×3 (con una baja de 25%) o el más sofisticado de 80% de descuento en la segunda unidad (lo que en los hechos significa una rebaja de 40% en los dos productos).
En su lugar, cada vez más cadenas optan por concentrase en ofrecer un descuento puntual por producto. «Lo que pasa es que si hacés una acción en el que el descuento se alcanza llevándose dos o tres productos, la acción no funciona porque la gente no tiene la plata para stockearse», señalaron en una compañía multinacional líder en consumo masivo.
Frente a este panorama tan poco alentador, el único dato positivo que destacan en el sector es que junio podría representar el piso en la caída en las ventas. «Hay una sensación en el sector de que ya se tocó fondo y que más no se puede caer, con lo cual la esperanza de todos es que en el último trimestre del año se empiece a ver cierta recuperación de la demanda», señaló un supermercadista.
Los analistas destacan que las grandes cadenas enfrentan el panorama más complicado, como producto de una migración de parte de los clientes que no es nueva y cuyos orígenes hay que rastrearlos en los cambios en los hábitos de consumo que desató la crisis de 2001/2002.
«En general, se observa una disminución en la cantidad de transacciones realizadas y una desaceleración del gasto promedio por ticket y una disminución en el volumen, pero en todos los casos el formato más afectado es el de las grandes superficies», explica José Amodei, director de Scentia.
Según su relevamiento, la de los alimentos es la categoría menos golpeada por la baja en las ventas, porque tradicionalmente se trata un rubro con una demanda mucho menos elástica (lo último que hace la gente es recortar el gasto en comida) aunque en junio sufrió un preocupante retroceso del 2,1% en su demanda.
El panorama es mucho más complicado cuando se analizan otras categorías que no son tan de primera necesidad. En junio hubo varios rubros que mostraron caídas de doble dígito, como limpieza de ropa y hogar (-12,1%) e higiene y cosmética (-10,4%), dejando en claro la magnitud de la recesión que se vive en las góndolas.
«Fin de semana gigante», «Gran feria de descuentos», «Precios Imposibles». Todos los fines de semana, los diarios se llenan de páginas enteras y en las radios se multiplican los avisos de las principales cadenas de supermercados anunciando promociones y descuentos muy agresivos. Sin embargo, y a pesar de estas acciones, que en las cadenas aseguran que implican un sacrificio en sus niveles de rentabilidad, el consumo sigue sin repuntar.
De acuerdo con el relevamiento de la consultora Scentia, en junio las ventas de alimentos y bebidas y el resto de los artículos de la canasta básica registraron la cuarta caída consecutiva del año, con un retroceso interanual del 6,4% en unidades, y en el sector aseguran que si bien la baja no se profundizó, todavía no hay ninguna señal clara del mercado que indique un cambio en la tendencia.
«No pasa nada y la verdad es que si no caen más las ventas es porque todas las cadenas le estamos echando mucha nafta al mercado, a través de las promociones y descuentos», se sinceró el director de uno de los grandes supermercados.
En el sector admiten que estas acciones perdieron algo de fuerza en la medida en que se repiten todos los fines de semana y que son replicadas por todas las grandes cadenas. Incluso algunos jugadores como Walmart, que tradicionalmente siempre se había mostrado más reacio a trabajar con ofertas y priorizaba su política de «todos los días precios bajos» ahora viraron a las promos. «La gente viene, pero solo se lleva los artículos en oferta», reconocieron en otra cadena líder.
La necesidad de apelar a los descuentos para despertar a la demanda también llevó a los supermercados a hacer más agresivos a la hora de ofrecer sus promociones. «Hoy, el piso para cualquier descuento tiene que ser del 40% para empezar a mover la aguja», admiten en una cadena.
Además de ser más agresivas en el porcentaje de descuento, la otra gran novedad en materia de acciones promocionales es que los descuentos están abandonando el esquema de 3×2 (es decir, tres productos al precio de dos, lo que implica un descuento del 33% por unidad), 4×3 (con una baja de 25%) o el más sofisticado de 80% de descuento en la segunda unidad (lo que en los hechos significa una rebaja de 40% en los dos productos).
En su lugar, cada vez más cadenas optan por concentrase en ofrecer un descuento puntual por producto. «Lo que pasa es que si hacés una acción en el que el descuento se alcanza llevándose dos o tres productos, la acción no funciona porque la gente no tiene la plata para stockearse», señalaron en una compañía multinacional líder en consumo masivo.
Frente a este panorama tan poco alentador, el único dato positivo que destacan en el sector es que junio podría representar el piso en la caída en las ventas. «Hay una sensación en el sector de que ya se tocó fondo y que más no se puede caer, con lo cual la esperanza de todos es que en el último trimestre del año se empiece a ver cierta recuperación de la demanda», señaló un supermercadista.
Los analistas destacan que las grandes cadenas enfrentan el panorama más complicado, como producto de una migración de parte de los clientes que no es nueva y cuyos orígenes hay que rastrearlos en los cambios en los hábitos de consumo que desató la crisis de 2001/2002.
«En general, se observa una disminución en la cantidad de transacciones realizadas y una desaceleración del gasto promedio por ticket y una disminución en el volumen, pero en todos los casos el formato más afectado es el de las grandes superficies», explica José Amodei, director de Scentia.
Según su relevamiento, la de los alimentos es la categoría menos golpeada por la baja en las ventas, porque tradicionalmente se trata un rubro con una demanda mucho menos elástica (lo último que hace la gente es recortar el gasto en comida) aunque en junio sufrió un preocupante retroceso del 2,1% en su demanda.
El panorama es mucho más complicado cuando se analizan otras categorías que no son tan de primera necesidad. En junio hubo varios rubros que mostraron caídas de doble dígito, como limpieza de ropa y hogar (-12,1%) e higiene y cosmética (-10,4%), dejando en claro la magnitud de la recesión que se vive en las góndolas.