“Hagan, no dejen de hacer. Prefiero que hagan diez y se equivoquen tres, a que se retrasen haciendo”, alentó Mauricio Macri a sus 400 funcionarios de mayor rango. Si bien el Gobierno suele organizar encuentros de gabinete ampliado, el contexto de una economía congelada le agregó un tono motivacional y hasta de autoayuda a la reunión realizada el jueves pasado en el Museo del Bicentenario. Pero algo más: la cita sirvió para confirmar que el Presidente no piensa alterar su hoja de ruta, pese a la parálisis en el mercado interno y a ciertas voces que reclaman cambios. Al contrario, Macri mantiene su plan y su optimismo intactos, basados especialmente en los guiños favorables que le dedica un sector del poder internacional. El Presidente es el más convencido de todos los macristas: ni cambios de gabinete, ni alteraciones en el rumbo general del Gobierno y ni siquiera modificaciones en el estilo decontracté de la comunicación PRO. A casi ocho meses de iniciado el ciclo macrista, el balance muestra mejores resultados en el arte de la rosca política (en la relación con la CGT y una buena parte del peronismo) que en el del manejo de la economía, en contra de lo esperado por oficialistas y opositores. El Gobierno, sin embargo, asegura que no existen motivos para variar el plan o para apurar cambios de gabinete. “Van 220 días de gestión contra más de 4 mil que tuvo el kirchnerismo”, (se) justificó el jefe de Gabinete, Marcos Peña, ante ministros, secretarios y subsecretarios, cuando fue su turno de exponer en el Museo del Bicentenario. Autoconvencidos. Tanto hacia afuera como hacia el corazón de su tropa, el mensaje macrista es de un optimismo blindado, con hincapié en la sucesión de mimos internacionales que recibió el PRO. “Las señales macro son maravillosas. La situación interna es un poco más difícil, pero se va a ir ordenando despacito, tratando de no dañar a los que tienen menos recursos”, afirma un asesor presidencial con oficina en la Casa Rosada. ¿A qué maravillas se refiere el consiglieri de Macri? A ninguna demasiado estructural. De las públicas, a la reciente visita del secretario de Estado de Barack Obama, John Kerry, quien afirmó que “Macri está en el camino correcto”; a la reunión con el excéntrico emir de Qatar, Sheik Tamim bin Hamad al-Thani, quien mostró voluntad de aumentar el comercio bilateral con la Argentina; y a la promesa del CEO de Nissan-Renault, recibido con honores en la Rosada, de invertir 100 millones de dólares extras para fabricar un nuevo modelo de pick-up. En privado, Macri se jacta del elogio que recibió en la convención de Idaho, organizada por el fondo de inversión The Allen & Co. “Más que Hillary Clinton o Donald Trump, en Estados Unidos necesitamos un líder como usted”, jura Macri que le dijo el CEO de una importante empresa de tecnología. Marcos Peña apeló al resultado de una encuesta para darles ánimo a los funcionarios presentes en el Museo: según el Indice de Confianza en el Gobierno (ICG), hecho por la Universidad Torcuato Di Tella sobre la base de un cuestionario de Poliarquía sobre 1.200 casos, en julio la fe en el PRO creció un 4%. Así, según esa investigación, el macrismo alcanzó el mayor grado de confianza en un gobierno de los últimos 14 años. Lo que no detalló Peña es que la valoración positiva del oficialismo se basa en aspectos alejados del paisaje crudo de la economía, como la “capacidad para resolver problemas” . Pese al entusiasmo que transmite Macri, desde la Rosada admiten que el principal problema que enfrentan es el estancamiento del consumo y el mercado interno. Para revertirlo, apuntan a un shock de obras públicas, sumado a una especie de plan productivo. Se trata de un ambicioso programa, coordinado por el secretario de Coordinación Interministerial, Mario Quintana, para apostar por los sectores más productivos de la economía, en detrimento de los menos competitivos. Se verá cuál es la reacción de los gremios, una vez que se presenten sus objetivos. Mientras tanto, Macri no pierde su calma zen. Lejos de los aspectos técnicos de la gestión, en su discurso recomendó no perder el contacto con la familia, los afectos y la reflexión individual. A la salida, un funcionario del Ministerio de Desarrollo Social confesó: “Yo venía bastante castigado por la realidad que estoy viendo. Y si bien no dijo nada concreto, escucharlo así me dio un poquito de aire”. Los cambios de gabinete llegarían el año próximo A pesar de algunos planteos de los aliados radicales, desde Casa Rosada aseguran que no existen motivos para modificar el gabinete. Tras una tanda de rumores que puso al ministro de Energía, Juan José Aranguren, bajo la lupa (Ernesto Sanz le achacó “errores de gestión” con los tarifazos), no hay perspectivas de cambio interno. Salvo que la canciller Susana Malcorra sea designada al frente de la ONU, no habrá reemplazos hasta el año que viene. De cara a las legislativas de 2017, la mesa política del PRO pretende que los ministros radicales Ricardo Buryaile (Agroindustria) y Julio Martínez (Defensa), ambos con aspiraciones a gobernadores, compitan por una banca en Formosa y La Rioja. El ministro de Educación, Esteban Bullrich, es otro de los perfilados para ser candidato por la provincia de Buenos Aires. Habló el psicólogo Jorge Ahumada es el psicólogo que analiza a Mauricio Macri desde hace 25 años. Las sesiones ocurren en un departamento en Recoleta. Y nada ha cambiado desde que él es presidente de los argentinos. En diálogo con la revista Noticias, el profesional remarcó que intenta mantener la rutina. “Yo trato de que sea absolutamente igual: yo lo espero en mi lugar y él viene, intento que la terapia no cambie y que mi vida tampoco lo haga. Por eso no voy a Olivos, sería cambiar la terapia de un lugar que siempre funcionó. Aunque la objetividad no existe, intento acercame a ella de la mejor manera posible”, precisó. Ahumada, según Noticias, escucha dos veces por semana al presidente. También reconstruye la revista que fue por orden de Ahumada que Macri dejó de hablar en público y en privado sobre su secuestro.
Andrés Fidanza
Andrés Fidanza