El presidente, Mauricio Macri junto a Rogelio Frigerio y Marcos Peña, ayer, en Tecnópolis. Foto: Presidencia
Mauricio Macri no sólo consiguió en Tecnópolis una foto inédita para la política vernácula, rodeado por unos 1800 intendentes de todo el país y de todos los colores políticos. También, el Presidente y su ministro del Interior y Obras Públicas, Rogelio Frigerio, amontonaron una pila de elogios por la apertura y la «atención y respuesta» que dicen recibir desde el 10 de diciembre los jefes comunales que dialogaron con LA NACION. Incluidos los opositores.
Eso sí, con mayor o menor diplomacia, los intendentes agregaron una posdata a esa evaluación positiva de la relación con Cambiemos: que las promesas de obras están, que muchos convenios ya tienen la firma, pero la plata todavía no llega.
«Hay diálogo y buena predisposición del Gobierno y, aunque se evidencia que los intendentes nuevos de Cambiemos tienen mayor asistencia, no notamos que la política se interponga en las conversaciones. Pero hay una demora en obras y fondos», sostuvo a LA NACION Gabriel Katopodis (San Martín), uno de los intendentes peronistas que, desde el «grupo Esmeralda», buscan dar vuelta la página del kirchnerismo.
Ayer, Katopodis puso la mira en la inseguridad: sostuvo que no hay coordinación ni un plan integral entre las fuerzas policiales de Nación, provincia y municipios.
Más descarnada fue Verónica Magario, de La Matanza, habitante «del grupo Fénix», otra tribu que busca una renovación del PJ, pero sin romper puentes con Cristina Kirchner. «El diálogo tiene que ser constructivo en términos de soluciones reales. La foto de todos está muy bien, pero necesitamos respuestas», afirmó.
De buena relación con Frigerio, Magario prefirió apuntar a María Eugenia Vidal: «La gobernadora no me atiende el teléfono desde hace dos meses», dijo.
Mario Ishii (José C. Paz), un cacique histórico del peronismo bonaerense que hoy ensaya coqueteos con el macrismo, también puso la mira en la llegada de dinero contante y sonante. Sin descartar los elogios. «En mis doce años de intendente nunca tuvimos una convocatoria como ésta. Es una alegría para todos los intendentes poder dialogar», dijo, para colar el agregado: «Lo que falta son respuestas efectivas».
La doble valoración trascendió las fronteras bonaerenses y del peronismo. «En el país no tenemos una red de intendentes que genere una relación directa con Nación y por eso este punto de partida abierto por el Gobierno es muy positivo», destacó la intendenta socialista de Rosario, Mónica Fein, la más diplomática en abordar la demora en la llegada de fondos nacionales. «Encuentro buen diálogo, buena predisposición y buenos proyectos en la Casa Rosada. Me parece que estamos en la etapa de ir ejecutándolos», deslizó, sonriente.
El vecinalismo tampoco fue la excepción a la regla, como señalaron los intendentes del partido Movipro, de San Luis, que ayer dialogaron con este diario. «Yo hice gestiones con el gobierno anterior y nunca tuve la recepción de ahora», dijo Miguel Bertola, de Naschel, codo a codo con Néstor Elías (Concarán) y Marcelo Silvera (San José del Morro).
«En el Gobierno no te preguntan de qué partido sos y hasta te ayudan a mejorar los proyectos. Eso sí, me parece que los tiempos de Hacienda [la cartera de Alfonso Prat-Gay que, en definitiva, efectiviza los pagos] son distintos a los de los otros ministerios», completaron en el grupo.
Distinto fue el discurso de los intendentes de Cambiemos, aunque no faltaron quienes reconocieran parte del problema. Por caso, Martiniano Molina, de Quilmes, que durante una conferencia de prensa reconoció que las obras «grandes» aún no llegaron a los municipios.
En el extremo se paró Horacio «Pechi» Quiroga, intendente de Neuquén y último candidato a gobernador por Cambiemos. «Yo ya firmé tres convenios por 700 millones de pesos con Nación y empecé obras», le dijo a este diario.
Más allá de la crítica generalizada por la demora en la llegada de fondos nacionales, lo cierto es que una mayoría de intendentes opositores atendieron la convocatoria del Gobierno, que pudo así trazar un antes y un después frente al gobierno de Cristina Kirchner.
De hecho, no faltaron intendentes cercanos a La Cámpora, como Juan Ustarroz (Mercedes). Aunque los más fieles a la ex presidenta marcaron posición con su ausencia: por caso, Jorge Ferraresi, de Avellaneda. Algunos, bordeando el extremo: Francisco Durañona, de San Antonio de Areco, dijo que no estaba dispuesto a ser «arriado» como ganado y que si Frigerio no lo invitaba personalmente, no iba a asistir. «Como no lo hizo, no voy», dijo ayer.
Mauricio Macri no sólo consiguió en Tecnópolis una foto inédita para la política vernácula, rodeado por unos 1800 intendentes de todo el país y de todos los colores políticos. También, el Presidente y su ministro del Interior y Obras Públicas, Rogelio Frigerio, amontonaron una pila de elogios por la apertura y la «atención y respuesta» que dicen recibir desde el 10 de diciembre los jefes comunales que dialogaron con LA NACION. Incluidos los opositores.
Eso sí, con mayor o menor diplomacia, los intendentes agregaron una posdata a esa evaluación positiva de la relación con Cambiemos: que las promesas de obras están, que muchos convenios ya tienen la firma, pero la plata todavía no llega.
«Hay diálogo y buena predisposición del Gobierno y, aunque se evidencia que los intendentes nuevos de Cambiemos tienen mayor asistencia, no notamos que la política se interponga en las conversaciones. Pero hay una demora en obras y fondos», sostuvo a LA NACION Gabriel Katopodis (San Martín), uno de los intendentes peronistas que, desde el «grupo Esmeralda», buscan dar vuelta la página del kirchnerismo.
Ayer, Katopodis puso la mira en la inseguridad: sostuvo que no hay coordinación ni un plan integral entre las fuerzas policiales de Nación, provincia y municipios.
Más descarnada fue Verónica Magario, de La Matanza, habitante «del grupo Fénix», otra tribu que busca una renovación del PJ, pero sin romper puentes con Cristina Kirchner. «El diálogo tiene que ser constructivo en términos de soluciones reales. La foto de todos está muy bien, pero necesitamos respuestas», afirmó.
De buena relación con Frigerio, Magario prefirió apuntar a María Eugenia Vidal: «La gobernadora no me atiende el teléfono desde hace dos meses», dijo.
Mario Ishii (José C. Paz), un cacique histórico del peronismo bonaerense que hoy ensaya coqueteos con el macrismo, también puso la mira en la llegada de dinero contante y sonante. Sin descartar los elogios. «En mis doce años de intendente nunca tuvimos una convocatoria como ésta. Es una alegría para todos los intendentes poder dialogar», dijo, para colar el agregado: «Lo que falta son respuestas efectivas».
La doble valoración trascendió las fronteras bonaerenses y del peronismo. «En el país no tenemos una red de intendentes que genere una relación directa con Nación y por eso este punto de partida abierto por el Gobierno es muy positivo», destacó la intendenta socialista de Rosario, Mónica Fein, la más diplomática en abordar la demora en la llegada de fondos nacionales. «Encuentro buen diálogo, buena predisposición y buenos proyectos en la Casa Rosada. Me parece que estamos en la etapa de ir ejecutándolos», deslizó, sonriente.
El vecinalismo tampoco fue la excepción a la regla, como señalaron los intendentes del partido Movipro, de San Luis, que ayer dialogaron con este diario. «Yo hice gestiones con el gobierno anterior y nunca tuve la recepción de ahora», dijo Miguel Bertola, de Naschel, codo a codo con Néstor Elías (Concarán) y Marcelo Silvera (San José del Morro).
«En el Gobierno no te preguntan de qué partido sos y hasta te ayudan a mejorar los proyectos. Eso sí, me parece que los tiempos de Hacienda [la cartera de Alfonso Prat-Gay que, en definitiva, efectiviza los pagos] son distintos a los de los otros ministerios», completaron en el grupo.
Distinto fue el discurso de los intendentes de Cambiemos, aunque no faltaron quienes reconocieran parte del problema. Por caso, Martiniano Molina, de Quilmes, que durante una conferencia de prensa reconoció que las obras «grandes» aún no llegaron a los municipios.
En el extremo se paró Horacio «Pechi» Quiroga, intendente de Neuquén y último candidato a gobernador por Cambiemos. «Yo ya firmé tres convenios por 700 millones de pesos con Nación y empecé obras», le dijo a este diario.
Más allá de la crítica generalizada por la demora en la llegada de fondos nacionales, lo cierto es que una mayoría de intendentes opositores atendieron la convocatoria del Gobierno, que pudo así trazar un antes y un después frente al gobierno de Cristina Kirchner.
De hecho, no faltaron intendentes cercanos a La Cámpora, como Juan Ustarroz (Mercedes). Aunque los más fieles a la ex presidenta marcaron posición con su ausencia: por caso, Jorge Ferraresi, de Avellaneda. Algunos, bordeando el extremo: Francisco Durañona, de San Antonio de Areco, dijo que no estaba dispuesto a ser «arriado» como ganado y que si Frigerio no lo invitaba personalmente, no iba a asistir. «Como no lo hizo, no voy», dijo ayer.