El presidente de la gremial empresaria española confía en el gobierno de Macri
MADRID.- Juan Rosell perdió la cuenta de las veces que visitó la Argentina. «Allí me los conozco a todos», dice, con una sonrisa cómplice, en el despacho presidencial de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Lo de «todos» tiene bastante de literal: sindicalistas, dirigentes de todos los partidos y grandes ejecutivos figuran en la agenda de contactos regulares de este catalán de 59 años que desde 2011 manda en la entidad que representa los intereses del empresariado de España. Está a punto de volar otra vez a Buenos Aires, donde lo esperan para disertar en el Foro de Negocios e Inversión organizado por el Gobierno, el «mini-Davos» pensado para escenificar el regreso de la Argentina a los mercados.
En una entrevista con LA NACION, Rosell celebra la imagen de una «Argentina-friendly» para los negocios y se muestra optimista sobre las perspectivas de inversión, pero puntualiza que los desafíos que enfrenta Mauricio Macri son «muy difíciles» y requerirán «esfuerzos importantes». Admite el alivio que significó el final de la etapa de tensiones extremas entre la Argentina y España que se disparó durante el gobierno de Cristina Kirchner, en especial a partir de la expropiación de las acciones de Repsol en YPF. A él le tocó seguir de cerca el caso. No sólo como jefe de la patronal sino porque es directivo del grupo La Caixa, accionista en la petrolera.
El currículum de Rosell indica que es miembro del consejo de dirección de Gas Natural, una de las firmas de energía que esperan el desenlace de la discusión por la suba de tarifas.
«Es un momento de oportunidades. Si la Argentina hace los deberes, que no son fáciles, tiene unas grandísimas oportunidades de cara a futuro. Lo que pasa es que lleva muchísimo tiempo perdido. Décadas», sostiene.
-¿Cuáles serían esos deberes?
-El primero es clarificar la legislación, en todos los sentidos. Después está el tema de las estadísticas. Saber que cuando el Indec te dice que algo es de una forma, es realmente así.
-¿Todavía no es confiable?
-Es complicado, a nivel mundial, el tema de la estadística. Aquí en España también pasa, tenemos una batalla sobre cómo medimos la inflación. Qué productos están en el cálculo. Llevamos dos años de inflación negativa y no parece de todo lógico.
-Una de las cuestiones que suelen mencionar los empresarios como freno para la inversión es la legislación laboral. ¿Cree que hace falta un cambio?
-En la Argentina hay una legislación laboral muy antigua, que viene desde hace 60 años, y en un momento dado habrá que pensar: ¿es la adecuada para estos tiempos en los que la industria es lo que es? Estaba hecha con una mentalidad industrial y ahora estamos en una economía de servicios, que es mucho más flexible, mucho más cambiante.
-Usted conoce muy bien el poder de los gremialistas, ¿cree que aceptarían tocar ese modelo?
-También sería malo que no tuvieran poder. Se debe clarificar la legislación y que esté compensada.
-¿Cómo valora los primeros meses de Macri?
-Lo ha tenido muy difícil con lo que le han dejado. Creo que ha sido valiente con los pactos con los fondos extranjeros para dar credibilidad al Estado. Lo que pasa es que necesita mucho tiempo. En la práctica las cosas se complican. Había que poner temas sobre la mesa, como el de la luz y el gas. Entonces te viene la Justicia y te dice que no lo puedes hacer. Éstas son las piedras en el camino. La percepción que hay en el mundo empresarial es que la Argentina va bien. Hay que poner en marcha el Estado y después hay que gestionarlo. Ahí es donde yo veo que puede haber muchísimas dificultades, por las estructuras que existen desde hace muchísimo tiempo.
-En paralelo a los elogios en el exterior, el país está en recesión, hay movilización en la calle,la CGT se reunifica…
-Es un problema. Por mucho que tengas el gobierno en el Congreso no tienes mayoría, entonces hay que hacer acuerdos. Ojalá la Argentina pudiera hacer un pacto país, no mirar a las elecciones, fijar objetivos y reformas a cuatro, ocho años.
-Usted conoce bien la Argentina. Supongo que será escéptico.
-Sí, pero es básico. El futuro es la gestión. Cómo gestionar mejor con recursos que no son infinitos. Que quede claro cómo lo estamos haciendo, la transparencia. Cuando esto lo empieces a hacer bien las posibilidades de inversión serán importantes. Los inversores en el momento que ven seguridad y reglas claras, van.
-¿Le ve madera política a Macri para alcanzar esos acuerdos?
-Macri hizo una cosa muy buena que es empezar a hablar con todos los que cuentan en el mundo. La Argentina pasó de estar escondida a entrar en la agenda de los dirigentes mundiales. Estuvo con Merkel en Alemania, y por lo que hablé con gente de allí es que dejó una impresión súper favorable; va a China y tiene interlocutor rápido; recompuso con Estados Unidos.
-¿Por qué no se concreta la lluvia de inversiones extranjeras?
-Las cosas no son automáticas. Lo primero que hay que hacer es convencer a las empresas argentinas, después a las extranjeras que están en el país y tienen capacidad de inversión. Poquito a poco. Ni siquiera están encima de la mesa los proyectos de infraestructura.
-¿Puede ser atractivo un país con 40% o más de inflación?
-Yo creo que la inflación va a bajar de una manera muy importante en los próximos meses. También decían que con el dólar iba a ser un desastre y al final no fue. Hay que darle tiempo. Reducir la inflación y ponerla por debajo de dos dígitos es lo más urgente que tiene ahora Argentina.
-¿Considera un error cómo se manejó el aumento de tarifas?
-Es que era muy complicado. Lo que sí está claro es que no se podían dejar como estaban. En España nos pasó; hubo que dar pasos adelante y pasos atrás con la Justicia de por medio hasta que al final se hizo. La legislación es muy compleja. Es una tarea a futuro ver cuáles son los costes de producción, de regulación, de distribución, de transporte y a partir de ahí que las tarifas sean las que correspondan.
-¿Cuán grave fue el choque entre España y la Argentina en la etapa kirchnerista?
-Fue muy importante. Los inversores españoles que estaban allí intentaban mirar hacia otro lado, pero hubo momentos terribles. No era sólo Repsol, era en general. Los argentinos y españoles somos familias, por eso cuando hay desprecios las heridas son muy duras. La ventaja es cuando se cierran lo hacen muy rápido. Ahora hay una nueva forma de afrontar los problemas, para beneficio mutuo.
-¿Qué se hizo mal en la expansión española en América latina de los 90 para que haya tantas críticas?
-Por supuesto que hubo errores. España jamás había hecho unas inversiones tan importantes y no había la experiencia necesaria. Algunas inversiones se hicieron apresuradamente. Pero ahora está consolidado.
-¿Cuáles son los sectores en los que puede crecer la inversión española?
-Los que están ya instalados allí. Infraestructura, energía, telecomunicaciones. Las posibilidades en energía renovables son muy importantes.
-En su relación con empresarios argentinos, ¿qué le cuentan sobre la percepción del actual gobierno?
-Están más tranquilos.
-Macri ha sido muy crítico de la actitud de ellos, de su compromiso con el país.
-Sí, pero los empresarios tenemos que velar por nuestras empresas. Quieres que lo que haces sea bueno para el país, pero primero vemos que sea rentable para la empresa. Hoy los empresarios argentinos tienen en la cabeza la exportación. Compaginar la apuesta en el exterior con el crecimiento en tu país es complicado. Insisto en que si la Argentina no cambia el paso va a ir bien.
MADRID.- Juan Rosell perdió la cuenta de las veces que visitó la Argentina. «Allí me los conozco a todos», dice, con una sonrisa cómplice, en el despacho presidencial de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Lo de «todos» tiene bastante de literal: sindicalistas, dirigentes de todos los partidos y grandes ejecutivos figuran en la agenda de contactos regulares de este catalán de 59 años que desde 2011 manda en la entidad que representa los intereses del empresariado de España. Está a punto de volar otra vez a Buenos Aires, donde lo esperan para disertar en el Foro de Negocios e Inversión organizado por el Gobierno, el «mini-Davos» pensado para escenificar el regreso de la Argentina a los mercados.
En una entrevista con LA NACION, Rosell celebra la imagen de una «Argentina-friendly» para los negocios y se muestra optimista sobre las perspectivas de inversión, pero puntualiza que los desafíos que enfrenta Mauricio Macri son «muy difíciles» y requerirán «esfuerzos importantes». Admite el alivio que significó el final de la etapa de tensiones extremas entre la Argentina y España que se disparó durante el gobierno de Cristina Kirchner, en especial a partir de la expropiación de las acciones de Repsol en YPF. A él le tocó seguir de cerca el caso. No sólo como jefe de la patronal sino porque es directivo del grupo La Caixa, accionista en la petrolera.
El currículum de Rosell indica que es miembro del consejo de dirección de Gas Natural, una de las firmas de energía que esperan el desenlace de la discusión por la suba de tarifas.
«Es un momento de oportunidades. Si la Argentina hace los deberes, que no son fáciles, tiene unas grandísimas oportunidades de cara a futuro. Lo que pasa es que lleva muchísimo tiempo perdido. Décadas», sostiene.
-¿Cuáles serían esos deberes?
-El primero es clarificar la legislación, en todos los sentidos. Después está el tema de las estadísticas. Saber que cuando el Indec te dice que algo es de una forma, es realmente así.
-¿Todavía no es confiable?
-Es complicado, a nivel mundial, el tema de la estadística. Aquí en España también pasa, tenemos una batalla sobre cómo medimos la inflación. Qué productos están en el cálculo. Llevamos dos años de inflación negativa y no parece de todo lógico.
-Una de las cuestiones que suelen mencionar los empresarios como freno para la inversión es la legislación laboral. ¿Cree que hace falta un cambio?
-En la Argentina hay una legislación laboral muy antigua, que viene desde hace 60 años, y en un momento dado habrá que pensar: ¿es la adecuada para estos tiempos en los que la industria es lo que es? Estaba hecha con una mentalidad industrial y ahora estamos en una economía de servicios, que es mucho más flexible, mucho más cambiante.
-Usted conoce muy bien el poder de los gremialistas, ¿cree que aceptarían tocar ese modelo?
-También sería malo que no tuvieran poder. Se debe clarificar la legislación y que esté compensada.
-¿Cómo valora los primeros meses de Macri?
-Lo ha tenido muy difícil con lo que le han dejado. Creo que ha sido valiente con los pactos con los fondos extranjeros para dar credibilidad al Estado. Lo que pasa es que necesita mucho tiempo. En la práctica las cosas se complican. Había que poner temas sobre la mesa, como el de la luz y el gas. Entonces te viene la Justicia y te dice que no lo puedes hacer. Éstas son las piedras en el camino. La percepción que hay en el mundo empresarial es que la Argentina va bien. Hay que poner en marcha el Estado y después hay que gestionarlo. Ahí es donde yo veo que puede haber muchísimas dificultades, por las estructuras que existen desde hace muchísimo tiempo.
-En paralelo a los elogios en el exterior, el país está en recesión, hay movilización en la calle,la CGT se reunifica…
-Es un problema. Por mucho que tengas el gobierno en el Congreso no tienes mayoría, entonces hay que hacer acuerdos. Ojalá la Argentina pudiera hacer un pacto país, no mirar a las elecciones, fijar objetivos y reformas a cuatro, ocho años.
-Usted conoce bien la Argentina. Supongo que será escéptico.
-Sí, pero es básico. El futuro es la gestión. Cómo gestionar mejor con recursos que no son infinitos. Que quede claro cómo lo estamos haciendo, la transparencia. Cuando esto lo empieces a hacer bien las posibilidades de inversión serán importantes. Los inversores en el momento que ven seguridad y reglas claras, van.
-¿Le ve madera política a Macri para alcanzar esos acuerdos?
-Macri hizo una cosa muy buena que es empezar a hablar con todos los que cuentan en el mundo. La Argentina pasó de estar escondida a entrar en la agenda de los dirigentes mundiales. Estuvo con Merkel en Alemania, y por lo que hablé con gente de allí es que dejó una impresión súper favorable; va a China y tiene interlocutor rápido; recompuso con Estados Unidos.
-¿Por qué no se concreta la lluvia de inversiones extranjeras?
-Las cosas no son automáticas. Lo primero que hay que hacer es convencer a las empresas argentinas, después a las extranjeras que están en el país y tienen capacidad de inversión. Poquito a poco. Ni siquiera están encima de la mesa los proyectos de infraestructura.
-¿Puede ser atractivo un país con 40% o más de inflación?
-Yo creo que la inflación va a bajar de una manera muy importante en los próximos meses. También decían que con el dólar iba a ser un desastre y al final no fue. Hay que darle tiempo. Reducir la inflación y ponerla por debajo de dos dígitos es lo más urgente que tiene ahora Argentina.
-¿Considera un error cómo se manejó el aumento de tarifas?
-Es que era muy complicado. Lo que sí está claro es que no se podían dejar como estaban. En España nos pasó; hubo que dar pasos adelante y pasos atrás con la Justicia de por medio hasta que al final se hizo. La legislación es muy compleja. Es una tarea a futuro ver cuáles son los costes de producción, de regulación, de distribución, de transporte y a partir de ahí que las tarifas sean las que correspondan.
-¿Cuán grave fue el choque entre España y la Argentina en la etapa kirchnerista?
-Fue muy importante. Los inversores españoles que estaban allí intentaban mirar hacia otro lado, pero hubo momentos terribles. No era sólo Repsol, era en general. Los argentinos y españoles somos familias, por eso cuando hay desprecios las heridas son muy duras. La ventaja es cuando se cierran lo hacen muy rápido. Ahora hay una nueva forma de afrontar los problemas, para beneficio mutuo.
-¿Qué se hizo mal en la expansión española en América latina de los 90 para que haya tantas críticas?
-Por supuesto que hubo errores. España jamás había hecho unas inversiones tan importantes y no había la experiencia necesaria. Algunas inversiones se hicieron apresuradamente. Pero ahora está consolidado.
-¿Cuáles son los sectores en los que puede crecer la inversión española?
-Los que están ya instalados allí. Infraestructura, energía, telecomunicaciones. Las posibilidades en energía renovables son muy importantes.
-En su relación con empresarios argentinos, ¿qué le cuentan sobre la percepción del actual gobierno?
-Están más tranquilos.
-Macri ha sido muy crítico de la actitud de ellos, de su compromiso con el país.
-Sí, pero los empresarios tenemos que velar por nuestras empresas. Quieres que lo que haces sea bueno para el país, pero primero vemos que sea rentable para la empresa. Hoy los empresarios argentinos tienen en la cabeza la exportación. Compaginar la apuesta en el exterior con el crecimiento en tu país es complicado. Insisto en que si la Argentina no cambia el paso va a ir bien.