El edificio queda cerca de los bosques de Palermo. Tiene 12 pisos y calefacción central. Al comienzo del otoño, la caldera aún se prendía 12 horas por día, de 5.30 a 11 y de 17 a 23.30. Pero las tarifas del gas subieron y el consorcio recibió una factura de $ 45.000, que se pagó con una expensa extraordinaria. La reunión vecinal no tardó en llegar. Tampoco las medidas de ajuste. “Se decidió prenderla sólo 8 horas, de 6.30 a 10.30 y de 17.30 a 21.30. Y la temperatura se bajó a un nivel más normal. Antes, la verdad, el calor era excesivo”, cuenta Miguel, uno de los consorcistas.
Este es sólo un ejemplo de las medidas que debieron tomarse en edificios ante el tarifazo de la energía, hoy frenado por la Justicia, en Capital sólo para el caso del gas. Calefactores eficientes, iluminación LED y burletes fueron también parte del combo, adoptado también por las familias puertas adentro de sus casas y departamentos.
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“La reducción de servicios centrales fue generalizada. En algunos casos, se anuló la caldera y cada vecino instaló su calefacción. En otros casos, se acotaron los horarios y también las temperaturas. Si antes regulaban el equipo a 23 o 25 grados, hoy es en 18 o 20 grados como máximo”, comentó Alicia Giménez, titular de la Unión de Consorcistas de Argentina (UCRA).
“Muchas asambleas también decidieron usar la calefacción sólo con los fríos más intensos. Si antes la usaban con temperaturas exteriores de 14 grados o menos, hoy sólo la encienden con el termómetro por debajo de 10. En algunos casos, ahora se prende sólo por la noche”, añadió Adrián Hilarza, encargado de Prensa y Difusión de la Asociación Civil de Administradores de Consorcio (AIPH).
La situación también llevó a muchos consorcios, según Hilarza, a renovar sus calderas por modelos más modernos que reducen un 66% el consumo de energía. “El problema –explicó– es que la inversión requiere al menos $ 150.000 o $ 200.000, y eso puede traer un 20% de suba de expensas por 6 o 7 meses.” Todo un problema, porque las expensas ordinarias ya están 48% más altas que hace un año, según estadísticas oficiales.
Revisar pérdidas y pedir un uso mínimo del agua, comentan, fueron otras medidas adoptadas. No para bajar la factura de ese servicio, que en 9 de cada 10 hogares no se mide (ver aparte), sino para que trabajen menos las bombas, que consumen mucha electricidad.
En paralelo, cuentan las fuentes, se ajustaron derroches en iluminación: las lamparitas poco necesarias se quitaron y para las restantes se sumaron temporizadores. Además, muchos avanzan en el recambio de focos hacia los LED, que bajaron de precio (ya se consiguen desde $ 100) y pueden durar 15 años. “Consumen 30 a 40% menos que las fluorescentes compactas y la quinta o sexta parte de lo que gasta una halógena”, precisó Carlos Tanides, coordinador del Programa Ambiente y Energía de la Fundación Vida Silvestre.
En Philips, por ejemplo, contaron a Clarín que, en el primer semestre, sus ventas de LED en Argentina crecieron un 350%. “Mucha más gente pregunta por estas lámparas, te dicen que quieren cambiar todas las de la casa”, sumaron en la ferretería Alsina, de Avellaneda. Los burletes, en tanto, crecen como opción para bloquear filtraciones de aire en el hogar.
En las tiendas, las consultas sobre calefones sin piloto –que reducen 40% el consumo de gas, según Tanides– se incrementaron. También las ventas de los aires frío-calor con tecnología Inverter, que ahorran hasta 35% de electricidad por sobre los comunes. “El crecimiento de la tecnología Inverter en aires acondicionados fue exponencial”, comentó Federico González Iturbe, director comercial de Garbarino.
Ante las nuevas tarifas, otra reacción fue anular los débitos automáticos, para decidir cuándo y cómo pagar. En Metrogas, en abril, cayó un 6% la cantidad de clientes adheridos. En Gas Natural Fenosa, las bajas desde el tarifazo crecieron un 25%. “Se está observando un cambio de hábitos. En julio, pese al mayor frío, se está viendo una leve disminución del consumo”, comentaron en esa distribuidora.
Los hogares están más fríos, pero la gente busca la manera de no sentirlo tanto. Al menos, mientras está en la cama. En la empresa Mapa aseguran que este invierno hubo un “gran crecimiento” en las ventas de bolsas de agua caliente.
Este es sólo un ejemplo de las medidas que debieron tomarse en edificios ante el tarifazo de la energía, hoy frenado por la Justicia, en Capital sólo para el caso del gas. Calefactores eficientes, iluminación LED y burletes fueron también parte del combo, adoptado también por las familias puertas adentro de sus casas y departamentos.
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“La reducción de servicios centrales fue generalizada. En algunos casos, se anuló la caldera y cada vecino instaló su calefacción. En otros casos, se acotaron los horarios y también las temperaturas. Si antes regulaban el equipo a 23 o 25 grados, hoy es en 18 o 20 grados como máximo”, comentó Alicia Giménez, titular de la Unión de Consorcistas de Argentina (UCRA).
“Muchas asambleas también decidieron usar la calefacción sólo con los fríos más intensos. Si antes la usaban con temperaturas exteriores de 14 grados o menos, hoy sólo la encienden con el termómetro por debajo de 10. En algunos casos, ahora se prende sólo por la noche”, añadió Adrián Hilarza, encargado de Prensa y Difusión de la Asociación Civil de Administradores de Consorcio (AIPH).
La situación también llevó a muchos consorcios, según Hilarza, a renovar sus calderas por modelos más modernos que reducen un 66% el consumo de energía. “El problema –explicó– es que la inversión requiere al menos $ 150.000 o $ 200.000, y eso puede traer un 20% de suba de expensas por 6 o 7 meses.” Todo un problema, porque las expensas ordinarias ya están 48% más altas que hace un año, según estadísticas oficiales.
Revisar pérdidas y pedir un uso mínimo del agua, comentan, fueron otras medidas adoptadas. No para bajar la factura de ese servicio, que en 9 de cada 10 hogares no se mide (ver aparte), sino para que trabajen menos las bombas, que consumen mucha electricidad.
En paralelo, cuentan las fuentes, se ajustaron derroches en iluminación: las lamparitas poco necesarias se quitaron y para las restantes se sumaron temporizadores. Además, muchos avanzan en el recambio de focos hacia los LED, que bajaron de precio (ya se consiguen desde $ 100) y pueden durar 15 años. “Consumen 30 a 40% menos que las fluorescentes compactas y la quinta o sexta parte de lo que gasta una halógena”, precisó Carlos Tanides, coordinador del Programa Ambiente y Energía de la Fundación Vida Silvestre.
En Philips, por ejemplo, contaron a Clarín que, en el primer semestre, sus ventas de LED en Argentina crecieron un 350%. “Mucha más gente pregunta por estas lámparas, te dicen que quieren cambiar todas las de la casa”, sumaron en la ferretería Alsina, de Avellaneda. Los burletes, en tanto, crecen como opción para bloquear filtraciones de aire en el hogar.
En las tiendas, las consultas sobre calefones sin piloto –que reducen 40% el consumo de gas, según Tanides– se incrementaron. También las ventas de los aires frío-calor con tecnología Inverter, que ahorran hasta 35% de electricidad por sobre los comunes. “El crecimiento de la tecnología Inverter en aires acondicionados fue exponencial”, comentó Federico González Iturbe, director comercial de Garbarino.
Ante las nuevas tarifas, otra reacción fue anular los débitos automáticos, para decidir cuándo y cómo pagar. En Metrogas, en abril, cayó un 6% la cantidad de clientes adheridos. En Gas Natural Fenosa, las bajas desde el tarifazo crecieron un 25%. “Se está observando un cambio de hábitos. En julio, pese al mayor frío, se está viendo una leve disminución del consumo”, comentaron en esa distribuidora.
Los hogares están más fríos, pero la gente busca la manera de no sentirlo tanto. Al menos, mientras está en la cama. En la empresa Mapa aseguran que este invierno hubo un “gran crecimiento” en las ventas de bolsas de agua caliente.