«Traje un montón de papelitos», dijo Mauricio Macri en el inicio de su exposición, en la inauguración del 52° Coloquio de IDEA, en Mar del Plata. Los papelitos eran ayuda memoria: el Presidente leyó algunos tramos del discurso que brindó, en ese mismo escenario y ante esa misma platea, un año atrás. Al cabo de las citas, los empresarios -número récord para este año: 900 inscriptos, que pagaron entre 30 mil y 50 mil pesos para poder oírlo- lo aplaudieron. Suponen los hombres de negocios que cumplió con parte de lo que había prometido: generar previsibilidad, crear un INDEC y un Banco Central independientes, designar jueces probos en la Corte Suprema, levantar el cepo cambiario y bajar la inflación.
«Hay un cambio de clima con hechos reales», dijo Macri y aseguró que existe un compromiso de empresarios locales e internacionales para invertir 48 mil millones de dólares antes de 2019. «Son valiosas las medidas que se han tomado», lo había elogiado el presidente de IDEA, Ignacio Stegmann. Pero, claro, el primer mandatario no pudo menos que reconocer que queda mucho por hacer. Insistió que el camino es pobreza cero, pese a los números negativos que trajo el INDEC que alertan de un crecimiento de más de un millón de pobres en la gestión de Cambiemos. Y citó a Perón: «La estrella polar de un país debe ser la productividad».
Macri de se guardó un anuncio para el tramo final de la noche. Dijo que ya firmó el decreto para la convocatoria a la Mesa de la Producción y el Trabajo, en la que participarán sindicalistas y empresarios. A su estilo, Macri envió algunas señales a quienes lo oían: resaltó «la madurez de los líderes sindicales» y les pidió a los empresarios que sean «generosos». Minutos antes, los había instado a exhibir «compromiso, entusiasmo y gana de superación.
El jefe de Estado fue y vino varias veces con esa idea, pidió «solidaridad» y aprovechó para recordarles, sin mencionarlo por su nombre, que hasta hace un año tenían de interlocutor a Guillermo Moreno. «Ustedes lidiaban con personajes exóticos. Si no iban a Angola en fila india los mataban», ironizó.
Durante su exposición, Macri lució distendido. En las horas previas, los participantes que se paseaban por el hotel Sheraton se preguntaban cuál iba a ser el tono del mensaje y si iba a haber algún tirón de orejas. Macri vino repasando el discurso en el avión que lo trajo a Mar del Plata junto a Horacio Rodríguez Larreta, José Torello, Carlos Melconian y Pablo Clusellas. El presidente llegó sobre la hora y se fue antes de que los mozos sirvieran el ojo de bife en cocción lenta al malbec con mousse de batata al toffi, salbvia fresca y almendras asadas.
En su mesa estaban el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey; el de Santa Fe, Miguel Lifschitz y el ex presidente de Chile, Ricardo Lagos. Macri se detuvo en Urtubey: «Es el señor marido del año. Siguiendo los consejos del presidente ha apostado al amor». Todos celebraron.
«Hay un cambio de clima con hechos reales», dijo Macri y aseguró que existe un compromiso de empresarios locales e internacionales para invertir 48 mil millones de dólares antes de 2019. «Son valiosas las medidas que se han tomado», lo había elogiado el presidente de IDEA, Ignacio Stegmann. Pero, claro, el primer mandatario no pudo menos que reconocer que queda mucho por hacer. Insistió que el camino es pobreza cero, pese a los números negativos que trajo el INDEC que alertan de un crecimiento de más de un millón de pobres en la gestión de Cambiemos. Y citó a Perón: «La estrella polar de un país debe ser la productividad».
Macri de se guardó un anuncio para el tramo final de la noche. Dijo que ya firmó el decreto para la convocatoria a la Mesa de la Producción y el Trabajo, en la que participarán sindicalistas y empresarios. A su estilo, Macri envió algunas señales a quienes lo oían: resaltó «la madurez de los líderes sindicales» y les pidió a los empresarios que sean «generosos». Minutos antes, los había instado a exhibir «compromiso, entusiasmo y gana de superación.
El jefe de Estado fue y vino varias veces con esa idea, pidió «solidaridad» y aprovechó para recordarles, sin mencionarlo por su nombre, que hasta hace un año tenían de interlocutor a Guillermo Moreno. «Ustedes lidiaban con personajes exóticos. Si no iban a Angola en fila india los mataban», ironizó.
Durante su exposición, Macri lució distendido. En las horas previas, los participantes que se paseaban por el hotel Sheraton se preguntaban cuál iba a ser el tono del mensaje y si iba a haber algún tirón de orejas. Macri vino repasando el discurso en el avión que lo trajo a Mar del Plata junto a Horacio Rodríguez Larreta, José Torello, Carlos Melconian y Pablo Clusellas. El presidente llegó sobre la hora y se fue antes de que los mozos sirvieran el ojo de bife en cocción lenta al malbec con mousse de batata al toffi, salbvia fresca y almendras asadas.
En su mesa estaban el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey; el de Santa Fe, Miguel Lifschitz y el ex presidente de Chile, Ricardo Lagos. Macri se detuvo en Urtubey: «Es el señor marido del año. Siguiendo los consejos del presidente ha apostado al amor». Todos celebraron.