El sábado 1 de octubre sucedió algo inédito en el predio de Villa Martelli: durante dos horas, los funcionarios del Ministerio de Educación hicieron abrir las puertas de Tecnópolis de 10 a 12 para uso exclusivo de lxs hijxs de quienes tienen cargos políticos en esa cartera. Para que lxs niñxs de los funcionarios pudieran divertirse y pasar una mañana agradable se hizo trabajar dos horas de más a los empleados de la feria; durante el jueves y viernes mantuvieron cerradas algunas zonas para que estuvieran preparadas especialmente para ellos y armaron espacios que luego de ser usados por sus hijxs fueron desarmados. Éticamente es un espanto, pero desde el código penal esto tiene un nombre: se llama peculado y es un delito.
Se cansaron de burlarse, de reírse, de estigmatizar. «Negrópolis» le pusieron en las redes. Y así, construyeron un imaginario en cual los «negros», los «pobres», los «kukas planeros» eran los visitantes asiduos de ese Tecnópolis, que en sus cabezas, era una especie de reducto de peronistas feos y sucios. Puro prejuicio. Y quedó claro cuando el propio Ministro Hernán Lombardi reconoció que jamás había pisado el predio y se mostró conforme con lo que vio cuando lo visitó por primera vez el 29 de noviembre de 2015.
Es decir, hablaban y juzgaban algo que no conocían.
Ahora que son gobierno parece que no sólo que lo conocen, sino que les gustó. El presidente de la Nación, Mauricio Macri, realizó varios actos oficiales allí.
Hasta ahí mucho política o éticamente cuestionable, pero nada más que eso.
Hasta ahí.
Hasta el sábado.
Tecnópolis a puertas cerradas para hijxs de funcionarios
El sábado 1 de octubre el gobierno de Mauricio Macri cometió un delito: utilizó un espacio público para fines absolutamente privados. Parece que Negrópolis se les volvió Disney porque este sábado entre las 10 y las 12 de la mañana Tecnópolis funcionó a puertas cerradas para que fueran a disfrutarlo única y exclusivamente lxs hijxs de lxs funcionarios del Ministerio de Educación. La feria abre habitualmente los sábados y domingos a las 11 AM. Con lo cual:
-Los trabajadores debieron llegar dos horas antes de su horario de trabajo.
-Durante una hora (de 11 a 12) los ciudadanos asistentes debieron esperar sin ningún tipo de justificación.
-Se le complicó la visita a miles de asistentes por la “necesidad” de ciertos funcionarios de que sus hijxs tuvieran el predio para ellos.
En total, asistieron aproximadamente 45 adultos que forman parte del personal jerárquico del Ministerio de Educación de la Nación, quienes concurrieron con sus hijxs para que ellxs pudiesen disfrutar de Tecnópolis.
Entre los asistentes estaban: el mismísimo Ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich; el jefe de Gabinete de esa cartera, Diego Marías; el director Nacional de
Desarrollo Universitario y Voluntariado, dependiente de la secretaría de Políticas Universitarias, Pablo Domenechini; el secretario de Deportes de la Nación, Carlos Mac Allister; y el propietario de la productora que construyó el galpón del Ministerio de Educación en Tecnópolis.
Evidentemente, el vínculo entre el titular de la productora y el Ministro es estrecho ya que las hijas del primero se quedaron a dormir la noche anterior junto a las hijas de Bullrich en la casa del titular de Educación para ir juntas a disfrutar Tecnópolis.
Catering VS “sanguche” de mila
Para los funcionarios y sus hijos y otros menores invitados se dispuso, además de la utilización privada de este predio público, un catering que distó bastante del sándwich de milanesa que suelen brindarles a los chicos y chicas de las escuelas que visitan Tecnópolis durante la semana.
De hecho, tan mal parece que viene haciendo las cuentas de los “sanguches de mila” que “los pibes” necesitan, que en las últimas semanas bajaron los 45 por micro a 30. Alguien que conoce de la producción de este tipo de eventos dijo, con criterio, “¿qué pasa si un día tenemos micros con los 45 pibes en cada uno?”. Lo miraron y hubo silencio.
Al día siguiente de la pregunta, llegaron los micros completos: 45 chicxs por micro a quienes esperaban 30 viandas. ¿Qué se le ocurrió al responsable? Dar una orden: “que vayan al restaurant de Tecnópolis. Dato: en Tecnópolis no hay un restaurant propio del predio.
Que no se mezclen con la chusma
Para que los hijos e hijas del personal jerárquico del Ministerio de Educación pudieran disfrutar de Tecnópolis, en lugar de llevarlos a pasear entre miércoles y domingo a partir de las 11 AM, como hacen todos los padres e hijos de todos y todas las argentinas y argentinos, no tuvieron otra idea que convertir el predio en un centro exclusivo de diversión privada. Para que esto fuese posible, el Estado debió colocar sus recursos y ponerlos al servicio del disfrute de las autoridades y sus niñxs.
Los empleados debieron asistir a sus trabajos dos horas antes que lo que lo hacen cada sábado, pero esto no fue todo: durante el jueves 29 y viernes 30 de septiembre hubo sectores del predio que fueron inhabilitados al público en general para que estuviesen impecables para el uso privado de los hijos de los funcionarios.
Un ejemplo de esto fue el espacio denominado “Cuánto mido” por el cual pasan, miden su altura y dejan su nombre los niños y las niñas. Allí se entremezclan los nombres de unos y otros y la imagen es de la comunión de los pequeños visitantes del predio de Villa Martelli.
La conducción PRO-Radical del Ministerio de Educación, indiscutiblemente, no quiso “mezclar” a sus hijos con el resto de los niños que pasan por el “Cuánto mido”: hicieron colocar (ver foto) una franja blanca que además de tapar los nombres de niños y niñas que habían pasado por ahí, les permitiera tener un espacio completamente limpio para que los hijxs del personal jerárquico pudieran medirse. Para eso, este espacio estuvo cercenado al público en general desde el jueves y fue necesario poner trabajadores de la feria a custodiar el sitio.
Otra de las áreas que mereció tratamiento especial fue la de “Jardín de Infantes”.
Uno de los proyectos que mencionan las autoridades del Ministerio de Educación de la Nación como uno de sus pilares es el llamado “3000 jardines” (ahora bautizado Universalización de la escuela inicial y obligatoriedad de la sala de 3 años), que comanda Ezequiel Christie Newbery, un ex CEO de la tabacalera Phillip Morris que actualmente se desempeña en el Estado como subsecretario de Gestión Educativa. Hasta ahora no han construido ningún jardín pero obligaron a los empleados de Tecnópolis a que hubiese uno instalado en el predio para este sábado 1 de octubre por la mañana cuando los funcionarios visitas en el lugar
Es necesario aclarar que este prototipo de jardín de infantes fue construido sólo para el fin de ser visitado por los funcionarios y sus hijos el sábado 1 de octubre porque no estaba ni disponible ni finalizado antes.
Un como si
Mauricio Macri nos tiene acostumbrados a la construcción de escenografías; el caso del colectivo en la calle de tierra fue tan burdo que hasta los propios PRO sintieron un dejo de pudor. Sin embargo, lejos de alejarse de esta mecánica comunicacional, Tecnópolis fue escenario de otra de las suyas.
El diario La Nación sostuvo en su edición del, justamente, sábado 1 de octubre que “Mauricio Macri fue al festival de cumbia en Tecnópolis: bailó y cantó con Hernán Lombardi y la ´Tota´ Santillán”.
Lejos estuvo esto de describir los hechos: Mauricio Macri no asistió al festival de cumbia, sino que llegó en helicóptero, bajó en Avenida Constituyentes, fue hacia el estacionamiento del fondo del predio y saludó y bailó con los artistas durante la prueba de sonido. Allí estuvo con el Ministro de Medios Públicos, Hernán Lombardi, pero en ningún momento se cruzó con el público que horas más tarde disfrutó del festival.
Lombardi y el Presidente parecen haberle tomado el gusto a Tecnópolis, feria a la que varios de sus simpatizantes se cansaron de llamar “Negrópolis” por la sencilla razón de que se trató siempre de un predio de acceso libre y gratuito y popular.
El 29 de noviembre de 2015, Lombardi visitó por primera vez la feria de Villa Martelli y así lo contó en su tweet.
A partir de ese momento, el Presidente utilizó el espacio para varios anuncios y actos, entre ellos el encuentro para la foto con intendentes que tuvo lugar esta pasada semana.
El gobierno actual ha elegido Tecnópolis como escenario. Sin embargo, le ha quitado la inversión y el interés en lo que respecta a su creación original: el disfrute de la mayor cantidad de niñxs de la Argentina.
En 2015 se ponían micros a disposición de alumnos de las escuelas estatales de CABA, del conurbano y de las provincias –quienes tenían, además, alojamiento-. 8000 chicos por día llegaban los miércoles, jueves y viernes a disfrutar de Tecnópolis, lo que hacía un total de 24000 niñxs y jóvenes por semana que llegaban al predio, sólo contando los asistentes en los colectivos que ponía el Ministerio de Educación.
En la actualidad, apenas asisten un total de 5000 por semana en estas mismas condiciones y no concurren estudiantes de las provincias.
Es un delito y está tipificado en el código penal
Un argumento para justificar la merma –de boca de los tecnócratas neoliberales- podría ser el ahorro en lo que algunos pueden considerar gastos superfluos del Estado. Pues bien, si esto es así, ¿cómo se le llama cerrar un predio público para uso privado de funcionarios, elaborar y financiar un catering especial para los hijxs del personal jerárquico y utilizar lo que ellos suelen llamar “recursos humanos” del Estado para ponerlos al servicio de la diversión de unos 50 hijos de autoridades de un Ministerio?
Esto en el código penal está tipificado en el artículo 261, se llama peculado y está descripto así: tomar indebidamente del péculo ajeno cuando el sujeto activo es un funcionario público; usar fondos públicos para otro destino que el originario; malversar caudales públicos. También puede hablarse de abuso de autoridad.
Y tiene una reclusión de prisión de 2 a 10 años más la inhabilitación perpetua y absoluta.
Se cansaron de burlarse, de reírse, de estigmatizar. «Negrópolis» le pusieron en las redes. Y así, construyeron un imaginario en cual los «negros», los «pobres», los «kukas planeros» eran los visitantes asiduos de ese Tecnópolis, que en sus cabezas, era una especie de reducto de peronistas feos y sucios. Puro prejuicio. Y quedó claro cuando el propio Ministro Hernán Lombardi reconoció que jamás había pisado el predio y se mostró conforme con lo que vio cuando lo visitó por primera vez el 29 de noviembre de 2015.
Es decir, hablaban y juzgaban algo que no conocían.
Ahora que son gobierno parece que no sólo que lo conocen, sino que les gustó. El presidente de la Nación, Mauricio Macri, realizó varios actos oficiales allí.
Hasta ahí mucho política o éticamente cuestionable, pero nada más que eso.
Hasta ahí.
Hasta el sábado.
Tecnópolis a puertas cerradas para hijxs de funcionarios
El sábado 1 de octubre el gobierno de Mauricio Macri cometió un delito: utilizó un espacio público para fines absolutamente privados. Parece que Negrópolis se les volvió Disney porque este sábado entre las 10 y las 12 de la mañana Tecnópolis funcionó a puertas cerradas para que fueran a disfrutarlo única y exclusivamente lxs hijxs de lxs funcionarios del Ministerio de Educación. La feria abre habitualmente los sábados y domingos a las 11 AM. Con lo cual:
-Los trabajadores debieron llegar dos horas antes de su horario de trabajo.
-Durante una hora (de 11 a 12) los ciudadanos asistentes debieron esperar sin ningún tipo de justificación.
-Se le complicó la visita a miles de asistentes por la “necesidad” de ciertos funcionarios de que sus hijxs tuvieran el predio para ellos.
En total, asistieron aproximadamente 45 adultos que forman parte del personal jerárquico del Ministerio de Educación de la Nación, quienes concurrieron con sus hijxs para que ellxs pudiesen disfrutar de Tecnópolis.
Entre los asistentes estaban: el mismísimo Ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich; el jefe de Gabinete de esa cartera, Diego Marías; el director Nacional de
Desarrollo Universitario y Voluntariado, dependiente de la secretaría de Políticas Universitarias, Pablo Domenechini; el secretario de Deportes de la Nación, Carlos Mac Allister; y el propietario de la productora que construyó el galpón del Ministerio de Educación en Tecnópolis.
Evidentemente, el vínculo entre el titular de la productora y el Ministro es estrecho ya que las hijas del primero se quedaron a dormir la noche anterior junto a las hijas de Bullrich en la casa del titular de Educación para ir juntas a disfrutar Tecnópolis.
Catering VS “sanguche” de mila
Para los funcionarios y sus hijos y otros menores invitados se dispuso, además de la utilización privada de este predio público, un catering que distó bastante del sándwich de milanesa que suelen brindarles a los chicos y chicas de las escuelas que visitan Tecnópolis durante la semana.
De hecho, tan mal parece que viene haciendo las cuentas de los “sanguches de mila” que “los pibes” necesitan, que en las últimas semanas bajaron los 45 por micro a 30. Alguien que conoce de la producción de este tipo de eventos dijo, con criterio, “¿qué pasa si un día tenemos micros con los 45 pibes en cada uno?”. Lo miraron y hubo silencio.
Al día siguiente de la pregunta, llegaron los micros completos: 45 chicxs por micro a quienes esperaban 30 viandas. ¿Qué se le ocurrió al responsable? Dar una orden: “que vayan al restaurant de Tecnópolis. Dato: en Tecnópolis no hay un restaurant propio del predio.
Que no se mezclen con la chusma
Para que los hijos e hijas del personal jerárquico del Ministerio de Educación pudieran disfrutar de Tecnópolis, en lugar de llevarlos a pasear entre miércoles y domingo a partir de las 11 AM, como hacen todos los padres e hijos de todos y todas las argentinas y argentinos, no tuvieron otra idea que convertir el predio en un centro exclusivo de diversión privada. Para que esto fuese posible, el Estado debió colocar sus recursos y ponerlos al servicio del disfrute de las autoridades y sus niñxs.
Los empleados debieron asistir a sus trabajos dos horas antes que lo que lo hacen cada sábado, pero esto no fue todo: durante el jueves 29 y viernes 30 de septiembre hubo sectores del predio que fueron inhabilitados al público en general para que estuviesen impecables para el uso privado de los hijos de los funcionarios.
Un ejemplo de esto fue el espacio denominado “Cuánto mido” por el cual pasan, miden su altura y dejan su nombre los niños y las niñas. Allí se entremezclan los nombres de unos y otros y la imagen es de la comunión de los pequeños visitantes del predio de Villa Martelli.
La conducción PRO-Radical del Ministerio de Educación, indiscutiblemente, no quiso “mezclar” a sus hijos con el resto de los niños que pasan por el “Cuánto mido”: hicieron colocar (ver foto) una franja blanca que además de tapar los nombres de niños y niñas que habían pasado por ahí, les permitiera tener un espacio completamente limpio para que los hijxs del personal jerárquico pudieran medirse. Para eso, este espacio estuvo cercenado al público en general desde el jueves y fue necesario poner trabajadores de la feria a custodiar el sitio.
Otra de las áreas que mereció tratamiento especial fue la de “Jardín de Infantes”.
Uno de los proyectos que mencionan las autoridades del Ministerio de Educación de la Nación como uno de sus pilares es el llamado “3000 jardines” (ahora bautizado Universalización de la escuela inicial y obligatoriedad de la sala de 3 años), que comanda Ezequiel Christie Newbery, un ex CEO de la tabacalera Phillip Morris que actualmente se desempeña en el Estado como subsecretario de Gestión Educativa. Hasta ahora no han construido ningún jardín pero obligaron a los empleados de Tecnópolis a que hubiese uno instalado en el predio para este sábado 1 de octubre por la mañana cuando los funcionarios visitas en el lugar
Es necesario aclarar que este prototipo de jardín de infantes fue construido sólo para el fin de ser visitado por los funcionarios y sus hijos el sábado 1 de octubre porque no estaba ni disponible ni finalizado antes.
Un como si
Mauricio Macri nos tiene acostumbrados a la construcción de escenografías; el caso del colectivo en la calle de tierra fue tan burdo que hasta los propios PRO sintieron un dejo de pudor. Sin embargo, lejos de alejarse de esta mecánica comunicacional, Tecnópolis fue escenario de otra de las suyas.
El diario La Nación sostuvo en su edición del, justamente, sábado 1 de octubre que “Mauricio Macri fue al festival de cumbia en Tecnópolis: bailó y cantó con Hernán Lombardi y la ´Tota´ Santillán”.
Lejos estuvo esto de describir los hechos: Mauricio Macri no asistió al festival de cumbia, sino que llegó en helicóptero, bajó en Avenida Constituyentes, fue hacia el estacionamiento del fondo del predio y saludó y bailó con los artistas durante la prueba de sonido. Allí estuvo con el Ministro de Medios Públicos, Hernán Lombardi, pero en ningún momento se cruzó con el público que horas más tarde disfrutó del festival.
Lombardi y el Presidente parecen haberle tomado el gusto a Tecnópolis, feria a la que varios de sus simpatizantes se cansaron de llamar “Negrópolis” por la sencilla razón de que se trató siempre de un predio de acceso libre y gratuito y popular.
El 29 de noviembre de 2015, Lombardi visitó por primera vez la feria de Villa Martelli y así lo contó en su tweet.
A partir de ese momento, el Presidente utilizó el espacio para varios anuncios y actos, entre ellos el encuentro para la foto con intendentes que tuvo lugar esta pasada semana.
El gobierno actual ha elegido Tecnópolis como escenario. Sin embargo, le ha quitado la inversión y el interés en lo que respecta a su creación original: el disfrute de la mayor cantidad de niñxs de la Argentina.
En 2015 se ponían micros a disposición de alumnos de las escuelas estatales de CABA, del conurbano y de las provincias –quienes tenían, además, alojamiento-. 8000 chicos por día llegaban los miércoles, jueves y viernes a disfrutar de Tecnópolis, lo que hacía un total de 24000 niñxs y jóvenes por semana que llegaban al predio, sólo contando los asistentes en los colectivos que ponía el Ministerio de Educación.
En la actualidad, apenas asisten un total de 5000 por semana en estas mismas condiciones y no concurren estudiantes de las provincias.
Es un delito y está tipificado en el código penal
Un argumento para justificar la merma –de boca de los tecnócratas neoliberales- podría ser el ahorro en lo que algunos pueden considerar gastos superfluos del Estado. Pues bien, si esto es así, ¿cómo se le llama cerrar un predio público para uso privado de funcionarios, elaborar y financiar un catering especial para los hijxs del personal jerárquico y utilizar lo que ellos suelen llamar “recursos humanos” del Estado para ponerlos al servicio de la diversión de unos 50 hijos de autoridades de un Ministerio?
Esto en el código penal está tipificado en el artículo 261, se llama peculado y está descripto así: tomar indebidamente del péculo ajeno cuando el sujeto activo es un funcionario público; usar fondos públicos para otro destino que el originario; malversar caudales públicos. También puede hablarse de abuso de autoridad.
Y tiene una reclusión de prisión de 2 a 10 años más la inhabilitación perpetua y absoluta.