El staff del Fondo, que terminó la revisión del artículo IV hoy, dijo que el macrismo revirtió las fuertes distorsiones generadas durante el gobierno anterior, aunque le pidió un plan fiscal de mediano plazo y reformas para fomentar la inversión privada
Con críticas tajantes a la política económica kirchnerista y fuertes elogios al rumbo adoptado por el gobierno de Macri, el Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó ayer su revisión de las cuentas públicas argentinas.
La misión de técnicos encabezada por Roberto Cardarelli que realizó por 10 días la primera consulta del Artículo IV desde 2006 emitió un comunicado en el que señaló que «al entrar en funciones en diciembre del año pasado, el nuevo gobierno argentino se enfrentó a desequilibrios macroeconómicos generalizados, distorsiones microeconómicas y un marco institucional debilitado».
Para el FMI, durante el kirchnerismo «los niveles de consumo eran insosteniblemente elevados, la inversión se encontraba en niveles históricamente bajos y los profundos déficits fiscales se financiaban mediante la creación de dinero lo cual generó alto niveles de inflación».
En particular, «entre las distorsiones microeconómicas se encontraban una extensa red de controles administrativos (por ejemplo, barreras comerciales, restricciones cambiarias y controles de precios) y un clima empresarial que erosionaba la competitividad y socavaba el crecimiento a mediano plazo».
En cambio, sostuvo el FMI, «el nuevo gobierno puso en marcha una transición ambiciosa y muy necesaria hacia un marco mejor de política económica».
Sin rodeos, el Fondo aseguró que «el avance logrado es importante».
Esto se debe a los siguientes factores:
-» El tipo de cambio del peso ahora es determinado por el mercado y los controles cambiarios han sido eliminados».
-«El aumento de las tarifas de los servicios públicos los ha acercado a los precios internacionales».
-«El acuerdo con los acreedores ha hecho posible el regreso a los mercados internacionales de capital, tanto para el sector público como para el privado».
-«Se han anunciado metas fiscales y objetivos de inflación de mediano plazo, así como la adopción de un esquema moderno de metas de inflación».
-«Se está reconstruyendo la agencia estadística nacional, permitiendo la generación de datos fidedignos y de mejor calidad sobre la inflación, el comercio internacional, el mercado laboral y el producto».
De inmediato, el organismo afirmó que «la corrección de los graves desequilibrios y distorsiones, si bien es necesaria para sentar las bases de un sólido crecimiento, inevitablemente produjo un impacto adverso en el corto plazo sobre la economía argentina», lo que derivó en una recesión.
Ante este panorama, las consultas con las autoridades económicas se focalizaron en las medidas «destinadas a restablecer un crecimiento sostenido y equitativo, impulsar la creación de empleos y proteger a los segmentos más vulnerables de la sociedad».
Por estas decisiones, «corresponde felicitar al gobierno por su claro compromiso para bajar la inflación a niveles de un dígito y reducir el déficit fiscal; la velocidad de estas medidas, así como la composición del cambio de la situación fiscal deberán tener en cuenta el impacto en el crecimiento, el empleo y los segmentos más vulnerables de la población argentina».
El único segmento en el que se hizo una sugerencia fue cuando el staff indicó que «un plan fiscal a mediano plazo que guíe las expectativas sería valioso en el marco de esta corrección».
En este sentido, consideró que «afianzando la gestión del gasto público, mejorando más la gobernabilidad e incrementando la eficiencia del gasto público se crearía espacio para una reducción muy necesaria de la carga tributaria, al tiempo que seguirían corrigiéndose los desequilibrios fiscales».
También consideró que «un crecimiento vigoroso, sostenido y equitativo requerirá la implementación de un ambicioso programa de reformas del lado de la oferta».
Esos cambios, se expresó, «crearán un entorno más conducente a la inversión privada y generarán significativos dividendos a mediano plazo en forma de más y mejores puestos de trabajo, así como una mejora constante de los niveles de vida de la población argentina».
El staff -que elevará en ocho semanas al directorio del organismo su informe sobre lo que conversó con funcionarios y representantes del sector privado en el país- afirmó que «la misión desearía agradecer a las autoridades la franqueza y la apertura del diálogo».
La misión se cerró hoy con sendas reuniones del jefe regional de los auditores, Alejandro Werner, con el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, y con el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay.
Con Hacienda no trascendieron detalles, mientras que en el BCRA informaron que se habló del programa de metas de inflación. La reunión en la entidad monetaria -en la que también participaron el gerente general Mariano Flores Vidal, Agustín Collazo y el economista Mauro Alessandro- fue agradable, ya que Werner y Sturzenegger fueron alumnos en el MIT del economista Rudy Dornbusch.
Con críticas tajantes a la política económica kirchnerista y fuertes elogios al rumbo adoptado por el gobierno de Macri, el Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó ayer su revisión de las cuentas públicas argentinas.
La misión de técnicos encabezada por Roberto Cardarelli que realizó por 10 días la primera consulta del Artículo IV desde 2006 emitió un comunicado en el que señaló que «al entrar en funciones en diciembre del año pasado, el nuevo gobierno argentino se enfrentó a desequilibrios macroeconómicos generalizados, distorsiones microeconómicas y un marco institucional debilitado».
Para el FMI, durante el kirchnerismo «los niveles de consumo eran insosteniblemente elevados, la inversión se encontraba en niveles históricamente bajos y los profundos déficits fiscales se financiaban mediante la creación de dinero lo cual generó alto niveles de inflación».
En particular, «entre las distorsiones microeconómicas se encontraban una extensa red de controles administrativos (por ejemplo, barreras comerciales, restricciones cambiarias y controles de precios) y un clima empresarial que erosionaba la competitividad y socavaba el crecimiento a mediano plazo».
En cambio, sostuvo el FMI, «el nuevo gobierno puso en marcha una transición ambiciosa y muy necesaria hacia un marco mejor de política económica».
Sin rodeos, el Fondo aseguró que «el avance logrado es importante».
Esto se debe a los siguientes factores:
-» El tipo de cambio del peso ahora es determinado por el mercado y los controles cambiarios han sido eliminados».
-«El aumento de las tarifas de los servicios públicos los ha acercado a los precios internacionales».
-«El acuerdo con los acreedores ha hecho posible el regreso a los mercados internacionales de capital, tanto para el sector público como para el privado».
-«Se han anunciado metas fiscales y objetivos de inflación de mediano plazo, así como la adopción de un esquema moderno de metas de inflación».
-«Se está reconstruyendo la agencia estadística nacional, permitiendo la generación de datos fidedignos y de mejor calidad sobre la inflación, el comercio internacional, el mercado laboral y el producto».
De inmediato, el organismo afirmó que «la corrección de los graves desequilibrios y distorsiones, si bien es necesaria para sentar las bases de un sólido crecimiento, inevitablemente produjo un impacto adverso en el corto plazo sobre la economía argentina», lo que derivó en una recesión.
Ante este panorama, las consultas con las autoridades económicas se focalizaron en las medidas «destinadas a restablecer un crecimiento sostenido y equitativo, impulsar la creación de empleos y proteger a los segmentos más vulnerables de la sociedad».
Por estas decisiones, «corresponde felicitar al gobierno por su claro compromiso para bajar la inflación a niveles de un dígito y reducir el déficit fiscal; la velocidad de estas medidas, así como la composición del cambio de la situación fiscal deberán tener en cuenta el impacto en el crecimiento, el empleo y los segmentos más vulnerables de la población argentina».
El único segmento en el que se hizo una sugerencia fue cuando el staff indicó que «un plan fiscal a mediano plazo que guíe las expectativas sería valioso en el marco de esta corrección».
En este sentido, consideró que «afianzando la gestión del gasto público, mejorando más la gobernabilidad e incrementando la eficiencia del gasto público se crearía espacio para una reducción muy necesaria de la carga tributaria, al tiempo que seguirían corrigiéndose los desequilibrios fiscales».
También consideró que «un crecimiento vigoroso, sostenido y equitativo requerirá la implementación de un ambicioso programa de reformas del lado de la oferta».
Esos cambios, se expresó, «crearán un entorno más conducente a la inversión privada y generarán significativos dividendos a mediano plazo en forma de más y mejores puestos de trabajo, así como una mejora constante de los niveles de vida de la población argentina».
El staff -que elevará en ocho semanas al directorio del organismo su informe sobre lo que conversó con funcionarios y representantes del sector privado en el país- afirmó que «la misión desearía agradecer a las autoridades la franqueza y la apertura del diálogo».
La misión se cerró hoy con sendas reuniones del jefe regional de los auditores, Alejandro Werner, con el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, y con el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay.
Con Hacienda no trascendieron detalles, mientras que en el BCRA informaron que se habló del programa de metas de inflación. La reunión en la entidad monetaria -en la que también participaron el gerente general Mariano Flores Vidal, Agustín Collazo y el economista Mauro Alessandro- fue agradable, ya que Werner y Sturzenegger fueron alumnos en el MIT del economista Rudy Dornbusch.